domingo, 13 de febrero de 2011

¿CÓMO CONSEGUIR EL ACCESO UNIVERSAL A LA SALUD? FERNANDO PARRILLA. INSTITUTO JUAN DE MARIANA. DESDE EAPAÑA

Ana Grabiela Rojas publica un interesante reportaje en El País sobre un hospital privado 'low cost', situado en la India, donde se opera a cientos de personas de patologías del corazón por apenas 1.400 euros o, en muchos casos, de forma gratuita.

Tal como se explica en el reportaje, su secreto es sencillo: utilizar la economía de escala para abaratar los costes al máximo. O dicho de otra manera: aprovechando la gran cantidad de pacientes a los que operan (30 al día venidos de todos los rincones de la India e incluso de otros países de Asia y África), pueden permitirse tener personal muy especializado que cobra por jornada de trabajo, y no por operación.

Gracias a ello, muchas personas, para las que un coste más alto no permitiría acceder a este tipo de intervenciones, pueden mejorar e incluso salvar su vida. Todo ello sin renunciar a unos suculentos beneficios que permiten al hospital mejorar la calidad del servicio y planear expandirse con nuevos hospitales en la India.

Pese a ser un negocio privado que da beneficios, Devi Shetty (fundador del hospital) hace un declaración bastante curiosa: "El cuidado de la salud debe ser separado de la posición económica, es una cosa de dignidad. El acceso universal a la salud debería ser el objetivo de toda la civilización".

Y digo que es curiosa porque mucha gente piensa que tan noble declaración solo podría ser pronunciada por un defensor de un sistema público de sanidad, donde el beneficio esté supeditado al bienestar del paciente y el coste sea soportado por la sociedad.

Que la pronuncie el fundador de un hospital privado diseñado para abaratar costes y dar beneficios debe ser desconcertante para quien piense así, pero no tienen nada más que razonar durante unos minutos para salir de su desconcierto.

Y es que, por mucho que nos parezca mal, la sanidad tiene un coste; los médicos, las enfermeras y demás personal necesario para dar servicio tienen que cobrar un sueldo; hay que pagar a los proveedores de los materiales que se utilizan, la energía que se consume y los medicamentos que se dispensan.

Todos estos recursos son escasos, por lo tanto, tienen un valor que ha de ser satisfecho para poder hacerse con ellos.

El Estado puede asumir el coste de todos estos recursos siempre y cuando se pueda gravar a los ciudadanos con los suficientes impuestos como para sufragarlos, pero el problema de esta práctica es que se desincentiva la reducción de costes, ya que el usuario pierde la opción de comparar precios al haber un único proveedor del servicio (al que ya ha pagado por la fuerza). Asimismo, se ralentiza la innovación, ya que los cambios en cualquier administración centralizada son difíciles de realizar. Aun así, si la sociedad es lo suficientemente rica como para soportar estos inconvenientes, el sistema universal público puede sobrevivir durante cierto tiempo.

En cambio, en países como la India no se pueden permitir despilfarrar el dinero de sus ciudadanos en este tipo de sistemas, simplemente porque no tienen el dinero necesario para mantenerlo. Por lo tanto, cualquier persona sensata que quiera extender la sanidad a capas deprimidas de la sociedad tiene un único camino: abaratar los costes de tal manera que sea accesible a la mayor parte de la población (que los pacientes puedan pagar el tratamiento y que la sociedad pueda asumir pagárselo a los que no tienen recursos para ello).

Al fin y al cabo, ese es el camino que ha recorrido la humanidad para abastecerse de productos y servicios que hace apenas cien años estaban reservados a reyes; si podemos tener aire acondicionado en casa o viajar a casi cualquier punto del planeta, no es porque el Estado lo garantice con sistemas públicos, sino porque emprendedores como Devi Shetty han conseguido bajar el coste de estos servicios hasta tal punto que una mayoría de ciudadanos se los puede permitir.

Por lo tanto, para que la sanidad sea universal, dejemos que el mercado actué haciendo que los costes bajen. Un sistema digno es el que salva al mayor número de personas posible, no el que condena a la mayoría en nombre de la política.


2005-2011. Instituto Juan de Mariana. Todos los derechos reservados.

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LA RENUNCIA DE HOSNI MUBARAK. CARLOS VILCHEZ NAVAMUEL. DESDE COSTA RICA

Por fin dimite Hosni Mubarak después de gobernar Egipto durante 30 años y de 18 días de revueltas del pueblo egipcio, por ahora se encuentra en un lugar cerca del Mar Rojo a la espera de resolver donde se irá a vivir.


Por ahora el gobierno de transición queda en manos de un consejo compuesto de militares,  razón por la cual algunos analistas ven este suceso como un golpe de estado silencioso.

Sin embargo y por el momento, el pueblo esta eufórico, su principal objetivo lo ha logrado.

La dimisión del hombre conocido como “el faraón sordo” se produce bajo una singular situación, de repente y catapultado por las redes sociales aparece un movimiento popular sin banderas políticas y sin líderes visibles. Un movimiento compuesto principalmente de jóvenes cibernautas cansados de un gobierno corrupto.

¡Una revolución sin parangón alguno en el mundo!

Pero ¿Qué podemos esperar en el futuro de Egipto ¿Cuáles son las opciones? ¿Que tipo de gobierno se instalará? ¿Una teocracia? ¿Una democracia? ¿Un gobierno fundamentalista?

La respuesta la tendremos por supuesto con el tiempo, por ahora lo importante es que la transición se produzca de forma ordenada, en armonía y sin la intromisión de ningún tipo de fundamentalistas y con el apoyo del resto del mundo para que se llegue a instalar una democracia.

¿Tendremos movimientos similares en el futuro? Pareciera que sí, este movimiento ha sido exitoso, un ejemplo para muchos, e inspiración para otros jóvenes de otros pueblos donde sus gobiernos son autoritarios. 

En nuestra región, los gobiernos autoritarios de Cuba y Venezuela -suponemos-  deben estar preocupados y temerosos, saben que entre más ejemplos como estos aparezcan, más motivaciones tendrán sus adversarios y saben que en cualquier momento podrían aparecer movimientos similares. 

Carlos Vilchez Navamuel
carlosvilcheznavamuel@gmail.com

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SE BUSCA UN PRESIDENTE. RICARDO VALENZUELA. DESDE MEXICO

La semana pasada se derrumbó la tiranía que oprimiera al pueblo de Egipto durante casi 30 años. En el centro de la masiva celebración, uno de los reporteros occidentales en medio de la multitud pregunta a uno de ellos ¿Ahora quién quisieras que los gobierne? El excitado joven responde; “alguien como John Kennedy.”

