Si hay algo en lo cual coinciden los analistas políticos, es en el carácter castrense del gobierno que rige a Venezuela, el cual estaría enmarcando cada vez más sus decisiones, en ese estilo de ejercer el poder, aun cuando fue electo en comicios.
Las últimas semanas se han caracterizado por la intensificación del tinte verde oliva en el accionar gubernamental: juramentación de milicianos y su dotación de fusiles Kalashnikov; activación de guerrillas comunicacionales uniformadas con chalecos y gorras; desfiles militares para cada ocasión con un marcado uso del rojo, el despliegue de equipos bélicos, gritando consignas ideológicas; y un discurso oficial en el cual predomina el léxico militar.
Todo queda resumido en la arenga presidencial: "pueblo en armas" -expresión calcada de Cuba- y la aspiración a que cada venezolano (¿bolivariano?) tenga "su respectivo fúsil".
Para algunos analistas, la presencia de los uniformados ya no es imperceptible ni sutil, sino directa y hasta impositiva.
Once años después del inicio de la revolución, la confusión es mayor, si el proceso es una democracia, una dictadura, un régimen autoritario, es autocrático o totalitario. De izquierda o clásicamente comunista.
El analista y docente de varias promociones de altos militares, Aníbal Romero, explica que esa "ambigüedad funcional", fue creada deliberadamente por el presidente Chávez como un mecanismo político para usarlo a conveniencia y permanecer en el poder.
Coinciden los consultados, en el carácter cada vez más castrense del gobierno, al punto de que Romero, especialista en asuntos militares, asegura: "quien realmente está en el poder en Venezuela es el partido militar, y la nueva élite civil dominante está supeditada al estamento castrense".
Tal como lo reseñó El Carabobeño, el analista sostiene que en las FAN ya no prevalecen dos sectores: los institucionales y los chavistas, sino que existe un tercer grupo, radical, y pro castro-comunista
De ser esto así, ¿cuál es el tipo de gobierno en el poder? El observador del acontecer nacional Angel Álvarez, director del Instituto de Análisis Político de la UCV, coincide con Romero en señalar que el gobierno venezolano aún no se puede catalogar como una dictadura tradicional. “Un proceso inédito, mediático, con una marcada inclinación por lo militar y el autoritarismo.
El factor de contención
El docente universitario Ángel Álvarez destaca la fusión cívico-militar.
-¿Considera que el verdadero partido del Presidente es el ala castro comunista de la Fuerza Armada Nacional que señala el especialista Aníbal Romero?
-Yo no conozco cuánto peso pueda tener hoy Cuba en términos de asesoría o influencia en el ejército venezolano, hay mucha especulación. Me imagino que los cubanos tienen presencia como en otros sectores, pero no sé cuánto pesa en los cuarteles. Lo que sí le puedo decir, es que la relación FAN-pueblo, el viejo invento de Ceresole, que estuvo muy presente también en el peronismo y que el Presidente lo compró completo hace mucho tiempo. Yo sí creo que las FAN juegan un rol fundamental en la concepción de Hugo Chávez del manejo del poder.
-Si no confía en los civiles del PSUV, ¿delega en las FAN su confianza para que lo asista en la acción de gobierno?
-No, creo que es una fusión entre civiles y militares. La combinación de ambas cosas. Las FAN tienen un rol político muy importante pero en conjunción con la movilización de los civiles. Tenemos una república civil con rasgos de ser una democracia en peligro, debilitada y amenazada.
-¿Cómo definiría Ud. el tipo de gobierno de Venezuela?
-Creo que todavía es una democracia de muy baja calidad en la gestión gubernamental. Es deficiente en los procesos electorales, porque no hay igualdad de oportunidades. Todavía son libres, pero los resultados no son siempre respetados. Podría decirse que en Venezuela hay una democracia con rasgos autoritarios.
Se extiende por todo el país, la creencia sobre la aprobación de leyes comunistas desde la Asamblea Nacional, para blindar la revolución. El analista cree que eso puede ocurrir antes del 26-S: "En la medida en que el PSUV se perciba la posibilidad de perder las elecciones legislativas, pudiera blindar su proyecto político mediante un conjunto de leyes que afiancen su estrategia. De todos modos, si cambiase la composición de fuerzas en la Asamblea Nacional -cosa de la cual no estoy muy seguro que ocurra- y la oposición obtuviera la mayoría, las leyes pudieran ser derogadas. La única forma de garantizar un blindaje absoluto es que dejase de funcionar la Asamblea Nacional".
-¿Prevalecerá el comunismo?
