lunes, 26 de septiembre de 2011

MANUEL CORAO: NECESITAMOS UN ÁRBITRO. EL NUEVO HERALD. OPINIÓN

Los artículos 294 y 296 de la Constitución de la República de Venezuela establecen como requisitos indispensables para ser rectores del Consejo Nacional Electoral no tener vinculación política para garantizar la igualdad, confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficiencia de los procesos electorales.
En las diferentes causas de escogencia de directores por parte de la Asamblea Nacional, incluyendo la del 2008, la organización Súmate hizo notar en la comisión de postulaciones que cuatro de los cinco rectores principales a designar, Tibisay Lucena, Sandra Oblitas, Socorro Hernández y Tania D’Amelio provenían de las filas del oficialismo, lo cual los inhabilita para tales funciones.
Hay otros aspectos que considerar además de la parcialidad de la directiva; esto es, el número de inscritos en el padrón electoral y la falta de saneamiento de la data en concordancia con los factores participantes en la justa aspirante. El dirigente Robert Alonso, hoy en el destierro, afirma: “Hay cinco millones de inscritos fantasmas. La información real asciende a casi 13 millones de participantes y no 17.776.774 millones como indica el Consejo”.
Alonso cita como fuente la facultad de sociología de la Universidad Central de Venezuela y su manifiesto del 2006. Para R. Alonso es imposible que la oposición supere tal fraudulenta cantidad.
Antonio Ledesma, alcalde metropolitano, aseguró a este columnista: “La depuración del registro electoral permanente es necesaria y esta base deber ser transparente. Es un derecho de los venezolanos y no un favor que nos hacen los rectores. Hay que evitar y pedir se corrijan las migraciones. Todo eso tiene que realizarse antes de las elecciones presidenciales”.
Otra vista que no podemos dejar de lado es la participación del gobierno cubano en los comicios venezolanos. El poder ejecutivo, de manera ilegal, ante la indiferencia y complicidad de los otros poderes, permitió acceder a los archivos de identificación de la ciudadanía y la extranjería a una nación extraña en una suerte de cesión de soberanía.
A pesar de todos estos procederes y de la falta de los más elementales servicios básicos en Venezuela, lo cual demuestra un clarísimo desgobierno, hay quienes consideran que Hugo Chávez está por encima de su mal gobierno y que la reactivación de las misiones le permitiría reverdecer las preferencias del 2006 en las elecciones del 2012. El analista de opinión pública Luis Vicente León nos expresa: “Todo depende de cuán fuerte es la decisión de la gente de participar, de votar, de estar. Ahí. Aun cuando el sistema es inadecuado, es ahí en el voto, la diferencia en este proceso. Sin duda este sistema no es equilibrado en materia de respeto, dinero, etc. Es la gente quien permitirá o no que ese sistema de concentración de poder se consolide”.
El tema de las autoridades electorales angustia a muchos y ocupa a otros.
Estamos ante algunos funcionarios que piensan desvirtuar la voluntad popular si la premisa del pueblo les es adversa. Renunciar a participar por la parcialidad del árbitro es volver a repetir los errores del pasado y más cuando no iremos a la clandestinidad. Debemos ver los escenarios parecidos de recientes sucesos en regiones cercanas y proceder en consecuencia.
Si analizamos el pedido a reconocimiento del árbitro y su providencia plasmada por Lucena, a destiempo, nos damos cuenta que estos requieren con premura del visto bueno de sus procederes para postreras aspiraciones y ejemplo internacional.
Ya que los poderes internos intentan mediante la impunidad ponernos una camisa de fuerza, apoyemos nuestras iniciativas en las organizaciones y personalidades externas, las genuinas, esas que están comprometidas con la democracia real y son baluartes del pluralismo ideológico, las libertades y la claridad de los procesos de escogencia. Si no hay pureza en la causa, no debe existir indulgencia y mucho menos a priori. Los pueblos del mundo identificados con la alternabilidad del mandato están con la oposición y la Mesa de la Unidad Democrática, no con este gobierno extraño a nuestro gentilicio y hermanada confraternidad.
Ha llegado el momento de tomar partido por la unidad. Aquellos que se mantengan anquilosados en las actuaciones del pasado cual patente de corso sufrirán el rechazo por sus desubicadas acciones. A este violador de la Constitución podemos proporcionarle el descalabro anhelado, solo con la unidad, y quien no milite activamente con intrínseco convencimiento vivirá la amargura de saberse cómplice, aun sin querer, de un régimen protervo.

Manuel Corao
manuelcorao@yahoo.com
Director de Venenoticias.
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