miércoles, 29 de diciembre de 2010

LAS 100 PRINCIPALES MENTIRAS DE CHOMSKY. PAUL BOGDANOR. TRADUCCION DE MARIANO BAS URIBE.

A. Las 10 principales mentiras de Chomsky sobre las matanzas masivas comunistas

10.
La mentira: "En comparación con las condiciones impuestas por la tiranía y la violencia de EE.UU., el Este de Europa bajo la esfera rusa era prácticamente un Paraíso".[1]
La verdad: Los comunistas mataron entre 4 y 5 millones de personas en Ucrania; 400.000 en Polonia; 360.000 en Rumanía; 300.000 en Bielorrusia; 200.000 en Hungría; 100.000 en Alemania del Este; 100.000 en Lituania; 70.000-100.000 en Yugoslavia; 30.000-40.000 en Bulgaria; 20.000 en Checoslovaquia y 5.000 en Albania. Otras atrocidades incluyen la muerte de más de 500.000 prisioneros de guerra y las violaciones masivas a más de 2 millones de mujeres por parte del Ejército Rojo en áreas de Alemania ocupadas por los soviéticos.[2]
9.
La mentira: "También es relevante la historia de la colectivización en China, que, comparada con la Unión Soviética, muestra una mayor confianza en la persuasión y la ayuda mutua que en la fuerza y el terror y parece haber tenido más éxito".[3]
La verdad: Los comunistas declararon oficialmente que habían matado a 800.000 personas en los primeros años de dictadura, de forma no oficial admitieron la muerte de 2 millones en un solo año.[4] La colectivización forzosa china culminó en el Gran Salto Adelante, la peor catástrofe en la historia humana, en la que murieron 30 millones de personas.[5]
8.
La mentira: "las fuentes básicas para las altas estimaciones de muertes en por la reforma agraria de Vietnam del Norte fueron personas relacionadas con la CIA o el Ministerio de Propaganda de Saigón (...) de hecho no hay evidencia de que los líderes ordenaran u organizaran ejecuciones masivas de campesinos".[6]
La verdad: Vietnam del Norte anunció que el 30% de las víctimas fueron inocentes y que 15.000 fueron ejecutados por error, lo que significa una matanza de 50.000 personas. Informaciones de desertores de Vietnam del Norte indican que se mató a 50.000. A un diplomático húngaro se le dijo a través de una fuente oficial que se había matado a 60.000. Un izquierdista francés que trabajaba en Vietnam del Norte escribió que se había masacrado a 100.000. El total de muertes habría sido muchas veces mayor, ya que las familias de los ejecutados murieron de hambre bajo la política de "aislamiento".[7]
7.
La mentira: "El éxito revolucionario en Vietnam, tanto en la teoría como en la práctica se basó principalmente en tratar de atender las necesidades de las masas (...) Un movimiento adaptado para ganarse el apoyo de las masas rurales no ocasionaría baños de sangre entre la población rural".[8]
La verdad: Según estimaciones conservadoras, los escuadrones de la muerte del Vietcong asesinaron a 37.000 civiles en Vietnam del Sur; la cifra real fue mucho mayor, ya que se registró sólo una pequeña parte de los asesinatos anteriores a 1967 y los datos sólo llegan hasta 1972. Los terroristas del Vietcong también iniciaron una campaña de matanzas masivas contra aldeas civiles y campos de refugiados; en la parte álgida de la guerra, cerca de un tercio de las muertes civiles fueron resultado de atrocidades deliberadas del Vietcong.[9]
6.
La mentira: "Dado lo confuso de los acontecimientos y evidencias, sumado a la completa falta de fiabilidad de las 'pruebas' de EEUU-Saigón, como mínimo puede decirse que el 'baño de sangre' del NFL-DVR[10] en Hue fue inventado a partir de evidencias realmente muy endebles".[11]
La verdad: Los comunistas se jactaron de asesinar a miles de personas en la ciudad sudvietnamita de Hue. Un regimiento informó que sólo sus unidades habían matado a 1.000 víctimas. Otro informe indicaba que 2.867 personas fueron asesinadas. Otro documento interceptado habla de una "enorme victoria" en la que mataron a más de 3.000 personas. Un documento posterior contaba 2.748 ejecuciones.[12]
5.
La mentira: "En un fenómeno con pocos paralelos en la experiencia occidental, parece que ha habido un número de muertes injustificadas cercano a cero en la posguerra de Vietnam. El milagro de la reconciliación y la moderación (...) ha sido casi totalmente ignorado".[13]
La verdad: El desertor Nguyen Cong Hoan afirmó que entre 50.000 y 100.000 personas fueron masacradas por los comunistas. El prisionero político Doan Van Toai y el oficial comunista Nguyen Tuong Lai informaron que 200.000 desertores del Vietcong fueron fusilados. Un número estimado en 165.000 disidentes y prisioneros de guerra murieron en campos de concentración. Las expulsiones masivas llevaron a la muerte ahogados de 200.000-250.000 boat people, de acuerdo con cifras de la ONU.[14]
4.
La mentira: "parece justo describir la responsabilidad de Estados Unidos y Pol Pot por atrocidades durante 'la década del genocidio' como más o menos del mismo calibre".[15]
La verdad: No son ni remotamente del mismo calibre. Las fuerzas estadounidenses causaron en Camboya aproximadamente 40.000 víctimas entre miembros de los Jemeres Rojos y civiles. Los Jemeres Rojos mataron a más de 1,8 millones de civiles entre 1975 y 1979.[16]
3.
La mentira: "Una comparación que presentamos con gran detalle es especialmente reveladora: el 'baño de sangre benigno' llevado a cabo por Indonesia tras su invasión de Timor Oriental en 1975 y el 'baño de sangre vil' de los Jemeres Rojos cuando se apoderaron de Camboya el mismo año (...) las dos matanzas son comparables en escala y características".[17]
La verdad: No son comparables ni en escala ni en sus características. La invasión indonesia de Timor Oriental causó 100.000-180.000 muertes.[18] El genocidio de los Jemeres Rojos en Camboya causó más de1,8 millones de muertes.[19] Los militares indonesios llevaron a cabo una brutal represión de la resistencia armada en un territorio extranjero. El baño de sangre de los Jemeres Rojos fue un ataque motivado ideológicamente contra una población indefensa en su propio país.
2.
La mentira: "Si 2-2½ millones de personas, alrededor de ⅓ de la población hubieran sido asesinados sistemáticamente por una banda de peligrosos criminales que hubieran accedido al gobierno, [el senador] McGovern estaría dispuesto a considerar una intervención militar. Suponemos que no habría hecho esta propuesta si la cifra de muertos fuera, digamos una centésima parte, es decir, 25.000 personas (...) [o] si las muertes no fueran consecuencia de matanzas o hambrunas sistemáticas organizadas por el estado sino más bien atribuibles en buena medida a venganzas entre campesinos, unidades militares indisciplinadas fuera del control del gobierno, hambrunas y enfermedades que son consecuencia directa de la guerra de EE.UU. u otros factores".[20]
La verdad: Ningún observador serio piensa que sólo murieron 25.000 personas bajo los Jemeres Rojos o que las muertes masivas fueran consecuencia de otra cosa que las matanzas y hambrunas sistemáticas organizadas por el estado. Incluso el líder de los Jemeres Rojos Khieu Zampan reconocía 2 millones de muertes, que atribuía a la invasión vietnamita.[21]
1.
