lunes, 27 de junio de 2011

MARIA CORINA MACHADO EN ALO CIUDADANO 23/06/2011 (VIDEO)



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NARCISO GUARAMATO PARRA: ESTADO Y MERCADO [ECONOMIA AL ALCANCE DE TODOS]

La discusión entre Estado y mercado, aunque ha recobrado fuerza en los últimos años en Venezuela, no es nueva en el mundo, es la diatriba entre socialistas, Keynesianos y liberales. Veamos que representan cada uno de estas posturas del pensamiento económico y político.

El liberalismo se basa en la cooperación social y la división del trabajo, los cuales según esta doctrina, no se puede lograr sino en un sistema de propiedad privada de los medios de producción, es decir en una sociedad de mercado o capitalismo. Estos factores traen como consecuencia: la democracia, libertad personal del individuo, libertad de palabra y prensa, tolerancia religiosa y paz entre las naciones. Es función del Estado la tarea de proteger la vida, la salud, la libertad y la propiedad de sus ciudadanos contra la agresión violenta o fraudulenta (Ludwig von Mises, 1944). En la doctrina política hay una confusa dualidad, en los Estados Unidos de Norteamérica, los conservadores son los que representan el pensamiento antes descrito, los liberales son los partidos de izquierda o socialistas.

El socialismo se originó y en Alemania, basado en los escritos del filósofo Karl Mark (1816 – 1883). Los pensadores más extremistas, propugnan la nacionalización de los medios de producción y la planificación económica centralizada, y los comunistas representan la parte política más pura. También de aquí surge la Socialdemocracia y el Nacionalsocialismo (partido nazi). En los últimos años ha surgido una versión más ligera, en la cual el socialismo ha llegado a significar fundamentalmente una profunda redistribución del ingreso a través de los impuestos y de las instituciones del Estado. 

Este conjunto de medidas se conoce como: “estado de bienestar”, lo que se ha aplicado con grandes resultados en Suecia y otros países europeos, aunque en los últimos años, dado a la vejez de la población, se ha visto muy comprometida. Los que gozan del beneficio social superan en gran número a los que pagan el impuesto.

En Inglaterra surge una versión intermedia, a través del economista John Maynard Keynes (1883 – 1946). En la cual el Estado, puede intervenir en el mercado para restablecer el equilibrio en la economía.

Hemos revisado las tres corrientes más importantes del pensamiento económico que van dese el extremo a otro del papel que debe tener el mercado y el Estado en la economía. ¿Cuál es el óptimo?. Hay una anécdota sobre esto. En el año 1944, el economista austriaco y representante fundamental del liberalismo, Friedrich A. Hayek (1899 -1992) publicó su libro más popular: “Camino de servidumbre”. En el Hayek realizaba algunas concesiones a la intervención estatal. Keynes lo leyó, camino a a la conferencia de Bretton Woods (donde se creó el Fondo Monetario Internacional). El libro le gusto y suscribió el 100% del mismo, con la única advertencia de que al permitir al Estado intervenir en la economía, después era muy difícil parar la tentación de que este interviniera más y más. ¿usted que opina?.

nguaramato@gmail.com

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DESDE PARAGUAY EN ABC: NEGOCIADORES REVELARON QUE ARGENTINA AÚN NO PRESENTÓ NINGUNA PROPUESTA

Advierten maniobra chavista para modificar la cláusula democrática

El dirigente colorado Darío Filártiga advirtió ayer que el gobierno venezolano de Hugo Chávez quiere modificar la cláusula democrática del Mercosur. Diplomáticos paraguayos indicaron que hasta ahora nadie plantea cambios.

Vista de un sector del Centro Internacional de Prensa de la cumbre que habilita el presidente Lugo.

Algunos técnicos de la delegación paraguaya del Mercosur aseguraron ayer que sus pares argentinos no plantearon aún una modificación de la cláusula democrática del Mercosur. Según trascendió, la presidenta del vecino país, Cristina Fernández, busca incluir en la citada cláusula un artículo que resuelva que, en caso de amenaza de ruptura del orden democrático en un país miembro, se apliquen las sanciones contra el mismo como ser el cierre parcial o total de las fronteras terrestres, incluyendo la suspensión y limitación del comercio, tráfico aéreo y marítimo, comunicaciones y  provisión de energía. Es decir, similar a la cláusula de Unasur.

De prosperar esto, Brasil y Argentina podrían apropiarse de las represas de Itaipú y Yacyretá, respectivamente, bajo la excusa de que existe una amenaza de ruptura del orden democrático en Paraguay.

El propósito de sustituir la cláusula democrática del Mercosur significa sencillamente un intento, hasta burdo, de derribar el escollo más importante que tiene el presidente venezolano, Hugo Chávez, de incorporar a su país como estado parte en el Mercosur, advirtió  Filártiga. “Esta cláusula democrática constituye una barrera que impide la incorporación de Venezuela al Mercosur, ya que resulta imposible separarla de la conducta de su presidente, de público y notorio proceder político de corte autoritario. 

Sin embargo, el Protocolo de Compromiso Democrático de la Unasur     no contempla la defensa de los pueblos cuando las autoridades violan las constituciones.

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OSCAR ORTIZ ANTELO: BOLIVIA: ESTADO DE INDEFENSIÓN (FUENTE CATO INSTITUTE)

Del Estado de Derecho hemos pasado al Estado de Indefensión. Del principio por el cual las autoridades tienen poderes limitados por la ley y los ciudadanos derechos protegidos por el Estado, en los países chavistas, la justicia se ha vuelto un mero trámite y un instrumento de persecución política.

En Bolivia, por ejemplo, la libertad como derecho humano fundamental ha sido devaluada y convertida en un favor de las autoridades. En los casos con motivación política, la detención preventiva se aplica al menor pretexto. El más utilizado es el argumento de que existiría peligro de fuga por deficiencias en los certificados de registro domiciliario. Como estos documentos son emitidos por la Policía Nacional, una vez iniciado un juicio, a cualquier autoridad o dirigente de oposición, se le niega el documento, lo cual le sirve a los fiscales como motivo para su detención.

Una vez producida la privación de libertad, sin que se haya iniciado el juicio, las audiencias de cesación de detención son pospuestas por los jueces sin mayor justificación. En el caso del presidente de la Asamblea Legislativa de Santa Cruz, la primera audiencia fue pospuesta porque la jueza a cargo tenía un seminario. La siguiente fue determinada para diez días después y también fue postergada porque faltó el secretario de la jueza. La tercera ha sido determinada para quince días más tarde por problemas de agenda de la jueza. Obviamente, estos procedimientos vulneran los principios más elementales de protección a un derecho humano fundamental, como es la libertad.

Todo esto sucede gracias a una justicia sometida y atemorizada frente al poder político del Movimiento al Socialismo. Las más altas autoridades judiciales han sido nombradas a dedo por el presidente, con lo cual no tienen la autoridad moral para administrar una justicia con real independencia. Los jueces más honestos, les piden a los procesados que los recusen para evitar cometer una injusticia, aduciendo que de lo contrario ellos serían procesados y terminarían en la cárcel. No es casualidad que naciones como Brasil, Perú y Paraguay hayan otorgado refugio político a más de cien ciudadanos bolivianos.

