viernes, 1 de julio de 2011

DARÍO TROPEANO (*): EUROPA, NOTICIAS DEL NAUFRAGIO

La crisis económica y financiera mundial, focalizada en esta oportunidad en Europa, que periódicamente venimos reflejando desde estas páginas, tiene de apasionante el vértigo de su evolución y la esperanzadora posibilidad de los cambios que se avecinan.

CAIDA DEL EURO
Voladas por la realidad las explicaciones interesadas y técnicamente inconducentes que explican el deterioro de algunos países en el alto consumo de sus habitantes y las "pocas ganas de trabajar" de éstos, el deterioro fiscal de la mayoría de los miembros de la UE –incluidos Alemania y Francia– muestran a la fecha los costos profundos del rescate a los bancos privados. La deuda de los Estados europeos tiene en jaque no sólo a los bancos del continente, sino a los propios fondos de inversión de los Estados Unidos expuestos a más de un billón de dólares de deuda europea. Esos fondos –propiedad la mayoría de bancos privados– ya están reclamando al Congreso de los EE. UU. la aprobación de una eventual ayuda para evitar una nueva crisis sistémica como la desatada en el 2008. En Europa, las internas y divisiones que se evidencian en la cúspide del poder económico y político no hacen más que precipitar la caída, ante el inmovilismo y la indecisión de los líderes de la UE. A la intencional caída de Strauss Kahn que ya comentáramos –1/6/2011 "Internas en la Cumbre"– para sostener un poco más el dólar como moneda mundial se suma ahora la profunda división entre las elites financieras europeas respecto de si es posible o no "salvar a Grecia" y, en su caso, cómo financiar esa agonía. Es el reflejo de lo que denomino como las tres C: crisis de deuda, crisis económica y crisis política. La discordancia está centrada entre una reestructuración leve de su deuda –amortización parcial y más plazo de pago que se extendería a 30 años–, propuesta que los bancos y aseguradoras deberían acompañar voluntariamente, o el rescate financiero inyectando ingentes préstamos a Grecia por parte del Banco Central Europeo, que debería ser capitalizado por las economías más importantes: Alemania a la cabeza. Y es que el BCE carece actualmente de liquidez para afrontar más ayuda económica a Estados europeos en problemas –deudores ellos de los bancos privados– teniendo en cuenta que Irlanda, España, Portugal, Bélgica y otros se mantienen en la lista. El reciente encuentro del Consejo de Europa finalizado hace pocas horas con escasas novedades a la espera del voto del Parlamento griego para los próximos días, donde deberán adoptarse nuevas medidas de ajuste y austeridad para recibir un próximo adelanto del BCE y evitar el default, es la evidencia de la preocupación. El número dos del gobierno heleno ha dicho la semana anterior que si no se logra la aprobación parlamentaria deberán poner los tanques y los soldados en las puertas de los bancos para evitar los saqueos y retiros de depósito..., ¡la comparación con la Argentina del 2001 es una mera casualidad!

Mientras tanto, se ha elegido un nuevo presidente del Banco Central Europeo, el ex vicepresidente del banco comercial y de inversión Goldman Sachs (uno de los accionistas de la Reserva Federal de EE. UU.), el italiano Mario Draghi, para dinamizar una solución que no llega. Se evalúa además para salvar el euro y la Unión Europea un plan alternativo: dividir la UE en dos partes: una integrada por los países más poderosos y otra con los marginales altamente endeudados y los del Este del continente.

Así entonces los riesgos ciertos de la desaparición del euro se acelerarían y con ellos la de un proyecto político-económico de gobierno mundial desde Europa, con una moneda común para expandirse mundialmente. Pero la avaricia sin límite forzó el ingreso de países con realidades absolutamente diversas que fueron mantenidas mediante endeudamientos constantes y "cosmética contable" a través del asesoramiento de algunas de las instituciones financieras de la globalización: JP Morgan, Goldman Sachs, Citigroup, etc. La caída del Grecia arrastrará a Europa y no habrá rescates posibles ante semejante cascada. Sólo la garantía de las reservas de oro de Alemania y Francia podrán soportar semejante aluvión. Es la idea que impulsa el sector financiero para evitar el default y la desintegración de la unión, justamente que los países más grandes garanticen la deuda del resto. No será fácil que esa decisión sea tomada sin la ira de los ciudadanos de esos Estados, que reniegan cada día más del euro.

La otra variante, de reestructuración sin quita a largo plazo, ahondará la depresión económica actual, el ajuste estructural y el empobrecimiento de millones de personas.

Aquel dicho señalado como "la realidad supera la ficción" es la verdadera realidad de los entretelones de la crisis global de la economía ficticia, aquella que bajo un esquema monetarista de especulación ha abjurado del crédito genuino para el desarrollo de los Estados nacionales.

Así entonces, se mantiene en plena vigencia aquella cita de quien fue el subsecretario de Asuntos económicos del presidente Kennedy en 1968, George Ball, cuando expresó ante un grupo destacado de la elite económica mundial: "Cuál es la base legítima para que el poder corporativo tome decisiones que pueden afectar profundamente la vida económica de las Naciones cuyos gobiernos sólo tienen una responsabilidad limitada".

(*) Abogado. Docente de la Facultad de Economía de la UNC

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