¿A qué se debe ésta baja sensible del apoyo a las movilizaciones del movimiento estudiantil en Chile? Hay un factor evidente que es el fenómeno encapuchados y violencia. Hay otro que lo es menos: leer la sociedad desde un proyecto político cupular. Mayoritariamente la gente apoya todos los cambios que apuntan a generar mayor inclusión social y superación de la inequidad. ¿Significa eso que desean, necesariamente, el fin de la sociedad de consumo liberal construida en las últimas décadas? No, más bien es tener acceso a sus beneficios en igualdad de condiciones y sin altos costos de endeudamiento. Quieren gozar de las oportunidades que ofrece una sociedad de mercado liberal, no el fin de la misma.
Hay sectores del movimiento estudiantil que no lo entienden así. Aspiran a generar una instancia no sólo de superación de la inequidad sino post-sociedad de consumo. Es ir más allá de la hoy indiscutible necesidad de un cambio de modelo educacional, pretenden ser la punta de lanza de un movimiento de transformación general. Para ese segundo objetivo, se requiere mantener las movilizaciones y sumar nuevos actores de los movimientos sociales. Su error puede estar en creer que la población en general apoyará una mantención indefinida de las movilizaciones y que comparten éste objetivo de más largo plazo.
Los movimientos sociales sufren a la larga de los mismos vicios de los partidos políticos. Necesariamente devienen en la voluntad de la elite que los lidera y que toma la forma de intérpretes de la voluntad general. Se cree que la voz propia, cual Gurú, lo es “del Pueblo”. Éste último aspira a una mejor vida pero dentro de ese concepto está incluido el acceso a los bienes y servicios del consumismo. Nadie entendió mejor esto que la socialdemocracia. La sensibilidad de izquierda que lucha por una nueva sociedad, en su sentido radical, no es socialdemócrata.
El movimiento estudiantil si no desea terminar como Santiago Nasar en Crónica de una Muerte Anunciada debería focalizarse en la propuesta de reforma educacional, entendiendo que en algún minuto se debe pasar de la calle al Congreso, que en política no existen las victorias absolutas (ni en las revoluciones). Uno esperaría de Camila Vallejo, militante y dirigente de uno de los partidos políticos más tradicionales del escenario nacional, una comprensión de esto y una capacidad de llevar el movimiento en esa dirección. Lo otro es el predominio de los sectores que ven ésta causa como un primer paso de superación de la sociedad y estado liberal. No harían mal en leer a Michel Houellebecq quien en su obra Whatever nos recuerda:”Algunos hombres hacen el amor todos los días; otros seis o cinco veces en su vida, otros nunca. Otros hacen el amor con docenas de mujeres; otros con ninguna". Esto es lo que se conoce como “la ley del Mercado”. No es raro que entre los pioneros del discurso anti-lucro, vanidades y placeres se encuentren personajes como Savonarola, San Bernardino de Siena y sus Falò delle vanità (Hogueras de las Vanidades). No está de más recordar que Savonarola terminó quemado vivo delante de la misma multitud que algún día lo siguió de modo ciego.
Gonzalo Bustamante Kuschel es miembro del Consejo Académico de CADAL.
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