A pesar de los múltiples tratados internacionales sobre los Derechos Humanos vigentes en Latinoamérica, los mecanismos previstos en los mismos carecen de oportunidad y eficacia para brindar una protección real a los derechos humanos de los perseguidos políticos. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha recibido denuncias de bolivianos que se sienten perseguidos desde hace varios años, sin que hasta hoy hayamos recibido por lo menos una visita de verificación in situ. El Alto Comisionado de las Naciones Unidos para los Derechos Humanos, a través de su representante en Bolivia, actual mediante un silencio cómplice y complaciente frente a las violaciones de los derechos humanos de los opositores.

Es en esta realidad e indefensión que debemos luchar democráticamente si queremos volver a vivir en una sociedad de personas libres.

http://www.elcato.org/bolivia-estado-de-indefension
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TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ: SEIS MESES DEL RENACIMIENTO DEL MEDITERRÁNEO

El comienzo, en Túnez, parecía marcar una diferencia con la tradición de golpes militares y de sustitución de gobiernos autoritarios por otros gobiernos autoritarios. Ahora subyacía un reclamo democrático y una exigencia de mejora en las condiciones de vida. Europa miraba los sucesos con su extraña persistencia en considerarlos ajenos, mientras Estados Unidos, un tanto más alerta, iniciaba un proceso de interés que bien podía dirigirse a la mediación y a la preservación de antiguos aliados.

El contagio a los vecinos tal vez hizo mirar mejor a través de la ventana. La crisis egipcia, particularmente, la espectacular caída de Hosni Mubarak por una revuelta callejera que partía de la emblemática plaza de Tahrir, desató el interés norteamericano por una inevitable transición y, en consecuencia, comenzó a mover las viejas piezas de los fieles para preservar sus intereses en un país que había sido el mejor aliado en el difícil equilibrio del Oriente Medio.

La historia la conocemos, con sus consecuenciales matanzas en Yemen, en Libia y Siria y con sacudidas en Marruecos y Argelia, en menor escala, y en Jordania y Bahrein. Corrupción, autocracia, desempleo, déficit de dignidad humana y falta de futuro para los jóvenes se habían conjugado en un coctel preciso que estaba produciendo la primera gran revolución del siglo XXI.

Los árabes, despreciados en su capacidad de movilización interna y puestas en dudas sus capacidades democráticas, estaban pasando, ante los ojos atónitos, por encima de los déspotas que habían recibido cheques en blanco de sus aliados occidentales para, supuestamente, mantener a raya a un incierto peligro islamista en el cual justificaban sus tropelías dictatoriales que les permitía mantener en los bancos de esta parte occidental del mundo grandes cantidades de dinero confundidas en las cuentas como propiedad del dictador específico y/o del Estado que regentaban. La juventud excluida salió a poner las víctimas para sacudirse la corrupción y la represión política y social.

Por alguna parte se había colado un enfoque progresista de las cuestiones sociales, incluida la situación de la mujer. La tecnología había abierto los canales de Internet y de las redes sociales  que fueron esenciales para las convocatorias -y también la de los teléfonos móviles- y para poner en los ojos de la juventud la ilusión de otra manera de vivir. Pero también la televisión, como el programa Bab al hara (La puerta del barrio) o las transmisiones de Al Yazira.

Se conjugaron, entonces, los núcleos urbanos juveniles, los grupos islámicos que entendieron debían montarse en el indetenible carro democrático, los ejércitos contagiados y divididos entre quienes debían lealtad a los viejos regímenes y quienes miraron los ojos de los jóvenes y lo entendieron todo, más las masas urbanas empobrecidas que midieron nada tenían que perder. El levantamiento a cualquier precio fue la orden perentoria emanada de la confusión y de la indefinición. La incertidumbre es lo propio de este tipo de sacudidas históricas. Hablamos de revolución árabe sin olvidar las diferencias de país a país, pero sin olvidar tampoco el obvio hilo transmisor que las une a todas.

El viejo socialismo encarnado en un líder militar o el fanatismo religioso fueron superados por un ansia democrática convertida en el motor esencial. Se trata de países islámicos donde ante los ojos de la incredulidad comienza a plantearse la identificación posible entre una religión calificada arbitrariamente de no apta para el ejercicio de la libertad y el camino democrático. No es por ello casualidad que los jóvenes agrupados en la emblemática plaza de El Cairo citaban constantemente a Turquía. La vertiente fundamentalista parecía derrotada, aún cuando los dictadores tambaleantes acusasen a Al Qaeda de estar detrás de las revueltas y aún intentasen vender a occidente esa versión que les permitiese seguir recibiendo la ayuda estabilizadora.

Obviamente lo importante era, y es, sacudirse las viejas formas políticas dictatoriales, pero el asunto de las nuevas formas sociales y económicas queda pendiente. Un régimen puede ser derrocado en días, pero la construcción de una nueva realidad sustitutiva toma décadas, de manera que la observación pertinente es que la revolución árabe apenas comienza.

Los momentos de esplendor del mundo árabe parecían escondidos en la historia. La dominación de parte de la península ibérica y la extensión de la civilización islamo-árabe hasta los confines de Asia, la insurgencia tras las decadencias griega, romana y persa, el aporte inestimable a la civilización.


La ocupación bajo el imperio otomano, el colonialismo europeo como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, la influencia dominadora gringa después de la Segunda. El mundo árabe apenas insurge en 1952 con el nacionalismo de Gamal Abdel Naser que hace retumbar de nuevo su voz en el mundo de mitad del siglo XX. Desde allí aparece el Gadafi del Libro Verde y la degeneración de la esperanza en dictaduras personalistas. De nuevo el mundo árabe decae y los vicios más atroces se instalan en monarquías hereditarias y en líderes socialistas convertidos en vulgares tiranos.

Pero el mundo evolucionaba y la revolución tecnológica de la comunicación, más el acceso al conocimiento, hacían su efecto sobre la juventud y surgían las preguntas y los desafíos. Ya no venía la información exclusivamente de los controlados medios oficiales, las perspectivas se ampliaban y los complejos establecidos falsamente sobre este pueblo comenzaban a agrietarse. No estaban condenados a la avaricia de monarcas o de dictadores que confunden el dinero del Estado con sus propias fortunas mal habidas, la libertad y la posibilidad de crecimiento humano comienzaban a empujar el renacer de una conciencia sepultada en el pasado.


Hay en curso una revolución en el mundo árabe. El amontonamiento de causas de todo tipo (históricas, políticas económicas, climáticas y sociales) lo ha hecho posible. Tiene pocos meses y sus verdaderos resultados tardarán años en verse, pero ya a nadie le puede caber la menor duda que los pueblos árabes han retomado un protagonismo de la historia y que pueden darnos grandes aportes civilizatorios. No se tiene un pasado de esa magnitud para despertar y caer de nuevo en el letargo. Sobre el Mediterráneo deberá Europa observar, desde su desfallecimiento, el renacer de quien no es su enemigo sino el justo aliado para una alianza de civilizaciones que conforme al planeta del siglo XXI.

teodulolopezm@yahoo.com
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ZENAIR BRITO CABALLERO: EL PODER GUBERNAMENTAL O POLÌTICO Y EL PERIODISMO

De los estudiosos del poder gubernamental y político surgen teorías a cada rato. Es un tema de nunca acabar. Así, a partir del siglo XIX se entronizó la teoría del cuarto poder referido al periodismo, por su impacto e influencia en la comunidad.. En Venezuela se ha sido dicho que quien tiene la información tiene el poder, con lo que se consolida el imperio de los comunicadores que atacan o defienden, llamando a discusión.

