Con el iluso cuento de “todo el poder para el pueblo”, el régimen ha inventado múltiples formas de fraguar engaños al mejor estilo populista del siglo XXI.
En doscientos años de vida republicana que tiene Venezuela, nunca se había vivido el desastre que hoy define el discurrir de este país. Sin empacho alguno o la más mínima vergüenza, el régimen ha venido desarreglando groseramente la institucionalidad democrática en su afán no sólo de enquistarse en el poder. También, de infundir terror a través de patéticas amenazas y de ejecutorias cargadas del más pesado y amargo resentimiento. De esta manera, ha podido desencajar una realidad apegada a la legalidad para terminar usurpando derechos económicos, sociales y políticos mediante la figura de las detestables expropiaciones. O mejor dicho, vulgares expoliaciones o burdos saqueos en nombre de la República Bolivariana y “por autoridad de la ley”.
No conforme con tan desmedidas prácticas, presumió la necesidad de ampliar la injerencia del aparato administrativo gubernamental para lo cual declaró inminente renombrar las dependencias ministeriales. Para ello se valió de una excusa enteramente risible consistente en enzarzar la ingenuidad política de la población afecta al oficialismo con alusiones que sólo reflejaban el proselitismo que moviliza su ideología. Así que contrariando los principios jurídicos y filosóficos sobre los cuales se edifica la estructura constitucional, la necedad presidencial de imponer el socialismo, al margen de todo sentimiento democrático, ordenó modificar la denominación de los ministerios que forman el abanico de instituciones que constituyen el Gabinete Ejecutivo Nacional.
En consecuencia, de un día para otro, en el marco de una “revolución armada pero pacífica”, apareció una nueva administración pública: los ministerios cambiaron su nombre. Ahora todos son “ministerio del Poder Popular” para cualquier cosa que puede lucir ocurrente. Tantos existen, que hay para todos los gustos, pasiones y anhelos. Sin embargo, el problema no llega hasta ahí. Por el contrario, “pica y se extiende” como problema mayúsculo al fin.
Con el iluso cuento de “todo el poder para el pueblo”, el régimen ha inventado múltiples formas de fraguar engaños al mejor estilo populista del siglo XXI. Tanto que la consideración constitucional de que “la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo (…)”, sólo sirve como coartada para sustentar razones políticas que no podrían tener asidero por cuanto ello sería desbancaría al líder del sillón presidencial. Sobre todo, cuando la apetencia por el poder ha llevado a manipular todas las realidades posibles que permitan echar raíces en la jefatura de la nación. Y para asegurarlo, es indispensable hacerle creer a ese mismo pueblo que el poder popular habrá de ser expresado y ejercido a través de los medios organizados de participación ciudadana y protagonismo político. Pero cuáles medios organizados si todo lo que pudiera ser representativo del susodicho poder popular, está reservado sólo a aquellos sectores identificados plenamente con el régimen aunque dependiendo del grado de sumisión que demuestren. Como también, a los contingentes más resentidos por cuanto han sido quienes, supuestamente, han sufrido en mayor grado los efectos más indeseados de la explotación capitalista. O sea, un poder popular que sólo articula odio y violencia con sentimientos de revancha y envidia en un plano de franca anarquía. De forma tal que mientras la democracia no adquiera el sentido exacto de lo que ella significa política, económica y socialmente en el terreno de su praxis más inmediata, lo del poder popular será una entelequia que servirá para engatusar crédulos e ingenuos. Entonces, poder popular, ¿para qué?
VENTANA DE PAPEL
Ferias del sol no, son Ferias del perol
No hay duda de que las Ferias del Sol tienen su lado constructivo y sano. Pero igualmente, no puede negarse que cada evento es demostrativo de la indolencia de la gente que asiste, muchas veces sin sentido del beneficio que el momento puede ofrecerle. Casi nadie escatima esfuerzo alguno por evitar ensuciar calles, avenidas, parques y lugares de exposición. El denominado Desfile Monumental, fue exacta expresión de la dejadez en cuanto al desgano de la concurrencia en no arrojar desechos en lugares inadecuados. Contrariamente, aquello pareció un desfile de basural donde la vergüenza no se considera como valor cultural. Asimismo ha sucedido con todos los eventos organizados como parte de estas Ferias del Sol que mejor debería llamarse Ferias del Perol pues las vías publicas lucen engalanadas con un perol por aquí, otro perol por allá, un perol más acá y otro perol más allá. En fin, toda una perolera representativa del sucio, la basura y los residuos tirados por doquier. Además acompañados de los más repugnantes olores. Es la antesala de un espectáculo donde los actores fungen el papel del ensuciador, del estafador, del trasnochador, del trasgresor, del vividor, del provocador y del malhechor. El esfuerzo de la Municipalidad, se ve menguado frente a la insensibilidad de personas incultas, tanto como de otros que sólo apuestan a su fracaso por burdas razones politiqueras. Ojalá, estas Ferias surtan un efecto edificante en lo referente a salud social y desarrollo cultural.
