No se trata de negar los indiscutibles méritos militares en la historia de Venezuela, pero ya va siendo hora de que se revise esa historia dando su peso y protagonismo reales a los próceres civiles
Las diversas manifestaciones en celebración del Bicentenario de la Independencia de Venezuela –con excepción de algunas inauguraciones- han hecho énfasis en un militarismo que ha venido tergiversando la historia venezolana desde hace demasiado tiempo, incluso en los desfiles militares del 5 de julio con todo y la participación de grupos civiles, indígenas incluidos.
Es de advertir, sin embargo, que aunque se haya profundizado con el actual Gobierno, pleno de funcionarios militares y los adjetivos habitualmente utilizados por el presidente Chávez, como batallas, batallones, pelotones, llamados al heroísmo, rodilla en tierra y la inevitable guerra contra el imperialismo, el destacar lo militar no es patrimonio de la llamada V República. Los setenta años del siglo XIX posteriores a 1830 estuvieron asolados por gobiernos y caudillos militares que se derrocaban unos a otros y casi siempre enarbolaban al Bolívar de las batallas y el siglo XX derrochó su primer cuarto bajo la feroz tiranía, blindada por el control militar de Juan Vicente Gómez.
Con la consolidación de la democracia, tras el derrocamiento del general Pérez Jiménez, los gobiernos de presidentes civiles y partidos políticos mantuvieron bajo control constitucional a los militares que se convirtieron en garantes del sistema democrático, pero no corrigieron la tradición de mostrar la historia, textos escolares incluidos, como una sucesión de batallas y de grandes héroes militares. El hecho mismo de nombrar al 5 de julio como festejo de las Fuerzas Armadas, desconoce la fundamental actuación de una mayoría de ciudadanos civiles en la transformación de la opinión pública de su tiempo –que no fue una decisión súbita sino un proceso de años- y la gestación de la decisión de independizarnos del dominio español.
No se trata de negar los indiscutibles méritos militares en la historia de Venezuela, pero ya va siendo hora de que se revise esa historia dando su peso y protagonismo reales a los próceres civiles y a la gran cantidad de ciudadanos sin uniforme que han construido con su talento, su voluntad y su coraje la Venezuela que, con sus virtudes y defectos, ha alcanzado sus primeros doscientos años de libertad y de soberanía.
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