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jueves, 16 de septiembre de 2010
COLUMNA DE RAFAEL POLEO PUBLICADA EN EL NUEVO PAÍS EL 15 DE SEPTIEMBRE
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¿QUÉ SE JUEGA ÉL?, PACIANO PADRÓN
El presidente Hugo Chávez Frías ha dicho, con claridad y de manera reiterada, que él se lo está jugando todo el 26 de septiembre. Ha expresado que esta elección es incluso más importante que la reelección a la que aspira para el 2012. Bien sabe él que sería fatal a su proyecto de dominación absoluta del país, perder la mayoría parlamentaria, esa que le ha permitido controlar a su antojo la totalidad de los poderes públicos, disponer como quiere de los recursos del Estado y actuar sin otro control que su propia voluntad. Eso es lo que se juega Chávez. ¿Y nosotros? Nosotros nos jugamos la Patria, la libertad y la vigencia real de la Constitución.
El Parlamento es el órgano de control por excelencia, y como bien se sabe, de sus tres funciones, legislar, representar al pueblo y controlar, esta última trasciende a las otras y es la esencia de su razón de ser. La función contralora del Parlamento es indelegable, mientras que puede delegarse en el presidente en Consejo de Ministros la función de legislar. No obstante, la Asamblea no puede declinar la función de control, ni decir -por ejemplo- Señor Presidente contrólese usted mismo. Si Chávez pierde la mayoría parlamentaria se restablecería el contrapeso que la Constitución consagra para que no haya absolutismo, para que no prive la voluntad de una sola persona.
El objetivo es mayoría para el pueblo, para el cambio, para el equilibrio, para allá vamos. No obstante, si la oposición obtuviese sólo una tercera parte de los diputados, ya sería una importante camisa de fuerza para frenar el absolutismo del Presidente. En el Parlamento se requiere de mayoría calificada de dos terceras partes de los diputados, para elegir los altos funcionarios públicos, magistrados del TSJ, rectores del CNE, Fiscal, Contralor y Defensor del Pueblo. Se requiere de la misma mayoría calificada para sancionar leyes orgánicas, también llamadas leyes principales que desarrollan los mandatos constitucionales. Cuando en el Parlamento no hay una mayoría de dos tercios, Gobierno y oposición deben dialogar y ponerse de acuerdo para que la voluntad conjunta designe los altos funcionarios o sancione las leyes orgánicas. Obsérvese la importancia de obtener, por lo menos, una tercera parte de diputados libres del sometimiento presidencial. Vamos más allá, vamos por la mayoría absoluta.
Nosotros nos jugamos la posibilidad de ser libres en Venezuela y de que la Constitución y el Estado de Derecho tengan vigencia real. El Presidente hace caso omiso de la Carta Magna, hoy para él no hay límite. Cuando, como pueblo, le impedimos en diciembre 2007 su pretensión de reformar la Constitución para declararnos estado socialista, él -al reconocer formalmente su derrota- alertó que no retiraría ni una coma de su propuesta. Lo hemos visto, no sin asombro, avanzar sin control alguno. Los que podrían frenarlo -los otros poderes públicos- están a sus pies, hacen su voluntad, como por enésima vez lo demostró el CNE al “autorizarlo” a hacer campaña electoral, alegando torcidamente que es un derecho ciudadano, olvidando el texto constitucional. Si no lo controlan los poderes públicos, que lo controle el Poder Popular. Controlémoslo con el arma del voto.
No tenemos como demócratas justificación para no votar. De tal magnitud es la importancia del cambio para frenar el absolutismo -que debemos, aún en el caso de que todos los candidatos no sean de nuestro pleno agrado- sufragar por el establecimiento del equilibrio.
Votemos por los postulados a diputados por la Unidad, en la tarjeta de cualquiera de los dieciocho partidos de la alianza. A los efectos de la elección es exactamente lo mismo una tarjeta u otra, ya que los votos se suman para los candidatos unitarios. Yo votaré en la columna “A”, en la primera columna a la izquierda, en la posición 12, en la tarjeta amarilla y roja de Solidaridad Independiente, Sí. Vota tú en esa o en cualquier otra tarjeta de la Unidad. Como siempre, la unidad es la vía.
pacianopadron@gmail.com
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LOS VENEZOLANOS SE LO JUEGAN TODO, CARLOS A. MONTANER
La situación venezolana se tensa peligrosamente. Dice Ramón Guillermo Aveledo que las elecciones al Parlamento del próximo 26 de septiembre tal vez sean las últimas que conozca el país. Aveledo, prestigioso abogado, escritor, ex presidente del Congreso, es el Secretario Ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, el organismo que ha conseguido forjar un frente único opositor.
