Lo que nunca parecía que iba a ocurrir, ocurrió el 14 de noviembre en el primer debate de los candidatos de oposición. Y no fue obra de la oposición, que conste en acta.
Cuando todo el país, igual chavista que opositor quería ver el debate, Chávez lanzó una cadena que lo ubicó en el rol de telonero. El show man del país se auto-desplazó a ese segundo lugar incierto de relleno…el dudoso papel de “casi artista”. Un autosuicidio como diría CAP. Error de cálculo con costos muy altos.
La cadena oficial fue vista por millones de venezolanos, pero solo como un acto paciente de espera para el plato fuerte que eran los actores del debate en la UCAB. Chávez hizo de sí mismo un tedioso “mientras tanto”.
Independiente de la posición política, la ansiedad de los televidentes, frente al telonero que no soltaba el micrófono se traducía en un impronunciado “mijito acaba de una vez”…
En las redes se iban anunciando sitios alternativos para ver lo que estaba por ocurrir en la UCAB. Una reedición, ésta incontrolable, de aquella pantalla partida del 11 de abril.
El contraste que se produjo fue feroz. Los vieron igual los rojos que los azules.
Las imágenes hablaron solas: el público en el acto oficialista dormitaba, hablaba por teléfono. En los rostros las máscaras del “no tengo otro remedio”. Uniformidad impuesta. Todos quietos.
La hinchazón deformante de Chávez, el telonero, provocada por la cortisona, hizo que su “acto” fuera, además de aburrido, desagradable a la vista.
En el auditorio de la UCAB, efervescencia, juventud fogosa, jefes de campaña tomando notas, estudiando rostros, la expectativa …
Tanto oficialistas como opositores, empezaban a estar pendientes del reloj. Hasta el mismo Chávez. ¿Terminaría la cadena antes del debate?
Si. Tuvo que liquidarla. La presión flotaba como una nube densa y se lo hacían saber.
Strike one: Chávez se vio obligado a terminar la cadena para dar paso al debate. Se acabó el tiempo del telonero. Real y figurativo. El presidente y los suyos tuvieron que claudicar. Era imparable porque no podría encadenarnos ad infinitum…y la expectativa tan grande lo haría un éxito igual, aun en diferido.
En la UCAB y en nuestras casas entraron como un viento fresco, las imágenes juveniles de Leopoldo, Ma. Corina, Henrique y Pablo Pérez. En las redes se referían a Arria, en el infaltable tono jocoso del entusiasmo, como el “Duque de Alba”.
No entraré en detalles sobre los contenidos de lo dicho en el debate. El verdadero objetivo del mal llamado “debate” resultó en “SEMBRAR” en toda la población, independiente de su tendencia, esos conceptos que a fuerza de una maquinaria propagandística formidable, han sido aplastados, excluidos y materialmente borrados de la psique colectiva. Hay otros caminos y otros rostros.
El tono respetuoso, positivo e incluyente de las exposiciones resulta vivificante, alentador . Aspirantes sanos. Proyectos nuevos. Cada tema visto desde ángulos distintos y enriquecido por el acento particular del expositor, redondea las posibilidades dándole alas nuevas a viejos sueños. La posibilidad de sumar diferencias inspira…. Incluso a pesar de la limitante brevedad de un suspiro de 60 segundos por participante. A más intervenciones, más se concretaba la sensación liberadora de no estar atado a un monólogo. La experiencia sanadora de expresar acuerdo, desagrado, entusiasmo, dudas. Los jóvenes experimentando por primera vez un debate político. La dopamina invade e intoxica de placer…aun a los chavistas y a su pesar.
Strike two: El país en pleno, saborea la re-democratización. El contraste impuesto por la cadena multiplica y potencia el efecto.
Y acusó el golpe. Tanto lo acusó que la cadena del día siguiente queriendo hacer “control de daños” generó el strike three. Sin estudios en mano, en la habitual –y comprobadamente destructiva- nota del “se me ocurre”-, y a contrapelo de lo que se ufana, Chávez habló de la pobreza crítica que tanto anuncia haber desterrado. Esa que no existe en las cuñas y cadenas oficiales pero que muestra su triste rostro a lo largo y ancho del país, esa que se traduce en violencia y ruina..la suma de todos los males.
Como nueva medida desesperada y іAy! haciendo un faux pas mal copiando una idea expuesta en el debate, anunció un nuevo decreto…este sí el más perverso de todos. Asignar 300 Bs por hijo… y como al vuelo, dándose cuenta de la camisa de 11 varas en la que se estaba metiendo solito, igual que como se colocó a sí mismo en la condición de telonero, puso el límite de la asignación hasta 3 hijos. Tan transparente la intención electorera que casi (dije casi..) daba pena verlo boquear de este modo. Cada niño pobre venezolano vale apenas 300Bs… Como me decía un querido twitero varguense: “Misión acures o conejas: ahora a parir muchachos que el gobierno paga”.
Pero, y esta es la profunda tristeza que como madre me embarga y provoca estas líneas, es que el presidente, con ese anuncio, dejó sentado a las claras que para Chávez, los venezolanos tienen “precio”…pero no valor.
Ponchao!. El telonero se ponchó.
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