Sin espacios para el deporte popular
Ciclistas, patinadores, caminadores y corredores de calle, se ven en difíciles y riesgosas condiciones para practicar su deporte. Las limitaciones que impone la ciudad, además del desprecio de conductores de unidades de transporte público y de vehículos particulares, y de la precaria disposición de autoridades gubernamentales para abrir avenidas durante los fines de semana con la intención de estimular prácticas deportivas populares, impiden que el merideño pueda entender al deporte como una actitud de vida saludable. A manera de rebeldía, hay muchos que se atreven a desafiar los peligros sólo con la idea de brindarse un buen rato de esparcimiento a partir del estímulo a una vida saludable. Sobre todo los días domingos, cuando importantes vías de la ciudad y canales de circulación se ven atestados de quienes buscan ejercitarse sobre sus bicicletas o patinetas. Y por otra parte, quienes corren o caminan en función de las correspondientes actividades deportivas. Otras ciudades ofrecen rutas para estos deportes populares o abren calles o avenidas con la intención de poner en mente la convicción de hacer deporte, mientras se dan las mejores oportunidades para acentuar relaciones de amistad y compañerismo. Que sirva esta reflexión a modo de llamado a los gobernantes y administradores de la ciudad para que decidan a favor de incitar la salud física y cívica de la población mediante la apertura de espacios que inviten a hacer deportes populares y a hacer más popular al deporte de calle.
El debate presidencial en primer plano
Ya el tema del candidato unitario de la oposición democrática venezolana, comienza a ocupar centimetraje en los medios. Si bien hay opiniones que critican lo extemporáneo del debate, hay quienes al mismo tiempo exaltan su pertinencia. Y que como dice Teodoro Petkoff, “a Chávez no se le puede dejar correr demasiado tiempo solo”. Más cuando el país necesita resolver tan preocupante situación. La Mesa de la Unidad Democrática acaba de fijar posición al respecto lo cual es esperanzador, indistintamente del método que pueda resultar más convincente. Lo importante será reconocer que el candidato a escogerse tendrá la vocación y capacidad para enfrentar al candidato del gobierno y que no por el ventajismo que ello supone, deberá considerarse superado por la vorágine del oficialismo. Aunque se sirva del impúdico auxilio de dineros públicos, Nada de eso. A pesar de que por ahí vendrán elaboradas estrategias del régimen para intentar escamotear la abrumadora posibilidad de destronar al rey de su provisional trono. No hay duda alguna de que el país está más cerca del momento en que habrá de recuperarse la institucionalidad democrática. Es decir, en diciembre de 2012. Al régimen le quedan sus días contados. La alternativa democrática tiene ante su vista la enorme oportunidad de lograr el cambio que los venezolanos conscientes aspiran. Sólo que debe administrarse con suma prudencia lo cual asegurará el éxito de tan significativa jornada democrática.
Cerrando capítulos
La experiencia vivida alrededor de la inusual convergencia que pudo darse en el movimiento sindical, gracias al liderazgo y afecto ganado por Rubén González, hombre de lucha política y social en las empresas básicas de Guayana, es demostrativa de cómo hacer tambalear al régimen. Sumido en su prepotencia, el régimen tuvo que “dar su brazo a torcer” por cuanto de no hacerlo iba a ponérsele fea su gestión. De hecho, su popularidad se vino abajo para no ascender más. Contrario a lo que observa la inflación venezolana. Pero tan crítico momento, sirvió para hacerle ver que cuando se logra la unión es posible toda decisión. Aun cuando sea cerrando capítulos que hayan exaltado mentiras sólo para favorecer desgarradas circunstancias revolucionarias.
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