Recién finalizado el carnaval escribo este artículo con este título por ciertos acontecimientos que he observado durante estos últimos días de asueto.
Decía (Napoleón Bonaparte) “Toda hora perdida de la juventud es una probabilidad de desgracia para el porvenir”.
La lamentable actitud de adolescentes y jóvenes venezolanos de ambos sexos “parrandeando a full” no solo en carnaval, sino los fines de semana, en días de vacaciones o feriados, alcoholizados, ruidosos, infringiendo normas de tránsito en autos, motos, equipos de sonido a todo volumen con música ensordecedora, etc. y traspasando adrede las leyes naturales y lógicas de la convivencia, se vuelve cada vez más frecuente.
Estos muchachos y muchachas maleducados no aceptan que ningún adulto les llame la atención en sus momentos de frenesí. Cigarrillos, cerveza, droga y sexo son las coordenadas que manejan los “rebeldes” como buenos esclavos de la pertenencia social.
Las organizaciones internacionales dicen que no tenemos que ser violentos, pero desconocen nuestro temperamento y realidad socioeconómica. La “educación sin violencia” importada es muy comprometedora para el resto de la sociedad y no tiene que ver con nuestro proceso de cambio. Obviamente los vendedores de esta “pacificación” convencen al aburrimiento gubernamental mediante ideas basadas en el argumento de jugosos préstamos y ayudas.
Frente a los intereses político-personales de estos funcionarios, nosotros que somos el pueblo, los padres, las madres que parieron a los hijos, ¿dónde queda nuestro conocimiento? ¿No sabíamos nada de educación? ¿Lo hicimos todo mal? No lo creo, como me cuesta creer en la multiplicación actual de educadores mediante la política y el dinero. Los padres son quienes tienen que recuperar su rol de respeto y autoridad y no dejarse superar por teorías de dudosa ciencia. Hoy muchos matrimonios no quieren o no pueden hacerse cargo de sus hijos porque reclaman “vivir su vida” (poniéndose a la altura de la inmadurez de sus hijos); sin embargo, cargan con lo material: comida, vestido, escuela y vicios. ¿Quién forma a los jóvenes en conducta, pensamiento y lenguaje? La onda joven irrespeta y enferma al resto de la población. Ni el Gobierno, menos las instituciones de afuera podrán reemplazar a la educación recibida en el hogar: ejemplo, amor, presencia, autoridad. Nada de esto debe ser asociado a la violencia. Violencia es cuando se interviene prepotentemente en las sociedades con recetas únicas para desacomodar los roles y lugares dentro de la familia. El hijo es hijo y los padres son los padres, no es una democracia, un experimento de poderes ni una comunidad yoghi.
En un diario dominical que leí la semana pasada, decía que los jóvenes no aceptaban controles a su diversión y violaban abiertamente las reglas de la ley de nocturnidad. En algunas ciudades españolas por ejemplo, en cambio, buscan equilibrar, multan a los padres si los hijos no pasan el alcotest. Pero si vamos a ser justos, también hay que multar a quienes no regulan la publicidad subliminal para que los jóvenes se pudran en alcohol, drogas y sexo vacío.
¿Acaso no hay cosas buenas para pasarla bien? ¿Cuáles son las propuestas para los jóvenes de parte de las gobernaciones, alcaldías o municipalidades y demás instituciones cuya función es trabajar por el bien común? Nada de nada. El aburrimiento es peligroso, más en horas de ocio.
No en balde una empresa británica desarrolló el “tono mosquito”, una frecuencia alta inaudible para los adultos, que tuvo el primer fin de alejar a los jóvenes vándalos de locales comerciales.
Tantos jóvenes que andan a la deriva significa que crece la fragilidad familiar; los adolescentes y los jóvenes saben que mentir es fácil, que no hay consecuencias “tan terribles” a sus malos actos, que sus padres se olvidan pronto, incluso pueden manipular con amenazas de denuncias ante la LOPNA, a la policía por maltrato, o peor, atosigar con la idea del suicidio (muy de moda) si hay negativa a sus caprichos.
Observamos, que hoy día Madres y padres sueltan las riendas de hijos e hijas demasiado temprano, y ojalá sea por falta de carácter y no por desamor. Sería una lástima.
britozenair@gmail.com
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