-Esa es la intención declarada del gobierno. Nunca lo ha ocultado, al comienzo lo identificó como socialista del siglo XXI, luego se declaró marxista y nunca ha ocultado su simpatía por Cuba, incluso cuando decía que tenía realidades distintas a Venezuela. Sin embargo hoy pareciera que su objetivo es ejercer el modelo de gobierno cubano. No lo ha logrado porque en Venezuela hay una reserva democrática muy profunda en toda la población venezolana, incluyendo una proporción importantísima de sus seguidores, lo que ha sido un muro de contención.
Ambigüedad, instrumento político
Aníbal Romero es más categórico. Califica al gobierno de "autocracia depredadora". "Es autocrático y no dictatorial, pues si bien el poder se concentra en un sólo individuo, existen también una Constitución y leyes a las que, en teoría, el régimen se apega, para preservar una ambigüedad funcional que favorece ese objetivo".
-Es un gobierno autocrático y no una dictadura, por el uso que hace de esa ambigüedad como instrumento político, aunque la autocracia puede ser "aún más perversa pues utiliza ese recurso de acuerdo con sus conveniencias circunstanciales, fortaleciendo o ablandando el ejercicio arbitrario del mando según la evolución de los eventos y las necesidades del poder".
-¿Se puede considerar comunista?
-Mi convicción particular es que Chávez, en su fuero más íntimo, desearía reproducir en Venezuela un régimen parecido al cubano, pues comprende que ese tipo de sistema, si fuese viable en nuestro escenario sociopolítico, contribuiría a aferrarlo indefinidamente al poder. No obstante, no ha estado dispuesto a pagar los costos, medidos en sangre y fuego, que el establecimiento de un régimen de esas características demandaría en Venezuela.
Para Romero, el choque entre las ambiciones ideológicas de Chávez y la realidad sociopolítica venezolana se derivan una serie de paradojas y contradicciones; "peculiares al experimento del socialismo del siglo XXI".
A juicio del especialista, la principal paradoja se patentiza en la grieta entre el discurso presidencial, que enarbola una utopía y la verdad de un régimen basado en la "depredación del país por parte del partido militar y el subsidio populista a los sectores más pobres".
-La ineficiencia, el robo y el saqueo favorecen el enriquecimiento del partido militar y del sector civil gobernante, los cuales tampoco son capaces de manejar un capitalismo de Estado eficiente. De modo que el socialismo del siglo XXI ha degenerado en incesante depredación".
Opina Romero que el partido militar es el que realmente está en el gobierno en Venezuela: "la nueva élite civil dominante dependiente del estamento militar, controla el poder para enriquecerse y a su vez emplea los recursos del Estado, sin control institucional alguno, para reproducir las condiciones de su perdurabilidad en el mando”.
Argumenta que la caracterización del régimen como "autocracia depredadora" es importante para garantizar su permanencia en el poder en dos sentidos: primero, porque la "transformación de una autocracia en dictadura sería negativa para él, aunque podría eventualmente resultar necesaria pero constituiría un error político al acrecentar las resistencias domésticas e internacionales".
- El Presidente procurará en lo posible preservar la ambigüedad en el ejercicio del mando. Además, la estrategia de lucha contra un sistema totalitario, una dictadura, no es la misma que la exigida por una autocracia depredadora. Aunque es posible, hasta ahora la oposición ha sido incapaz de perfilar una estrategia que combine creativamente el avance electoral con la denuncia de los abusos autocráticos.
Militarización del Estado, militarización de la Nación
Las coincidencias abundan ante la pregunta ¿ Cree que tenemos un gobierno militar?
Elides Rojas, jefe de redacción de El Universal, abogado y analista político, responde afirmativamente: "Sí. Para empezar el jefe del gobierno es militar y el grupo que lo acompaña, unos 200 militares que participaron con él en la intentona del ´92, dominan todo el país. La estructura de la Fuerza Armada fue copiada para manejar el mundo civil y político: todo es patrulla, brigada, escuadra, guerrilla, guerra, batalla, combate. Los militares salieron de los cuarteles y están en los ministerios y oficinas públicas. La visión no deliberante, más bien de orden y obediencia, confirma la filosofía militarista del gobierno.
José Luis Farías, dirigente nacional de Un Nuevo Tiempo y ex parlamentario, coincide también, en el carácter castrense del gobierno: "Los militares devenidos en guardia pretoriana del déspota, tras militarizar el Estado quiere militarizar la Nación".
Fernando Luis Egaña, ex ministro de Información, docente y analista dice:
"Sí, es un gobierno militar, pero no es el sentido convencional de gobierno institucional de las Fuerzas Armadas, tipo los regímenes de Pérez Jiménez, Velasco Alvarado o Pinochet, sino más bien un régimen de naturaleza “militaroide”, que aspira a la militarización crasa de la sociedad, con una orientación de socialismo semi-barbárico combinado con latrocinio de satrapía".