¿Qué ocurre en el país? Sucede que Chávez puede perder y busca la manera de burlar los resultados. A solo un mes de las elecciones, la encuesta más fiable, la de Consultores 21, según revela el experto Joaquín Pérez Rodríguez, le da el triunfo a la oposición por diez puntos: 52% a 42. Dato qu
e se refuerza en otra indagación todavía más reveladora: cuando se les pregunta a los electores si quieren a Chávez o si lo rechazan, el 37% dice que le gusta y el 56 afirma que no le gusta. Ahí la diferencia es de casi 20 puntos.
¿Qué le ha pasado a la popularidad de Chávez? Muy sencillo: se ha hundido al menos por cinco poderosas razones:
· La insoportable violencia que ha convertido a Caracas en una de las ciudades más peligrosa del mundo y a la totalidad de Venezuela en un matadero con más víctimas que en Irak, como contó el New York Times. Casi 120,000 personas han sido asesinadas desde que Chávez ocupa el poder. Se ha cuadruplicado la violencia.
· El conjunto de la sociedad detesta la existencia de bandas armadas paramilitares al servicio del gobierno (Los guardianes de Chávez, como les llamó CNN en un excelente documental que estremeció al país) dedicadas a intimidar y maltratar a la población, instrumento represivo encaminado a conducir el país hacia un modelo socialista que rechaza el 66% de la población.
· La infinita torpeza de un gobierno que, pese a recibir un torrente de petrodólares, es incapaz de abastecer los mercados, conservar los alimentos (se le pudren o pierden millones de kilos), mantener las infraestructuras o equipar medianamente los hospitales. Los venezolanos, con razón, perciben que no hay ningún país peor gobernado en Sudamérica.
· La incómoda ocupación de Venezuela por parte de los cubanos y el regalo de una buena parte de la riqueza venezolana a La Habana, Managua, Bolivia, y el resto de la famélica familia del socialismo del siglo XXI, subsidios con los que Chávez compra su importancia internacional y, además, fomenta el mayor nivel de corrupción que ha conocido Venezuela, lo que es mucho decir en ese país.
· La desaparición de cualquier vestigio de Estado de Derecho y el desamparo en que vive la sociedad con jueces que sólo responden al poder político, con cuerpos policiacos que no detienen a los criminales (93% de los asesinatos quedan impunes), dedicados a encarcelar adversarios políticos y a fabricar pruebas burdamente, como acaba de sucederle a Alejandro Peña Esclusa, un ingeniero y líder opositor muy conocido y respetado en América Latina, a quien han mezclado en un absurdo complot terrorista sin pies ni cabeza, en el que nadie cree, pero que le sirve al gobierno de coartada para mantenerlo ilegalmente encarcelado sin fianza. La inseguridad y la indefensión son hoy dos sentimientos universales en Venezuela.
¿Qué va a hacer Chávez ante la posibilidad muy real de que sus adversarios consigan la mayoría del Congreso? La hipótesis que temen los opositores es que desconocerá los resultados. ¿Cómo? Fabricando un guión que ampare el fraude: primero, alguna compañía de encuestas controlada por el gobierno afirmaría que el chavismo aventaja a la oposición y aportaría unas cifras favorables a Chávez; segundo, el día de los comicios, ésa u otra empresa realizaría un “exit poll” que confirmaría las cifras de la encuesta; tercero, tarde en la noche, el Consejo Nacional Electoral, que dice o calla cualquier cosa, daría unas cifras finales obtenidas electrónicamente parecidas a las de la falsa encuesta y a las del falso “exit poll”.
Por eso Aveledo dice que estas pudieran ser las últimas elecciones. Si los venezolanos se dejan robar la victoria, la conclusión a que llegarán los demócratas es que en el futuro no vale la pena participar en comicios amañados en los que se atropella a la oposición antes, durante y después de la cita en las urnas. “¿Pueden evitar la estafa?”, le pregunté al ex embajador de Venezuela Thor Halvorssen: “Sólo si salen a votar masivamente y si están dispuestos a defender sus votos en las calles a cualquier precio y por el tiempo que sea necesario, como en su momento hicieron los ucranianos”. Eso lo veremos pronto.