Ya no se discute si los periodistas influyen en la toma de decisiones sino quién influye más. Quién le habla al oído al mandatario de turno, quiénes son el centro de atención por sus escritos de apoyo o de oposición que inflan las ventas del medio para el cual trabajan son los cacaos del periodismo, los mandamases, que a veces asumen una postura pública de fingida humildad a sabiendas que manejan los hilos del poder.

La historia nos trae ejemplos de casos en los que el periodista incurre en el peor de los defectos, la vanidad y por ello llega al desprestigio de los contrarios para ser incondicional al partido de gobierno o al presidente, y siguiendo un impulso de superioridad que confunde con independencia se lanza a informar u opinar en contra de los intereses de sus patronos,  provocando su defenestración.

Porque no nos digamos mentiras, los conglomerados económicos manejan los periódicos y emisoras, y con ello logran acallar las voces disidentes y encaminar la opinión hacia lo que quiere que diga el gobierno. En los tiempos que corren los medios de comunicación gubernamentales se han convertido en jueces, como punto de cierre de un círculo diabólico que nace en el ejecutivo y subsume al legislativo, para que las cosas no cambien. Se advierte un incesante ataque a las altas cortes, magnificando cualquier desliz verbal o conducta humana medianamente reprochable, con el propósito de someter a la justicia.

El papel de jueces se advierte en la condena por anticipado a aquél contra el cual se inicia una indagación preliminar. Ahora que, para eliminar la posibilidad de una demanda indemnizatoria o de un denuncio por calumnia e injuria, acuden al expediente de usar los términos “presunto” o “supuesto”, creyendo  paliar los efectos del barullo que arman en la titulación o en el contenido de la noticia.

Por el contrario, cuando la investigación compromete a alguien cercano a sus afectos, a su partido o a su conchupancia política la omiten, o, en el mejor de los casos, la minimizan, llevándola a una sección poco leída o escuchada. Ser independiente no consiste en mostrarse desvergonzado, altanero o provocador, sino en buscar la verdad a toda costa y defenderla. Eso acrecienta la dignidad del ser humano que escribe y denuncia y hace grande al comunicador social, a los articulistas y columnistas de opinión.

En cambio, ser tendenciosos como lo son los medios del gobierno tanto televisivos como impresos, por conveniencia o por mandato superior, disminuye la credibilidad en ellos. Obtener reconocimientos públicos es el secreto mejor guardado de los comunicadores. Afirman no aspirar a ninguno pero se mueren por ellos. De hecho, ningún galardonado expresa en el momento de recibir su trofeo que lo tiene merecido.

 Todos emplean la fórmula casi sacramental de decir “gracias por este inmerecido reconocimiento”. No hay  que hacerse mala sangre por ello, forma parte de los lugares comunes socialmente  aceptados. Estas reflexiones que hoy aquí hago, son aplicables de igual manera a las empresas periodísticas. Irán al fracaso si usan este poder en provecho personal o como plataforma de lanzamiento hacia otros destinos como los politiqueros. Podrán tener muchos lectores u oyentes, gozarán de muy buena pauta publicitaria, pero se hundirán finalmente por falta de credibilidad.

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NELSON MAICA C: RECUERDO ECONOMÍA SOCIAL DE MERCADO (ESM)

 ¿Nos acordamos del modelo económico denominado Economía Social de Mercado (ESM)? Claro que no. ¿Quién se va a acordar de eso en estos tiempos? Nadie. 

Deberíamos recordarlo. Vamos.

La Economía Social de Mercado fue el resultado de una y/o varias grandes catástrofes tanto políticas como económicas, una:
01.       Alemania destruida después de la Segunda Guerra Mundial
02.       Freiburger Schule: Los intelectuales buscando, creando, una solución
03.       Konrad Adenauer y Ludwig Erhard instalaron la ESM en Alemania

Mucho tiempo después, Ludwig Erhard, Minister of Economic Affairs, 1949-1963, dejo asentado: “The German Model can be seen as one of the best solutions to combine ¨the eficiency of the market and the principle of freedom on the one hand with a social balance on the other¨. (El modelo alemán se puede ver como una de las mejores soluciones que combina la eficiencia del mercado y el principio de la libertad con equilibrio social).

Otros lo denominaron: “El milagro Alemán” porque con ayuda, básicamente de USA, y un gran esfuerzo y dedicación, por parte del pueblo alemán, se observaron logros importantes, tales como:

01.       Altos índices de crecimiento hasta 1970
02.       Rápida reducción del desempleo hasta 1970
03.       Alto nivel de vida
04.       Un índice ¨Gini¨ muy bajo: 0,3
05.       Pocos días perdidos por huelgas
06.       Campeón mundial en exportaciones

¿Pero en qué consistió la Economía Social de Mercado? Observamos. Se partió de un análisis. A ese análisis (detectar el problema) se le denomino, por parte de algunos, diagnostico de “La enfermedad alemana”, ¿Cuál era esa enfermedad?, porque se manifestaba y se mostraba en:
01.       Aumento del desempleo hasta el año 2005
02.       Altos costos de seguridad social (entre 20 y 45% del costo total de los costos del trabajo)
03.       Bajos índices de crecimiento durante los años 90
04.       Crecimiento de la deuda publica (65% del PIB)
05.       Falta de incentivos para trabajos mal remunerados (“Sozialhilfe”) – Mercado laboral “hiper-regulado” e inflexible
06.       Falta de competitividad: “La economía alemana es competitiva, la mano de obra alemana en Alemania no.” (Prof. Jörg M. Winterberg)

Se escudriño, se investigo muchísimo dentro del pueblo alemán para identificar algunos de los valores y principios que pudieran sustentar una política económica, con la participación de todos, capaz de sacarlos del desastre, del abismo donde estaban y, luego de profusos debatas, acordaron lo siguiente:
01.       Que la Economía Social de Mercado debería estar enmarcada dentro de los principios del humanismo cristiano, compartido por la mayoría calificada de los Alemanes: un balance entre libertad individual y responsabilidad social
02.       Subsidiaridad, Solidaridad y Libertad: el individuo es el núcleo de la sociedad
03.       Ordo Liberalismo con un rol destacado del estado (“tan poco estado como sea posible, tanto estado como sea necesario”)

¿Cuáles elementos fueron fundamentales para implementar esa política económica de salvación? Solo cinco:
01.       Propiciar un contexto de competencia a través de los mecanismos de precios
02.       Primacía de una moneda estable
03.       Mercados abiertos
04.       Prioridad para la propiedad privada
05.       Constancia de la política económica

¿Cómo evaluar y regular la implementación de esa ESM? Mediante mecanismos expeditos:
01.       Una clara Política anti-monopólica, incluyendo al propio Estado
02.       Sistema de impuestos basado en el impuesto progresivo sobre los ingresos
03.       Sistema de seguridad social (seguro medico, seguro de pensiones, seguro contra el desempleo)
04.       Sistema de educación con “igualdad de oportunidades”

¿Cuál fue el resultado obtenido para los años 2005/6? Fue el siguiente:
01.       El crecimiento mas alto que el promedio regional
02.       Reducción de la taza del desempleo
03.       Aumento de la “confianza” (IFO-Index)

“The German economy is on a sounder footing than at any time since reunification” (La economía alemana esta mas sólida que en cualquier momento desde su reunificación) The Economist, 5/2007

¿Se terminaron los problemas? Claro que no, siguen, pero Alemania salio del abismo y, según, comentaristas, se reivindico como “la locomotora económica de Europa”.