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Las últimas semanas se han caracterizado por la intensificación del tinte verde oliva en el accionar gubernamental: juramentación de milicianos y su dotación de fusiles Kalashnikov; activación de guerrillas comunicacionales uniformadas con chalecos y gorras; desfiles militares para cada ocasión con un marcado uso del rojo, el despliegue de equipos bélicos, gritando consignas ideológicas; y un discurso oficial en el cual predomina el léxico militar.
Todo queda resumido en la arenga presidencial: "pueblo en armas" -expresión calcada de Cuba- y la aspiración a que cada venezolano (¿bolivariano?) tenga "su respectivo fúsil".
Para algunos analistas, la presencia de los uniformados ya no es imperceptible ni sutil, sino directa y hasta impositiva.
Once años después del inicio de la revolución, la confusión es mayor, si el proceso es una democracia, una dictadura, un régimen autoritario, es autocrático o totalitario. De izquierda o clásicamente comunista.
El analista y docente de varias promociones de altos militares, Aníbal Romero, explica que esa "ambigüedad funcional", fue creada deliberadamente por el presidente Chávez como un mecanismo político para usarlo a conveniencia y permanecer en el poder.
Coinciden los consultados, en el carácter cada vez más castrense del gobierno, al punto de que Romero, especialista en asuntos militares, asegura: "quien realmente está en el poder en Venezuela es el partido militar, y la nueva élite civil dominante está supeditada al estamento castrense".
Tal como lo reseñó El Carabobeño, el analista sostiene que en las FAN ya no prevalecen dos sectores: los institucionales y los chavistas, sino que existe un tercer grupo, radical, y pro castro-comunista
De ser esto así, ¿cuál es el tipo de gobierno en el poder? El observador del acontecer nacional Angel Álvarez, director del Instituto de Análisis Político de la UCV, coincide con Romero en señalar que el gobierno venezolano aún no se puede catalogar como una dictadura tradicional. “Un proceso inédito, mediático, con una marcada inclinación por lo militar y el autoritarismo.
El factor de contención
El docente universitario Ángel Álvarez destaca la fusión cívico-militar.
-¿Considera que el verdadero partido del Presidente es el ala castro comunista de la Fuerza Armada Nacional que señala el especialista Aníbal Romero?
-Yo no conozco cuánto peso pueda tener hoy Cuba en términos de asesoría o influencia en el ejército venezolano, hay mucha especulación. Me imagino que los cubanos tienen presencia como en otros sectores, pero no sé cuánto pesa en los cuarteles. Lo que sí le puedo decir, es que la relación FAN-pueblo, el viejo invento de Ceresole, que estuvo muy presente también en el peronismo y que el Presidente lo compró completo hace mucho tiempo. Yo sí creo que las FAN juegan un rol fundamental en la concepción de Hugo Chávez del manejo del poder.
-Si no confía en los civiles del PSUV, ¿delega en las FAN su confianza para que lo asista en la acción de gobierno?
-No, creo que es una fusión entre civiles y militares. La combinación de ambas cosas. Las FAN tienen un rol político muy importante pero en conjunción con la movilización de los civiles. Tenemos una república civil con rasgos de ser una democracia en peligro, debilitada y amenazada.
-¿Cómo definiría Ud. el tipo de gobierno de Venezuela?
-Creo que todavía es una democracia de muy baja calidad en la gestión gubernamental. Es deficiente en los procesos electorales, porque no hay igualdad de oportunidades. Todavía son libres, pero los resultados no son siempre respetados. Podría decirse que en Venezuela hay una democracia con rasgos autoritarios.
Se extiende por todo el país, la creencia sobre la aprobación de leyes comunistas desde la Asamblea Nacional, para blindar la revolución. El analista cree que eso puede ocurrir antes del 26-S: "En la medida en que el PSUV se perciba la posibilidad de perder las elecciones legislativas, pudiera blindar su proyecto político mediante un conjunto de leyes que afiancen su estrategia. De todos modos, si cambiase la composición de fuerzas en la Asamblea Nacional -cosa de la cual no estoy muy seguro que ocurra- y la oposición obtuviera la mayoría, las leyes pudieran ser derogadas. La única forma de garantizar un blindaje absoluto es que dejase de funcionar la Asamblea Nacional".
-¿Prevalecerá el comunismo?