La mentira: "La evacuación [de los Jemeres Rojos] de Phnom Penh, ampliamente denunciada desde entonces hasta ahora por su indudable brutalidad, puede en realidad haber salvado muchas vidas. Es sorprendente que los hechos cruciales raramente aparecen entre las voces condenatorias".[22]
La verdad: Al menos 30.000 niños muy pequeños murieron como consecuencia directa de la evacuación de Phnom Penh por los Jemeres Rojos.[23] En total, al menos 870.000 hombres, mujeres y niños de Phnom Penh murieron bajo la dictadura de los Jemeres Rojos.[24]

B. Las 10 principales mentiras de Chomsky sobre la historia moderna
10.
La mentira: "Tomemos nuestra propia historia, la historia de la conquista del hemisferio occidental (...) Los trabajos antropológicos actuales indican que el número de nativos en el hemisferio occidental puede haber sido de alrededor de 100 millones (...) Tomemos sólo el norte de Río Grande donde había unos 10 o 12 millones de indios americanos (...) Muchos de ellos fueron totalmente erradicados o exterminados, otros sucumbieron a enfermedades traídas por los europeos. Eso en un genocidio masivo (...)".[25]
La verdad: Esas cifras de población las inventó el antropólogo Henry Dobyns y han sido desacreditadas.[26] Más del 90% de los indios americanos murieron por enfermedades, no por guerras o masacres, de acuerdo con estudios recientes.[27]
9.
La mentira: "La magnitud de los logros de EE.UU. al perseguir sus 'buenas intenciones' [en Filipinas] sólo puede adivinarse. El general James Bell, que mandó las operaciones al sur de Luzón, estimó en mayo de 1901 que un sexto de los nativos de Luzón había sido muerto o murió por dengue, considerado la consecuencia de la hambruna producida por la guerra; así que [hubo] más de 600.000 muertos sólo en esta isla".[28]
La verdad: En 1906 se demostró que esta estimación provenía de "una entrevista no verificada, no con el bien conocido general James F. Bell, sino con el general James M. Bell, una persona completamente distinta, cuya experiencia personal estuvo prácticamente limitada a las tres provincias de más al sur de Luzón, donde hubo comparativamente poca lucha. Si la entrevista fue auténtica, el soldado en cuestión no tenía los datos sobre los que basar esa afirmación".[29] En 1984, el historiador John M. Gates concluía que el número máximo de bajas de la guerra fue de 234.000 de los cuales unos 200.000 lo fueron por una epidemia de cólera sin prácticamente ninguna relación con la guerra.[30]
8.
La mentira: "Los Estados Unidos y Gran Bretaña pelearon en la guerra, por supuesto, pero no principalmente contra la Alemania nazi. La guerra contra la Alemania nazi la realizaron los rusos (...) tenemos que preguntarnos si la mejor manera de librarse de Hitler era matar a decenas de millones de rusos. Quizá una forma mejor era directamente no apoyarles, tal como hicieron Estados Unidos y Gran Bretaña".[31]
La verdad: Estados Unidos luchó contra la Alemania nazi y el Japón imperial; Gran Bretaña luchó principalmente contra la Alemania nazi. Los soviéticos fueron aliados de los nazis hasta 1941; después Estados Unidos les salvó del ataque nazi ofreciéndoles una masiva ayuda económica y militar.[32] Ni Estados Unidos ni Gran Bretaña mataron a decenas de millones de rusos: el ataque nazi mató a decenas de millones de ciudadanos soviéticos, muchos de los cuales no eran rusos. Al contrario que la Unión Soviética, Estados Unidos y Gran Bretaña nunca fueron aliados de la Alemania nazi.
7.
La mentira: "En Stalingrado en 1942, los rusos rechazaron la ofensiva alemana y quedó bastante claro que Alemania no iba a ganar la guerra. Bueno, hemos sabido por los archivos rusos que Gran Bretaña y EE.UU. empezaron entonces a apoyar a los ejércitos de Hitler para contener el avance ruso. Decenas de miles de tropas rusas murieron. Supongamos que estamos en Auschwitz. ¿Querríamos que se contuviera a las tropas rusas?".[33]
La verdad: No hay la menor evidencia de que Estados Unidos o Gran Bretaña utilizaran los ejércitos nazis para atacar a la Unión Soviética y prolongar el Holocausto. Más tarde Chomsky negó haber hecho esta afirmación (ver la última sección).[34]
6.
La mentira: "el principal representante asiático del Tribunal de Tokio, el juez R. Pal de la India, afirmó en su voto particular que la decisión de usar la bomba atómica 'el lo único que se parece aproximadamente' a los crímenes nazis en la Guerra del Pacífico. Y que 'nada parecido a esto puede encontrarse en contra de los actualmente acusados'. Por si vale de algo, creo que tiene razón y que, en particular, el bombardeo de Nagasaki fue el experimento más abominable de la historia".[35]
La verdad: El juez Pal fue un apologista del Japón imperial que votó absolver a todos los acusados en el tribunal de crímenes de guerra de Tokio. Los crímenes de los acusados japoneses (incluyendo 10 millones de muertos sólo en los años posteriores a Pearl Harbor) excedieron con mucho el total de muertos por los bombardeos atómicos. Nagasaki no fue bombardeada como experimento, sino porque Japón no se rindió después de Hiroshima.[36]
5.
La mentira: "Por tanto, resulta que si atravesamos el aluvión de propaganda, Washington se ha convertido en la capital mundial de la tortura y el asesinato político".[37]
La verdad: Chomsky escribe esto poco después de que 750.000-1,5 millones de personas fueran masacradas en la Revolución Cultural china; 200.000 boat people habían sido empujadas a la muerte por el Vietnam comunista; 100.000 miembros tribales habían sido masacradas en el Laos comunista; 1,8-2 millones habían sido asesinados en la Camboya comunista y los comunistas habían empezado a masacrar a 1,5-2 millones de personas en Afganistán y 1,5 millones en Etiopía.[38]
4.
La mentira: "Irán era 'moderado' hasta la caída del Shah en 1979, al tiempo que acumulaba uno de los peores registros sobre derechos humanos del mundo, como Amnistía Internacional y otros grupos de derechos humanos documentaban regularmente, sin afectar a la clasificación de Shah como un 'moderado' con el aplauso de las élites de EE.UU.".[39]
La verdad: Amnistía Internacional acusó al Shah de llevar a cabo 300 ejecuciones políticas. Durante el mismo periodo, Macías Nguema asesinó a 50.000 personas en Guinea Ecuatorial, Idi Amin masacró a 300.000 en Uganda y Pol Pot mató hasta a 2 millones en Camboya.[40]
3.
