martes, 24 de mayo de 2011

QUÉ PASA CON LOS LIBERALES EN EUROPA


Si eres de los que creen que ya es hora de que nuestros jerifaltes le devuelvan el poder y/o la iniciativa al pueblo. Si crees que tú estás más preparado para cambiar el mundo que muchos de los que nos dirigen. Si estás en contra de la manipulación -venga de donde venga-. Si te mosquea que el dinero pueda circular a sus anchas por todo el planeta, pero no lo puedan hacer las personas, los bienes y las ideas. Si estás por las listas abiertas. Si no estás por la subida de impuestos. Si se te enciende la cara al escuchar la palabra libertad. Si te ocurre algo de lo anterior, es muy posible que lleves algo de liberalismo en tu ADN.


Tranquilos, que no estoy pidiendo el voto para nadie, simplemente estoy reflexionando en voz alta.

Además, no hay ningún partido en toda España que defienda los postulados anteriores con la coherencia debida y menos cuando tocan gobierno. Para ser liberal no basta con decirlo. Y es que, cuando toca defender lo de la libre circulación de bienes, personas e ideas toda la clase política se pone a mirar para otro lado. Intuyo que algo de todo esto hay en la rabieta que empezó el 15M, aunque por ahora yo no firmaría nada de su manifiesto, quizá porque no lo veo muy práctico y, además, defiendo el libre mercado -venga, llamadlo neoliberalismo, si os parece- pero bien entendido que el libre mercado no es otra cosa que nosotros mismos decidiendo qué comprar, qué consumir, qué ofrecer, cuánto pagar y a quién. Y nosotros mismos, aquí viene la parte más difícil, asumiendo nuestras propias responsabilidades y no echando balones fuera. Igual me notáis un pelín en modo Rajoy. Repito, no hay nadie en el Parlamento que responda de las ideas que os estoy planteando. Todavía, claro.


Muchos ya están pensando en el futuro de la Rabieta -llamadla como queráis- y no oculto mi esperanza en que salga algo de ahí. Por lo menos, me gustaría que las urnas transmitan un mensaje muy claro y nada moldeable a los dos grandes partidos: queremos un cambio radical de caras, de actitudes y de políticas. Pero también me gustaría decir algo a los chicos de Sol y demás plazas: no tengáis demasiada prisa por canalizar vuestra indignación en un nuevo partido político. Existen ámbitos de acción fuera de las Cámaras y de las organizaciones sociales aledañas. Fuera del Sistema existe el asociacionismo, el cooperativismo, algunas ONGs, los bancos de tiempo, el crowdfunding... La estructura es lo de menos, ya habéis demostrado que os podéis hacer oír.


En un post de Economía Freak comentaba hace poco que en España nos hace falta algún partido que defienda el programa liberal con cierto nivel de coherencia. Hay algunos conatos muy interesantes de liberalismo en partidos como el P-Lib. Tal vez estas nuevas formaciones necesiten mejorar un pelín su estética de clubes de ricos o de logia masónica. Con todos los respetos a los ricos y a los masones. Y, sobre todo, deberían aprender de otros partidos liberales de Europa para no caer en los mismos errores.



Uno de los mitos que se me han caído hace pocas semanas ha sido Nick Clegg, el tercero en discordia en Reino Unido, primero arropado por los medios y después tocado y hundido por los mismos tras entrar en el Gobierno de Cameron y comerse él solito las protestas por los recortes. Nick Clegg es un referente de liberal de izquierda, con un programa muy interesante que defiende la iniciativa privada pero sin perder la sensibilidad por el medio ambiente y defendiendo el transporte público de calidad -qué manía tienen algunos liberales de vincular libertad y vehículo propio-. Lo que ha echado a perder al Partido Liberal Demócrata ha sido, a mi juicio, la prisa por entrar en el Gobierno y por pedir AHORA-YA MISMO la reforma de la ley electoral. Han empezado a construir por el tejado, y resulta que los ciudadanos necesitan formarse antes una idea de cuál es tu propuesta real, no vaya a ser que el bipartidismo se convierta en tripartidismo y, encima, sospechen que tu programa se reduce a aplicar la tijera.

Diferente es el caso del FDP, el partido liberal alemán de Guido Westerwelle -aunque en Merkelandia son liberales hasta Los Verdes-. Sin desatender el problema de la libertad económica, casi todos los partidos del Bundestag tienden a moverse hacia la izquierda para defender también las libertades civiles -por la cuenta que les trae, claro-. 



Pues el FDP, con todos sus huevos, se mantiene como ejemplo de neoliberalismo del malo, del que hace honor a su penosa fama. Osea, libertad para los que se la puedan permitir. Los que no se la puedan permitir juegan con otras reglas distintas -las del sálvese quien pueda-. En mi opinión, una gran incoherencia que surge de la necesidad de posicionarte como un partido diferente a los demás.


Otro caso interesante es el del Movimiento Democrático de François Bayrou, tercera fuerza de Francia en las últimas legislativas, fundado en 2007. Este partido se define como de centro-liberal, se ha instalado en la equidistancia y, claro, nuestro amigo Napoleón Sarkozy les echó los tejos y se ganó el apoyo de 22 de sus 29 parlamentarios. Es lo que tiene pretender estar al plato y a las tajadas. Con esto no quiero decir que un partido deba ser maximalista, pero mal vamos si por tocar poder se pierden las propuestas originales.


Por último, no quiero dejar pasar el caso del austriaco Foro Liberal, una referencia muy válida como defensor del libre mercado, no como fin o como dogma de fe, sino como medio eficaz para obtener el bienestar social. Les va el rollito cannabis, paz mundial, amor libre... pero también las privatizaciones y los horarios comerciales libres. Una mezcla atómica pero, por qué no, coherente. Lo interesante de este partido es que surgió al romper con la formación del famoso Jörg Haider, que recordaréis por su xenofobia. Actualmente el Foro Liberal no se come una rosca en política pero, al menos, no tiene ese agujero ideológico que le sale a algunos cuando se emocionan con el capitalismo dogmático. Sí a la libre circulación de personas pero sólo cuando traigan capital bajo el brazo. Y si no, pues Austria para los austriacos.


Con este artículo no pretendía hacer un informe completo sobre el liberalismo en Europa. Sí quería destacar que los partidos liberales campan de forma natural por todos nuestros países vecinos y tienen propuestas interesantes. Pero también es cierto que a casi todos les ha podido la prisa por cambiar el mundo dentro del Sistema. No estaría mal que surgiera un partido liberal a la europea en España. Pero tampoco pasa nada por defender una alternativa desde otros ámbitos e implantarla poco a poco por la vía de los hechos.


Por supuesto, todas mis consideraciones son opinables y no pretendo ensalzar ni arremeter contra ningún partido político. Estoy seguro de que dejaréis buenos comentarios sobre ello.


Feliz fiesta de la “democracia”.


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