Le pregunta de nuevo “¿Por qué John Kennedy? Cuanto lo asesinaron tu no habías nacido.” El joven responde: “Porque desde que escuché por primera vez su famosa frase; ‘No preguntes que es lo que tu país puede hacer por ti, pregunta que es lo que tú puedes hacer por tu país,’ quedé enamorado del concepto.”

Cada año, el día 22 de Noviembre los diarios, estaciones de televisión, de radio y sitios en el Internet, dedican prácticamente el 100% de su espacio para recordar la tragedia que produjo una honda herida en la sociedad norteamericana que, a pesar del lento paso del tiempo, no ha cicatrizado; el asesinato de Kennedy.

Aun cuando su imagen se ha visto manoseada por ese fenómeno de la muerte prematura que a ídolos como Rodolfo Valentino o Elvis Presley, de ser simples seres humanos los convirtió en leyendas, Jack Kennedy fue un hombre de grandes misterios y contrastes pero de trascendencia histórica. En éstos 47 años se han utilizado toneladas de tinta y de papel por ejércitos de analistas, para tratar de darnos una fotografía de un hombre que viviera una época en la cual, lo que se ha pretendido descubrir era material inaccesible.

A todos los hombres de poder siempre se les identifica con algo que los liga eternamente con la historia. En el caso de Kennedy, puedo afirmar que en la mente de la mayor parte de los ciudadanos del mundo lo que más conecta los recuerdos a su memoria es esa famosa frase de su discurso en la toma de protesta de Enero de 1961: “No preguntes que es lo que tu país puede hacer por ti, pregunta que es lo que tú puedes hacer por tu país.”

Es tal la fuerza de la frase que su prosa casi poética produce un impulso para arroparnos con su bandera y salir a encontrar al enemigo, aun en los que no somos norteamericanos. Tanto que se ha convertido en un himno que portan infinidad de demagogos que jamás se han dado al análisis de lo que realmente significa. Si lo hiciéramos, encontraríamos un interesante mensaje subliminal el cual, en mucho describe la historia del siglo que acabamos de despedir. Un mensaje que borra abruptamente esa gran filosofía con la que sus fundadores le dieron vida a ese país. 

Cuando Kennedy con el puño cerrado grita; “no preguntes que es lo que tu país puede hacer por ti,” lo acompaña toda la razón puesto que el hacerlo, establece una relación de amo y esclavo en la cual, el amo sería el gobierno de quien el esclavo, en este caso el ciudadano, espera ese manto compasivo de la dependencia con el que siempre lo han aprisionado. Ese pesado manto que al tejerlo, queriendo hacer del estado un cielo en la tierra, lo hemos convertido en un infierno de esclavitud.

Pero cuando arrecia; “pregunta que es lo que tú puedes hacer por tu país,” propone establecer una relación de patrón—sirviente en la cual, el patrón sería el gobierno al que, el sirviente, de nuevo el ciudadano, debe hacer eso, servir dócilmente. Pero los padres de la patria jamás tuvieron eso en mente. En la sabia visión descrita por Jefferson, el sirviente debía ser el gobierno responsable de proteger la libertad de los ciudadanos, vigilado y controlado, para que no adquiriera proporciones hercúleas y convertirse en lo contrario; destructor de ella.

Sin embargo, el sacrificado presidente no seguiría su receta. En sus escasos 1000 días en la Casa Blanca haría algo sin precedentes en los anales del Keynesianismo en boga. No volvería a sugerir al ciudadano el sometimiento al patrón, para luego regresarle algo de la perdida libertad en un histórico recorte de impuestos. En seguida mostraba algo para algunos peligroso—un nuevo rostro cuando se convertía en apóstol de uno de los más dramáticos postulados de la Declaración de Independencia: “Dios creó a todos los hombres iguales.”

Sus palabras en 1960: “Creo en la dignidad como fuente de orgullo nacional, en la libertad como la fuente de la acción, en el corazón como la fuente de compasión, en la mente como la fuente de las ideas. Creo en la habilidad del “individuo” para, usando su juicio y la razón, lograr la justicia y libertad de todos los seres humanos.”

No conocimos la verdadera dimensión de Kennedy a quien su Secretario de la Defensa republicano etiquetara de libertario. Pero con su muerte se iniciaba un periodo de graves agresiones a la libertad. Johnson, con su Great Society, accionaba un plan invadiendo terrenos vedados por la Constitución. LBJ parecía gritar; “pídele lo que se te ocurra a tu país,” luego, usando sus poderes, obligaba a los ciudadanos a servirlo exprimiéndolos con abusivos impuestos seguramente pensando, “ahora sí hacen algo por su país. Y mejor lo puedes servir acudiendo a mi guerra en Viet Nam.”

Pero si en el país más poderoso del mundo se daba ese episodio, en el nuestro, mucho antes con el Pacto de Calles y sin mensajes subliminales, se invitaba a los mexicanos no a pedir, a exigir todo de su gobierno. Luego ese gobierno de la justicia revolucionaria, arrancaba a los pocos mexicanos productivos el fruto de su trabajo para así cumplir las demandas de los que sí piensan, el gobierno debe hacer todo por ellos. EU con la muerte de Kennedy perdía gran parte de su libertad y su identidad. En México, con una revolución desrielada y el Pacto de Calles, se evitaban el alcanzarla.

Los EU navegaría aguas muy turbulentas durante los siguientes 20 años. La insaciable voracidad del estado continuaría consumiendo las entrañas de la sociedad. Los excesos de Johnson son identificados como una de las causas del abandono de los acuerdos de Bretton Woods, despreciando el patrón oro y echando las monedas a flotar para darle la bienvenida a la Stagflación. Sin embargo, la imagen de Kennedy en el masivo mitin en el centro de Berlín cuando gritaba: “Si alguien quiere ver opresión y miseria, díganles que vengan a Berlín,” permanecería en la mente de los americanos para siempre.

A casi cinco décadas de distancia el mundo luce diferente. Los EU edificaría una burocracia para llegar a controlar más del 50% del ingreso nacional. Pero a pesar de sus excesos, su economía ha llegado ya a la impresionante cifra de casi 15 trillones de dólares.

A cuarenta y siete años de distancia México luce perdido, entumido y dependiente. Cuando los ciudadanos libres del mundo ya no preguntan qué es lo que el país puede hacer por ellos, o ellos por su país, México navega como manada desbocada y sin caponera. Estoy seguro que si Kennedy viviera gritaría a todos los ciudadanos del mundo; “Pídele al gobierno de tu país que se haga a un lado, pues lo único que logra es taparte el sol coartando esa libertad para ir en busca de tu destino.” ¡Se busca un presidente!