¿Cuáles problemas siguen y, por ahora, podemos mencionar?
01.       El desafío demográfico
02.       El financiamiento del sistema social, vinculado con los costos del trabajo
03.       El costo de la reunificación

¿Cómo observamos a Centro y Sur América desde la anterior experiencia? ¿Qué tienen en común? A vuelo de pájaro, podemos resaltar:
01.       Sus tradiciones cristianas
02.       Estados en su mayoría con algún tipo de democracia representativa y uso del voto, elecciones
03.       Todavía marcada desigualdad social que causa inestabilidad social y política y económica
04.       La presencia del militarismo, caudillismo jurasico en algunos países.

¿La Economía Social de Mercado, tal como sucedió en Alemania, podría ofrecerles una solución?

Aparentemente se trato de implantar. Los partidos socialdemócratas y socialcristianos y los socialistas comunistas tienen años intentándolo por todas las vías, incluso por la fuerza bruta. Allí esta el caso Venezuela. Cuba. Nicaragua. Bolivia. Panamá. Colombia. El Cono Sur. Centro América. Brasil. Ensayo y error; mas persistencia en el error que en el acierto. Y los pueblos sometidos. El devenir continúa.

Ludwig Erhard, Minister of Economic Affairs (1949-1963), a quien Alemania le tributa gran parte de su éxito económico consideraba que: “The most social with the Social Market Economy is, that it creates efficient markets and makes the biggest possible number of people independent of the welfare state.” (Las sociedades con economía social de mercado son mejores, crean mercados eficientes y hacen posible que un número mayor de personas no dependa del estado para vivir). Experiencia a la vista.

¿Cómo hace, hoy, un pueblo como el venezolano para quitarse de encima, por vía democrática, un grupo de ex militares golpistas, jurasicos, que se apoderaron del poder y traicionaron la patria subastando su soberanía, para encontrar y descubrir el camino al desarrollo, a vivir mejor?

El pueblo y sus lideres deben encontrarlo y pronto; pero, tal como la experiencia apunta, eso es posible solo con ayuda externa, del mundo democrático plural, en lo político primero, para luego pensar y actuar en la solución económica. Así lo veo.

Tips:
01.       ¿Deberíamos impulsar, desde ya, lo relativo a la enmienda constitucional para la no reelección?
02.       Lo importante, aquí, ahora, es acrecentar el entusiasmo de la gente, del pueblo, del ciudadano, por el pronto cambio de este nefasto régimen; reconquistar la libertad, la democracia plural, la soberanía, la moral, la salud de la Republica. Exigir, con valor, el cumplimiento de la constitucion99. Lo otro es un problema entre médicos y paciente. ¿Por qué y para qué tanta propaganda inútil? ¡El pueblo, el ciudadano, ya siente que se le esta manipulando, engañando y pasara factura!
03.       ¡Y todavía no arreglan la calle los samanes en el Paraíso, Caracas! Maulas.

 “Una mentira no tendría ningún sentido a menos que sintiéramos la verdad como algo peligroso”. Alfred Adler, 1870-1937, austriaco, fundador de la Psicología Individual.

Caracas, Venezuela, 16/06/2011.

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AIPOP: FORO LA ECONOMIA EN EL SIGLO XXI -INVITACION-



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La actitud mental es lo único en tu vida sobre lo cual puedes mantener control absoluto. Si tienes una actitud positiva hallarás la verdadera riqueza de la vida. 
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ANALITICA. EDITORIAL: BICENTENARIO EN UN PAÍS DIVIDIDO

Hoy los venezolanos tenemos que exigirle a nuestros dirigentes que termine la división artificial del país

Es lamentable que estemos llegando al bicentenario de nuestra gesta emancipadora con un país más dividido que nunca.  El maniqueísmo característico del actual régimen ha separado a los habitantes de Venezuela en buenos y malos, los buenos son los que se ponen sin cuestionar la franela roja, aceptan sin chistar todo lo que diga el comandante y creen ciegamente que en Venezuela se está produciendo cambios revolucionarios que transformarán al país en algo parecido a la isla de la felicidad. Los malos, tildados de derechistas, contrarrevolucionarios y muchos epítetos más, son aquellos que se niegan a aceptar el pensamiento único, desean que exista la separación de poderes y creen que la libertad es fundamental para asegurar el desarrollo de la nación.

Es absurdo que en pleno siglo XXI se pretenda dividir al país por razones pseudo ideológicas.  Si venimos al caso es difícil clasificar al gobierno como de izquierda, a menos que se considere que la mejor expresión de ese término  es el estalinismo que pareciera ser la corriente dominante de la actual dirigencia. Y ciertamente calificar como de derecha a más de la mitad de la población venezolana no parece coincidir con las encuestas que se refieren a la preferencia política de los venezolanos. De todos modos hoy, en un mundo globalizado, seguir  utilizando las expresiones izquierda y derecha que se originaron en la Asamblea durante la Revolución Francesa carece totalmente de sentido. La mayoría de los gobiernos del mundo actúan con una combinación de criterios que tienen elementos de lo que en un tiempo se calificó como de izquierda y  de derecha.  Cómo pueden denominarse  hoy en día a los gobiernos de China, Rusia, Estados Unidos, Brasil,  España, Colombia, México, Inglaterra, Vietnam y tantos otros que buscan un equilibrio entre crecimiento económico y justicia social.  Se puede decir que los hay más y menos democráticos, pero ninguno es en el sentido clásico de la expresión ni de derecha ni de izquierda. Eso sí quedan algunos gobiernos como el de Corea del Norte y el de Cuba que se autodenominan como comunistas y que, en realidad, son satrapías familiares.

Hoy  los venezolanos tenemos que exigirle a nuestros dirigentes que termine la división artificial del país. Es imposible superar la crisis  con la creencia de que la mitad del bote que se está hundiendo es la de los que no piensan como nosotros. Si naufragamos lo haremos todos pero para evitar que ello ocurra debemos remar juntos.

editor@analitica.com

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NICOLÁS MÁRQUEZ: SOMOS TODOS PROGRESISTAS (DESDE ARGENTINA)

De las candidaturas presidenciales en danza, ya se confirmó que las más relevantes serán: Cristina Fernández (progresismo corrupto), Ricardo Alfonsín (progresismo sin testosterona); Eduardo Duhalde (progresismo grasa), Elisa Carrió (progresismo místico); Hermes Binner (progresismo flemático); Alberto Rodríguez Saá (progresismo feudal); Jorge Altamira (progresismo trotz-quiste).

Vale decir, tenemos un racimo de versiones del progresismo, como si estas inminentes elecciones fuesen no una oportunidad para apreciar las diferentes ópticas filosóficas en pugna, sino una mera interna de candidatos con ideas repetitivas, redundantes e incontrastadas. El único candidato que “amagaba” con tibieza y discreción diferenciarse ideológicamente del gobierno (en al menos dos o tres anécdotas) es el timorato de Mauricio Macri, que como se sabe, nunca deja de ser un pálido puntero municipal.

