viernes, 18 de noviembre de 2011

ORLANDO VIERA – BLANCO: EL DEBATE. ¿USTEDES QUÉ OPINAN?

En conclusión creo que los grandes ganadores fueron María Corina y Diego Arria, por ser ellos quienes asumieron el discurso de mayor divergencia respecto al establishment y por destacar un cierre frontal, emotivo, directo y valiente.
Un evento serio, regio y sobrio. Dos adjetivos que desde hace mucho tiempo, no contemplamos en la política venezolana, sobretodo en los predios del poder.
A partir de allí, estoy complacido como ciudadano y esperanzado como venezolano. Vamos hacia un futuro diferente, decente y progresista, mismo que le ponga punto final a una era sin par, de bacanales y piratería política. Que contraste tan abismal entre la Venezuela preparada, respetuosa, honesta, pacifista y civilista representada en María Corina, Henrique Capriles, Leopoldo López, Pablo Pérez y Diego Arria vs. El patronazgo militarista, cupular, segador, violento y despreciativo de un sólo hombre, de un sólo nombre…Sin duda alguna, como dirían por ahí, ¡otro cantar!
Sin embargo, lo anterior está preñando de buenos deseos. Son impresiones de quién confía en un país distinto. El tema es que aun es presente y el presente, no pinta fácil de resolver, porque para nada debemos subestimar no sólo las fortalezas del adversario sino nuestras latentes debilidades. A partir de aquí, quisiera hacer algunas observaciones. Para hacerlas, lo mejor es ‘metodológicamente’ ir por cada precandidato. Veamos.
En orden alfabético.
Diego Arria: Exhibió su experiencia y bagaje político, recodándole a la audiencia ciertos logros de gestión y participación en tiempos de la IV República. No estoy muy seguro que esta clase de reminders, funcionen de cara a una población electoral joven, que sataniza el pasado y tiene claro (aunque con alguna insulsez de por medio), que el antiguo régimen nos condujo a lo que tenemos. Así, presentarse como parte de aquello, no es la mejor estrategia…Arria lució un poco encartonado, empero sobrio y directo al tono. Su estatura política y su ocupación como secretario general del Consejo de Seguridad de la ONU, no son cualidades ramplonas e hizo gala de ellas. Fue en algunos casos débil (tenía que exhibir cifras de generación de empleo), pero a nuestro juicio, fue el mejor cierre, increpando a Hugo Chávez…con su, “te espero en la Haya, en el lugar donde acaban todos los dictadores”, desde lo que logró un impacto rotundo y un reto lapidario. Fue uno de los momentos de euforia real en el auditórium.
Capriles: Llano, preclaro en su brand awarness (etiqueta de concientización), concentrado en la educación. No tiene grandes dotes de locución y de conectividad (escaza telegenia), sin embargo demostró soltura en el manejo de un lenguaje ‘amiguero’. Poco contenido de oferta política, preparación básica para el debate, buen uso de sus gimmicks de ‘preso político’ y gobernador de Estado, más buen manejo del tema inseguridad y corrupción. Le faltó contundencia en denunciar aquellos aspectos medulares que impiden su gestión al frente de Miranda, esto es, el escamoteo del gobierno del situado constitucional, el sabotaje con el despojo de competencias y la poca o nula colaboración en el combate de la delincuencia. Me preocupa que denote cierto encanto por el ‘culto a la personalidad’, el presidencialismo y la concentración de poder. Digo esto por su conducción gestual, su coloquialismo y su negativa a comprometerse irremisiblemente, con la descentralización.
Leopoldo López: Quizás fue la intervención que generando mayores expectativas (por tener que demostrar como resuelve su estatus difuso de entredicho político, mediante una intervención impactante), se quedó anclado en un discurso retórico, vetusto y abstracto, sobre “La mejor Venezuela”’. Y es aquí donde es pertinente aprovechar la ocasión para alertar de ciertas ‘ligerezas’ en la conducción política y del discurso frente a la opinión pública, en lo que pecan despreocupadamente algunos actores, y cuyo fallo es mortal contra un hombre de la capacidad de improvisación y respuesta de Hugo Chávez. Esa lasitud y pereza que tanto denunciamos, es la falta de preparación, de anticipación y ensayo, de lo que voy exponer, con quién lo voy hacer, del escenario, y los tópicos que abordaré.
Si yo deseo describir en que consiste la ‘mejor Venezuela’, debo traer planes, exhibir con capacidad de síntesis, sus líneas gruesas, y plantearlos en 60 segundos. Debo estudiar los errores sistémicos de nuestro presente, como quién lo trata de explicar a un niño de 5 años, para contrarrestar con mis soluciones. Ahora si lo que deseo es depender de mi improvisación, mi memoria y mi imagen, pues sepan que están frente a un hombre que es capaz de lanzar diez refrenes en diez segundos, mentir o acertar deliberadamente sobre batallas, titanes, amoríos o resurrecciones; recitar otro diez poemas al rompe de cualquier situación y terminar recordando el árbol genealógico de su contrincante, aunque no sea cierto el parentesco, con los acérrimos enemigos de Bolívar.
En otras palabras, el debate frente a la opinión pública y frente a Chávez se gana siendo asertivo, puntual en las soluciones, certero en el plan de acción y fulminante en el desmentido. Y para ello hay que estudiar el terreno, prepararse, sentarse a construir la oferta, con cifras, lógicas, silogismos, datos, experiencias y cotejos, sustentables y potables. Repetir mil veces que la educación nos llevará una mejor Venezuela, no es más que un lugar común tan vulnerable como hablar de las misiones o la medicina endógena. De allí que Leopoldo perdió una oportunidad de oro, para exhibir un slogan de oro ‘la mejor Venezuela’.