-Esa es la intención declarada del gobierno. Nunca lo ha ocultado, al comienzo lo identificó como socialista del siglo XXI, luego se declaró marxista y nunca ha ocultado su simpatía por Cuba, incluso cuando decía que tenía realidades distintas a Venezuela. Sin embargo hoy pareciera que su objetivo es ejercer el modelo de gobierno cubano. No lo ha logrado porque en Venezuela hay una reserva democrática muy profunda en toda la población venezolana, incluyendo una proporción importantísima de sus seguidores, lo que ha sido un muro de contención.
Ambigüedad, instrumento político
Aníbal Romero es más categórico. Califica al gobierno de "autocracia depredadora". "Es autocrático y no dictatorial, pues si bien el poder se concentra en un sólo individuo, existen también una Constitución y leyes a las que, en teoría, el régimen se apega, para preservar una ambigüedad funcional que favorece ese objetivo".
-Es un gobierno autocrático y no una dictadura, por el uso que hace de esa ambigüedad como instrumento político, aunque la autocracia puede ser "aún más perversa pues utiliza ese recurso de acuerdo con sus conveniencias circunstanciales, fortaleciendo o ablandando el ejercicio arbitrario del mando según la evolución de los eventos y las necesidades del poder".
-¿Se puede considerar comunista?
-Mi convicción particular es que Chávez, en su fuero más íntimo, desearía reproducir en Venezuela un régimen parecido al cubano, pues comprende que ese tipo de sistema, si fuese viable en nuestro escenario sociopolítico, contribuiría a aferrarlo indefinidamente al poder. No obstante, no ha estado dispuesto a pagar los costos, medidos en sangre y fuego, que el establecimiento de un régimen de esas características demandaría en Venezuela.
Para Romero, el choque entre las ambiciones ideológicas de Chávez y la realidad sociopolítica venezolana se derivan una serie de paradojas y contradicciones; "peculiares al experimento del socialismo del siglo XXI".
A juicio del especialista, la principal paradoja se patentiza en la grieta entre el discurso presidencial, que enarbola una utopía y la verdad de un régimen basado en la "depredación del país por parte del partido militar y el subsidio populista a los sectores más pobres".
-La ineficiencia, el robo y el saqueo favorecen el enriquecimiento del partido militar y del sector civil gobernante, los cuales tampoco son capaces de manejar un capitalismo de Estado eficiente. De modo que el socialismo del siglo XXI ha degenerado en incesante depredación".
Opina Romero que el partido militar es el que realmente está en el gobierno en Venezuela: "la nueva élite civil dominante dependiente del estamento militar, controla el poder para enriquecerse y a su vez emplea los recursos del Estado, sin control institucional alguno, para reproducir las condiciones de su perdurabilidad en el mando”.
Argumenta que la caracterización del régimen como "autocracia depredadora" es importante para garantizar su permanencia en el poder en dos sentidos: primero, porque la "transformación de una autocracia en dictadura sería negativa para él, aunque podría eventualmente resultar necesaria pero constituiría un error político al acrecentar las resistencias domésticas e internacionales".
- El Presidente procurará en lo posible preservar la ambigüedad en el ejercicio del mando. Además, la estrategia de lucha contra un sistema totalitario, una dictadura, no es la misma que la exigida por una autocracia depredadora. Aunque es posible, hasta ahora la oposición ha sido incapaz de perfilar una estrategia que combine creativamente el avance electoral con la denuncia de los abusos autocráticos.
Militarización del Estado, militarización de la Nación
Las coincidencias abundan ante la pregunta ¿ Cree que tenemos un gobierno militar?
Elides Rojas, jefe de redacción de El Universal, abogado y analista político, responde afirmativamente: "Sí. Para empezar el jefe del gobierno es militar y el grupo que lo acompaña, unos 200 militares que participaron con él en la intentona del ´92, dominan todo el país. La estructura de la Fuerza Armada fue copiada para manejar el mundo civil y político: todo es patrulla, brigada, escuadra, guerrilla, guerra, batalla, combate. Los militares salieron de los cuarteles y están en los ministerios y oficinas públicas. La visión no deliberante, más bien de orden y obediencia, confirma la filosofía militarista del gobierno.
José Luis Farías, dirigente nacional de Un Nuevo Tiempo y ex parlamentario, coincide también, en el carácter castrense del gobierno: "Los militares devenidos en guardia pretoriana del déspota, tras militarizar el Estado quiere militarizar la Nación".
Fernando Luis Egaña, ex ministro de Información, docente y analista dice:
"Sí, es un gobierno militar, pero no es el sentido convencional de gobierno institucional de las Fuerzas Armadas, tipo los regímenes de Pérez Jiménez, Velasco Alvarado o Pinochet, sino más bien un régimen de naturaleza “militaroide”, que aspira a la militarización crasa de la sociedad, con una orientación de socialismo semi-barbárico combinado con latrocinio de satrapía".
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