 Ricardo Valenzuela
chero@cox.net
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LA OBSESIÓN DE LOS NOMBRES. ALBERTO MEDINA MÉNDEZ. DESDE ARGENTINA

El excesivo valor que se le asigna a la discusión de los protagonistas de la política, evita que nos dediquemos a discutir ideas. A veces pienso que es parte de una estrategia, mientras analizamos si tal o cual funcionario, dirigente, político hace lo correcto, se corrompe o será parte de la grilla electoral próxima, nuestras ideas, las ideas de la política tradicional no se discuten. Tal vez debamos ser mas autocríticos. Nos gobiernan ideas y no hombres. Los protagonistas son meros implementadores de ideas ajenas que le imprimen alguna mínima impronta personal.


Es notable como el debate político prefiere inclinarse por lo doméstico. Es como que el protagonismo de los nombres, de los hombres, ocupara el centro de la escena y las ideas pasaran a aun absoluto segundo plano.

La sociedad parece preferir escudriñar en las vidas de los personajes de la política, encontrar sus defectos, flaquezas y debilidades, para terminar ocupándose de ello como si se tratara de una revista de la farándula, de un programa televisivo de espectáculos, de un reality contemoraneo.

En realidad, sería bueno comprender que no nos gobiernan los políticos, sino sus ideas. Ellos son solo intermediarios circunstanciales en este juego de ejecutar las demandas de la comunidad. Es mas, si intentáramos ir un poco mas allá, deberíamos decir que mandan las ideas de la gente, de la sociedad toda, que luego son percibidas e interpretadas por el costado populista de la política, ese que no respeta su propia visión, sino que convierte deseos ajenos en principios para luego transformarlos en consignas partidarias.

Sin embargo existe una paranoica tendencia que hace enfocarnos en los políticos más de la cuenta, por arriba de lo necesario. Y no es que no importe su comportamiento personal, sus patrones morales y hasta sus permanentes muestras de ausencia de valores, de principios abandonados frente a cada decisión. Importan, pero no son más trascendentes que sus ideas, que los paradigmas que sostienen su accionar, que ese cúmulo de contradicciones que los trajo hasta el poder y que ejercitan a diario.

Muchas veces, se nos reclama a quienes hemos tomado la decisión de expresar públicamente lo que pensamos, que denunciemos hechos de corrupción, que demos nombres y apellidos para desenmascarar a los peores, para que queden en evidencia, al descubierto, para que la sociedad sepa, deje de suponer y tenga mas precisiones, mas certezas.

En realidad aquel mecanismo es válido, pero claramente insuficiente, y en buena medida solo actúa como un mecanismo cómplice, funcional al sistema. Nos hace creer que el problema son os hombres, y nos distrae del objetivo principal. Cuando toda la atención se concentra en hechos puntuales, cuando todo el debate político ronda lo anecdótico y lo superficial, se deja de lado lo importante, lo relevante, lo significativo.

La corrupción no cae derrotada cuando los corruptos son individualizados, ni siquiera cuando se los encarcela, sino cuando se modifican las condiciones estructurales que la originan, que la posibilitan, que la hacen reiterativa y una de las pandemias de este tiempo. No se trata de detectar a ciertos seres humanos tomados en forma aislada. Ellos solo actúan de acuerdo a sus pautas morales, pero fundamentalmente a un sistema que les permite, que los invita a diario, que los incentiva a cruzar la línea. Los sistemas deben ser a prueba de corruptos, y no frágiles esquemas que caen fácil presa de cualquier improvisado con algunas pocas luces y menos convicciones.

Lo mismo ocurre con las decisiones de la política. No se trata de gente más o menos hábil, más o menos talentosa, es más simple, mucho más simple. Se trata de ideas correctas, o de ausencia de ellas, de paradigmas adecuados o de parámetros equivocados.

Las sociedades que evolucionan son las que eligieron los preceptos correctos, las que se rigen por una escala de valores apropiada y cuyos sistemas están preparados para resistir a la peor calaña de individuos en el poder con mecanismos de contrapeso, con poderes limitados y con control ciudadano eficiente.

Habrá que dejar de enroscarse en esto de los nombres. Los seres humanos de modo individual somos circunstanciales en esta historia. No nos gobiernan personas, en todo caso ellas, le imprimen su impronta, algún atributo adicional, cierto talento especial, inclusive lo peor de si mismas.

Pero a no confundirse, las decisiones políticas responden al sistema de ideas a las que adhiere la partidocracia, y las más de las veces, a la demagógica forma con la que la política prefiere interpretar la visión de la comunidad.

A no caer en el juego que nos proponen los ingenuos y los picaros. Unos por prestarse a la simplificación manifiesta de atribuir las malas ideas a solo imperfectos ejecutores, y los otros por empujarnos al abismo de hacernos creer que no hemos elegido malas ideas sino solo inadecuados intérpretes para así seguir insistiendo hasta el infinito en la búsqueda ilimitada de talentosos, cuando en realidad se trata de seguir adorando consignas equivocadas.

Pese a la reiterada actitud de muchos, de hacer nombres, de ponerle apellidos a los dichos, habrá que decir que tal vez sea preferible no entrar en la dinámica de evadir responsabilidades, de mirar a otro lado, de hacerse los distraídos indefinidamente.

Después de todo hacer nombres, denunciar culpables, señalar protagonistas cotidianos es tarea simple. Lo complejo es identificar las ideas erróneas, y mucho mas aun animarse a cambiarlas por las correctas y pagar el necesario precio que cualquier decisión responsable implica.

Por compulsiva que parezca la inercia que proponen muchos, tal vez sea tiempo de mirar lo importante, revisar nuestras ideas, las visiones propias y dejar de lado la tramposa manía, la candorosa obsesión de concentrarnos en los nombres.

Alberto Medina Méndez
amedinamendez@gmail.com
skype: amedinamendez
www.albertomedinamendez.com

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EL DESAFÍO PERUANO. ANDRÉS OPPENHEIMER DESDE MIAMI

Durante una visita a Perú hace unos meses, varias personas me dijeron que el país estaba en buen camino y que --a diferencia de lo que ocurre en otros países-- las próximas elecciones no serán ganadas por un candidato populista, sino por un político de centro-derecha. Al principio, tuve mis dudas, pero todo parece indicar que así será.

MACHU PICCHU

Esta semana, el presidente peruano Alan García dijo públicamente lo que yo había escuchado en conversaciones de sobremesa en Lima: que a diferencia de lo ocurrido en las últimas elecciones, cuando el candidato respaldado por Venezuela Ollanta Humala estuvo cerca de ganar la presidencia, esta vez no hay ningún candidato populista entre los favoritos para ganar las elecciones del 10 de abril.

``Se acabo el peligro", dijo García, refiriéndose a la posibilidad de que la apertura económica de Perú, que ya lleva 20 años, pudiera ser revertida. ``Cualquiera de los que aparentemente tienen ventaja podrá y deberá mantener lo sustantivo del modelo exportador, descentralista, democrático y de inversión en nuestro país''.