María Corina Machado: Cierta timidez al inicio, seguida de palmaria rigidez, empero con una pasión y determinación desbordante al final. Su contraste de género supo utilizarlo, invitando con emoción a la gente, ‘voten por una mujer independiente…Les aseguro que derrotaré a Hugo Chávez…’ Esta expresión en lo semiótico (simbología del poder) fue determinante, porque fue el desafío de una mujer, que demuestra no temer contra el gran titán, a quien invita a bajarse de sus laureles, y fajarse con una dama. La ansiedad de tenerlo como contendor, para vencerle, registró un aroma de ganadora. Fue el otro de los únicos dos momentos, que levantaron las pasiones en la audiencia. El otro momento que elevó los gritos y paró a las gradas-insisto- fue el señalamiento de Diego Arria, y la citada denuncia del presidente ante la Haya…
María Corina demostró preparación, estudio, conocimiento de una realidad a la que intenta darle solución. Pero también transmitió una gran seguridad y fe por el futuro. Quiere dar, quiere ver a la gente próspera, quiere darle oportunidades, sin querer estar estrictamente detrás del poder. Esto en materia de comunicación política en un país donde una gran porción indecisa, ve a los actores políticos sólo pendientes de llegar ellos, es fundamental.
Seis meses como término para abordar el asunto inseguridad, enfrentando a los ‘micro-traficantes de drogas’, más la depuración de las policías, sonó originario y con una agresividad bien acompañada (siendo que en otras oportunidades no es necesario asumir poses de coma o tono alto). Un buen manejo del tema educación a partir de la calidad de los profesores y la necesidad de pagarles más, percibe que María Corina ha estado revisando cifras, desnudando realidades y exigiendo a su gente ideas y soluciones. Al contrario de Leopoldo y Capriles, Machado se preparó, estudió su oferta, su plan de acción, y anticipó escenarios. Lució segura y convencida de lo que decía, porque es elocuente, que ha estudiado los eventos. En este caso faltaría ver, por el contrario, como está su capacidad de espontaneidad, en un intercambio abierto, con Hugo Chávez. He dicho que frente a Chávez, la que pinta más vencedora, es una mujer como María Corina Machado…
Pablo Pérez: Me sorprendió favorablemente. Demostró ser algo más que un simple legatario de Rosales y de una silla de poder en el Palacio del Cóndor. Pérez ha ganado cierta ‘majestad’ luciendo frente a la opinión pública, bien apertrechado, maduro en sus planteamientos democráticos y hasta de fe ( es un muchacho que no desestima el perdón como un valor político de reencuentro) e informado en el ámbito de gestión.
Le criticaría lucir encuadrado en un guión que se aprendió a letra y coma, por lo cual se presenta con cierto acartonamiento, cierta cuadratura que debe relajar. Pablo Pérez exhibió igualmente manejo de data, manejo de experiencia en la solución de asuntos fronterizos, de infraestructura y becarios. Nos sigue pareciendo un hombre ganado al rentismo, al reparto, al populismo. Esto de decir que en su gobierno todos tendrán la oportunidad de ir a escuelas o universidades privadas (becados), no deja de ser una práctica populista y parasitaria, que transita lisamente por la ilusión de la gente. Entre graduar médicos a tres años y decir que todos serán beneficiados con becas para ir a centros privados, no hay mayor diferencia en términos demagógicos. Mucho cuidado con este lenguaje que ya a gente identifica, y que dicho sea de paso, no comporta ningún contraste político con HCH F, lo cual es vital para derrotarle.
En conclusión creo que los grandes ganadores fueron María Corina y Diego Arria, por ser ellos quienes asumieron el discurso de mayor divergencia respecto al establishment y por destacar un cierre frontal, emotivo, directo y valiente. El gran perdedor fue López, quién debía arriesgar y enseñar más, para superar mayores obstáculos, y no lo hizo. Se le fue el tiempo con excesiva prudencia, cierta divagación, en el marco de un perfil añejo y de inquietante simplicidad. Capriles supo mantener una reserva y neutralidad que suman, de cara a un candidato que tiene el reto de mantenerse en la punta, y que no quiso arriesgar en un terreno (debate abierto) en el cual no la tiene cómodo… Pérez dejó entrever que tiene estructura, que posee maquinaria política y un pulmón natural de electores, pero quizás es el que mejor desnuda (practica a costura palpable) la política electoralista, clientelar y limonera de la cual debemos escapar.
De cualquier forma, es la Venezuela que evoluciona, joven, que aprende, decente pero desafiante. Es la Venezuela de la paz y de la convivencia. Es la Venezuela del progreso y del futuro. La única que nos puede regresar la paz y la cordura, sin temores y sin desconfianza, porque enarbolan con seriedad y voluntad, el compromiso noble de rescatar el país, de su más profundo oscurantismo.
En medio de estas críticas y sinceras observaciones, mis más altas expresiones de felicitación tanto a los estudiantes como generadores de la iniciativa, como a los precandidatos por asistir y exponer sus ideas en este tipo de eventos…por cierto evento el cual, al Presidente, al decir de ellos mismos, ¡lo cargaba loco!
Otro si: el intento de bloquear el debate y desviar atención con cadenas ’ fue un error sensible de Chávez que demuestra no sólo que el debate le inquietaba, sino lo alejaba cada vez más de la Venezuela del cambio. Y en medio de la desesperación que como él dice, es mala consejera, se lanzó una vez más, a las cámaras con lo cual lo que logró fue agendizar el debate… En este sentido, los organizadores del cotejo, no tienen más que decir, gracias Presidente; y para el próximo debate, quédese en cadena…Así el pueblo cada vez más, querrá desencadenarse más.
vierablanco@cantv.net

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