En Argentina no tenemos un solo candidato similar a un Piñera, un Uribe, una Keiko o un Rajoy (por citar actuales de la política hispanoahablante).

En suma, tenemos que optar entre el progresismo “malo” y el progresismo “bueno”, pero progresismo es lo que al fin tendremos. Una sociedad enferma sólo puede engendrar líderes enfermos. Mutatis mutandis, una sociedad progresista sólo puede engendrar líderes progresistas.

Ocurre que la sociedad argentina en su mayoría es progresista. ¿Será por eso que no progresa?

La Prensa Popular | Edición 7 | Lunes 27 de Junio de 2011
http://www.laprensapopular.com.ar/?p=512

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LA ALIANZA DEMOCRÁTICA NACIONAL (ADN), DE HONDURAS. MANIFIESTO PÚBLICO

MANIFIESTO

La Alianza Democrática Nacional (ADN), organización que agrupa a la Sociedad Civil de la zona norte de la República, al pueblo hondureño en general y al Presidente de la República, don Porfirio Lobo Sosa en particular, hace saber:

Que consideramos que ningún acuerdo político está más arriba de la independencia de poderes, de nuestras instituciones democráticas y mucho menos de la autodeterminación de nuestro pueblo para solventar por nosotros mismos los problemas internos que nos aquejan. So pena de nulidad, ningún acuerdo puede estar por encima de la observancia de las leyes internas de nuestro país, de manera que la presencia de personeros extranjeros para revisar nuestro accionar judicial, no hace más que debilitar la independencia de poderes, el cual cuenta con el apoyo del pueblo hondureño quien mira su presencia en nuestro país, como un pueril intento de intimidación, sin mencionar el socavamiento de las bases del Poder Judicial como tal.

Que consideramos el protocolo de su reunión secreta con personeros de la Embajada de Venezuela en Honduras, como una preocupante sumisión de nuestro gobierno, ante las intenciones de establecer en Honduras el Socialismo del Siglo XXI, el cual consideramos que no vendrá a paliar los problemas que aquejan a nuestro pueblo y que por el contrario, por la experiencia vista en las naciones donde ha sido implantado, en nuestro país se convertirá en otro agente que nos hundirá más en el subdesarrollo y la pobreza.

Que la Alianza Democrática Nacional expresa su rechazo a la nueva tasa de seguridad en su forma pero no en su fondo. Que comprende y acepta que la seguridad nacional es tema de todos, sin embargo cree que para que nuestra Policía Nacional sea recipiente del sacrificio económico del pueblo hondureño, deberá pasar primero como una condición "sine qua non", por una profunda transformación y depuración que la convierta en una institución limpia, transparente y merecedora de un esfuerzo de tal magnitud, de lo contrario se estará sacrificando al pueblo sin avizorar resultados a corto, mediano o a largo plazo.

Que condenamos cualquier agenda secreta que violente nuestra soberanía o que pretenda subyugar la libertad de los hondureños a través de engaños sobre una consulta popular con la intención de derogar la Constitución de la República, pues ésta establece claramente los mecanismos a través de los cuales deben realizarse las reformas y claramente establece que cualquier intención de derogarla, por el medio que se pretenda utilizar, no sólo es por sí misma nula sino que también constituye un acto de TRAICIÓN A LA PATRIA.

Que rechazamos rotundamente el lenguaje populista y divisionista con que el Presidente de la República don Porfirio Lobo Sosa se refiere en sus intervenciones, a cualquiera que se oponga a las medidas por él dispuestas, sobre todo viniendo de un gobierno que llego al poder mediante una campaña proselitista que pregonaba no la división, sino la reconciliación del pueblo Hondureño.

Reiteramos al Señor Presidente de la República, nuestra intención de apoyo incondicional en los cambios sociales que tiendan a mejorar las condiciones de vida del pueblo hondureño y el fortalecimiento y no el detrimento, de nuestro sistema social y democrático.

San Pedro Sula, Junio 25, 2011.

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DESDE PARAGUAY EN ABC: NEGOCIADORES REVELARON QUE ARGENTINA AÚN NO PRESENTÓ NINGUNA PROPUESTA

Advierten maniobra chavista para modificar la cláusula democrática

El dirigente colorado Darío Filártiga advirtió ayer que el gobierno venezolano de Hugo Chávez quiere modificar la cláusula democrática del Mercosur. Diplomáticos paraguayos indicaron que hasta ahora nadie plantea cambios.

Vista de un sector del Centro Internacional de Prensa de la cumbre que habilita el presidente Lugo.

Algunos técnicos de la delegación paraguaya del Mercosur aseguraron ayer que sus pares argentinos no plantearon aún una modificación de la cláusula democrática del Mercosur. Según trascendió, la presidenta del vecino país, Cristina Fernández, busca incluir en la citada cláusula un artículo que resuelva que, en caso de amenaza de ruptura del orden democrático en un país miembro, se apliquen las sanciones contra el mismo como ser el cierre parcial o total de las fronteras terrestres, incluyendo la suspensión y limitación del comercio, tráfico aéreo y marítimo, comunicaciones y  provisión de energía. Es decir, similar a la cláusula de Unasur.

De prosperar esto, Brasil y Argentina podrían apropiarse de las represas de Itaipú y Yacyretá, respectivamente, bajo la excusa de que existe una amenaza de ruptura del orden democrático en Paraguay.

El propósito de sustituir la cláusula democrática del Mercosur significa sencillamente un intento, hasta burdo, de derribar el escollo más importante que tiene el presidente venezolano, Hugo Chávez, de incorporar a su país como estado parte en el Mercosur, advirtió  Filártiga. “Esta cláusula democrática constituye una barrera que impide la incorporación de Venezuela al Mercosur, ya que resulta imposible separarla de la conducta de su presidente, de público y notorio proceder político de corte autoritario. 

Sin embargo, el Protocolo de Compromiso Democrático de la Unasur     no contempla la defensa de los pueblos cuando las autoridades violan las constituciones.

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ALBERTO RECARTE: EL CASTRISMO: UNA HERENCIA ECONÓMICA CATASTRÓFICA.

Cuba es el país que más ayuda exterior, en términos absolutos y relativos, ha recibido del mundo al que intentó exportar su revolución.

En este trabajo, publicado en el número 135 de la revista Estudios Empresariales de Deusto Business School – Campus de San Sebastián, se expone la política económica del castrismo, sus concepciones y sus consecuencias. Esta comenzó siguiendo el dictado del Che Guevara pretendiendo eliminar hasta el mismo dinero. Luego se convirtió a la planificación central. De la Unión Soviética recibió abundantes subvenciones, pero su desaparición le obligó a adoptar incentivos. La Venezuela chavista volvió a garantizar la supervivencia del régimen dictatorial de los Castro. Por todo ello, Cuba es el país que más ayuda exterior, en términos absolutos y relativos, ha recibido del mundo al que intentó exportar su revolución.

La falta de un sistema económico mínimamente racional y eficaz explica su triste situación actual: su capacidad de producción mengua sin cesar y todo cuanto logra es mantener un nivel de vida mínimo. Lo más triste de todo es que a la oligarquía castrista lo único que les preocupa es reformar su economía para mantener su poder absoluto.

