Entre diputados, ministros y altos dirigentes del partido de gobierno, secundados por la vocería de ilusos, sectarios y furibundos, se traman las pérdidas de oportunidades a las cuales se enfrenta el venezolano y la destrucción de la institucionalidad democrática escudándose para ello con la bandera del antiimperialismo.
¿Cuán pobre somos? Tan manida frase, pudiera sonar a canción de despecho de fonógrafo de botiquín. Aunque también parece propia de discurso llorón. Pero en el fondo encubre una mentira que si bien resulta difícil comprenderla, dada las interpretaciones de la economía, asoma una realidad profundamente contradictoria devenida de un mundo oscurecido a consecuencia de desviadas propuestas políticas inculcadas con la perversidad de quien indebidamente, desde las alturas del poder político, pretende apropiarse del futuro de un país.
Precisamente con malsanos propósitos, estos personajes disfrazados de comandantes y altos funcionarios, hacen que muchos comiencen a creer cuánta pobreza se tiene o con cuánta estrechez se vive para así manipular la situación socioeconómica de esa población y valerse de los resultados en provecho de un proyecto político elaborado entre roedores, espectros y media noche. Bajo esa “ficción de galería”, estos gobernantes demagogos se dan a la malévola tarea de forjar realidades que incitan el envilecimiento de importantes grupos sociales con el fin de justificar confiscaciones que, sin notarse como hechos de desvalijamiento, realmente constituyen acciones de vil rapacidad llevadas a cabo en nombre de abstracciones históricas (precursores y libertadores) para entonces facilitar el escamoteo procurado ante sus amañadas leyes.
Es así como entre diputados, ministros y altos dirigentes del partido de gobierno, secundados por la vocería de ilusos, sectarios y furibundos, se traman las pérdidas de oportunidades a las cuales se enfrenta el venezolano y la destrucción de la institucionalidad democrática escudándose para ello con la bandera del antiimperialismo. De esta forma, luce necesario, por ejemplo, el abandono de políticas de inversión en el sector eléctrico, manteniéndose la absurda lógica populista del alza consecuente de tarifas. Por consiguiente, adquiere sentido no garantizar la infraestructura de servicios públicos y la fluidez de producción que hace falta para lograr empresas productivas. Más aún, excusan que los dos últimos años hayan sido de estancamiento económico. Y sin embargo, las realidades lucen onerosas mientras que el devenir del país sigue cabalgando en la dirección invertida que deja verse en el desfigurado escudo nacional.
Entonces, desde esta perspectiva del análisis, cómo puede decirse que se es más pobre si, por el contrario, las tarifas de servicios básicos, comisiones por servicios bancarios, impuestos, costos de seguridad, educación, alimentación, vivienda, recreación, etc. han aumentado. Y todo esto, en medio de una situación inflacionaria que engorda no sólo costos de productos y servicios. También las ganancias administradas por el gobierno central a través de los excedentes petroleros que sirven para validar sus engaños y falacias. Aunque peor aún, para mantener estacionaria una población económicamente activa aunque socialmente pasiva por cuanto viven a expensa de las dádivas gubernamentales regaladas a través de las distintas misiones que se han inventado con el único objetivo de someter una población políticamente con capacidad de endosar el desquiciado afán de estos gobernantes por mantenerse enquistados en el poder. Y si es así, por qué porfiar cuán pobres somos si lejos de esto, bien ricos que somos si se compara este cuadro con el que otros países detentan. El problema es la indolencia que vive el venezolano cuando cree que el maná baja de Miraflores. ¿O acaso hay otra explicación?
VENTANA DE PAPEL
ENGORROSA ARMAZÓN DE LA ECONOMÍA
Interpretar la economía venezolana, no es fácil. Sus cifras, obtenidas casi siempre a través de fuentes foráneas, ponen en duda lo que los encumbrados dirigentes manifiestan cuando refieren la dinámica (o pesadez) económica nacional. Hay alusiones que en nada se compadecen con las realidades. Todo luce contradictorio. Sin embargo para algunos analistas, mientras la capacidad de compra está derrumbándose, aumentan las ventas. En otras palabras, los números del comercio y la industria nacional dejan ver que el Banco Central de Venezuela deberá estar reportando crecimiento el término del primer semestre de 2011. Aunque puede tratarse de algún rebote a consecuencia del descenso del 4,8% de estos mismos rubros registrado en el primer lapso de 2011. No obstante la recaudación impositiva y el aumento de la liquidez, pueden demostrar cierta recuperación de la economía. En tanto que la pérdida de capacidad de compra del salario, resta fuerza al optimismo lo que deviene en una situación de complicada resolución viéndose de esta forma que el país se encuentra frente a una armazón peligrosa de su economía. Más, si se analiza desde las contradicciones que su dudoso manejo permite el gobierno mediante la escasa y confusa información que brinda justo en la dirección de enmarañar lo que debe conocer el país. Menuda estructura engorrosa la que se tiene en la economía venezolana.
