Verse el rabo puede conducir a rectificar la estrategia gubernamental y dar mejor uso a los recursos públicos que están gastando para frenar lo que parece una avalancha opositora.
Un alcalde, psiquiatra y profesor universitario planteó la semana pasada en columna debutante que la oposición venezolana sufre el síndrome de Munchausen.
La explicación menos complicada de ese mal indica que es un trastorno psiquiátrico que se caracteriza por inventar y fingir dolencias, o incluso provocárselas a sí mismo, mediante la ingesta de medicamentos o mediante autolesiones, para llamar la atención de los médicos o familiares, y ser tratado como un enfermo.
La intención, muy rebuscada, del columnista fue denunciar que los precandidatos de la Mesa de la Unidad están creando ficciones, como el ataque en el 23 de Enero a la única precandidata o la colocación de una valla de un precandidato por esos mismos lares.
El diagnóstico no es muy acertado, pero eso es lo que hay en el gobierno. No es fácil. Los lectores del diario que regala esa alcaldía vieron muy doctoral el texto, pero es una prueba más de las desigualdades, incluso dentro del chavismo.
Algunos consideran que pudo recurrir a algo más cercano al pueblo llano y titularlo como “síndrome Rabo’emono”.
Casi todos los venezolanos entendemos que el mono se ríe del rabo del vecino sin ver el suyo. Es posible que haya tenido esa intención, pero sopesaría que ese es precisamente el síndrome que observamos en todos los “sobrados” que desfilan por la radio y la televisora oficialista.
Se burlan del rabo de algunos precandidatos de la oposición, sin poder verse el suyo. Incluye calificar de basura lo que publican otros medios.
Eso del síndrome de Munchausen, además, luce más como pedrada contra vidrio del palacio de gobierno. Parece que lo que realmente quiso decir el alcalde-psiquiatra es que deseos no empreñan, para desmontar lo que ofrecen los precandidatos de la oposición.
Pero eso es como otra pedrada contra el líder, por aquello de que me voy a quedar en el poder hasta 2031 o hasta 2041 mesmo.
Verse el rabo puede conducir a rectificar la estrategia gubernamental y dar mejor uso a los recursos públicos que están gastando para frenar lo que parece una avalancha opositora, sin importar el candidato o la candidata que le toque enfrentar al gallo del régimen. Algo más. ¿Si la oposición está tan mal, como insisten en los medios oficialistas, para qué perder tiempo y dinero en atacarla, violando leyes, la Constitución y dejando tantas huellas?
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