El debate lo encolerizó de tal forma que tuvieron que aumentarle la dosis de litio.
LA PARÁBOLA DE LOS TALENTOS
Como buen católico, asisto casi religiosamente a la santa misa todos los domingos, en compañía de mi señora esposa. Este domingo pasado el Evangelio leído por el sacerdote fue el de San Mateo (25,14-30), que se refiere a un pasaje narrado por Jesús a sus discípulos, sobre el parecido del Reino de los cielos a un hombre viajero. Evangelio que por cierto siempre me ha llamado la atención poderosamente por lo que se pueda inferir de él, en especial en estos tiempos llamados de “revolución socialista”, en la cual su máximo y único líder, el “comandante en jefe”, insiste en identificar a nuestro señor Jesucristo como un revolucionario socialista o mejor, sin eufemismo, un comunista.
LA PARÁBOLA DE LOS TALENTOS
Como buen católico, asisto casi religiosamente a la santa misa todos los domingos, en compañía de mi señora esposa. Este domingo pasado el Evangelio leído por el sacerdote fue el de San Mateo (25,14-30), que se refiere a un pasaje narrado por Jesús a sus discípulos, sobre el parecido del Reino de los cielos a un hombre viajero. Evangelio que por cierto siempre me ha llamado la atención poderosamente por lo que se pueda inferir de él, en especial en estos tiempos llamados de “revolución socialista”, en la cual su máximo y único líder, el “comandante en jefe”, insiste en identificar a nuestro señor Jesucristo como un revolucionario socialista o mejor, sin eufemismo, un comunista.
Veamos que dice el Evangelio en comento. Parábola de los talentos: “Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”. Talentos aquí equivale a dinero.
Hasta donde conocemos la historia de los regímenes comunistas y la actuación de sus líderes y los resultados obtenidos, al leer con detenimiento y meditación la parábola narrada por Jesús, según Mateo, pensamos que hay una distancia sideral entre la doctrina de Cristo y el comunismo. La experiencia de la URSS y de sus satélites, la de Corea del Norte y la más cercana de Cuba, nos señalan que en el comunismo lo que impera es la actitud del último de los servidores del señor viajero. El que no le dio ningún uso, ni rendimiento al talento dado en custodia. Sin entrar en otras consideraciones, que sería necesario un estudio teológico de mayor profundidad, lo que queda bien claro de esta lectura es que no hay ningún punto de comparación entre Jesucristo como líder y la doctrina cristina y la doctrina comunista y sus líderes. Más bien hay un total antagonismo. Según el análisis bíblico del Evangelio la lectura no es para atemorizar, sino para recordar. Que el reino de Dios también tiene exigencias. Que hay que trabajar, usar lo que tienes, lo que has recibido. Los comunista lo que logran, si es que logran algo, es a través de la amenaza, quitándole a los que algo tienen, logrado con trabajo, para repartirlo entre quienes no han trabajado. Como alguien dijera: reparten la miseria. Así que “convaleciente” teniente coronel felón, bájese de esa nube. Jesucristo no es su comandante, ni nada tiene que ver con Marx, ni con el Che, ni Fidel y muchísimo menos con usted. El cristianismo es amor, es hacer cosas, es hacer el bien, es unión, es diálogo, oración, es construir. Exactamente todo lo contrario de su “revolución socialista del siglo XXI”. Comunistas nunca, cristianos siempre.
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