NI EN MULA PUEDE LLEGARSE A MÉRIDA
Con tanta lluvia que arrecia por los cuatro puntos cardinales de la ciudad, encima de la ausencia de mantenimiento que requiere la debida conservación de la red de vías de acceso y el abandono del aeropuerto Alberto Carnevali como Terminal de significativa importancia, Mérida quedó a la deriva. El turismo menguó a tal extremo que casi nadie se atreve a vivir el periplo en carreteras destrozadas con presencia de maquinaria que retrasan el viaje exageradamente. El abastecimiento deberá hacerse mediante paracaídas pues todo es sumamente difícil. Tanto que muchas veces resulta imposible lo que provoca que ni siquiera llegue la prensa de Caracas, los camiones de combustible, los alimentos de delicada conservación. Por consiguiente, la inflación se disparó debido a las maromas y volteretas que deben hacer los transportistas para colocar sus cargas en la ciudad. Mientras tanto, el gobierno regional aprovecha la situación para vulgarizar la campaña electoral de cara a las elecciones de 2012 lo que representa un insulto a la dignidad del merideño. Los eventos se han visto notablemente restringidos en virtud de las dificultades de invitar a conferencistas tanto como a quienes pueden interesarse por debatir algún tema cardinal. Sólo será caminando que podría llegarse a Mérida ya que ni en mula sería posible. Saque usted la cuenta pero en estos tiempos de macabra revolución socialista, el recorrido a pié entre San Cristóbal y Mérida tiene una duración de seis días. ¿Se atreverá a hacerlo?
EL COCO YA TIENE NOMBRE
En Perú, a propósito de las elecciones presidenciales, los dos candidatos que van a la contienda: el Humala y la Fujimori, no quieren que sus prestigios se les venga abajo. Por ello, ahora denigran no sólo de cualquier parecido con figuras despóticas que puedan amargarle y retrasarle el trabajo proselitista que vienen dando con motivo de la campaña electoral que los ocupa. También, de todo recuerdo a alguna vinculación que los amarre a compromisos determinados con el presidente venezolano pues dicha relación puede muy bien restarles los votos necesarios que buscan captar del electorado peruano. Lo que entonces lleva a apartarse de la imagen de éste para evitar comparaciones imprudentes y disociadas de sus intereses inmediatos. Después de todo, pareciera que sólo el nombre del presidente criollo remite a problemas que ponen en aprieto las expectativas presidenciales de los referidos candidatos. En otras palabras, la alusión del personaje de marras suena al temido “Coco” a quien todos le huyen en virtud del pavor que despierta. Ahora el temido “Coco” ya tiene nombre. Al menos es lo que deja verse desde el Perú político-electoral.
DE VUELTA A LA PREHISTORIA
El desorden administrativo provocado por un desgobierno que ha reivindicado la corrupción y la desidia a favor del desgarrado proselitismo que permanentemente mantiene como si todo se tratara de un vulgar campaña electoral, tiene al país de espalda a la construcción de su futuro. Sin buenas carreteras, con atrasos de pagos, con deudas acumuladas, con precarios servicios de electricidad, con crasos problemas de abastecimiento de alimentos, con confiscaciones de espacios agropecuarios que terminan siendo tierras muertas, con injustas expropiaciones de propiedades privadas, con cárceles que son reductos para la acuciar más violencia, con la inseguridad por doquier, con policías desarmados, con universidades asediadas por amenazas y asfixiadas económicamente, con menos empresas y pésima productividad, con gente afecta a un fundamentalismo ideológico obtuso, con un militarismo que avergüenza la institucionalidad democrática y deshonra la constitucionalidad nacional, y con un socialismo empeñado en desbastar los esfuerzos de desarrollo económico y social antes alcanzados, no hay duda de que Venezuela va de vuelta a la prehistoria.
Antonio José Monagas
amonagas@cantv.net
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