Llegó la hora de facturar y cobrar, los ciudadanos quieren hacerlo: hartos de vivir en un país depauperado, sin agua, sin luz, en riesgo de muerte diariamente, con todos los problemas existenciales posibles, quieren decirle a un gobierno regalón, irresponsable e inepto, que hasta aquí le llegó la cuerda. Los políticos deben ayudar a los ciudadanos a tragar nombres y listas que posiblemente no gusten pero los demócratas a su vez deben, así sea con un pañuelo en la nariz, votar por la unidad. Esta oportunidad de remendar el capote de la abstención mortal de 2005 la debemos reivindicar.
“Lo imposible lo intentamos de inmediato. Para los milagros, necesitaremos un poco más de tiempo”. Colgado en una oficina de atención al público.
Ya pasaron las primarias, pero ahora viene lo bueno: amalgamar en un solo bloque a ganadores, perdedores y excluidos. Acallar las protestas y convencer a los insatisfechos de que este no es el momento de diatribas, de enfrentamientos ideológicos -por muy democráticos que ellos sean- ni de lanzar a través de los medios de comunicación posiciones personales que resquebrajarían la indispensable UNIDAD, así con mayúsculas, que requiere la oposición democrática para lograr su cometido en las elecciones parlamentarias del 26-S.
Llegó la hora del silencio prudente, de meterse en el bolsillo las lenguas y los encrespados ánimos, que aún teniendo razón, son extemporáneos e inconvenientes. Les recuerdo a todos estos “enfant tèrrible” de la oposición las numerosas oportunidades de éxito que se han perdido por culpa de las facciones, fracturas e inconformidades de quienes quieren por encima de todo, hacer prevalecer sus posiciones o sus parcelas de mínimo poder. Aquí la oposición no ha logrado consolidarse en un frente sólido que encare exitosamente al poder del estado controlado por un solo hombre, por culpa de esa moledora de reputaciones del mismo bando.
Los ciudadanos demócratas dieron una gran lección el domingo 25 de abril: en total paz, depositaron el voto por quienes creen que van a garantizar la unidad, que es la exigencia que hace la sensatez en esta desgraciada y oscura etapa de nuestra democracia. Enrique Mendoza puede tener razón en sus aspiraciones, pero debe negociar de bajo perfil. La gente está cansada de ver a los políticos pelearse ante las cámaras por el cien por ciento de nada, cuando pueden acordar tener el 50% de algo.
Este es el momento en que sabremos si Henrique Salas R…mer merece liderar y si está arrepentido de la gran torta que puso con la Alcaldía de Valencia. Aquí es cuando Cocchiola demostrará que representa la voluntad unitaria de sus electores; ahora sabremos si Henry Ramos y todos los adecos están en la tónica de avanzar por encima de las tumbas. Llegó la hora de facturar y cobrar, los ciudadanos quieren hacerlo: hartos de vivir en un país depauperado, sin agua, sin luz, en riesgo de muerte diariamente, con todos los problemas existenciales posibles, quieren decirle a un gobierno regalón, irresponsable e inepto, que hasta aquí le llegó la cuerda.
Los políticos deben ayudar a los ciudadanos a tragar nombres y listas que posiblemente no gusten pero los demócratas a su vez deben, así sea con un pañuelo en la nariz, votar por la unidad. Esta oportunidad de remendar el capote de la abstención mortal de 2005 la debemos reivindicar. Exigimos a los políticos que se despojen de cualquier posición personal o partidista para pensar sólo en la meta: sentar en esa Asamblea que está jo… a todos con leyes que nos quitan legítimos y constitucionales derechos, para que sirvan de paraban y luchen por reestablecer unas condiciones democráticas mínimas que permitan tomar el aire suficiente para eyectar del poder en el 2012 a esta ruinosa robolución. Aquí cabe el consejo postrero de Simón Bolívar: “Unidad, unidad, o el caos os devorará”.
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, MOVIMIENTO REPUBLICANO MR, REPUBLICANO, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES ASAMBLEA NACIONAL, UNIDAD ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA
“Lo imposible lo intentamos de inmediato. Para los milagros, necesitaremos un poco más de tiempo”. Colgado en una oficina de atención al público.
Ya pasaron las primarias, pero ahora viene lo bueno: amalgamar en un solo bloque a ganadores, perdedores y excluidos. Acallar las protestas y convencer a los insatisfechos de que este no es el momento de diatribas, de enfrentamientos ideológicos -por muy democráticos que ellos sean- ni de lanzar a través de los medios de comunicación posiciones personales que resquebrajarían la indispensable UNIDAD, así con mayúsculas, que requiere la oposición democrática para lograr su cometido en las elecciones parlamentarias del 26-S.
Llegó la hora del silencio prudente, de meterse en el bolsillo las lenguas y los encrespados ánimos, que aún teniendo razón, son extemporáneos e inconvenientes. Les recuerdo a todos estos “enfant tèrrible” de la oposición las numerosas oportunidades de éxito que se han perdido por culpa de las facciones, fracturas e inconformidades de quienes quieren por encima de todo, hacer prevalecer sus posiciones o sus parcelas de mínimo poder. Aquí la oposición no ha logrado consolidarse en un frente sólido que encare exitosamente al poder del estado controlado por un solo hombre, por culpa de esa moledora de reputaciones del mismo bando.
Los ciudadanos demócratas dieron una gran lección el domingo 25 de abril: en total paz, depositaron el voto por quienes creen que van a garantizar la unidad, que es la exigencia que hace la sensatez en esta desgraciada y oscura etapa de nuestra democracia. Enrique Mendoza puede tener razón en sus aspiraciones, pero debe negociar de bajo perfil. La gente está cansada de ver a los políticos pelearse ante las cámaras por el cien por ciento de nada, cuando pueden acordar tener el 50% de algo.
Este es el momento en que sabremos si Henrique Salas R…mer merece liderar y si está arrepentido de la gran torta que puso con la Alcaldía de Valencia. Aquí es cuando Cocchiola demostrará que representa la voluntad unitaria de sus electores; ahora sabremos si Henry Ramos y todos los adecos están en la tónica de avanzar por encima de las tumbas. Llegó la hora de facturar y cobrar, los ciudadanos quieren hacerlo: hartos de vivir en un país depauperado, sin agua, sin luz, en riesgo de muerte diariamente, con todos los problemas existenciales posibles, quieren decirle a un gobierno regalón, irresponsable e inepto, que hasta aquí le llegó la cuerda.
Los políticos deben ayudar a los ciudadanos a tragar nombres y listas que posiblemente no gusten pero los demócratas a su vez deben, así sea con un pañuelo en la nariz, votar por la unidad. Esta oportunidad de remendar el capote de la abstención mortal de 2005 la debemos reivindicar. Exigimos a los políticos que se despojen de cualquier posición personal o partidista para pensar sólo en la meta: sentar en esa Asamblea que está jo… a todos con leyes que nos quitan legítimos y constitucionales derechos, para que sirvan de paraban y luchen por reestablecer unas condiciones democráticas mínimas que permitan tomar el aire suficiente para eyectar del poder en el 2012 a esta ruinosa robolución. Aquí cabe el consejo postrero de Simón Bolívar: “Unidad, unidad, o el caos os devorará”.
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