Hace mucho tiempo que no hay datos fiables, siquiera aproximados, sobre la economía cubana. Desde 1959 a 1969, el castrismo fue guevarista, empeñado en la destrucción de la contabilidad y del dinero como medio de pago. Tras el fracaso de la zafra de los 10 millones, en 1969, el castrismo se convirtió a la planificación soviética. Por unos años, hasta que la subida de los precios del azúcar en el periodo 73-76 y el aumento de la ayuda de la URSS permitieron a Castro involucrarse en las guerras africanas: Angola, Somalia, Etiopía y Eritrea fueron algunos de los países en los que hubo ejércitos cubanos desde 1976 hasta mediados de los ochenta. La economía cubana pasó a ser la de un país en guerra, volcada a la intervención exterior, sometida a las necesidades de los grandes ejércitos a los que acompañaban sanitarios y educadores. La perestroika de Gorbachov puso fin a las intervenciones exteriores del ejército cubano. La caída del muro en 1989 y la desaparición de la URSS dejaron a la economía cubana sin los subsidios soviéticos que supusieron, como mínimo, alrededor del 30% de su PIB anual desde 1970 a 1990. La economía cubana entró, entonces, en lo que se denominó un “periodo especial”, caracterizado por la adaptación a una situación en la que la ayuda soviética había desaparecido. Fue el segundo periodo desde 1959 –el primero ocurrió entre 1970 y 1976– en el que el líder máximo aceptó la introducción legal de algunos incentivos económicos, hasta que la conquista del poder por Chávez en Venezuela permitió, desde principios del nuevo siglo, recuperar subsidios del exterior y asegurar que la población no pasara hambre. Fidel Castro eliminó entonces algunas reformas e intentó retomar los principios guevaristas. Cuba volvió a ser “anti-capitalista” sin intentar, siquiera, la planificación. La enfermedad de Fidel Castro y los límites de la ayuda de Chávez obligaron, hace ahora alrededor de cinco años, por tercera vez a iniciar otra política de reformas para permitir que una mínima racionalidad elevara la producción y el comercio de alimentos y algunos otros productos básicos. Ésta ha sido la historia de la política económica del castrismo. El siguiente capítulo comenzará cuando muera el tirano.

«Lo único que preocupa a la oligarquía castrista es cómo reformar la economía para mantener el poder político absoluto de la nomenclatura.»

Mientras en el exterior discutimos sobre si el régimen castrista evolucionará hacia un modelo chino o vietnamita, en el interior lo único que preocupa a la oligarquía castrista es cómo reformar la economía para mantener el poder político absoluto de la nomenclatura, en la que participan la familia Castro, los mandos militares, la policía política y los burócratas del régimen. En la duda, se ha depurado a los que querían más cambios y más poder, y se ha optado, nuevamente, por la represión política y autorizado unas mínimas reformas para evitar las hambrunas.

En la Cuba castrista no hay estadísticas fiables, ni mediciones homogéneas de la actividad, ni un sistema de precios que permita asignar los recursos en función de su rentabilidad. Hay precios que no se han movido desde principios de los años 60, otros de los 70, los 80 y los 90, hasta precios actualizados –algunos, incluso, en dólares– para un pequeño conjunto de bienes de importación que se pueden adquirir por toda la población o por pequeños grupos, seleccionados con criterios políticos. Desde 1993 hasta 2004, en Cuba convivieron tres monedas: el dólar norteamericano, el peso cubano convertible –que tenia la misma cotización que el dólar– y los pesos nacionales, que tenían un tipo de cambio oficial de 24 pesos nacionales por 1 peso convertible. En 2004, aprovechando la mejoría que supuso la ayuda venezolana, se prohibió la circulación del dólar norteamericano. En 2005 el peso convertible fue revaluado un 8% en relación con el dólar. En 2011 se ha vuelto a la paridad peso convertible-dólar norteamericano para intentar mejorar la competitividad del sector turístico.

El único factor de homogenización para medir lo que se produce y lo que se invierte es el conjunto de precios del mercado negro en el que se comercializan dólares, pesos convertibles, pesos nacionales no convertibles y algunos bienes y servicios. En este mercado, la oferta y la demanda fijan precios; precios que, obviamente, dependen de la cantidad de pesos que pone en circulación el Banco Central, de la cantidad de pesos convertibles que tiene a la población –por transferencias de los exiliados a sus familias–, del suministro de productos alimenticios que se permite que los campesinos vendan en los mercados y algunos servicios que, legal o ilegalmente –en su mayoría– se comercializan también en esos mercados, y de la importación de bienes de consumo, duraderos y no duraderos, que lleva a cabo el Estado cubano y que legal –y sobre todo ilegalmente– terminan, también, en el mercado negro.

Estos precios, precios del mercado negro, no existen para las autoridades. De hecho, los responsables económicos no utilizan ningún sistema de precios para tomar decisiones económicas. Saben que los oficiales son ficticios. Las decisiones económicas se toman por los “planificadores” en función de las carencias; por ejemplo, la falta de carbón para poner en funcionamiento las centrales térmicas existentes, la falta de transportes para la población, la falta de camiones para mover mercancías, las faltas graves de alimentos, de medicinas, de camas de hospital o de quirófanos. Y, por supuesto, la falta de energía eléctrica. Los salarios, por su parte, se fijan para que la mayoría pueda pagar los mínimos suministros que se consiguen con la raquítica cartilla de racionamiento, con los que es imposible vivir. En eso consiste la política económica. En intentar resolver los cuellos de botella que se presentan y que nadie muera de hambre. El resto es un lujo. Lo es la alimentación no racionada, la vivienda, la electricidad, los libros, la atención hospitalaria, las medicinas, los coches y camiones, los carburantes, el vestido, el calzado…


«Nadie puede disponer de medios económicos suficientes para vivir al margen de lo que decida el líder máximo.»

El castrismo, como ideología, sólo tiene un dogma: que “el comandante” es el único cubano con capacidad para pensar y decidir lo que necesitan sus súbditos. El dogma tiene dos caras: la primera que el poder tiene que ser absoluto; la segunda, que nadie pueda disponer de medios económicos suficientes para vivir al margen de lo que decida el líder máximo. El gran enemigo es, en esta elemental ideología, la propiedad privada. Por eso se nacionalizaron primero y se estatizaron después todos los medios de producción, desde las fábricas hasta los comercios, desde la tierra hasta las oficinas o los medios de transporte. Fidel Castro se ha disfrazado con todo tipo de ropajes a lo largo de los interminables 52 años en los que ha ejercido la tiranía. Ha sido guevarista, soviético ortodoxo, golpista en América Latina, militar en África, colaborador de narcotraficantes, incluso cercano al sistema capitalista a mediados de los 70, pero siempre ha tenido claro un principio: en Cuba nadie debe poder ganarse la vida autónomamente de una forma continuada. Siempre ha tenido claro que la propiedad privada es el germen de la libertad de pensamiento. Y en Cuba sólo él se considera con capacidad para pensar correctamente y decidir lo que conviene a todos y cada uno de los 11 millones de cubanos.

En los tres momentos de mayor riesgo político y económico del régimen, el primero después del fracaso de la zafra de los 10 millones de toneladas, el segundo tras la desaparición de la URSS y, el tercero, el actual –con ayuda venezolana, pero limitada–, los responsables económicos, siempre dirigidos por Raúl Castro, han hecho algunas reformas que han consistido en permitir cierta libertad económica para producir alimentos, para comercializarlos y para abrir pequeños negocios. Vigilando siempre que ningún cubano pudiera tener demasiados ingresos. La propiedad privada sigue siendo, y es, el enemigo. A pesar de que cada vez que se liberaliza la actividad económica, aumenta la producción y mejora el bienestar de la población. La actividad normal, la pública, es ineficiente, pesada, corrompida, militarizada o cedida parcialmente a empresas extranjeras. Se administra por la burocracia castrista.

