Gobernabilidad, estabilidad institucional y consenso político suelen andar juntos -no revueltos- en la práctica y deberían hacerlo también en la teoría. Según Sartori la primera es una categoría informática asociada al análisis de las instituciones. Gobernar (de cubernetos ) es el arte y la técnica de intervenir la realidad para contrarrestar la entropía, tendencia al caos inseparable de todo sistema en la naturaleza.
El que mucho abarca poco aprieta y si la concentración del poder pasa los límites viables, - deadline -, el sistema se descompone y entra en crisis de gobernabilidad, que consiste en que la acción de gobierno, al contrario de sus fines, empeora lo que debería mejorar ("efectos perversos"). Si se pretende impedir la inflación o la fuga de divisas con "leyes", se generan males iguales o peores (especulación, escasez, acaparamiento, violencia, mercados negros, corrupción). No en vano el país latinoamericano con fuga de divisas y la mayor inflación mundial es Venezuela, problemas ya extintos en los países civilizados.
En una ciudad ingobernada se disuelve la cohesión social, se impone la barbarie y los ciudadanos son víctimas de 150 mil asesinatos en 13 años, ansiedad colectiva, ocupación de propiedades, basura, toque de queda informal, secuestros express y tráfico. Un sistema social complejo es incontrolable pero se lo puede llevar por etapas a la destrucción como hace el ministro Giordani.
La ruda experiencia de los ochenta hizo entender a la región que la gobernabilidad depende de redistribuir el poder del Estado a los ciudadanos, las provincias y los productores, de los empresarios a los consumidores. Hoy tenemos Estados más fuertes, sociedades también más fuertes y mayor capacidad para enfrentar miseria, corrupción e ineficiencia. La transparencia que se conquista día a día a través de los medios de comunicación ha sido esencial.
En la caída de la Unión Soviética, la hiperconcentración de poder saturó los circuitos del Estado y se fundieron los transistores de los mandos. Durante la crisis económica de los 90s el corpachón estaba desconectado, se hizo ingobernable y desplomó el imperio. China actuó a tiempo e introdujo la economía de mercado, factor descentralizador que frena el proceso de disolución social maoísta, pero anuncia un conflicto a futuro con la autocracia. El sueño revolucionario de ciento cincuenta años, basado en centralismo, autoritarismo y estatismo, va a la letrina de la historia.
En Venezuela se inició a partir de 1989 un verdadero proceso constituyente, cambios profundos y avances en la calidad del sistema político y de la gestión de gobernadores y alcaldes, que contribuyó a derrotar los golpes de 1992. La barbarie anacrónica y autoritaria posterior revierte todo paulatinamente y arrebata y recentraliza competencias de estados y municipios. El Estado hoy se desploma en escombros de corrupción, incompetencia y despilfarro y con él, el efecto civilizatorio de los servicios públicos de 40 años de democracia, arrastrando el tejido social y la convivencia. Las demandas sociales son ingobernables para el Estado y hacen temer que la desesperación populista provoque un colapso general.
Rosa Estaba, ex directora de la Escuela de Geografía-UCV preparó para el gobernador Pablo Pérez el documento Territorio, participación, inclusión, gobernabilidad . Desenmascara el vandalismo institucional de la "nueva geometría del poder" y propone una nueva estrategia a partir de 2012. El llamado "poder popular" es exactamente lo contrario: sustituir las instancias de participación electas por "el pueblo" (gobernaciones, alcaldías, concejos municipales, juntas parroquiales) por apéndices del gobierno, y los municipios, una de las instituciones de mayor tradición en el mundo hispano, por organismos del PSUV llamados comunas.
Según Estaba el próximo gobierno de Unidad Nacional deberá "adelgazar", el Estado central devolver a estados y municipios aceleradamente todo lo recentralizado, y transferirles nuevas competencias: cárceles, educación, aeropuertos y puertos. Así retrocederán despilfarro y corrupción,.
Una política para estimular la "topofilia", según Yi-Fu Tuan la autoestima regional y local, debilitada por casi tres lustros de improperios, miles de horas de televisión para degradar, encanallar, falsificar y señalar al país objetivos falsos. Poner fin a la pesadilla requiere inducir una atmósfera de "cohesión social, participación, objetivos comunes, innovación e inclusión" en y por las redes territoriales rurales y urbanas.
@carlosraulher
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