¡A DARLE CON TODO! , PEDRO LASTRA
Desde los cuarteles llega la siguiente apreciación de los resultados electorales: excluyendo veinticinco curules asegurados llueva, truene o relampaguee por unos y otros, quedan ciento cuarenta puestos a repartirse entre los dos bloques en pugna. Pronóstico de los altos mandos: la oposición no baja de los setenta diputados.
Desde esos mismos Lares, por muy uniformados que estén venezolanos igualitos a los que sufren los rigores de la delincuencia, la abrumadora carestía de la vida, la falta de luz y agua, se espera una mayoría electoral a favor de la oposición democrática. Y consustanciados con los de abajo en cualquier rincón de la república, por familia y contactos, tienen plena conciencia del profundo malestar que se agita en nuestras barriadas y que pasará factura sin importar miedos y temores. Las razones son innumerables: inseguridad, pudrición alimentaria, cortes de luz, derrumbe hospitalario, desprecio por los derechos humanos, lamentable estado de las vías, pésimo servicio de transporte público, fallas en el Metro y un gigantesco catálogo de reproches y rencores.
Agréguele el profundo malestar por la prepotencia de nuestros colonizadores, los cubanos, que llegaron ha
mbrientos como extraterrestres y nada los sacia, como que no habían visto un bistec en su vida y hoy se hartan a costa de nuestros bolsillos, y se tendrá la radiografía del descontento militar. A la prepotencia de los invasores se suma la ira del capo máximo, desconfiado ante la falta de entrega y lealtad que comienza a sospechar en los altos mandos.
Con esto se ha dicho todo: nunca, óigase bien, nunca antes desde que asumiera el Poder, Chávez había estado tan golpeado, tan acabado, tan asediado y tan cercano a sufrir una verdadera catástrofe electoral. Perseguido por sus desafueros, sus crímenes, sus monumentales errores, su ineficacia, su inoperancia. La suma de su incapacidad ha llegado al punto en que la cantidad se trastrueca en calidad, la pérdida se apoyo se condensa en un tremendo gesto de rechazo y el retiro de respaldo se precipita. En semanas puede suceder lo que normalmente toma años, en días lo que toma meses y en horas lo que toma semanas.
Esa es la situación a semana y media de las elecciones. Chávez está a punto de ser apaleado. Si la dirigencia opositora lo comprende y sus candidatos aceleran la marcha, si la unidad desplaza al egoísmo grupal y la conciencia histórica a la banalidad política, estamos a un paso de recuperar nuestra democracia. Una sola condición es necesaria: ¡a darle con todo!
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TRIBUNA LIBERTARIA. COMPENDIO OPINÁTICO. JUEVES 16 DE SEPTIEMBRE DE 2010. RAUL AMIEL
SOMOS MAYORÍA Y ESTAMOS CON CHÁVEZ
Pedro Pablo Peñaloza
Consternado por las últimas declaraciones de nuestro comandante, el colectivo de Patriotas Endógenos Nacionalistas y Defensores del Extraordinario y Justo Orden Socialista (P.E.N.D.E.J.O.S, por sus siglas) quiere dirigirse a la opinión pública.
El viernes pasado, nuestro amado líder exclamó desde Petare: "los Pendejos en Venezuela cada vez son menos". Al escuchar esta terrible afirmación, nuestra agrupación se estremeció de dolor y llegó a una penosa conclusión: "¡a mi Presidente me lo tienen engañao!".
Queremos aprovechar estas líneas para aclararle a nuestro querido faro del saber, que en este país nosotros somos muchos y nos mantenemos muy activos en la lucha por este proceso de cambios.
Convencidos de la infalibilidad de nuestro guía, asumimos como verdad absoluta todas las explicaciones que emanan de Miraflores para entender la situación que atravesamos.
Mientras otros dudan, nosotros mantenemos una lealtad a prueba de balas frías. Los ejemplos sobran: a principios de 2010 acompañamos el discurso oficial que achacaba la crisis eléctrica al fenómeno de El Niño y hoy, con el Guri lleno, denunciamos que todo se trata de un sabotaje de la oposición. Esa es la verdad que repetimos entusiasmados.