La mentira: "Libia es de hecho un estado terrorista, pero en un mundo de terrorismo internacional, es un jugador muy pequeño (...) [Sus ataques terroristas se] han reducido de casi cero a casi cero [tras el ataque aéreo estadounidense]".[41]
La verdad: El terrorismo internacional de Libia incluía intervenciones militares en apoyo a asesinatos masivos en Uganda y Etiopía; patrocinio de terroristas responsables de matar a miles de personas en Filipinas; crear campos de entrenamiento para miles de terroristas internacionales y una implicación directa en guerras civiles y levantamientos violentos en toda África y Oriente Medio.[42]
2.
La mentira: "Hubo un tiempo en que Saddam Hussein era peligroso, había cometido terribles crímenes y era capaz de cometer peores y aquellos que ahora dicen que es demasiado peligroso le apoyaban y ayudaban a ser un peligro mayor".[43]
La verdad: La mayoría de las armas de Saddam Hussein venían de países que luego se opusieron a la guerra de Irak. De acuerdo con el Instituto de Investigación para la Paz Internacional, de Estocolmo, el 57% venían de Rusia, el 13% de Francia y el 12% de China. Sólo el 1% venía de Estados Unidos o Gran Bretaña.[44] En otras palabras, los principales opositores a la invasión, cuya posición Chomsky compartía, suministraron más de 80 veces la cantidad de armas que los principales partidarios de la misma, cuya posición condenaba.
1.
La mentira: "Ya he mencionado la devastación de la sociedad civil iraquí [por las sanciones apoyadas por EE.UU.], con alrededor de 1 millón de muertos, de los que más de la mitad eran niños, de acuerdos con informes que sencillamente no pueden ser ignorados".[45]
La verdad: De acuerdo con el experto en genocidios Milton Leitenberg, "Todas las supuestas cifras posteriores a 1990 de mortalidad infantil en Irak provienen de las agencias gubernamentales del propio Irak".[46] Irak rechazó las solicitudes de la ONU para admitir expertos independientes para evaluar las condiciones de vida.[47] Después de la invasión, los doctores iraquíes dijeron que toda había sido una "campaña de propaganda" y que "las sanciones no mataron a estos niños, Saddam los mató (...) sus madres vivían en zonas empobrecidas abandonadas por el gobierno".[48]

C. Las 10 principales mentiras de Chomsky sobre la Guerra Fría
10.
La mentira: "En su segunda fase, desde 1945, los principales acontecimientos de la Guerra Fría en el bando ruso fueron sus repetidas intervenciones en los satélites del Este de Europa y la invasión de Afganistán (...) Los delitos internos disminuyeron; aunque siguieron siendo muy serios en pocos casos estuvieron al nivel de los típicos satélites estadounidenses, algo común en el Tercer Mundo, donde no se siguen las normas de educación occidentales".[49]
La verdad: En 1947 el régimen soviético retuvo comida para la población durante una hambruna, causando 1-1,5 millones de muertes.[50] De 1945 a 1953 hubo más de 300.000 muertes oficialmente registradas en el Gulag; para 1953 la población en trabajos forzados se había incrementado a más de 5,2 millones de hombres, mujeres y niños.[51] Ningún satélite estadounidense (ni en Europa ni en Latinoamérica) fue responsable de nada remotamente comparable.
9.
La mentira: "La versión ortodoxa se esboza en términos crudos y vivos en el que se reconoce generalmente como el documento básico de EE.UU. sobre la Guerra Fría, el NSC 68 de abril de 1950 (...) Cinco años después de que la URSS fuera virtualmente aniquilada por las potencias del Eje, debían reconstruirse dentro de una alianza dominada por EE.UU. para la eliminación final de sistema soviético que no habían podido destruir".[52]
La verdad: El NSC 68[53] no decía nada acerca de reconstruir la Alemania nazi, la Italia fascista y el Japón imperial bajo liderazgo estadounidense con el fin de destruir la Unión Soviética. Proponía políticas "consecuentes con los principios de la libertad y la democracia" y un incremento en los gastos de defensa para contrarrestar la expansión soviética.[54]
8.
La mentira: "Como todos reconocen, un importante crimen soviético ha sido la ayuda de Moscú a países o movimientos del Tercer Mundo que los Estados Unidos intentan sublevar o aplastar (...) la Unión Soviética apoyó movimientos indígenas que resistían la enérgica imposición de las intenciones de EE.UU. (un esfuerzo criminal, como comprende cualquier intelectual consciente)".[55]
La verdad: Los principales clientes soviéticos en el Tercer Mundo fueron asesinos masivos en China (Mao Zedong, antes de la ruptura chino/soviética), Corea del Norte (Kim Il Sung), Vietnam del Norte (Ho Chi Minh), Uganda (Idi Amin), Etiopía (Mengistu Haile Mariam), Siria (Hafez el-Assad) e Irak (Saddam Hussein). Entre otras atrocidades, asesores soviéticos diseñaron el Gulag chino, en el que murieron millones de personas.[56]
7.
La mentira: "[En 1965, Estados Unidos facilitó] el flujo de armas y otros equipos militares para implantar la anunciada política de 'exterminar el PKI (Partido Comunista de Indonesia) (...) Los generales indonesios habían liquidado el partido de los pobres, destruido la amenaza de democracia y abierto al país al saqueo extranjero".[57]
La verdad: Lejos de plantear la amenaza de democracia, los comunistas habían tratado de hacerse con el poder por la fuerza después de reclamar abiertamente la exterminación masiva de capitalistas y "enemigos del pueblo".[58] Los dirigentes estadounidenses se vieron tan sorprendidos por la crisis de 1965 que al principio no podían identificar ni al general Suharto, que mandaba las fuerzas anticomunistas.[59] Estados Unidos rechazó suministrar armas para llevar a cabo la masacre de comunistas indonesios.[60]
6.
La mentira: "Virtualmente todas las partes afectadas, excepto Estados Unidos, estaban realizando serios esfuerzos a inicios de los años 60 para evitar una guerra inminente haciendo neutrales a Vietnam del Sur, Laos y Camboya; era la posición oficial del Frente de Liberación Nacional, el "Vietcong" de la propaganda de EE.UU, sustancialmente la rama del sur del Viet Minh".[61]
La verdad: Según admite ella misma, Vietnam del Norte decidió iniciar una revuelta armada en Vietnam del Sur en 1959. Vietnam del Norte creó el Vietcong y envió 20.000 hombres a atacar al Sur. En 1961, Vietnam del Norte empleó 30.000 hombres para construir rutas de invasión a través de Laos y Camboya.[62] En 1964, entraban al sur 10.000 tropas norvietnamitas al año, ascendiendo a 100.000 en 1966. Según admite ella misma, Vietnam del Norte "jugó un papel decisivo" en llevar al poder al Pathet Lao en Laos y los Jemeres Rojos en Camboya.[63]
5.