Con este “sistema”, por llamarlo de alguna forma, económico –algo que los progresistas de este mundo no entienden ni aceptan– lo llamativo es que en la Cuba castrista no haya hambrunas, que el nivel educativo asegure una formación entre baja y media y que el sanitario evite las epidemias y haya reducido al mínimo la mortalidad infantil. Algo que se consideran triunfos fundamentales en el exterior de Cuba, sobre todo por los que creen que esos triunfos se han logrado a pesar del “bloqueo” norteamericano. Un bloqueo que permite a Cuba comerciar con todo el mundo, excepto con Estados Unidos y con empresas norteamericanas. Que no ha impedido que Cuba suspenda pagos en rublos convertibles, en divisas de países occidentales y en moneda nacional, hasta el punto de que el tipo de cambio oficial del peso convertible es 24 veces el del peso con el que los cubanos se ganan la vida. Y que tampoco ha impedido que haya grandes inversores extranjeros, sean españoles (tabaco y hoteles), canadienses (níquel) o de otras nacionalidades.

«No existe ningún medio para medir el valor de la producción de bienes y servicios cubanos.»

Las instituciones internacionales, ya sean el FMI, el Banco Mundial, el Banco lnteramericano de Desarrollo –de ninguna de las cuales quiere ser miembro el régimen castrista– no pueden medir su PIB, ni la renta per capita de sus ciudadanos. Por más que se empeñen los organismos nacionales cubanos y las cátedras especializadas de las universidades norteamericanas, no existe ningún medio para medir el valor de la producción de bienes y servicios cubanos. Conscientes de esta limitación, los burócratas del régimen se dedican a elaborar y publicitar estadísticas de producción, en toneladas, metros u otras unidades físicas, de todo tipo de bienes. Que esos bienes se hayan producido, que tengan algún valor práctico, o que su calidad permita que se aprovechen, no es relevante para el régimen. Igual ocurre con los servicios. Lo importante para el régimen y sus estudiosos es resaltar que en Cuba no hay analfabetismo, y que se licencian anualmente decenas de miles de maestros, médicos e ingenieros. Lo que sepan no importa.

Hay que reconocer que el régimen ha conseguido la aceptación, por parte de los organismos interesados en la economía cubana, de que sus estadísticas se hayan traducido a un nivel de renta per capita y a un PIB nacional comparable con los del resto de los países, lo cual es un error imperdonable. En Cuba no hay precios. Todo es tan falso como lo eran las estadísticas de Alemania Oriental, que parecía ser una economía avanzada antes de que la reunificación pusiera al descubierto su miseria. En Cuba solo hay tres o cuatro objetivos económicos medibles. Siempre cuantitativos, nunca valorables monetariamente.

Sin embargo, no cabe duda de que mantener alimentada y formalmente educada a una población que ha pasado de 6 millones de habitantes en 1959 a 11 millones en 2010, sin un sistema económico digno de ese nombre, es un logro, que puede explicarse, en gran parte, por una serie de factores económicos que se exponen a continuación, pero que resultan insuficientes. Para explicar la supervivencia del régimen hay que tener en cuenta los factores políticos: la realidad de una tiranía bien organizada, que cuenta con el miedo, y con el terror continuo, para mantener mínimamente activos a todos los trabajadores cubanos. Los factores económicos por sí solos, aunque importantes, como se verá a continuación, no pueden explicar el mantenimiento de un régimen tan ineficiente como el cubano.

1.

Cuba era un país próspero en 1959. Con una moneda solida, convertible en dólares, con un nivel de analfabetismo de sólo el 21% (en España era de más del 32% ese año), con una cultura moderna, con un comercio exterior equilibrado y cada vez más diversificado, y, lo más importante, con un nivel de formación profesional de primer orden en muchos sectores, empezando por el educativo, el sanitario y el de la producción agraria. Por más que, políticamente, fuera un país corrupto, una auténtica república bananera.

Muchas de las infraestructuras existentes en ese momento (carreteras, puertos, aeropuertos, ferrocarriles y viviendas y otras edificaciones) siguen siendo utilizadas en 2011. En más de 50 años apenas se han construido 300.000 viviendas, de una espantosa calidad, mientras la población se ha doblado. Por eso los cubanos viven hacinados en las antiguas viviendas construidas antes del triunfo de la Revolución.

2.

Cuba es el país que más ayuda exterior ha recibido en el mundo, en términos absolutos y relativos, en estos 50 años. De la URSS, de los países del este europeo hasta su liberación y de Venezuela, desde que Chávez se hizo con el poder.

Ha sido una ayuda en forma de bienes físicos, como el petróleo, el trigo, los fertilizantes y el acero, o de construcción de fábricas –aunque con tecnología soviética– o de créditos para utilizar en los países del antiguo COMECON. Imposible calcular cuánto supuso esa ayuda. Ciertamente más del 30% del PIB desde finales de los sesenta hasta la desaparición de la URSS. Además de la ayuda directa, Cuba recibía créditos de los países comunistas. Sólo en créditos impagados, Cuba debía más de 30.000 millones de “rublos convertibles” a Rusia en 1991. Más del 100% del PIB cubano de ese año.

Por otra parte, la colaboración militar, que no aparece en ninguna estadística, ni en las soviéticas ni en las cubanas, multiplica lo recibido por Cuba, que tuvo en África ejércitos de miles de hombres a los que la URSS armaba pero a los que Cuba aportaba la tropa, junto con decenas de miles de educadores y sanitarios que nunca sabremos cómo se financiaban pero que posiblemente, en parte, se hacía con dinero cubano, a costa de la economía nacional. Son innumerables los casos que cuentan los exiliados de ocasiones en los que se “canibalizaron” plantas industriales para conseguir equipos para enviar a África. O del desplazamiento de técnicos y especialistas, a los que se “sugería” que pasaran unos años en algún país africano, aunque ello supusiera la paralización de otros proyectos imprescindibles para la economía cubana.

3.

A partir de 1971/72 Cuba se convierte, aparentemente, en una economía socialista más y los países occidentales, sus bancos y sus gobiernos, consideraron que el riesgo político había desaparecido. En apenas 10 años, Cuba se endeudó en más de 6.000 millones de dólares. En 1983, como resultado del deterioro de una economía que no fue capaz de soportar las guerras africanas y el suministro a la población de servicios médicos, educativos y de productos alimenticios sin ningún tipo de pagos ni de impuestos, así como de decisiones económicas incoherentes por parte de Fidel Castro, Cuba suspendió pagos en divisas. Veintiocho años después, en 2011, todavía no se ha sentado en la mesa de negociación con sus acreedores. Los créditos exteriores impagados, desde mediados de los ochenta, a los países de economía de mercado deben sumar, hoy, alrededor de 10.000 millones de dólares.

4.

Hasta la desaparición de la URSS, Fidel Castro no permitió el desarrollo del turismo, al que tachaba de corruptor. Después, en el “periodo especial”, cambió la política hasta el punto de que las “jineteras” y “jineteros” se convirtieron en uno de los mayores atractivos del turismo cubano.

