miércoles, 12 de octubre de 2011

AGUSTÍN LAJE (*): PROGRESISMO RETRÓGRADO (DESDE ARGENTINA)

Desde el estrepitoso fracaso del comunismo a fines de la década del `80 a esta parte, la izquierda ha dedicado especiales esfuerzos dirigidos a modificar su ropaje discursivo. En efecto, morigeró o desechó de su retórica numerosos conceptos que remitían al marxismo más oxidado, e incorporó nuevos vocablos que le inscribían la protección de lo “políticamente correcto”.

Así pues, una de sus etiquetas preferidas es la de “progresistas”, y ha sido monopolizada con tanto vigor por estos sectores, que el subconsciente colectivo suele realizar una asociación directa, una suerte de igualación errada, entre “progresismo” e “izquierdismo”. Para mucha gente, de hecho, constituyen sinónimos.

¿Pero qué es realmente el “progresismo”? Se trata de un concepto un tanto difuso, que remite al “avance”, a lo “novedoso” y al “cambio”. La izquierda lo ha apropiado montando un astuto embuste: que el cambio en sí mismo implica progreso. Sin embargo, el cambio conduce a la superación de un estado o circunstancia determinada, en virtud de su contenido y no de su mera condición de “novedad”.

Tal engaño ha tenido por resultado una notable paradoja: quienes se autocalifican de “progresistas” en nuestro país (es decir, los izquierdistas), son en rigor de verdad los defensores de los modelos más retrógrados y atrasados del mundo.

Luego, sus ideas relativas a la necesidad de un mega Estado paternalista, su desprecio por los derechos individuales, la apología de la servidumbre y la idolatría del colectivismo (al estilo de las tribus prehistóricas) que caracteriza al sector ideológico de marras, remite no al progreso, sino a lo más arcaico y rupestre de la reseña humana.

En virtud de lo antedicho, es natural que los mal llamados “progresistas” reivindiquen y se deslumbren por regímenes dictatoriales como, por ejemplo, el de Fidel Castro o el de Hugo Chávez. Tales modelos de sometimiento, retraso y pobreza (sólo posibles mediante la represión sistemática y la anulación del hombre en tanto ser libre e independiente) implementados por éstos, en definitiva, son la realización práctica de las ideas que aquellos.

¿No será tiempo de devolverle el verdadero sentido terminológico al “progreso” y despojarles a los izquierdistas (verdaderos exponentes de lo retrógrado) tamaño rótulo?

(*) Agustín Laje tiene 22 años, es estudiante de Ciencia Política, miembro de la Red de Escritores Latinoamericanos “Plumas Democráticas” y autor del libro “Los mitos setentistas”. 
http://www.laprensapopular.com.ar/?p=2581

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.