Con mucho esfuerzo y dedicación nos hemos aprendido la cartilla: la inseguridad es parte de una conspiración porque, como advierten nuestros camaradas del PCV, ya los malandros "no trabajan de forma independiente" sino que han sido contratados por el Departamento de Estado y la oligarquía. En fin, que los choros abandonaron su espíritu emprendedor y se sindicalizaron. Sin embargo, confiamos en la promesa de nuestro jefe y estamos dispuestos a esperar, como buenos representantes de nuestro multitudinario grupo, a que dentro de dos décadas eliminemos la violencia.
Sabemos que, a 11 años de revolución, la inflación y la caída de la economía son culpa del capitalismo. Por eso, recibimos con alborozo la llegada de la Cédula del Buen Vivir para después sacarnos el Pasaporte al Mar de la Felicidad. ¡Tremenda Visa para un sueño!
Donde los analistas observan contradicciones, nosotros vemos audaces giros tácticos. Ayer eran malos los aires acondicionado, hoy los vendemos a mitad de precio. Antes era una locura consumista la necesidad de adquirir un carro, ahora ofrecen que te lo puedes llevar casi regalado. Y ni hablar de la chaca-chaca de Chávez, que a falta de agua lava al seco.
Muchos de los designios de nuestro insigne timonel no son comprendidos por la quinta columna. ¿Cómo es posible sacar un país adelante cuando se declara la "guerra económica" al sector productivo?, se preguntan. ¿Puede forjarse la paz si uno propone "demoler" y "liquidar" a la disidencia?, inquieren. ¿La amenaza de negarle recursos a un hospital por razones partidistas es un gesto "humanista"?, cuestionan. Nosotros, en cambio, entendemos que todo eso nos conduce a la mayor suma de felicidad posible. Esto explica por qué nosotros siempre nos andamos riendo.
Nuestra organización aspira seguir creciendo y desea ratificarse como uno de los pilares fundamentales de la Quinta República. El llamado es a que se unan a nuestras filas porque somos chavistas radicales y tenemos una consigna: "para defender esta revolución hay que ser Pendejos".
MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y DESGOBIERNO EN VENEZUELA
Francisco García Samaniego
En los últimos tiempos Venezuela ha padecido ante el flagelo de un desgobierno bajo la égida de la democracia plebiscitaria y caudillista, de elección en elección, 15 a la sazón, a razón, casi de dos por año, lo cual no significa ni más ni mejor democracia, ha sido todo lo contrario, lo cual lo percibe la gran mayoría de la opinión pública como un sistema desarticulador del tipo representativo de gobierno bajo la tutela de un ex - líder, que de la crisis de partidos en un comienzo e ingobernabilidad de las instituciones, se erige como “salvador” de la patria. Algo que ya no posee, es la mayoría, y algo que ya existe es la reaparición de los partidos políticos y la mayoría ya no apoya la inviabilidad del proyecto chavista.
Y de hecho, Increíblemente todos los candidatos para la Asamblea Nacional del PSUV están es respondiendo al Mico de Miraflores con su malísima consigna publicitaria de; “la llave de Chávez”. El candidato es Chávez, no estos arlequines de palacio. De verdad que si demuestran ser unos eunucos mentales y jaladores de oficio. Y, todo ello de la mano de los medios de comunicación del desgobierno, porque la mayoría de los medios de comunicación están en poder del régimen. De hecho, lo que lo tiene fuera de sus cabales al atorrante de Miraflores es la UNIDAD que ha logrado la oposición con sus 165 candidatos, sin contar entre ellos a gobernadores y alcaldes, que aunque son de diferentes toldas políticas todos los votos van al mismo lugar. Es una unidad perfecta que debemos apoyar y aplaudir para el 26 S.
Tildar a la oposición de manejar los medios es totalmente falso. Para muestra un botón; en un estudio de Gustavo Hernández Díaz sobre el control de los medios de comunicación por parte del régimen apuntó; “que el gobierno controla 7 televisoras de alcance nacional (1 en VHF y 6 UHF), más Telesur y 35 televisoras de señal abierta comunitarias al aire en UHF, mientras en la radiodifusión tiene bajo su poder Radio Nacional de Venezuela, la cadena YVKE y 231 emisoras comunitarias en frecuencia modulada. Aún más, la agencia de noticias venezolanas y 73 periódicos comunitarios. De hecho el presidente llamó un nuevo modelo comunicacional creando una ley de responsabilidad social en radio y televisión (Ley resorte) en 2004, que para los gremios y representantes del sector comunicacional en Venezuela y sectores de la oposición han llamado Ley Mordaza por su clara vocación intimidatoria y de censura. Pero la realidad que se ha palpado en el desenvolvimiento de estos años acá, ha sido, el constante y permanente incumplimiento. Aunado por el cierre de la planta de televisión RCTV y repetidas amenazas a Globovisión y radios FM en toda Venezuela. Más sus repetidas tropelías en contra de la constitución, como de la ley orgánica de procesos electorales por parte del propio presidente en sus repetidas e interminable cadenas o, haciendo uso de los medios para proyectar a sus candidatos.
