CARACAS, 13 sep (IPS) - La socialdemócrata Acción Democrática (AD), que gobernó varias veces Venezuela en la segunda mitad del siglo XX, cumple este martes 70 años de vida bajo el peso de un enorme legado histórico, un presente disminuido y perspectivas de recuperación endosadas al éxito electoral de la oposición en 2012.
La organización se fundó con un mítin en Caracas el 13 de septiembre de 1941, bajo el liderazgo del llamado "padre de la democracia" venezolana Rómulo Betancourt (1908-1981), con figuras como el novelista Rómulo Gallegos (1884-1969), el poeta Andrés Eloy Blanco (1896-1955), el educador Luis Beltrán Prieto (1902-1993) y una legión de dirigentes obreros.
AD "fue el primer partido de masas en la historia de Venezuela", dice el académico de la historia y ex canciller Simón Alberto Consalvi.
"Llegó al poder con un golpe de Estado en 1945 que, como han reconocido historiadores, pronto se convirtió en una revolución democrática que abrió para este país las puertas de la modernidad", añadió Consalvi a IPS
El sociólogo y doctor en ciencias políticas Carlos Raúl Hernández señaló a IPS que la creación de AD, "esencialmente, fue obra de Betancourt, el hombre al que se le ocurrió la idea, y la concretó, de que una hacienda atrasada como era la Venezuela de la larga dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935) podía convertirse en un país avanzado como los de Europa, con instituciones democráticas y economía mixta".
AD hunde sus raíces en la "generación del 28", un puñado de universitarios que ese año se opusieron a Gómez, incluso fusil en mano, y tras la muerte del dictador en 1935 dominaron durante el resto del siglo la vida política e intelectual del país.
En 1937, Betancourt e izquierdistas no comunistas crearon el clandestino Partido Democrático Nacional, legalizado como AD en 1941. Cuatro años después, ante el temor de que herederos políticos de Gómez se perpetuasen en el poder, dieron un golpe de Estado junto a militares jóvenes e iniciaron un vasto programa de reformas.
"Se reformó la política para abrirla a todos los partidos, desde los conservadores hasta los comunistas, la mujer obtuvo el derecho al voto, florecieron los sindicatos, se hizo una reforma educativa (educación laica y masiva), una agraria y, especialmente, una petrolera, para que las firmas trasnacionales no ganasen más que el Estado en la producción de crudo", resumió Consalvi.
Gallegos fue el primer venezolano elegido presidente por el voto directo de sus compatriotas en 1947, pero al año siguiente fue derrocado por los mismos militares que complotaron con AD en 1945.
Una década después, en 1958, el último dictador, Marcos Pérez Jiménez, fue derrocado, retornó la democracia representativa y AD volvió al poder.
Gobernaron entonces los "adecos" Betancourt (1959-1964), Raúl Leoni (1964-1969), Carlos Andrés Pérez (1974-1979 y 1989-1993) y Jaime Lusinchi (1984-1989), y el partido hizo oposición formal cuando gobernaron Rafael Caldera (1969-1974 y 1994-1999) y Luis Herrera Campíns (1979-1984), del socialcristiano Copei.
El partido tuvo tres escisiones izquierdistas en los años 60, adhirió a la Internacional Socialista en los 70 y dirigió el flanco civil en la lucha contra las guerrillas comunistas, mientras el país pasaba de predominantemente rural a urbano.
Gobiernos de AD concretaron la nacionalización de las industrias del petróleo y el hierro, y fuera de las fronteras animaron la creación de la Organización de Países exportadores de Petróleo, OPEP.
"Pero una vez cumplidas las grandes reformas y conquistas no hubo la visión necesaria para actualizar el programa del partido y renovar su liderazgo. La reelección presidencial fue un proceso que debilitó a AD", opinó Consalvi, quien fue canciller y ministro del Interior y de la Presidencia con Pérez y Lusinchi.
Después de ganar holgadas mayorías con millones de votos, AD al final del siglo XX entró en decadencia, recogió sólo unos cientos de miles de sufragios, pese a que el padrón electoral había crecido, y en numerosos sectores y regiones del país se convirtió en apenas una referencia testimonial de lo que fue uno de los mayores partidos del hemisferio.
"Fue la crisis que acabó con la ‘Venezuela saudita’ en 1983 (terminaron dos décadas de moneda dura y economía próspera) la que advirtió que el modelo se agotaba y requería cambios. Lo intentó Pérez con reformas liberales en 1989, pero la sociedad no lo entendió y no lo aceptó", sostuvo Hernández.
Como resultado, el sistema político se desmadejó y dos candidatos sin respaldo de los dos partidos tradicionales ganaron las elecciones. En 1993 fue Caldera, quien ya se había alejado del COPEI, y en 1998 Hugo Chávez, quien en 1992 había liderado una sublevación militar, expuso Hernández.
La crisis a la que alude Hernández cobró forma de eclosión social con el llamado "Caracazo", la semana de desórdenes y saqueos que, con un costo de al menos 500 muertos y 2.000 heridos no sólo liquidó la "luna de miel" con la segunda presidencia de Pérez, sino que lo despojó a él y al partido de apoyo popular cuando fue destituido del gobierno por malversación de fondos en 1993.
La apuesta de AD y otros actores políticos pareció ser la de recuperarse en pocos años, pero el país giró hacia otras soluciones y en 1998 dio el triunfo en las elecciones a Chávez, quien concentra poder sin precedentes y busca gobernar hasta la tercera década del siglo XXI.
Consalvi también observa que "con el desarrollo de la sociedad, la apertura de enormes posibilidades para el ciudadano en la vida ya democrática y moderna del país, la política dejó de ser lo que fue para generaciones anteriores, dejó de tener los atractivos que en otro tiempo tuvo".
"A un porcentaje muy alto de la población venezolana, que tiene menos de 30 años, es muy poco lo que puede decirle un partido ya antiguo, un partido viejo como AD", remarcó Consalvi.
A pesar de todo, destacó Hernández, AD obtuvo en los comicios parlamentarios de 2010 casi un millón de votos (en un padrón de 17 millones) y permanece como uno de los tres principales partidos de oposición, junto a Un Nuevo Tiempo, con perfil también socialdemócrata, y Primero Justicia, de raíz socialcristiana.
AD está integrado a la Mesa de Unidad Democrática, coalición de unos 40 grupos que buscará en febrero en elecciones primarias abiertas al candidato único de la oposición para competir por la Presidencia de Venezuela para el sexenio 2013-2019.
"Varios de los aspirantes están o estuvieron vinculados con AD, y si tienen éxito, por la tendencia hacia el pluralismo arraigada en el venezolano, es posible que el partido, sin ser la gran fuerza de masas del pasado, siga jugando un papel importante para el logro de reivindicaciones sociales y políticas en el país", sostuvo Consalvi.
El alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, y el gobernador del noroccidcental estado de Zulia, Pablo Pérez, que fueron años atrás militantes de AD, procuran el respaldo de esa organización de cara a febrero, así como algunos aspirantes independientes.
Según Hernández, "para una recuperación de AD es importante como se maneje en este proceso de primarias y con cuál candidato se cuadre, pero sobre todo dependerá de que se dote del liderazgo adecuado para reencontrarse con sus raíces".
"Abundan ejemplos del resurgir de partidos que se creían acabados, como en su momento los partidos socialistas de España o Chile, el Movimiento Nacionalista Revolucionario de Bolivia o el Partido Revolucionario Institucional de México. En política no hay muertos, y entre partidos, menos", sentenció Hernández.
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