Todas las encuestas coinciden en que más del 80 por ciento de los peruanos apoyan un ``modelo de desarrollo modernizador, democrático y globalizado'', dijo García.

En efecto, las últimas encuestas revelan que el ex presidente Alejandro Toledo es el favorito, con alrededor del 30 por ciento de la intención de voto, seguido por Keiko Fujimori, la hija del ex presidente Alberto Fujimori, y el ex alcalde de Lima Luis Castañeda, con una intención del voto de alrededor del 20 por ciento cada uno. Los tres son políticos de centro-derecha.

Humala ha quedado en un distante cuarto puesto en las encuestas, con alrededor del 11 por ciento de la intención del voto. Y lo que es más significativo aún, Humala ha tenido que suavizar considerablemente su discurso desde las últimas elecciones.

¿Por qué los peruanos respaldan a candidatos de centro-derecha? En gran medida se debe a 20 años de estabilidad económica y creciente inserción en la economía global que han dado resultados, sacando a un significativo número de peruanos de la pobreza.

Ahora hay una masa crítica de votantes de clase media que se han beneficiado de las dos décadas de apertura económica, y que apuestan a la continuidad. La economía de Perú creció un 8.8 por ciento en el 2010, y tuvo una inflación inferior al 2 por ciento.

Según las estimaciones del Banco Mundial, los índices de pobreza de Perú han disminuido del 54 por ciento al 35 por ciento de la población en la última década. Y García pronosticó que el índice de pobreza disminuirá al 28 por ciento para fin de año.

La actual campaña presidencial en Perú no gira en torno a qué modelo económico debería adoptarse en el país, sino en torno a cómo perfeccionar el modelo actual. No resulta sorprendente que el eslogan de Toledo --que aparece en carteles por todo el país-- sea: ``Con Toledo, al Perú no lo para nadie''.
  
http://www.elnuevoherald.com/2011/02/10/884246/el-desafio-peruano.html?story_link=email_msg#ixzz1DtA6yPEm

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CURIOSA EMERGENCIA. UN PROYECTO ANACRÓNICO. LAS COMUNAS. EDITORIAL REVISTA SIC 731. ENERO-FEBRERO 2011

El proyecto de la ley orgánica de las comunas es la plasmación más radical del socialismo del siglo XXI. En sustancia es la reposición de lo sometido a referéndum en 2008, que fue rechazado por votación secreta y universal. Es tal su anacronismo que nos es difícil situarnos ante él como una propuesta firme y seria de unos compatriotas nuestros.

Cuatro elementos nos parecen especialmente reveladores de ese tono de irrealidad: el primero es la base territorial, que va unida al pregonado carácter endógeno; el segundo es la pretensión de democracia directa;  el tercero, el carácter plebiscitario, con la ausencia de votación secreta y universal, menos para la elección de los jueces comunales; el cuarto, el contenido socialista, entendido como la prevalencia de lo social sobre lo individual, contraviniendo no sólo lo que enseña la historia y la antropología sino nuestra propia idiosincrasia.

Localismo

La comuna es el segundo estadio en el diseño organizativo, después del consejo comunal y antes de la ciudad comunal y la federación comunal. La pretensión es constituir un Estado socialista como agregación articulada de territorios.

No entendemos cómo puede ser posible esta propuesta en una época de mundialización, posibilitada por la presencia virtual de todos, que entraña entablar proyectos mancomunados a nivel mundial. Cuando todo el mundo está ligado, puede pensarse y según nuestra apreciación debe proponerse una alternativa a la globalización actual, pero no es posible y ni siquiera pensable una alternativa a la globalización basada en el desarrollo endógeno.

Nada de lo que ha llevado a cabo este Gobierno es pensable sin la ligazón estructural de Venezuela a la cadena productiva mundial mediante el petróleo y sus derivados. Debemos optimizar el valor agregado de nuestros productos, la petroquímica y las industrias básicas; pero lo que carece de sentido es empezar desde cada rincón del país e ir expandiendo la organicidad. El potencial de cada rincón depende de su imbricación con las grandes ciudades e incluso con el mundo, no del ensamblaje del rincón con otras zonas adyacentes.

El autogobierno de los menos desarrollados no contribuye a su desarrollo. Éste sólo se alcanza por la presencia de las instituciones burocráticas nacionales, con ventaja comparativa sobre los centros desarrollados: por ejemplo, centros de salud y educación mejor dotados que los de las ciudades y profesionales mejor pagados y, al menos, tan bien cualificados como los mejores de la ciudad.

Partir de unidades endógenas con instituciones propias, hasta banco y moneda propios, es retroceder milenios. Es desconocer la división del trabajo que nos enlaza a todos y exige de altísimas especializaciones, que no posee un ciudadano medio de la periferia ni puede llegar a poseer.

El proyecto comunal es ruralizante. En una gran ciudad el lugar donde se reside no tiene relevancia. El ciudadano se caracteriza por su ubicuidad, por su fluencia. Va adonde puede satisfacer mejor sus posibilidades y sus deseos, donde puede realizarse como ser humano y contribuir a la sociedad según sus capacidades y su horizonte vital. Ligar a la gente a un territorio va en contra tanto de la dinámica mundial como, de manera muy específica, de la movilidad que nos ha caracterizado como país.

Pretensión de democracia directa

La apuesta por la democracia directa está en consonancia con la apuesta anterior: ella tiene sentido únicamente cuando no hay división de trabajo ni complejidad social, cuando las personas son homogéneas y se conocen de toda la vida. En todo otro caso no hay más camino que la democracia representativa con participación en los niveles primarios, pero sin que esa participación relegue a la representación.

En efecto, en el siglo XXI el componente técnico es elevadísimo y concomitantemente la necesidad de especialización, tanto de los individuos como de empresas. El valor insustituible del Estado desde lo municipal a lo nacional está ligado al establecimiento y mantenimiento de estándares de infraestructura y de servicios a la altura del tiempo. Esto es lo básico. Lo que hoy está completamente descuidado, por lo que el país se está cayendo a pedazos. Lo político partidista se debería ligar únicamente a la capacidad de coordinar y maximizar a la burocracia técnica y a algunos énfasis propuestos, por ejemplo, estímulos directos e indirectos a las empresas (en el caso de una política desarrollista) o estímulo al empleo o énfasis en la capacitación popular con una discriminación positiva para acercarse a una efectiva igualdad de oportunidades (en una democracia de contenido social).

En este horizonte tan complejo no es posible que cada ciudadano pueda opinar sobre todos los temas, requisito imprescindible para una democracia directa. Bastante es que esté en capacidad para distinguir las consecuencias de los diversos proyectos para votar con conocimiento de causa a sus representantes y que pueda controlar de algún modo concreto la calidad de su realización, aquí, sí, participativamente.

