El moderno Prometeo de Sabaneta anunció que "no requiere operación mi lesión de la rodilla izquierda pero sin embargo estoy en tratamiento...". No obstante, me temo que no ha entendido el significado de su dolencia y, por ende, tardará mucho su recuperación.
En principio, es importante el significado de las enfermedades porque éstas son una forma de expresión del cuerpo.
Todas nuestras emociones y pensamientos se registran en las células de nuestro organismo. Para la medicina holística es bien sabido el significado de un padecimiento en las rodillas; se trata de falta de humildad, arrogancia y sometimiento a nuestro ego. Para ello el mejor remedio es la humildad, de la que los políticos en decadencia carecen.
En efecto, el depuesto dictador tunecino Ben Alí está en coma y se muere en un hospital exclusivo de Arabia, donde sólo son tratados los miembros de la familia real saudí y sus amigos íntimos.
Los médicos aseguran que se muere de una mezcla de rabia y miedo, de soberbia y terror, síntomas claros del mal que afecta a los políticos en el poder, descubierto y detallado por el neurólogo inglés David Owen en su obra En el poder y en la enfermedad, quien fue también ministro laborista de Sanidad y de Asuntos Exteriores británico.
A su vez, algunos rumores aseguran que Hosni Mubarak, el también depuesto dictador egipcio, se está desmoronando, víctima del terror, de la rabia y de una patológica ansia de venganza contra el pueblo que lo ha expulsado del poder.
Gadafi, el dictador libio, acorralado por su pueblo, se comporta en su caída como una bestia sin control, como un enfermo mental peligroso.
En el libro de Owen se analizan las enfermedades y desequilibrios de muy ilustres políticos (de Lincoln a De Gaulle, pasando por Churchill, Roosevelt, Nixon, Yeltsin y otros), en los que descubre algunas patologías graves que incapacitaban a muchos de ellos para gobernar.
A éste se debe la descripción de un desequilibrio emocional que padecen algunos políticos, que el autor denomina síndrome de hybris, cuyos rasgos principales son: se emborrachan de poder, incurren en el iluminismo caudillista, son adulados porque no soportan ser criticados, y se perciben a sí mismos como imprescindibles para evitar la debacle del pueblo que dirigen.
Los afectados por esta enfermedad del poder creen acertar en todas sus decisiones y disponer de conocimientos ilimitados, lo que les separa emocionalmente de la realidad en la que viven.
Precisamente, la humildad es aceptar la propia realidad, pero resulta difícil para muchos y particularmente para el político decadente, porque la soberbia se rebela cuando la realidad es fea o defectuosa para él.
Aceptarse no es lo mismo que resignarse. Si se acepta con humildad un defecto, el error, las limitaciones, se sabe contra qué luchar y se vencerá. En efecto, la rodilla es símbolo de la autoridad y de su poder social.
Doblar las rodillas es hacer acto de humildad, pero hacer doblar las rodillas equivale a imponer nuestra voluntad. Plinio señalaba la índole religiosa de las rodillas, símbolo de potencia, poder y reciedumbre.
Los antiguos griegos creían que los dioses, reunidos en consejo, tenían los destinos de los hombres y los dones que les reservaban, en sus rodillas. Nos lo recuerda Homero en el famoso verso de la Odisea: "Está sobre la rodilla de los dioses".
Finalmente, ante el contagioso síndrome presidencial de hibrys, más que rodilla en tierra con su soberbia, el moderno Prometeo de Sabaneta debe lanzar ya la Misión Humildad.
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