La mentira: "Los portavoces de la administración han mantenido la opinión de que destruyendo Vietnam de alguna forma se mantenían firmes contra la agresión china o rusa (...) hubo determinados esfuerzos, siempre inútiles, por establecer un enlace directo que demostrara el control del Viet Minh por Moscú o Pekín, aunque la imposibilidad de lograrlo no alteró en modo alguno la creencia, virtualmente un dogma, de que los revolucionarios vietnamitas deben ser agentes chinos o rusos (...) hasta donde sabemos, un producto de la imaginación".[64]
La verdad: La participación de chinos y soviéticos fue absolutamente crucial para el ataque de Vietnam del Norte al Sur. En julio de 1965, China estaba enviando 200 millones de dólares en ayuda militar y económica, mientras que en octubre de 1966, los soviéticos ofrecieron mil millones de dólares: la "decisión de pasar a una guerra convencional no podía haberse tomado sin esos pactos". En 1971, el año anterior al que escribía Chomsky, la ayuda china para el esfuerzo de guerra ascendía a mil millones de dólares y la asistencia soviética a tres mil millones.[65]
4.
La mentira: "El crimen vietnamita de acabar con las atrocidades de Pol Pot [en Camboya] se castigó con una invasión china apoyada por EE.UU, al tiempo que EE.UU. pasaba a apoyar diplomática y militarmente al derrocado régimen de Pol Pot...".[66]
La verdad: Vietnam no entró en Camboya para acabar con las atrocidades de los Jemeres Rojos sino para instaurar una dictadura comunista más sumisa, liderada por antiguos asesinos de los Jemeres Rojos. El nuevo régimen esclavizó a 380.000 campesinos, matando a 30.000 civiles.[67] Apologistas de Vietnam como John Pilger acusaron posteriormente a Estados Unidos y Gran Bretaña de armar a los Jemeres Rojos. Las mentiras de Pilger acabaron en una admisión de libelo y el pago de daños "muy elevados".[68] Las pruebas demuestran que toda la ayuda occidental se dirigió hacia las fuerzas de resistencia no comunistas lideradas por Son Sann y el príncipe Sihanouk, no a los Jemeres Rojos.[69]
3.
La mentira: "La defensa de Angola fue una de las contribuciones más significativas de Cuba a la liberación de África. No se sabía [hasta hace poco] la importancia de esas contribuciones".[70]
La verdad: La intervención militar de Cuba para asegurar el dominio exclusivo de la dictadura comunista del MPLA en Angola llevó a tres décadas de guerra civil en la que murieron un millón de personas. Otras "contribuciones" cubanas "a la liberación de África" incluyen la intervención militar en apoyo de la dictadura comunista de Etiopía, que asesinó 1, 25 millones de personas mediante masacres y hambrunas programadas.[71]
2.
La mentira: "La escala de esos crímenes [en Angola y Mozambique] se ve por un estudio de la ONU que estima más de 60.000 millones de dólares en daños y 1,5 millones de muertos sólo durante los años de Reagan, vía Sudáfrica, con apoyo de EE.UU. y Gran Bretaña bajo el disfraz de 'compromisos constructivos'".[72]
La verdad: El estudio de la ONU estimaba las pérdidas ocasionadas por las guerras civiles en esos países y simplemente las achacaba en su totalidad a Sudáfrica.[73] En realidad, los combatientes eran revolucionarios del Tercer Mundo (MPLA contra UNITA en Angola, FRELIMO contra RENAMO en Mozambique) y las principales intervenciones foráneas las llevaron a cabo la dictaduras marxistas (Cuba en Angola, Zimbawe en Mozambique).[74] Los gobiernos de Reagan y Thatcher se opusieron a los rebeldes de Mozambique apoyados por Sudáfrica.
1.
La mentira: "En Angola, el 'luchador por la libertad' apoyado por EE.UU., Jonas Savimbi [de UNITA] perdió unas elecciones supervisadas por la ONU, recurriendo de inmediato a la violencia, generando un terrible resultado. Cuando acabó uniéndose al resto del mundo reconociendo el gobierno electo [es decir, el MPLA], los Estados Unidos no hicieron nada [para detener a UNITA] (...) Apenas se ha informado de las atrocidades, que aparentemente sobrepasaron a las de Bosnia".[75]
La verdad: Ocho partidos de la oposición rechazaron por manipulación los resultados de las elecciones de 1992. Un observador oficial de las elecciones escribió que había poca supervisión de la ONU, que 500.000 partidarios de UNITA no estaban en las listas electorales y que se hicieron 100 mesas electorales clandestinas. UNITA envió negociadores pacíficos a la capital, donde el MPLA los asesinó, junto con 20.000 partidarios de UNITA. Savimbi seguía estando dispuesto a continuar las elecciones. Entonces el MPLA masacró a decenas de miles de partidarios de UNITA en toda la nación, con lo cual se reanudó la guerra civil. Los observadores de derechos humanos africanos acusaron al MPLA de "atrocidades genocidas" "exterminación sistemática", "crímenes de guerra" y "crímenes contra la humanidad".[76]
D. Las 10 principales mentiras de Chomsky sobre la Guerra contra el Terrorismo
10.
La mentira: "Las potencias europeas conquistaron buena parte del mundo con una brutalidad extrema. Con muy raras excepciones, no fueron atacados por sus víctimas foráneas (...) Por tanto, no es sorprendente que Europa debería estar completamente conmocionada por los crímenes terroristas del 11 de septiembre".[77]
La verdad: Las conquistas árabe-islámicas incluyeron los territorios de Portugal, España, Cerdeña, Sicilia, Creta y zonas del sur de Francia e Italia. El Imperio Otomano se extendía hasta Hungría y el sur de Polonia, así como la totalidad de Centroeuropa, incluyendo partes de Grecia, la antigua Yugoslavia, Rumanía y Bulgaria.[78]
9.
La mentira: "El 11-S, el mundo reaccionó con conmoción y horror y simpatizando con las víctimas. Pero es importante recordar que para buena parte del mundo, hubo además otra reacción: 'Bienvenido al club'. Por primera vez en la historia, una potencia occidental había sufrido una atrocidad de ese tipo que era demasiado familiar en muchos otros lugares".[79]
La verdad: Las conquistas árabe-islámicas en Europa produjeron incontables atrocidades. La agresión y el terror nazis mataron a 200.000-250.000 civiles en Francia, 200.000 civiles en Holanda, más de 150.000 civiles en Grecia, 60.000 civiles en Gran Bretaña y muchos otros en Europa Occidental.[80]
8.
La mentira: "Para Estados Unidos, esta es la primera vez desde la Guerra de 1812 que el territorio nacional ha sido atacado o incluso amenazado. Muchos comentaristas lo han comparado con Pearl Harbor, pero eso es erróneo. El 7 de diciembre de 1941 se atacaron bases militares en dos colonias de EE.UU, no en territorio nacional, que nunca se vio amenazado".[81]
La verdad: Japón atacó Pearl Harbor en Hawai y Clark Field en Filipinas. Tanto Hawai como Filpinas eran parte del territorio nacional. Japón también atacó Guam, Wake, Kiska y Attu; todas ellas eran parte del territorio nacional.[82]
8.