Demagogia

Pero es que además la democracia directa sólo puede darse cuando haya una igualdad básica entre todos los ciudadanos. Si existe algún grupo de presión, por ejemplo, porque controla la maquinaria del Estado y por tanto la asignación de recursos, o incluso meramente porque están organizados y obran de consuno, en tanto los demás lo hacen aisladamente, la democracia se degrada a demagogia y sólo se da la imposición del grupo de presión. Es el problema de la democracia asamblearia: es casi imposible que sea auténtica democracia. Y la ley contempla únicamente (ya mencionamos la excepción de la elección de los jueces) este modo de votar para todas las elecciones y aprobaciones de gestiones.

Todavía se esfuma más la pretensión democrática porque la ley establece que la asamblea es válida cuando está representado 15% de los potenciales electores. Como las decisiones se toman por mayoría simple, 9% puede decidir legalmente, ya que no legítimamente por todos.

Como los elegibles tienen que tener ética y formación socialista, se excluye a la mayoría que no se siente identificada con esa ideología, con lo que la representación es muchísimo menor aún.

Como la mayoría de las elecciones son de tercer o cuarto grado y como además dependen de la aceptación del Poder Popular, que, a pesar de su nombre encubridor, no es el del pueblo sino el del Estado, no cabe más elección que entre los colaboradores del Estado, con lo que el carácter de sujeto del pueblo queda o negado, en la mayoría de los casos o en los identificados con el socialismo a la cubana que postula en gobierno, seriamente mediatizado y disminuido. En estas condiciones no se ve qué contenido analítico tiene la proclamada democracia.

Lo que sí resulta muy claro es el control absoluto del Estado sobre todo el proceso y la organización resultante.

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DOS VISIONES, UN PAIS. POR RICHARD CASANOVA (*)

Después que el TCnel Chávez Frías decidiera “radicalizar el proceso”, desató esa ola de expropiaciones, prosiguió su amenaza a los medios, se le afincó a los presos políticos y se diera esa absurda Ley Habilitante, en los escenarios internacionales le estamparon en la frente el sello de “Dictador” y ese es un fardo muy pesado para cargar en tiempos de modernidad.  Por ello digo que tratar de lavarse el rostro era el único objetivo del show que ofrecieron los Ministros ante la AN.  En el plano nacional es poco lo que pueden lograr.

La estrategia del gobierno fue mostrar las cifras de los organismos internacionales, las cuales son mediciones que hace cada gobierno y las remite.  Siempre ha sido así, pero en Venezuela –a diferencia de los demás países- no hay acceso a la información, esas cifras no son auditables, son groseramente maquilladas y están fuera de los parámetros técnicos, según los expertos más reconocidos. En dos platos: el gobierno manda cifras chimbas y eso es lo que publican los organismos internacionales.

Por eso el debate no puede ser en torno a unas cifras que no expresan la realidad, tampoco es ideológico. Se trata de contrastar dos visones: por un lado, ese país de fantasía que pintan el TCnel y sus burócratas.  Por el otro, la realidad que sufre día a día la población venezolana ante la mirada cínica del gobierno mas inepto y corrupto de nuestra historia.  Uno se pregunta ¿Podemos creer esa cifras fabulosas de la Ministra de Salud, cuando el propio Chávez –hace poco- advirtiera que existen mas de 2000 módulos de Barrio Adentro cerrados y declaró la EMERGENCIA en el sector salud?  Barrio Adentro ya no funciona y la gente se muere barrio afuera en los hospitales abandonados por el gobierno.

Miles y miles de familias que han perdido a un ser querido a manos del hampa, quedaron atónitos ante las cifras bonitas del Ministro del Interior. No importa cuanto manipule con la orquesta sinfónica: imagine lo que piensa sobre esa perorata la población penitenciaria que vive ese infierno que son hoy las cárceles venezolanas.   En los barrios la gente hace su propia encuesta y sabe cual es la realidad del desempleo, en las calles se siente el incremento de la economía informal.  Señores del gobierno, vayan a decirle a ellos como han reducido la pobreza, muéstrenle las cifras de Elías Eljuri (INE).  O explíquenle a las 2.100.000 familias que necesitan vivienda, como es que han resuelto el problema. Háblenles sobre reivindicaciones laborales a los trabajadores del sector público que protestan a lo largo y ancho del país, incluyan en ese diálogo a los trabajadores de empresas expropiadas que han visto deteriorar sus ingresos y ven con angustia el futuro.  Y así, pudiéramos hacer una larga lista de demandas insatisfechas, promesas incumplidas y fracasos. No importan cuanto gasten en publicidad, cuanto mientan, cuantas cadenas hagan o cuantas horas hable el TCnel… Ya nadie come cuento, hay un país comprometido con el cambio y ello es indetenible!

Twitter: @richcasanova
Richard Casanova
richcasanova@gmail.comEL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA

EJEMPLAR JORNADA EGIPCIA. OSWALDO ÁLVAREZ PAZ. DESDE EL PUENTE

No deberíamos referirnos sólo a Egipto, aunque su importancia arropa lo demás. Se trata de un cierto efecto dominó que comenzó en Túnez y aún no se detiene. No sabemos cual será el alcance definitivo, pero sus efectos parecieran irreversibles, tanto en mundo árabe como en realidades turcas en lista de espera. El caso refleja lo definitiva que puede ser la decisión de un pueblo de luchar por la libertad y los valores democráticos. Contra ese objetivo se estrellaron tradiciones y maniobras abiertas y encubiertas, dentro y fuera de los palacios para detener la avalancha popular que exigía y logró la renuncia del Presidente Hosni Mubarak. No era fácil lograrlo. Se pudo por el coraje y la claridad de propósitos.

No era fácil. Mubarak no fue un aventurero cualquiera. Mucho menos un golpista tropero y tradicional al estilo latinoamericano. Hablamos de un verdadero héroe de dilatadas ejecutorias militares y civiles. Junto a Gamal Abdel Nasser integró la juventud militar que liquidó la monarquía traumática del Rey Farouk, para devolverle la dignidad nacionalista a los egipcios. Se distinguio como soldado en todas las guerras de su tiempo. Cuando el Canal de Suéz, en la “guerra de los seis días”, o en la iniciada en la fecha religiosa más sagrada de los judíos. Posteriormente se integró a las nuevas realidades. Era Vicepresidente cuando el asesinato del legendario Anwar El Sadat, protagonista de los acuerdos de paz suscritos con Israel en Camp David. Asumió la jefatura del Estado con el compromiso de ser fiel a los compromisos adquiridos ante la comunidad internacional por su antecesor y conducir el proceso de normalización de la política interior. Lo hizo exitosamente, con costos relativamente bajos para una nación tan especial. Egipto pasó a ser columna fundamental de la paz en el área, siempre determinante a los efectos de su estabilidad y progreso. Lo que allí sucede es de máximo interés para el mundo entero y condicionante inmediato de su entorno. No sabemos cual será el desenlace definitivo, pero estamos atentos.