5.

Desde entonces, desde 1991/92 hasta hoy, se ha permitido que en algunos sectores generadores de divisas –turismo (con el que se ingresan, en bruto, alrededor de 2.500 millones de dólares), tabaco y minería (níquel), básicamente– entrara inversión extranjera, aunque siempre en minoría, en empresas mixtas. La parte cubana está representada en esas empresas por la policía política, los militares o los burócratas más próximos a la familia Castro. Los ingresos de divisas, tanto de la inversión como de la actividad corriente, se utilizan para hacer las importaciones imprescindibles para cumplir con los objetivos que se marque el régimen, que nunca se sabe cuáles van a ser. Todo sigue, incluso hoy, dependiendo de las ocurrencias de Fidel Castro.

6.

El mayor generador neto de divisas es la comunidad cubana exiliada, que suman hoy alrededor de dos millones de personas y que transfieren a sus familiares alrededor de 1.000 millones de dólares anuales para que puedan sobrevivir. Esas divisas sólo se pueden gastar, en teoría, en los comercios públicos instalados por el régimen donde, a precios de expolio, los afortunados con un familiar generoso en el exterior puedan comprar bienes imprescindibles para sobrevivir.

Estos factores, la herencia del pasado, la ayuda y los créditos del socialismo, los créditos occidentales, las inversiones extranjeras en los sectores generadores de divisas, el turismo y las transferencias de los exiliados a sus familiares, explican el origen de los fondos de los que ha dispuesto, y dispone, el régimen castrista para permitir que la economía cubana siga renqueando.

La falta de un sistema económico mínimamente racional explica, a su vez, que esa ingente suma de factores positivos se haya traducido, solamente, en el mantenimiento de un mínimo nivel de vida, mientras la capacidad de producción autónoma de la economía cubana es cada vez más reducida. Hasta el punto de que incluso la producción de azúcar es un 70% inferior a la de 1959.

Pero las carencias económicas no se explican sólo por la irracionalidad del sistema económico. Desde 1959 ha habido otros objetivos que han absorbido una gran parte de los recursos disponibles:

1.

El aparato policial y represivo. Cuba es una dictadura en la que lo único que funciona es la policía, que utiliza la violencia y el miedo de una población sometida, a la que se obliga a trabajar por sueldos de miseria, así como para evitar cualquier tipo de contestación al régimen. Un aparato represivo de esta naturaleza ha absorbido, y absorbe, una gran cantidad de recursos económicos.

2.

El ejército. Durante muchos años el primero –o el segundo, tras Brasil– más poderoso de América Latina. Las guerras explican el papel de los militares en la Cuba actual. Los mandos manejan una parte sustancial de la economía generadora de divisas y controlan los sectores económicos internos más sensibles para el mantenimiento del régimen. Y siguen suponiendo un coste muy elevado para una economía en contracción o en estancamiento permanente.

3.

Las intervenciones en el exterior. No sólo en el pasado, en América Latina, Medio Oriente y África. No sabemos cuánto cuesta la presencia de militares, policías, médicos y otro personal sanitario y educadores en Venezuela. No es imposible que, si se pudiera valorar, el coste para la economía cubana fuera superior a los subsidios que recibe de Chávez. Pero, nuevamente, lo importante no es la economía sino lo que decida “el comandante”.

El factor clave, el que explica –como se ha expuesto anteriormente– que pueda mantenerse un régimen tan ineficiente económicamente, es el miedo. Los cubanos críticos con el sistema saben que si manifiestan sus opiniones tanto ellos como sus familiares perderán su trabajo, y que sus hijos serán discriminados en las escuelas y que no podrán estudiar en la universidad. Saben que tendrán que buscarse la vida en la economía informal o conseguir la ayuda de algún familiar que viva en el extranjero. Y si sus críticas suben de tono y se convierten en disidentes saben que ellos, y sus familias, serán golpeados aleatoriamente y encarcelados por tiempo indefinido.

El miedo del conjunto de los trabajadores y del resto de la población consigue, sin embargo, el mantenimiento de un cierto nivel de producción nacional, así como de intercambio y venta de lo producido en las empresas públicas a los precios que dicta el régimen. La economía cubana es un no-sistema económico, en el que los bienes y servicios se producen, se intercambian y se distribuyen en función de los precios –y en las cantidades– que decidan las autoridades. Que, a su vez, no tienen otro remedio que apoyarse en la práctica de 50 años de transacciones obligatorias para conseguir, finalmente, suministrar algunos bienes y servicios finales a la población, al ejército y al aparato represivo.

No hay nada más incierto que la forma en que terminará la dictadura castrista. Lo que sabemos de otros regímenes dictatoriales de países comunistas o del tercer mundo en los que el poder se ejerce, o se ha ejercido, con carácter exclusivamente personal, como Corea del Norte, China, Siria e Irak es que en todos los casos los dictadores intentan imponer una sucesión familiar, que puede tener éxito o no. En el caso de Cuba, Raúl, heredero de su hermano, no tiene sucesor. Su dinastía se extinguirá con la desaparición de ambos.

El poder se lo disputarán los militares y la policía política y el resultado es imprevisible. Pero parece difícil creer que un régimen tan personalista como el cubano pueda sostenerse sin grandes cambios, políticos y económicos.

«Todas las empresas generadoras de divisas ya se han repartido entre la policía, los militares, la familia y los burócratas más afines a los Castro. Habrá luchas entre esas mafias.»

Si hubiera una revolución, pacífica o violenta, el cambio económico sería inevitable. Si hubiera una transformación a la china, lo que sin duda quiere toda la nomenclatura cubana, habría en lo económico grandes cambios, incluyendo la privatización de la mayoría de los activos del sector público.

Pero el proceso de privatización no será como el de la Rusia de Yeltsin. Todas las empresas generadoras de divisas ya se han repartido entre la policía, los militares, la familia y los burócratas más afines a los Castro. Habrá luchas entre esas mafias, venganzas y reasignación de participaciones. Pero la nomenclatura intentará poner en valor sus activos abriendo la economía y privatizando para obtener, finalmente, patrimonios personales y no sólo corporativos.

Lo que es seguro es que, económicamente, Cuba pasará por una época caótica, en la que todo dejará de funcionar. Hasta que la libertad en la fijación de precios determine qué es y qué no es rentable producir. Un periodo de transición en el que desaparecerá una parte sustancial de la industria y en el que deberían producirse inversiones en el sector agrario –de una tierra que tendrá que ser propiedad de alguien– y en el sector del turismo, el más claramente competitivo. Una transición que tendrá que soportar una población envejecida demográficamente, que no contará con pensiones públicas cuando se retire ni servicios médicos mínimamente aceptables.

Tendrá, sin embargo, la posibilidad de apoyarse en las inversiones que pueda llevar a cabo la colonia cubana que vive en el exterior, que sabe que puede contar con un nivel de formación media de la población cubana, junto con un conocimiento exhaustivo de la situación de las infraestructuras y de los diferentes sectores económicos. Los capitales necesarios para ir reconstruyendo la economía existen en potencia. Lo que, lógicamente, no va a ocurrir es un proceso de inversión desde el exterior sin un proyecto político que ofrezca un mínimo de seguridad a todos, trabajadores, empresarios e inversores

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