La mentira: "La red de Bin Laden, dudo que nadie la conozca mejor que la CIA, ya que contribuyeron materialmente a construirla".[83]
La verdad: Las acusaciones de que Estados Unidos creó la red de Bin Laden "no tienen ninguna prueba" (Peter Bergen). Las acusaciones "no son ciertas" y los fondos de la CIA "fueron exclusivamente a los grupos muyaidines afganos, no a los voluntarios árabes" (Jason Burke). Bin Laden estaba "fuera de la vista de la CIA" y "no hay registro de ningún contacto directo" (Steve Coll).[84]
6.
La mentira: "Sin duda este es un momento decisivo: por primera vez en la historia las víctimas devuelven el golpe a su tierra de origen".[85]
La verdad: Los terroristas islámicos no fueron "víctimas" de Estados Unidos antes del 11-S: ya habían intentado matar a 250.000 estadounidenses en el World Trade Center y masacrado a cientos en sus objetivos estadounidenses en Kenia, Tanzania y otros lugares.[86]
5.
La mentira: "[Los atacantes] están llevando a cabo enormes atrocidades en respuesta a las atrocidades reales de las cuales somos responsables y que continúan hoy día (...) Puede que aquí nos importen poco y prácticamente no le importan a nadie en Occidente. Pero eso no significa que no importen a las víctimas".[87]
La verdad: Los terroristas islámicos llevaron a cabo sus ataques porque eran islamistas fanáticos.[88] Otros actos de asesinatos masivos se han cometido por islamistas en países musulmanes como Argelia, Egipto, Indonesia, Irán y Sudán y no musulmanes como India, Israel, Filipinas y Rusia.
4.
La mentira: "Los ataques terroristas fueron grandes atrocidades. En proporción pueden no alcanzar el nivel de muchos otros, por ejemplo, el bombardeo de Clinton a Sudán sin ningún pretexto creíble, destruyendo la mitad de su industria farmacéutica y matando a un número desconocido de gente (nadie lo sabe, porque EE.UU. bloqueó una investigación en la ONU y a nadie le preocupa llevarla a cabo)".[89]
La verdad: Después de que al-Qaeda destruyera las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania, matando a cientos de personas, Estados Unidos bombardearon una supuesta fábrica de armamento químico en Sudán. El bombardeo se realizó de noche, para no herir a ningún civil.[90] Murió un guardia de seguridad. Amnistía Internacional, Human Rights Watch, Oxfam y Médicos sin Fronteras tuvieron libertad para investigar los resultados: ninguno dijo que los bombardeos causaran muertes masivas.
3.
La mentira: "Muchos de los que conocen bien las condiciones también dudan de la capacidad de Bin Laden para planear la increíblemente sofisticada operación desde una cueva en algún lugar de Afganistán (...) Es completamente posible que Bin Laden esté diciendo la verdad cuando dice que no sabía nada de la operación".[91]
La verdad: Poco después del 11-S, Bin Laden dijo que había sabido del plan y empleado sus conocimientos de ingeniería civil para calcular cuánto daño podían producir los aviones en el World Trade Center.[92] Los cerebros de los ataques del 11-S, Khalid Sheikh Mohammed y Ramzi Binalshibh, dijeron que "ejecutaron los vuelos de la muerte con la aprobación de Bin Laden".[93]
2.
La mentira: "La civilización occidental está anticipando la matanza de, haciendo correctamente la cuenta, 3-4 millones de personas o algo así [en Afganistán] (...) Parece que lo que está pasando es algún tipo de genocidio silencioso (...) estamos en trance que intentar aparentemente matar a 3 o 4 millones de personas...".[94]
La verdad: UNICEF estima que se evitarán las muertes de 112.000 niños y 7.500 mujeres embarazadas cada año como consecuencia de la ocupación estadounidense de Afganistán.[95]
1.
La mentira: "Es aceptable informar del 'daño colateral' de errores de bombardeo, el coste involuntario e inevitable de la guerra, pero no de la consciente y deliberada destrucción de afganos que morirán en silencio, invisiblemente, no a propósito, sino porque no importa, un nivel más profundo de depravación moral (...) La gente no muere de hambre instantáneamente. Pueden sobrevivir con raíces y hierba y si niños mal nutridos mueren de enfermedad, ¿quién se preocupará por determinar que factores quedan en el trasfondo?".[96]
La verdad: Estados Unidos ha sido el principal suministrador de alimentos a Afganistán durante una década y aportó dos tercios de la ayuda en alimentación después del 11-S, salvando al país de la hambruna.[97] El embajador general para el hambre de la ONU anunció que no había "hambre este invierno en Afganistán", gracias a "un presupuesto de ayuda humanitaria sabiamente ofrecido por la administración Bush".[98] El director del Programa de Alimentación Mundial en Kabul dijo que "estaba claro que se había evitado una posible hambruna".[99]
E. Las 10 principales mentiras de Chomsky sobre Latinoamérica
10.
La mentira: "La historia moderna de Guatemala fue moldeada decisivamente por la invasión organizada por EE.UU. y el derrocamiento de del régimen democráticamente elegido de Jacobo Arbenz en junio de 1954 (...) La modesta y eficaz reforma agraria fue la gota que colmó el vaso (...) El sistema de EE.UU. encontró intolerable el pluralismo y la democracia de los años 1945-54 y acabó liquidando ese experimento".[100]
La verdad: Arbenz no fue democráticamente elegido y la votación no fue secreta. Arbenz se consideraba a sí mismo un comunista y formalmente se afilió al Partido Comunista en 1957. Su reforma agraria (la "inspiración" del Partido Comunista) fue declarada inconstitucional por el Tribunal Supremo, que posteriormente purgó. Apoyó una resolución parlamentaria elogiando a Stalin; se apoyó en el Partido Comunista para todas las decisiones importantes y recibió armas del bloque soviético.[101] Mató a cientos de oponentes políticos.[102] La CIA "apoyaba los objetivos de la reforma guatemalteca"; actuó porque temía "una potencial cabeza de puente soviética en el hemisferio occidental".[103]
9.
La mentira: "El otro 11-S es el 11 de septiembre de 1973, cuando operaciones apoyadas por Henry Kissinger, entre otros, llevaron al bombardeo del palacio presidencial en Chile, el derrocamiento del gobierno parlamentario y la matanza, en una estimación conservadora, de unas 3.000 personas (...) Pero cuando se lo hacemos nosotros, es, como usted sabe, un error...".[104]
La verdad: El líder marxista Salvador Allende, y no Henry Kissinger, fue formalmente condenado por el parlamento chileno por destruir la democracia en Chile.[105] Las afirmaciones de que Kissinger instigó el golpe militar de 1973 han sido desacreditadas repetidamente: la política de la Administración Nixon fue apoyar a la oposición democrática y la prensa independiente contra Allende.[106]
8.