Pero, como ha sido dicho, el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. No es el primer caso en la historia, pero ratifica la convicción de que la permanencia de un hombre demasiado tiempo en el poder genera vicios, desviaciones y corruptelas que terminan devorándolo. Apelan a la tiranía para retener el poder e incrementar privilegios, en este caso, cuasi faraónicos. Para sus fines, redujo sensiblemente los espacios para la libertad y progresivamente fue ahogando principios y valores fundamentales. Mubarak traspasó los límites hace rato. Le espera el calvario de la rendición de unas cuentas con mucho en el haber y también en el debe. Las fuerzas armadas tienen el control de la nación. El pueblo está alegre confiando en una transición pacífica y democrática. Ojala y no intenten sabotearla las bandas hamponiles politizadas, ni los factores ideológicos y religiosos que pescan en río revuelto. Nada es eterno.

oalvarezpaz@gmail.com  
Lunes, 13 de febrero de 2011

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POR QUÉ NADIE PROTESTA EN LA HABANA. MARY ANASTASIA O'GRADY. TOMADO DEL CATO.ORG. DESDE WASHINGTON DC.

Mary Anastasia O’Grady es editora de la columna de las Américas del Wall Street Journal.

Los acontecimientos de los últimos 10 días de Egipto me hicieron acordar de Cuba. ¿Por qué una rebelión similar contra cinco décadas de represión sigue pareciendo un sueño lejano? Parte de la respuesta es la relación entre los hermanos Castro, Fidel y Raúl, y los generales. El resto se explica por el modelo significativamente más represivo del régimen de la isla. En el arte de las dictaduras, Hosni Mubarak no les llega ni al talón a los Castro.

Que tantos egipcios hayan levantado sus voces en la plaza Tahrir es un testimonio del anhelo universal por la libertad. Pero es un error ignorar el rol clave que juegan los militares. Apostaría a que cuando se escriba la historia del levantamiento, sabremos que los altos mandos de las fuerzas armadas no aprobaban el plan del presidente de designar a su hijo como candidato en la próxima elección.

FÉRREA DICTADURA HEREDITARIA
Castro compró la lealtad de la policía secreta y las fuerzas armadas al cederles el control de los tres sectores más rentables de la economía: las ventas minoristas, el turismo y los servicios. Los militares cubanos reciben cientos de millones de dólares al año. Si el sistema colapsa, también lo hacen esos ingresos. Los militares egipcios también son propietarios de empresas, claro está, pero no dependen de una economía enteramente en manos del Estado. Y como beneficiario de una significativa ayuda y capacitación de EE.UU. durante muchos años, las fuerzas armadas egipcias han cultivado una cultura de profesionalismo y de compromiso con el país por encima de cualquier individuo.

En Cuba no hay partidos políticos de oposición ni medios de comunicación que no pertenezcan al gobierno: brigadas de respuesta rápida aseguran que se acate la línea del partido. No se puede viajar fuera del país sin la autorización del gobierno. Los disidentes pacíficos con capacidad de liderazgo que no se quiebran son exiliados o asesinados.

La diferencia más impactante entre Cuba y Egipto es el acceso a Internet. En un informe elaborado por Freedom House en marzo de 2009 sobre Internet y la censura a los medios digitales en todo el mundo, Egipto ocupó el puesto 45 (de un total de 100 países), un poco por debajo de Turquía, pero por encima de Rusia. A Cuba le correspondió el lugar 90, con una censura mayor a la de Irán, China y Túnez. Mientras tanto, el servicio de telefonía celular en Cuba es demasiado caro para la mayoría de la población.

Sin embargo, la tecnología de alguna manera se filtra en Cuba. Cuando Fidel acabó con la vida del prisionero de conciencia Pedro Boitel en 1972 al negarle agua durante una huelga de hambre, el mundo apenas lo notó. En contraste, las noticias sobre la muerte a manos del régimen del prisionero de conciencia Orlando Zapata Tamayo en 2010 llegó a Internet casi inmediatamente y fue objeto de una condena mundial. La dictadura militar no pudo contener la publicidad negativa.

De manera similar, cuando las Damas de Blanco, un grupo de esposas, hermanas y madres de prisioneros políticos, fueron atacadas por la policía el año pasado cuando caminaban pacíficamente por La Habana, las imágenes fueron capturadas por teléfonos celulares e inmediatamente aparecieron en la red. Fue otro desastre de relaciones públicas para los hermanos Castro y sus amigos como el presidente mexicano Felipe Calderón y el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.

La presión internacional inducida por la tecnología está haciendo que el régimen se muestre más renuente a aplastar a sus críticos con los métodos tradicionales. En una entrevista del 27 de enero con el diario argentino Ámbito Financiero, la internacionalmente reconocida bloguera Yoani Sánchez dijo que el "estilo" de la represión del gobierno ha pasado de los arrestos agresivos y las largas condenas a los intentos focalizados de difamación y aislamiento. Agregó que la policía uniformada "fue distanciándose del tema político, no por órdenes de arriba, sino porque no quieren quedar asociados con la represión". Ahora, aseveró, la intimidación y los arrestos arbitrarios son realizados fundamentalmente por la policía secreta con indumentaria civil.

Un poco más de espacio ha envalentonado a la población. Sánchez manifestó en la entrevista que es "optimista respecto del proceso lento e irreversible en el interior de los cubanos, en el que la crítica ciudadana irá en aumento, habrá menos miedo, sentirán que la máscara es cada vez más innecesaria y que ya no se traduce en privilegios y subsidios".

La semana pasada se filtró en Internet un video de un seminario militar cubano respecto a cómo combatir la tecnología. Las imágenes muestran la preocupación de la dictadura con la web. El instructor advierte sobre los peligros que representan los jóvenes con un discurso atractivo que comparten información a través de la tecnología y que intentan organizarse. El "chat" en tiempo real, Twitter y la aparición de jóvenes líderes en el ciberespacio —llamado un "campo de batalla permanente"— son peligros descritos durante la charla de una hora de duración. El instructor también comparte sus preocupaciones respecto a los programas del gobierno de EE.UU. que intentan aumentar el acceso a Internet al margen de los canales oficiales en la isla.

El viernes, el régimen brindó una nueva muestra de su paranoia al acusar de espionaje a Alan Gross, el contratista de la Agencia para el Desarrollo Internacional de EE.UU. Gross ha estado en la cárcel durante 14 meses por dar a los judíos cubanos equipos de computadoras para que se puedan conectar con la diáspora judía.

