lunes, 19 de diciembre de 2011

ZENAIR BRITO CABALLERO: EN VENEZUELA LA INSEGURIDAD Y LA VIOLENCIA VAN EN AUMENTO

Es indiscutible que los problemas que vive nuestra sociedad venezolana por el aumento de la violencia y de la inseguridad de los ciudadanos, principalmente entre los habitantes de las ciudades más populosas del país, no es un problema nacional, sino que es un tema que cunde en todas las naciones. Pero sin ninguna duda constituye una de las principales causas de falta de bienestar social en nuestro país.
Es muy común escuchar que la gente diga en Caracas, Maracaibo, Barquisimeto, Valencia o Maracay ya no se puede vivir así, que un comercio haya sido asaltado 8 veces sin que se haya podido tomar medidas para asegurar que esto no continúe sucediendo, que pocos días atrás el ministro del Interior y Justicia diga por los canales televisivos que no aconseja el uso de las armas por parte de la población civil, mientras que más adelante declare que la población tiene que aplicársele la operación desarme porque mucha gente tiene armas.
Tampoco es lógico que haya funcionarios policiales procesados por hacer uso de la fuerza, mientras que luego las autoridades autoricen que hagan uso de las armas si es necesario, para defenderse o defender a la población. Todos estos dichos contradictorios por parte de jerarcas del gobierno revolucionario no hacen más que demostrar que ellos mismos se sienten inseguros en cuanto a cómo resolver los problemas de la inseguridad en el país.
Por otra parte, en algunos estratos sociales hay una ruptura entre la población adulta y la más joven, lo que ha llevado a una incapacidad de relación generacional, de diálogo y, concomitantemente, de trasmisión de valores y de lo que debe ser un correcto comportamiento social. En todo ello colabora la falta de educación, de instrucción y de cultura, y el aumento indiscriminado de la drogadicción entre los jóvenes debido al ingreso de la pasta base, que por su bajo valor está al alcance de cualquiera.
En el mundo globalizado de hoy, parece que las autoridades nacionales no tienen autonomía para aplicar sus propias leyes, porque la firma de convenios internacionales de "derechos humanos", pueden incidir o socavar la autonomía de nuestra justicia. Por otra parte el Ministerio del Interior y Justicia no tiene la fuerza que antes podía detentar para someter a la delincuencia, ni tampoco parece haber una política de Estado definida en cuanto a la represión del delito. También la Justicia tiene limitaciones en cuanto a la aplicación de las sanciones. Esto lleva a la impunidad de aquél que delinque como primario y luego de cometer un delito, muchas veces de cierta gravedad, queda libre por no tener antecedentes penales.
Actualmente los venezolanos han comenzado a tomar en sus manos su propia defensa, habiendo sucedido hechos de delincuentes heridos y muertos por sus víctimas, en defensa propia. Naturalmente que esto se veía venir. ¿Hasta cuándo la gente puede ser tan cobarde o tan respetuosa de la ley, que no tome medidas para defender su vida y sus bienes, a sus hijos y a sus dependientes? Tal vez si la población hubiera sido menos pasiva, más autoritaria y más valiente, nunca habríamos llegado a los extremos a los que se ha llegado, por ejemplo en el occidente y en el centro del país, donde hombres hechos y derechos se dejan robar por niños que están (o dicen estar) armados.
Lo inconcebible es que esto suceda en un país como el nuestro  con tantos millones regalados a otras naciones hermanas y que no se haya podido implementar a tiempo una estrategia que prevenga y resuelva la situación. Como también es inconcebible que se hagan tanto problema para asistir a centenares de personas (niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos) que se encuentran en situación de calle en ciudades y pueblos, cuando por otro lado este país está manteniendo a tantos inútiles y acomodados que no hacen nada (o hacen lo que no deben) y cobran suculentos sueldos.
Aquí lo que debería hacerse es poner mano blanda para ayudar a los indigentes, pero ayudarlos en serio, y poner mano dura para los que delinquen y también hacerlo en serio. Si los hijos de Fulano roban, dañan o matan, Fulano debería cumplir la pena por el delito cometido por sus hijos, pero no con un simple enredo judicial, sino que asuman una verdadera responsabilidad penal.
Si las cárceles venezolanas son una vergüenza, ¿no estarían mejor los presos en predios donde pudieran trabajar (sí, aplicarles trabajos obligatorios) como en la época de Juan Vicente Gómez y que al mismo tiempo hagan algo para retribuir a la sociedad por los daños causados y para contribuir a su sustento? Esto permitiría además mejorar su autoestima y hacer más posible su rehabilitación.

britozenair@gmail.com

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