La mentira: "[Estados Unidos se ha] opuesto con tremenda ferocidad a cualquier mejora en los derechos humanos, el aumento de los niveles de vida y la democratización en Latinoamérica. Lo más esencial de la política estadounidense ha sido incrementar las masacres y la represión".[107]
La verdad: Estados Unidos ha apoyado o impuesto transiciones democráticas en Ecuador (1979), Perú (1980), Bolivia (1982), Honduras (1982), Argentina (1983), Brasil (1985), Uruguay (1985), Guatemala (1986), Surinam (1987), Panamá (1989), Chile (1990), Nicaragua (1990), Guayana (1992) y Paraguay (1993). Colombia y Venezuela han sido democracias durante décadas, Belice y Costa Rica lo son desde su independencia. Aparte de la Cuba comunista, todo el hemisferio occidental es ahora democrático.
7.
La mentira: "En los años 1980, EE.UU. libró una gran guerra en América Central, dejando unos 200.000 cadáveres torturados y mutilados, millones de huérfanos y refugiados y cuatro países devastados. Uno de los primeros objetivos del ataque de EE.UU. fue la Iglesia Católica, que había cometido el terrible pecado de 'preferir la opción de los pobres'".[108]
La verdad: Las únicas intervenciones militares estadounidenses fueron la imposición de democracias en Granada y Panamá, con una mínima pérdida de vidas humanas. Estados Unidos no peleó en ningún otro lugar de la región, y mucho menos atacó a la Iglesia Católica. El apoyo soviético y cubano a las fuerzas comunistas ocasionó las guerras civiles en Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala.[109] La mayoría de las muertes ocurrieron en Guatemala, mientras el país estaba sujeto a un embargo de armas estadounidense por motivos de derechos humanos.
6.
La mentira: "Las masacres organizadas por EE.UU. [en El Salvador] se incrementaron cuando Reagan asumió el poder [en Estados Unidos]. Un años después, la Iglesia [salvadoreña] informaba que unos 30.000 civiles habían muerto y había 600.000 refugiados (...) El número de muertos y refugiados muy probablemente se ha doblado desde entonces'".[110]
La verdad: Los grupos de derechos humanos han confiado para sus estadísticas de muertos civiles en la Oficina de Asistencia Legal de la Archidiócesis de San Salvador. La primera Oficina de Asistencia Legal, Socorro Jurídico, fue repudiada por la Iglesia Católica Salvadoreña a causa de su partidismo a favor de las guerrillas comunistas. Su sustituta, Tutela Legal, se ha demostrado que inventó una masacre del ejército de 250 personas. Un desertor comunista informó que Tutela Legal era un frente guerrillero. Un periodista residente en El Salvador descubrió que Tutela Legal sencillamente falsificaba las notas de prensa del ejército calificando a las muertes de guerrilleros como asesinatos de civiles.[111]
5.
La mentira: "Los escuadrones de la muerte [salvadoreños] que ayudamos a establecer y han sobrevivido desde entonces, que inevitablemente han quedado fuera de aparato de inteligencia y paramilitar que construimos para nuestros intereses y las condiciones sociales que alimentan la disidencia y las revueltas que son en buena medida nuestro legado".[112]
La verdad: Estados Unidos apoyo a los Demócrata Cristianos de centro-izquierda, muchos de los cuales fueron asesinados por escuadrones de la muerte. Las fuerzas de seguridad se dividieron entre reformistas pro-estadounidenses y fanáticos de extrema izquierda, que organizaron escuadrones de la muerte esperando evitar la democracia y la reforma agraria. Los escuadrones de la muerte fueron tan hostiles a Estados Unidos que planearon matar a su embajador.[113] Durante el periodo de ayuda estadounidense, los asesinatos de los escuadrones de la muerte se redujeron masivamente y acabaron por desaparecer.
4.
La mentira: "incluso si se aceptan todas las acusaciones creíbles, la cifra sandinista [en Nicaragua] se compara favorablemente con la de los países, hoy y en la pasado, en la órbita de EE.UU. en la región y en otros lugares, por decirlo suavemente".[114]
La verdad: Los sandinistas fueron bastante peores que la mayoría de los dirigentes de Latinoamérica. La Comisión Permanente de Derechos Humanos de Nicaragua informó de 2.000 asesinatos políticos en los primeros seis meses del régimen, con 3.000 desaparecidos en el mismo periodo. La Comisión ha documentado hasta ahora 14.000 casos de torturas, violaciones, secuestros, mutilaciones y asesinatos.[115]. En contraste, los asesinatos y desaparecidos en Brasil, Paraguay, México, Uruguay, Bolivia y Honduras se cuentas por pocos centenares.[116] En Belice, Costa Rica, Panamá, Ecuador, Venezuela, Guayana y Surinam no ha habido asesinatos o desaparecidos.
3.
La mentira: "Para asegurarse de que Nicaragua formara parte del 'bloque de estados esclavos dominado por los comunistas', EE.UU. ha estado librando una guerra por poderes de cada vez mayor intensidad contra Nicaragua al tiempo que bloqueaba cualquier fuente de armamento que no fuera la preferida: al URSS y sus satélites (...) sólo se permite al bloque soviético proveer armas a Nicaragua para defenderse de nuestro ataque".[117]
La verdad: Al quedar claro que los sandinistas recibían armas de los soviéticos, Chomsky trata de echar la culpa al apoyo estadounidense a la Contra. De hecho los sandinistas estaban recibiendo armas inmediatamente después de hacerse con el poder en 1979. Tanques y artillería empezaron a arribar a mediados de 1980 y al final de 1981 los sandinistas habían firmado un tratado con los soviéticos que permitía la ampliación del ejercito nicaragüense a 120.000 tropas, el mayor de la región. El destacado oficial Roger Miranda explica que los sandinistas se alinearon con los soviéticos porque estaban "construyendo una sociedad comunista en Nicaragua y porque Washington no podía ignorar los esfuerzos sandinistas por derrocar gobiernos centroamericanos...".[118]
2.
La mentira: "Incluso el hecho de que Nicaragua tuviera un gobierno elegido popularmente no puede expresarse en el sistema de propaganda de EE.UU., con sus estándares de disciplina que pocos intelectuales respetables se atreverían a desobedecer".[119]
La verdad: Las elecciones de 1984 eran a la Asamblea Nacional, Presidencia y Vicepresidencia. Todos los cargos estaban subordinados a los nueve Comandantes Sandinistas, cuya "posición de poder nunca ha sido puesta en cuestión ni ratificada electoralmente. Estas nueve personas no están más sujetas a ratificación por voto que el Comité Central del Partido Comunista en cualquier país del bloque del Este...". Los sandinistas podían manipular las elecciones (engañando a la vez a muchos observadores) evitando el requisito de una votación secreta de forma que "las autoridades habían tenido la oportunidad de averiguar cómo había votado cada individuo".[120]
1.