A pesar de un acceso muy limitado, los cubanos ya están recurriendo a Internet para compartir lo que hasta ahora habían mantenido en su cabeza: pensamientos contrarrevolucionarios. Si se extienden, incluso los bien alimentados militares no podrán salvar al régimen. Por ahora, sin embargo, los cubanos solamente pueden soñar con la libertad que los egipcios disfrutan mientras dan a conocer su descontento.


Este artículo fue publicado originalmente en The Wall Street Journal (EE.UU.) el 7 de febrero de 2011.

Este artículo ha sido reproducido con el permiso del Wall Street Journal © 2011
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LA BATALLA CONTINÚA. LAS RAZONES PARA VOLVER, CHILE LIBERAL

Para que no cierren ahora definitivamente este blog no voy a entrar en detalles sobre por qué la cuenta de Facebook "Liberales de Chile" fue clausurada, dejando a casi 400 personas sin la posibilidad de comentar noticias y artículos con breves reseñas que regularmente añadíamos. Sólo diré que si me cierran allá, este blog se reabre.

El primer tema que vamos a comentar es el de Egipto y Túnez. Como advierto un nivel de análisis epidérmico en la prensa tradicional chilena, creo que es la opinión de Chile Liberal es necesaria. Por ejmplo, varios medios hablan de "crisis. ¡Cómo va a ser una "crisis" que la gente salga a las calles a exigir la caída del tirano!

Para empezar, la influencia de Twitter y Facebook está sobrevalorada. Han sido importantes sí, pero no el factor decisivo. Más relevante en la caída de los déspotas Ben Ali y Hosni Mubarak ha sido la política de contención y hasta de tolerancia de estos sátrapas, no para alabarlos ni legitimarlos, sino para que el pueblo al menos adquiriese un mínimo de servicios sanitarios, algo de alimentación y acceso a la instrucción básica, cosa de que a partir de poco aspirasen a más, y no sufran de la pobreza abyecta y la completa humillación que viven, por ejemplo, los cubanos gracias al embargo. La mano dura de EEUU contra Cuba ha sido completamente errónea y sólo ha intensificado el problema, enquistando aún más a los barbudos. Un sistema de látigos y zanahorias es lo que funciona para amaestrar a las bestias, así como para lidiar con déspotas. El caso de China es paradigmático. (El látigo sólo es mejor reservarlo exclusivamente contra regímenes absolutistas y maniáticos, como el de Corea del Norte o Irán.)

El FMI en su informe 2010 alabó a Egipto y agradeció afectuosamente la ayuda prestada a  sus técnicos. Lo peor que pudo hacer EEUU y Europa era condenar al ostracismo completo a un régimen que mostraba un mínimo de apertura. Tal como hacia el gobierno del Carnicero de Santiago, la visión de Occidente respecto a estos tiranos era clara: eres un hijo de puta, pero al menos eres nuestro hijo de puta. Algo de ayuda prestó Mubarak para lidiar en el conflicto árabe-israelí, así como el mandamás libio Muammar Gaddafi ha colaborado en el rastreo de terroristas y ha desmantelado su arsenal de armas de destrucción masiva a cambio de poco apetecibles concesiones de Occidente. Pero la idea de fondo es una: usar el propio peso de un régimen dictatorial para causar su auto-destrucción. Resultó con la URSS, ¿por qué no contra otras tiranías?

Si muchos turistas visitan Egipto, es lógico que los locales se pregunten por qué gente de otras latitudes puede visitar sus países mientras ellos mismos sufren para llegar a fin de mes. Un poco de prosperidad lleva a mayores exigencias, y un mínimo de libertad económica tiende a demandar un mínimo de libertades civiles. Por lo mismo, Chile Liberal sostiene que la completa supresión del comercio es contraproducente para luchar contra la satrapía. Nota aparte: el New York Times designó a Santiago como el lugar para visitar el 2011, en la misma lista abundan ciudades de Egipto, Tunisia y Libia (ningún diario chileno destacó esto, después me dan las gracias chiquillos)

En los boulevards parisinos Vuestro Humilde Servidor ha visto muchedumbres celebrando el cambio de régimen en Túnez y Egipto. El problema es que esto sea el 1789 de estos países: abolido el antiguo régimen, ahora viene un hombre fuerte a imponer el orden. Cuento e historia repetida. Los militares en este momento asumen el mando de Egipto. Tal como la comunidad internacional fue instrumental en lograr que el Chacal dimitiese luego del fracaso de su estrategia con el plebiscito de 1988, ahora depende de la comunidad internacional exigir la pronta salida de los militares egipcios y privilegiar un sistema laico y multipartidista, para que las buenas intenciones no terminen ni con una junta militar ni con una república teocrática.

Quizás el pelotudo de Julian Assange en algo contribuyó cuando uno de los cables de WikiLeaks reveló una de las noticias más inesperadas e increíbles del último tiempo: Ben Ali —según los funcionarios norteamericanos— es un corrupto nepotista. De seguro que las "Patricias Maldonado" y los "Hermógenes Pérez" de Tunisia se quedaron solos defendiendo al impresentable gobernante, y ante la opinión extranjera, los propios tunesinos ya hastiados de su dictador dijeron basta ya y se dieron cuenta que sacrificar un poco de libertad por un poco de estabilidad es insostenible, y que su país se merece más que estar gobernado por un presidente vitalicio. Admirable el acto desesperado del joven profesional Mohamed Bouazizi. Desempleado y castigado por ganarse la vida vendiendo frutas en la vía pública, decidió inmolarse. Como corolario, es perfectamente legítimo que ante un régimen tiránico que encarcela a quienes procuran ganarse la vida una revuelta popular destituya al gobernante.

El efecto dominó aún no se detiene y no sabemos exactamente quién es el siguiente. Una África del norte democrática significa prosperidad, mayor ingreso percápita y consumo. Es hora de resucitar el proyecto de Unión Mediterránea de Sarkozy.

Chile Liberal
chileliberal@gmail.com

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¿FRAUDE O CEGUERA? VIRGINIA CONTRERAS

Los acontecimientos políticos, durante la última década en el mundo, demuestran la coincidencia en cuanto a las razones de las crisis existentes.

Si nombráramos al azar ciertos gobiernos, como el de Irak con Saddam Hussein, Irán, Costa de Marfil, Zimbabue, Túnez, Egipto, y Nicaragua y Haití en este lado del mundo, apreciaremos una constante; y es que sus gobernados: sociedad civil, partidos políticos, y demás sectores representativos, han insistido en acusar a estos regímenes de violación de los derechos humanos, irrespeto al Estado de Derecho,  condiciones infrahumanas para su subsistencia debido al desempleo y alto costo de la vida, y “fraude electoral”.

