Las elecciones primarias que llevó a cabo la oposición el pasado día domingo fueron un triunfo de la libertad. Insisto sobre esto: la lucha es por la libertad del país frente a la servidumbre hacia la Cuba castrista, y de los venezolanos frente al despotismo de Hugo Chávez.
La lucha democrática es el medio para reconquistar la soberanía y la libertad de Venezuela, y las primarias de la oposición demostraron que los ciudadanos quieren participar. Los venezolanos que no hemos cometido el trágico error de subordinarnos a este oprobioso régimen aspiramos escoger a nuestros dirigentes. En segundo lugar, las personas que fueron seleccionadas por el voto del electorado salieron fortalecidas de cara al país. Tercero: las primarias fueron una escuela que permitió construir redes, afinar mensajes e insertarse en las comunidades con miras al futuro.
Pienso que la Mesa de Unidad Democrática desconfió demasiado de las primarias e hizo menos de las que debió hacer. Ratifico que mis comentarios tienen un propósito constructivo y se dirigen a alertar y mejorar. Las primarias constituyeron una especie de precampaña y ensayo general en función de venideros retos. Vale la pena tomarlo en cuenta.
Si se me permite una nota personal, vinculada al tema, ese día domingo 25 pude igualmente visitar, en compañía de otros amigos, a Oswaldo Álvarez Paz en su prisión de El Helicoide. Lo encontramos lleno de fuerza moral e inquebrantable espíritu de lucha. Oswaldo es un político de principios y convicciones, y la arbitrariedad de este oprobioso régimen contribuye a ratificar su apego a los valores que conducen su vida. Su familia y amigos, la Venezuela democrática, estamos con él.
Todos los factores políticos de la oposición debemos redoblar nuestros esfuerzos dirigidos a liberar a los presos políticos, y en tal sentido exhorto a la Mesa de Unidad Democrática, a los candidatos recién electos o designados, a los partidos políticos y medios de comunicación libres, a proseguir de manera incansable el combate por nuestros compañeros y compañeras presos por Chávez y sus secuaces. Es necesario movilizar a la opinión pública mundial y a los organismos internacionales competentes para que aumenten sus denuncias y presión sobre el gobierno venezolano.
Deseo decir en particular unas palabras acerca de María Corina Machado, electa en la zona donde vivo. Valorando los méritos de los otros candidatos en esta circunscripción, admito no obstante que me alegró la victoria de Machado, una mujer que ha luchado con tesón y perseverancia por la libertad, que ha demostrado coraje y que representa un verdadero ejemplo de lo que es capaz la mujer venezolana, en combate por la recuperación de su país. Me ha llenado de legítimo orgullo seguir la trayectoria de María Corina hasta su reciente triunfo, y estoy seguro que ella y muchos otros darán renovados bríos a la conducción política de la oposición.
Estos avances llevan muy malas noticias al régimen despótico que nos desgobierna. De allí que debamos esperar un recrudecimiento de sus prácticas represivas, así como acciones propias del delirio comunista que les guía y hunde a Venezuela en cada día más espesas sombras. Y de allí que debamos redoblar también nuestra voluntad de lucha democrática.
Admito que en ocasiones me invade un cierto desaliento, al observar los desmanes ejecutados por compatriotas que en lugar de trabajar por la unión de la sociedad y su prosperidad, se empeñan en copiar el infierno castrista. Pero son breves momentos. Al final se impone la esperanza. No la perderemos jamás.
La lucha democrática es el medio para reconquistar la soberanía y la libertad de Venezuela, y las primarias de la oposición demostraron que los ciudadanos quieren participar. Los venezolanos que no hemos cometido el trágico error de subordinarnos a este oprobioso régimen aspiramos escoger a nuestros dirigentes. En segundo lugar, las personas que fueron seleccionadas por el voto del electorado salieron fortalecidas de cara al país. Tercero: las primarias fueron una escuela que permitió construir redes, afinar mensajes e insertarse en las comunidades con miras al futuro.
Pienso que la Mesa de Unidad Democrática desconfió demasiado de las primarias e hizo menos de las que debió hacer. Ratifico que mis comentarios tienen un propósito constructivo y se dirigen a alertar y mejorar. Las primarias constituyeron una especie de precampaña y ensayo general en función de venideros retos. Vale la pena tomarlo en cuenta.
Si se me permite una nota personal, vinculada al tema, ese día domingo 25 pude igualmente visitar, en compañía de otros amigos, a Oswaldo Álvarez Paz en su prisión de El Helicoide. Lo encontramos lleno de fuerza moral e inquebrantable espíritu de lucha. Oswaldo es un político de principios y convicciones, y la arbitrariedad de este oprobioso régimen contribuye a ratificar su apego a los valores que conducen su vida. Su familia y amigos, la Venezuela democrática, estamos con él.
Todos los factores políticos de la oposición debemos redoblar nuestros esfuerzos dirigidos a liberar a los presos políticos, y en tal sentido exhorto a la Mesa de Unidad Democrática, a los candidatos recién electos o designados, a los partidos políticos y medios de comunicación libres, a proseguir de manera incansable el combate por nuestros compañeros y compañeras presos por Chávez y sus secuaces. Es necesario movilizar a la opinión pública mundial y a los organismos internacionales competentes para que aumenten sus denuncias y presión sobre el gobierno venezolano.
Deseo decir en particular unas palabras acerca de María Corina Machado, electa en la zona donde vivo. Valorando los méritos de los otros candidatos en esta circunscripción, admito no obstante que me alegró la victoria de Machado, una mujer que ha luchado con tesón y perseverancia por la libertad, que ha demostrado coraje y que representa un verdadero ejemplo de lo que es capaz la mujer venezolana, en combate por la recuperación de su país. Me ha llenado de legítimo orgullo seguir la trayectoria de María Corina hasta su reciente triunfo, y estoy seguro que ella y muchos otros darán renovados bríos a la conducción política de la oposición.
Estos avances llevan muy malas noticias al régimen despótico que nos desgobierna. De allí que debamos esperar un recrudecimiento de sus prácticas represivas, así como acciones propias del delirio comunista que les guía y hunde a Venezuela en cada día más espesas sombras. Y de allí que debamos redoblar también nuestra voluntad de lucha democrática.
Admito que en ocasiones me invade un cierto desaliento, al observar los desmanes ejecutados por compatriotas que en lugar de trabajar por la unión de la sociedad y su prosperidad, se empeñan en copiar el infierno castrista. Pero son breves momentos. Al final se impone la esperanza. No la perderemos jamás.
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