sábado, 10 de diciembre de 2011

ELIDES ROJAS: AL CAPONE MORIRÍA DE ENVIDIA

La revolución chavista tenía entre sus principios básicos adecentar el país. Barrer de una vez por todas con esa historia invencible de ladrones, rateros y corruptos que de alguna manera le sirvieron a Chávez y su grupo para justificar los golpes de Estado del 92. Al menos ese fue el discurso fundamental de los militares golpistas.

No necesariamente era lo que de verdad tenían en mente. Llegar al poder, años después por la vía electoral, barrió de cuajo todas las metas de construir un país nuevo y decente. Algunos de la cúpula de uniforme, los más serios y consecuentes se fueron de esta cueva de Alí Babá hace tiempo. Apenas vieron los primeros movimientos de los choros disfrazados de socialistas y, especialmente, el refuerzo hamponil de los hambreados cubanos, este cuento de la revolución estaba comenzando a perderse. Y, en efecto, 13 años después, Chávez y su combo han logrado lo que parecía imposible. Lograron construir un aparato de corrupción blindado, enorme, gigante, invencible. Así como la llamada cuarta república logró su propia destrucción a punta de ladrones sueltos y apoyados, el chavismo está listo para la parrilla por las misma razones repotenciadas y multiplicadas por 1.000 o más.

¿Cómo logra Chávez y su chavismo y que socialista levantar el aparato de corrupción más poderoso desde los tiempos de Al Capone? ¿Cómo hizo este portento de honestidad y moral revolucionaria para hacer realidad el sueño del Hombre Nuevo? Fácil. Muy Fácil. Tomó por asalto los poderes públicos y, entre ellos, todos los mecanismos de control. Como en las películas de vaqueros gringas cuando el comisario del pueblo era a la vez el jefe de la banda atraca bancos. Zamuro cuidando carne.

Sin Asamblea Nacional, Contraloría, Fiscalía o tribunales realmente honestos e independientes no hay la más mínima posibilidad de que los choros revolucionarios sientan el más mínimo temor al cogerse unos reales. Son del mismo equipo, de la misma banda.

Ese es el primer paso. Generar el sistema de la impunidad, mientras se llenan la boca hablando de moral socialista y honestidad revolucionaria. El segundo, muy usado antes, pero perfeccionado en estos tiempos de militarismo y que socialista. Es la creación de alcabalas de todo tipo. En cada alcabala hay que bajarse de la mula. Certificado para tal cosa, solvencia para nadar en el Guiare, recibo de pago del derecho a jalar mecate, sistemas de control de cambio variados, escalonados y de muchos renglones, cupos para todo, controles de precios, militares cuidando mercancía, mercales y mercalitos, contenedores podridos en cada puerto o patios vacíos. Confiscaciones, expropiaciones. Leyes y reglamentos. Cada paso es una alcabala donde hay que pagar peaje.

Y el tercero es la infinita creatividad para robar y practicar el raterismo más descarnado. Venden balas y armas a los malandros y a los presos, sacan la comida de Mercal hacia Colombia, venden gasolina de contrabando, se roban la carne de Mercal y la venden a restaurantes, tienen el control del mercado negro vía Pdvsa, arman rápidamente mafias como la de las cabillas o el cemento. Son rápidos. Muy buenos.

Al Capone se hubiera muerto de envidia.

Twitter: @ejrl

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