En todos estos casos también ha habido otra coincidencia, y es que los distintos sectores de la sociedad civil, como se ha evidenciado recientemente en los casos de Túnez y Egipto, han manifestado públicamente a fin de demostrar hasta qué punto están hartos de tanta burla a la soberanía popular por parte de sus respectivos gobiernos. Estos últimos, aprovechándose de su absoluto poder, y bajo la mirada impotente de los electores, han impuesto condiciones electorales contrarias a sus leyes, garantizándose la permanencia indefinida en el poder.

Si comparáramos todas estas circunstancias con el caso de Venezuela, encontraríamos una situación excepcional, y es que en los casos mencionados anteriormente, es la sociedad civil, opositora a estos regímenes, quien reacciona enérgicamente frente a la existencia de un fraude masivo en sus procesos electorales, mientras que en Venezuela la situación pareciera ser a la inversa.

Si bien es cierto que en ciertas oportunidades, algunos sectores de la sociedad habían denunciado el fraude electoral en Venezuela,  en la actualidad, en vez de ser el gobierno bolivariano –por razones obvias- el primer detractor de dichas denuncias de fraude, son los partidos políticos opositores, algunas ONG, e individualidades, quienes frente a tales denuncias se comportan como si los acusados fueran ellos, o como si de la comprobación de dichos fraudes dependiera su desaparición del espectro político venezolano.

Quienes otrora acusaban al régimen venezolano, así como a los organismos electorales, de la utilización del fraude para garantizar el triunfo de sus partidarios, actualmente no sólo parecen haberlo olvidado, sino que reaccionan en contra de quienes de alguna forma se atreven siquiera a mencionar tal posibilidad.

Partidos políticos que con anterioridad afirmaban poseer pruebas de dichos fraudes, hoy en día no sólo ni mencionan la posibilidad remota de su existencia, sino que propician abiertamente la participación electoral. No importa que desde la época de sus denuncias, hasta el momento, las condiciones de falta de transparencia, equidad y objetividad hayan empeorado, y haya sido modificada en diversas oportunidades la legislación electoral en beneficio del régimen, y en detrimento de la ciudadanía. Lo importante “es votar”, dicen ellos. Esto ha llegado hasta el extremo de justificar tal actuación bajo la excusa de que así, si votamos masivamente, las condiciones negativas desaparecerán, e incluso hasta podrían revertirse en contra del gobierno, como si por arte de magia, el registro electoral permanente irregular (y secreto), la cedulación masiva de ciudadanos, las nacionalizaciones a extranjeros sin cumplir los requisitos legales, las migraciones de electores de sus centros de votación hasta lugares extremos del país, la participación de una dudosa empresa de facilitación de la votación, como “Smartmatic”, sin la obligatoria existencia de un proceso de licitación, entre muchos otros vicios, pudieran desaparecer.

Conocidas ONG, cuyo objetivo fundamental- razón por la cual habían recibido cuantiosas sumas de dinero como aportes- era la “lucha en beneficio de la transparencia electoral”, han modificado su discurso; de tal manera que lo que en el pasado fue un fraude electoral, en el presente simplemente es un mero “abuso” del gobierno.

Individualidades que se habían hecho eco de tales denuncias de fraude, no sólo han olvidado los fundamentos de sus afirmaciones, sino que incluso, hasta se presentan como candidatos electorales.

Medios de comunicación que en el pasado facilitaban, o por lo menos permitían, la divulgación de algunos de estos elementos que vician de nulidad dichos procesos electorales, ya no le dan cabida a tales circunstancias.

Sectores de la sociedad que regularmente han servido de plataforma en defensa de los valores fundamentales de la democracia en el país, si bien han sido capaces de organizar manifestaciones, marchas, y todo tipo de operativos a fin de defender el derecho a la vida, la denuncia por la existencia de presos políticos, el derecho al trabajo, a la autonomía universitaria, a la propiedad, a la independencia de los poderes públicos, a la necesidad de unas condiciones dignas de vida,  en ningún momento, en doce años de gobierno, se han atrevido a participar organizando eventos en la búsqueda de la “transparencia electoral como garantía de la soberanía popular”.

Faltan 23 meses para que se produzca uno de los procesos electorales más importantes al cual se haya tenido que enfrentar la sociedad venezolana, como es el de las elecciones generales, a fin de designar al presidente de la República y demás autoridades de la organización político territorial del país.  Durante todo este tiempo los venezolanos tendremos que enfrentarnos a infinidad de retos, producto del interés de nuestro gobernante Hugo Chávez, de destruir al país mediante la eliminación de los factores de producción, del derecho al trabajo, a la educación, a la propiedad, al libre tránsito, y en general, de todos aquellos derechos inherentes a la persona humana y a la institucionalidad democrática.

Los ejemplos sobran, pero basta con señalar la Ley Habilitante dictada recientemente por la Asamblea Nacional al presidente de la República, para entender hasta qué punto llega la acción aniquiladora de la democracia, como política de Estado. Pero así como los retos señalados son una realidad, otro no menos importante, e incluso de mucha más trascendencia en el tiempo, es la necesidad de la lucha por adecuar las condiciones electorales a lo que establecen la Constitución y Leyes de la República.  De su observancia dependerá la escogencia y el triunfo de un candidato presidencial capaz de sustituir la política de destrucción de la Patria, por otra que restablezca los valores democráticos y el espíritu de superación que los venezolanos siempre habíamos mantenido.

Para ello es importante no sólo nuestra participación exigiendo el cumplimiento de los principios electorales reconocidos mundialmente, sino la presencia del sector democrático que actualmente nos representa en la Asamblea Nacional. No es posible que hasta el momento nos limitemos a escuchar larguísimos discursos respecto a los vicios y virtudes de los diputados electos, o a lo que dijo o no dijo el Mandatario Nacional en su discurso ante el organismo legislativo, mientras el tiempo pasa irremediablemente y nadie se acuerda de las garantías electorales vitales para revertir cualquier posibilidad de fraude.

Para quienes insisten en defender lo indefendible, ofuscándose cada vez que se habla de este tema,  debemos recordarles que frente a la duda de fraude no existe mejor antídoto que la existencia de un proceso rigurosamente transparente. De allí que, indistintamente de sus posiciones, bastaría con preguntarles; ¿Cuál es el problema de exigir la adecuación del organismo electoral (CNE) a los principios que establece nuestro ordenamiento jurídico en materia electoral?  ¿Cuál es el miedo de luchar porque se cumpla le Ley y se garantice el respeto a nuestra voluntad popular?  ¿Será que tienen algo que perder; o es que no se dan cuenta que al final perderemos todos? 

trinitron208@aol.com

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