La mentira: "[En la película Power and Terror] Chomsky argumenta que mientras lloramos a los 3.000 que murieron en las torres gemelas [el 11-S], no prestamos atención al número casi igual de civiles que perecieron cuando (dice) EE.UU. bombardeó el barrio panameño de El Chorrillo durante la invasión estadounidense de 1989".[121]
La verdad: El periodista Marc Cooper comenta: "Yo estaba en ese barrio pocos días después de que fuera arrasado y Chomsky simplemente se equivoca: no fue bombardeado. Se incendió después de un enfrentamiento a tiros entre tropas estadounidenses y panameñas. Y por muy reprensible que fuera la invasión de EE.UU., la propia comisión de derechos humanos de Panamá afirma que murió un total de quizá 400 personas (soldados y civiles) durante todo el conflicto.[122]
F. Las 10 principales mentiras de Chomsky sobre el conflicto árabe-israelí
10.
La mentira: "Ha habido mucha propaganda de EE.UU. acerca de la disposición israelí a la paz después de la guerra de 1967 (...) en agosto de 1967, Yigal Allon había anticipado su 'plan Allon', que se hizo política oficial un año después (...) No se conocen otras iniciativas israelíes (...) Los términos 'compromiso territorial' y 'paz por territorios' se usan para referirse a una u otra versión del plan Allon, rechazando siempre de plano el derecho palestino a la autodeterminación".[123]
La verdad: En julio de 1967, el Primer Ministro Levi Eshkol confirmó públicamente la disposición israelí a establecer un estado palestino. Ideas parecidas fueron expresadas por Yigal Allon, Isaac Rabin y Moshe Dayan.[124] En enero de 1976, el Primer Ministro Isaac Rabin consideró otro plan para un estado palestino. Fue apoyado por Golda Meir, Yigal Allon y Ariel Sharon.[125]
9.
La mentira: "En febrero de 1971 [Sadat] ofreció a Israel un tratado de paz sobre las fronteras anteriores a 1967, con garantías de seguridad, fronteras reconocidas y otras cosas (...) La oferta de Sadat estaba en la línea del consenso internacional de aquel entonces...".[126]
La verdad: Egipto explicó su política de la siguiente manera: "Hay en este momento sólo dos objetivos árabes específicos: la eliminación de las consecuencias de la agresión de 1967 mediante la retirada israelí de todos los territorios que ocupó ese año y la eliminación de las consecuencia de la agresión de 1948 a través de la erradicación de Israel".[127]
8.
La mentira: "La guerra de 1973 fue un caso claro de ataque árabe, pero en un territorio ocupado por Israel, después de que se rechazaran los intentos diplomáticos para llegar a un acuerdo (...) Por tanto difícilmente puede ser 'un hecho histórico indiscutible' que en este caso la guerra tuviera que ver con 'la existencia del estado judío'".[128]
La verdad: Siria prometió: "Nuestras fuerzas continuarán golpeando a las fuerzas enemigas hasta que recuperemos nuestras posiciones en nuestro territorio ocupado y luego continuarán hasta que liberemos todo el territorio".[129] Egipto anunció: "El asunto no es sólo la liberación de los territorios árabes ocupados desde el 5 de junio de 1967 (...) si los árabes son capaces de liberar sus territorios ocupados desde el 5 de junio de 1968 por la fuerza, ¿qué puede evitar que en el siguiente paso liberen por la fuerza a la propia Palestina?"[130]
7.
La mentira: "En enero de 1976, EE.UU. se vio forzado a vetar la Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que pedía un acuerdo en los términos del consenso internacional que ahora incluía un estado palestino junto a Israel (...) [Israel indicó] que la OLP no sólo apoyaba este plan de paz, sino que de hecho lo 'preparó'; la OLP condenó entonces 'la tiranía del veto' (en palabras del representante de la OLP) por la que EE.UU. bloqueaba este importante esfuerzo por conseguir un acuerdo de paz entre dos estados".[131]
La verdad: El borrador de resolución apoyaba el "derecho de retorno" de la OLP para millones de árabes palestinos, lo que implicaría al disolución de Israel. La OLP declaró públicamente que "este gueto sionista de Israel debe ser destruido" y hacía hincapié en que "no reconoceremos a Israel".[132]
6.
La mentira: "[Para 1982] La OLP se estaba volviendo extremadamente molesta [para Israel] con su insistencia sobre una salida negociada al conflicto".[133]
La verdad: La OLP dijo: "Paz para nosotros significa la destrucción de Israel (...) No descansaremos hasta el día en que volvamos a nuestro hogar y hasta que destruyamos Israel". La OLP anunció: "Queremos liquidar como sea el estado de Israel". La OLP también declaró: "Nuca dejaremos vivir en paz a Israel (...) Nunca reconoceremos a Israel...".[134]
5.
La mentira: [Sobre el asedio de Israel a Beirut en 1982] "manteniendo a la ciudad como rehén en un esfuerzo por forzar a la OLP a retirarse completamente, como hizo, para salvar a la ciudad de la destrucción total".[135]
La verdad: Lejos de intentar salvar a la población, la OLP estaba amenazando con su aniquilación. Yasser Arafat advertía de que "si los israelíes intentaran abrirse paso hacia Beirut Oeste, la OLP volaría simultáneamente 300 polvorines y traería el holocausto a la ciudad".[136]
4.
La mentira: "¿Cuáles fueron los peores actos terroristas en Oriente Medio en el peor año, 1985? (...) El segundo candidato sería el bombardeo israelí de Túnez (...) Túnez fue atacado con bombas inteligentes. La gente sería despedazada o poco menos, y el ataque mató cerca de setenta y cinco personas, tunecinos y palestinos. Eran civiles (...) Esto fue, de nuevo, terrorismo internacional".[137]
La verdad: Israel bombardeó los cuarteles generales del terrorismo global de la OLP en un suburbio de Túnez. El ataque "dañó severamente o destruyó edificios utilizados por la Fuerza 17, la rama de seguridad de élite de la OLP (...) dejando a otros [edificios] del complejo intactos.[138]
3.
La mentira: "Se hizo desaparecer automáticamente estos hechos de la historia, junto con otros inaceptables para el poder de EE.UU., incluyendo las repetidas iniciativas de la OLP durante los 1980 pidiendo negociaciones con Israel para conseguir el reconocimiento mutuo".[139]
La verdad: A finales de los 1980, el diputado jefe de la OLP Salah Khalaf (Abu Iyad) declaró: "No hubo reconocimiento de Israel por parte de la OLP". El líder de la OLP Yasser Arafat emitió un comunicado conjunto con el dictador libio Muammar el-Gaddafi confesando que "el llamado 'Estado de Israel' es una de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial y debería desaparecer, como el Muro de Berlín.[140]
2.
La mentira: "Clinton y Barak avanzaron unos pocos pasos hacia un acuerdo de algo similar a un Bantustán (...) tres cantones [en la Franja Occidental], bajo control israelí, separados virtualmente unos de otros y del cuarto enclave, una pequeña área en Jerusalén Este (...) En el quinto cantón, Gaza, el resultado no estaba claro, excepto que la población también allí permanecería virtualmente encarcelada. Puede así entenderse que no puedan encontrarse mapas para conocimiento general en EE.UU. o cualquier detalle de las propuestas".[141]
La verdad: El liderazgo de la OLP presumía de que "Barak estaba de acuerdo con una retirada del 95% de los territorios palestinos ocupados" y afirmaba que "nuestros ojos continuarán aspirando a nuestro objetivo estratégico, es decir, Palestina desde el río hasta el mar".[142]
1.
