Hay que tener presente una ventaja que lleva el Gobierno, al contar con el asesoramiento de Cuba
El 2010 fue un año difícil para Venezuela, pero con un balance probablemente positivo. Evidenció que el Gobierno se ha desgastado y ha perdido parte importante del apoyo popular con que contó. La otra mitad del país, por su parte, a pesar de la represión y los innumerables obstáculos impuestos por el oficialismo, logró crecer y demostrar, con el resultado de las elecciones legislativas, el cambio habido en el panorama político nacional. Ello propició optimismo en los sectores democráticos del país respecto a la posibilidad de lograr que en el 2012 el Presidente salga del poder por la vía electoral y se pueda reencauzar a Venezuela por la senda democrática.
El Gobierno, por su parte, concluye el 2010 desgastado, con fisuras internas, con menos apoyo popular y con el revés sufrido en las elecciones legislativas. Ante el temor a perder en las elecciones presidenciales de 2012 y a tener que lidiar en el ínterin con una Asamblea Nacional pluralista, ha optado por una mayor radicalización y aceleramiento en la imposición al país de su proyecto comunista.
MÁS COMPLICADO
De manera que el 2011 será probablemente un año aún más complicado para nuestro país. Entre otros aspectos, se mantendrá latente la incógnita relativa a si el presidente Chávez estaría o no dispuesto a entregar pacíficamente el poder si perdiera las elecciones de 2012.
Aunque se intente, no es fácil imaginárselo en la Asamblea Nacional entregando el poder. Hay que ser demócrata para hacerlo, y Chávez no lo es. Su debut en la vida pública venezolana fue con un intento fallido de golpe de Estado militar. El lema de su revolución es "patria, socialismo o muerte". En la práctica ha desconocido los resultados de las elecciones en que ha perdido, a través, por ejemplo, de la sustracción de competencias a los gobernadores y alcaldes de la oposición, así como mediante las recientes leyes que procuran anular al Poder Legislativo. Hay que ser al menos optimista para pensar, sin asomo de dudas, que una revolución planteada en esos términos, liderada por una persona como Hugo Chávez, pueda culminar de manera tan sencilla y tan democrática.
Mientras el Presidente siga ganando las elecciones presidenciales no tiene que terminar de quitarse el disfraz de democrático, y una parte mayoritaria de la comunidad internacional, incluyendo a la OEA, Unasur y la ONU, pueden seguir eludiendo abordar públicamente el incómodo tema Venezuela. En esa línea de tratar de preservar el poder con los votos, la tendencia a la radicalización y la represión en el 2011 debe ser a mantenerse y a aumentar.
AGENDA RADICAL
Los proyectos legislativos recientes sometidos al último Parlamento con hegemonía oficialista son una muestra de la agenda cada vez más radical del Gobierno. Con la Ley Habilitante ya aprobada el Ejecutivo se autotransfiere las facultades legislativas, anula en la práctica al Parlamento e ignora el voto popular que eligió una Asamblea Nacional pluralista. El radicalismo se refleja además en la grave facultad que asumiría Chávez para dictar las normas sobre sanciones aplicables por la comisión de hechos punibles.
Asimismo, con los demás proyectos se procura controlar férreamente las telecomunicaciones, incluyendo la posibilidad de revocar concesiones cuando al Gobierno le parezca conveniente a los intereses de la nación; sacar del aire a Globovisión o restringir su señal a Caracas y Valencia; controlar Internet; acallar a las organizaciones no gubernamentales y eliminar la autonomía universitaria.
En enero del 2011 podremos dejar atrás la discusión de si estamos ante un autoritarismo o ante una dictadura. Para evitar conceptos propios, tachables de subjetivos, tomemos en cuenta la siguiente definición de dictadura del diccionario de la Real Academia Española: "Gobierno que, bajo condiciones excepcionales, prescinde de una parte, mayor o menor, del ordenamiento jurídico para ejercer la autoridad en un país". De manera que es tiempo de ir asumiendo y afirmando que lamentablemente se nos ha instaurado en el país una dictadura, a cargo del señor dictador Hugo Rafael Chávez Frías.
PODER ANULADO
En lo que concierne a la Asamblea Nacional, después de muchos años tendremos en el 2011 un Poder Legislativo plural pero en buena parte anulado, gracias a la Ley Habilitante. Será de todas maneras una importante muestra de la reconfiguración del panorama político, con actividades y pugnas a seguir de cerca.
Por otra parte, al lado de la radicalización y la represión, el 2011 probablemente sea un año de populismo exacerbado, en que el Gobierno tratará de hacer, o de aparentar que hace, lo que omitió durante 12 años en materia de necesidades ciudadanas, con la desventaja de no tener ya el mismo apoyo popular, ni los recursos económicos ni el poder político que tuvo.
En el 2011 se hará más presente la dificultad de sacar al dictador con un 51% de los votos y la necesidad, en el mejor de los casos, de un porcentaje mucho mayor, cuyo desconocimiento implicará un gran escándalo a nivel nacional e internacional.
En lo que a los líderes y los partidos de oposición respecta, incluyendo a las personas integrantes del nuevo Parlamento, será interesante observar cómo se desenvuelven frente a la dictadura en el 2011. Hay que tener presente al respecto una ventaja que lleva el Gobierno, al contar con el asesoramiento de Cuba en materia de reprimir y de mantenerse en el poder. Tomando en cuenta la falta de experiencia reciente nacional en materia de lidiar con dictaduras, sería de esperar que la oposición reciba apoyo internacional en la materia, como por ejemplo de personas que hayan enfrentado a las que hubo hasta hace pocos años en Perú, Chile, Argentina y Brasil.
OTRAS DICTADURAS
Lo que hemos visto en Venezuela hasta ahora es poco en comparación con otras dictaduras. La situación ha empeorado, y pudiera llegar a ser inclusive más complicada, con un mayor número de personas enjuiciadas o presas por motivos políticos, un silenciamiento más radical de las voces críticas, torturas, ejecuciones extrajudiciales y fusilamientos, al mejor estilo de Cuba o de Irán.
En el plano internacional, aunque sería de esperar que hubiera mayor atención y pronunciamientos respecto a la situación de Venezuela, es difícil que esas esperanzas se hagan realidad. Salvo por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y ciertos pronunciamientos aislados de algunos países, los venezolanos hemos estado solos frente a nuestro dictador, y vamos a tener que resolver las cosas internamente.
El 2011 debería ser un año de dura lucha por la democracia y por los derechos humanos en Venezuela. Un año decisivo, de no claudicar y de asumir que el compromiso de contrarrestar y denunciar a la dictadura no corresponde únicamente a los periodistas, a los medios, a los estudiantes, a las organizaciones no gubernamentales y a los políticos, sino a cada uno de los venezolanos y venezolanas que valoramos la libertad y la democracia.
ignacioalvarezpersonal@gmail.com
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