La vida de Carlos Andrés Pérez está siendo discutida intensamente. Finalmente sus restos están en suelo patrio, diez meses después de su muerte. Polémico hasta más allá del final. Ha sido enterrado en medio de una de las jornadas populares más emocionantes de nuestra historia contemporánea. Por supuesto, como de costumbre y gracias a Dios, el gran ausente fue el régimen castro-chavista, como cuando murieron Luis Herrera y Rafael Caldera.
CAP fue un demócrata integral, un luchador de grandes virtudes y también de unos defectos del tamaño de sus virtudes. El balance es positivo. Propios y extraños lo van reconociendo de manera progresiva en estos días de recuerdos y expectativas de futuro. CAP fue un gran venezolano, un gran Presidente y, en síntesis, un gran hombre, en el sentido más amplio que puede darse a tan comprometedora calificación.
Caminante, no hay camino sino estelas en la mar. |
Me correspondió ser presidente de la Cámara de Diputados durante cuatro años de su primer ejercicio presidencial y el primer gobernador electo y reelecto del Zulia en la segunda presidencia. También fui director de la Fracción Parlamentaria de COPEI en el gobierno de Luis Herrera y, en consecuencia, tuve que intervenir directamente en lo relativo al polémico caso Sierra Nevada. Pudiera añadir otras cosas, pero con esto basta para significar una relación bastante cercana a lo largo de muchos años. Tiempo de grandes coincidencias, de no pocos enfrentamientos, de altas y de bajas en múltiples encuentros públicos y privados, pero animados por el gran espíritu de comprensión que siempre tuvo, libre de complejos, rencores o revanchismos.
Imposible resumir su vida pública en tan corto espacio. Ya lo están haciendo otros con mayor propiedad. Templó su carácter desde muy joven en las luchas por la libertad, en el exilio contra Pérez Jiménez, al lado de Rómulo Betancourt derrotando a la subversión guerrillera castro-comunista, en el gobierno y en la oposición, dentro y fuera del país ejecutando políticas polémicas que dejaron huella imborrable en el mundo entero. Nacionalizó el hierro y el petróleo. Creo la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho, Fundayacucho, beneficiando a millares de jóvenes con becas-préstamo para estudios de pre y postgrado en las mejores instituciones del mundo. La “generación Ayacucho” es orgullo de Venezuela. Dio un extraordinario impulso a la cultura con José Antonio Abreu al frente del CONAC en la segunda presidencia. En línea contraria a muchos de sus contemporáneos políticos impulsó de manera decisiva e irreversible, el proceso de descentralización, desconcentrando el poder y fortaleciendo la autoridad y competencias de estados y municipios. Enfrentó exitosamente dos golpes de estado militares, pero lamentablemente fue derrocado por un “golpe civil” infame cuyas consecuencias asumió como un varón.
De lo mejor en las exequias de CAP, la homilia del padre Luis Ugalde s.j., cuya lectura recomiendo ampliamente.
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