En tal sentido, la campaña actual que viola incluso las disposiciones de CNE, entre otras, lo que demuestra es la clara vocación totalitaria por parte del desgobierno, y todo ello además, haciendo uso de los dineros públicos para tales campañas que está tratando de controlar de manera descarada, sin acordarse los “revolucionarios”, que su propia revolución se construyó con un claro “por ahora” que motivó a muchas personas descontentas con los partidos políticos en aquel momento a buscar otras salidas. Y de los medios de comunicación se proyectó el “proceso” dinamizando la causa falsa que hoy busca controlar los poderes simbólicos. Lo mismo le está ocurriendo a la mal llamada revolución bolivariana del socialismo del siglo XXI. La gente, simplemente ya no los quiere y quienes le siguen lo hacen por la arepita, el sueldito, o la intimidación, otros por la comodidad y el clientelismo de las dadivas del Estado.
Es decir, en nuestros días (de agudos dislates y genuflexiones abiertas) el desgobierno se nos presenta atropellador de toda disidencia, de toda pluralidad de pensamiento y, sobre todo, de respeto a la institucionalidad y al estado de derecho en el juego político de toda democracia. En sí, los desafueros del señor presidente y sus tartufos (arlequines) caen en una suerte de extremismo político que evidencia una política de la desesperación. Política que refleja el irrespeto a la coexistencia pacífica de la diversidad. Por eso atacan a los medios de comunicación que no han logrado controlar porque saben muy bien el poder de reflexión que generan en la opinión pública, mucho más en tiempos de crisis. Así, ataca la democracia social. En sí, no cree en la democracia porque no respeta a sus oponentes.
Y como bien señalara hace ya tiempo ese gran pensador español José Ortega y Gasset a sus suscriptores en su reflexión, La democracia morbosa, en el Espectador (1917): “La democracia, como democracia, es decir, estricta y exclusivamente como norma del derecho político, parece una cosa óptima. Pero la democracia exasperada y fuera de sí, la democracia en religión o en arte, la democracia en el pensamiento y en el gesto, la democracia en el corazón y en la costumbre es el más peligroso morbo que puede padecer una sociedad”.
El señor presidente ya no goza del carisma y la popularidad con que contó en un comienzo debido a sus 11 años de repetidos fracasos, tanto políticos como económicos. Y su instinto destructor, que ha promovido la violencia, acabó con ese mito en el cual Chávez se creía el gran líder al que toda la ciudadanía apoyaría. De allí, promover la desinformación, promover la autocensura que se está llevando a cabo en muchos medios de comunicación, atacar las diversidades de ideas como el debate claro y reflexivo para construir una verdadera democracia, no el petropopulismo mediático en el cual estamos inmersos.
Además de su clara vocación de cínico, al no reconocer que estamos en un país inviable con una inflación acumulada en 11 años del 866% más una pérdida del poder adquisitivo de 22% anual y todo ello con una inflación (de las más altas del mundo) del 32% para lo que queda de año. Agreguémosle a la lista de fracasos la gran delincuencia desatada con una tasa de homicidios entre 1999 y 2009 de 116.541 sin agregarle los homicidios en lo que va de año, más unas 15 millones de armas ilegales en el país según datos del Ministerio de Relaciones Interiores. Aunado a ello la perdida de la calidad de vida en todos los sectores.
En definitiva parece que la delincuencia es el brazo armado del chavismo para asustar a un país y a una nación. El problema no lo inventan los medios, ni el imperialismo, el problema está latente y precisamente de tanta incompetencia en la Asamblea Nacional roja rojita es que la MUD va a lograr grandes triunfos electorales en donde el chavismo en épocas pasadas era fuerte. Ello demostrará que la mayoría está en la UNIDAD democrática y no en un proceso que perdió su oportunidad por corruptos, e ineptos comunistas fracasados.
Enviado por Raul Amiel - raulamiel@gmail.com