La mentira: "Ahora sólo se trata de los terroristas suicidas ¿Y cuándo empezaron los terroristas suicidas? El último año [es decir, 2001] a gran escala (...) Un año de crímenes palestinos contra Israel después de treinta y cuatro años de silencio. Israel ha sido casi inmune. Quiero decir, había ataques terroristas en Israel, pero no venían de los territorios ocupados".[143]
La verdad: Las bombas suicidas en Israel empezaron en 1994, menos de un año después de los Acuerdos de Oslo, que crearon la Autoridad Palestina. Cientos de israelíes fueron masacrados por terroristas suicidas y otros ataques terroristas provenientes de la Franja Occidental y Gaza antes del colapso del proceso de paz a finales del 2000.
G. Las 10 principales mentiras de Chomsky sobre su colaboración con los neonazis negadores del Holocausto
10.
La mentira: "En otoño de 1979, Serge Thion me pidió (...) firmar una petición solicitando a las autoridades que garantizaran la seguridad de Robert Faurisson y el libre ejercicio de sus derechos legales".[144]
La verdad: De acuerdo con el colaborador de Thion, Pierre Guillaume, Chomsky firmó y promovió la petición meses antes de su primera reunión, sin ninguna petición de Thion.[145] De acuerdo con Faurisson, la petición fue escrita y distribuida por el activista nazi estadounidense, Mark Weber.[146]
9.
La mentira: "Se me pidió que firmara una petición solicitando a las autoridades que protegieran los derechos civiles de Faurisson y lo hice. Firmo numerosas peticiones de este tipo y no recuerdo haber rechazado firmar ninguna".[147]
La verdad: Chomsky ha alardeado previamente de su rechazo a firmar una petición en defensa de los derechos humanos en el Vietnam comunista. En esa ocasión, explicó que "la protesta pública es una acción política, que debe juzgarse respecto de sus posibles consecuencias humanas", incluyendo la probabilidad de que los medios de comunicación estadounidenses "la distorsionen y exploten para sus fines propagandísticos".[148]
8.
La mentira: "Se me pidió que firmara una petición en defensa de la 'libertad de opinión y expresión' de Faurisson. La petición no decía nada acerca del carácter, calidad o validez de su investigación, sino que se limitaba bastante explícitamente a una defensa de los derechos elementales que se dan por supuestos en las sociedades democráticas".[149]
La verdad: La petición, que firmó Chomsky, recomendaba implícitamente la "investigación" de Faurisson (a) afirmando sus credenciales académicas ("un profesor respetado" de "crítica documental"); (b) dignificando su propaganda al calificarla como "una extensa investigación histórica"; (c) incluyendo el término "Holocausto" entre comillas y (d) calificando sus mentiras como "hallazgos".[150]
7.
La mentira: "¿Es verdad que Faurisson es un antisemita o un neonazi? Como he señalado antes, no conozco muy bien su trabajo. Pero de lo que he leído (...) no encuentro ninguna evidencia que apoye ninguna de ambas conclusiones. Tampoco encuentro evidencias creíbles en el material que he leído respecto de él, ni entre lo publicado, ni en correspondencia privada. Hasta donde puedo colegir, es un liberal de algún tipo relativamente apolítico".[151]
La verdad: Chomsky conoce bien las opiniones antisemitas y nazis de Faurisson, por ejemplo, que los judíos tenían que llevar una estrella amarilla porque "Hitler estaba posiblemente menos preocupado por la cuestión judía que por asegurar la seguridad del soldado alemán (...) los judíos nos dicen que desde su más tierna infancia participaban en todo tipo de actividades ilícitas o de resistencia contra los alemanes". Faurisson ha escrito en publicaciones neonazis y hablado en mítines neonazis.[152]
6.
La mentira: "Serge Thion (es) un erudito socialista libertario con una historia de oposición a todas las formas de totalitarismo".[153]
La verdad: Serge Thion es un antiguo negador del genocidio de los Jemeres Rojos en Camboya, así como del Holocausto nazi. Ha publicado un libro en apoyo de la negación del Holocausto de Faurisson.[154]
5.
La mentira: "Las conclusiones de Faurisson son diametralmente opuestas a las opiniones que sostengo y he expresado frecuentemente por escrito (por ejemplo, en mi libro Peace in the Middle East?, en el que describo el holocausto como 'el más increíble arrebato de locura colectiva de la historia humana')".[155]
La verdad: La frase en el libro de Chomsky aparece en un pasaje en que exponía "el argumento sionista" para tener un estado judío, al que se oponía.[156]
4.
La mentira: [Negando que permitiera a los negadores del Holocausto publicar la traducción francesa de su Political Economy of Human Rights:] "No intento registrar la innumerables traducciones de mis libros a lenguas foráneas (...) Contacté con el editor, que comprobó sus ficheros y encontró el contrato para la traducción al frances... con Albin-Michel una conocida editorial comercial, hasta donde yo sé".[157]
La verdad: De acuerdo con el negador del Holocausto, Pierre Guillaume, "Chomsky aceptó sin reticencias que su libro se publicara en una colección que controlo y para que la que propuse a Serge Thion y Michele Noel para su traducción. Es decir, aceptó que su trabajo personal sufriera duramente la reacción violenta de la mala reputación que nos han achacado [se refiere a los negadores del Holocausto]. Su libro apareció en mi colección, editado por Hallier-Albin Michel".[158]
3.
La mentira: "Nunca escribí un 'artículo conjunto' con [el negador del Holocausto, Pierre] Guillaume (...) [no hay ninguna] prueba de colaboración conmigo [en preparar al artículo de Guillaume]".[159]
La verdad: Hacia el final de su artículo, Guillaume escribía. "La primera versión del texto antecedente incluía numerosos errores de detalle y un error de evaluación que Chomsky nos indicó al tiempo que reafirmaba que su posición era inamovible y no había cambiado. Corregimos en el texto los errores cometidos que no afectaban al razonamiento y ofrecemos, a continuación, los comentarios de Chomsky".[160]
2.
La mentira: "No veo implicaciones antisemitas en negar la existencia de cámaras de gas o incluso en la negación del holocausto".[161]
La verdad: La idea de negar la existencia de cámaras de gas y el Holocausto fue una invención de activistas antisemitas y neonazis. La negación de la existencia de cámaras de gas y del Holocausto es una táctica básica de propaganda de individuos y movimientos antisemitas y nazis en todo el mundo.[162]
1.
La mentira: "Volviendo a mi implicación en el asunto Faurisson, consiste en firmar una petición y, después, responder a mentiras y calumnias. Punto".[163]
La verdad: Chomsky mintió acerca de las opiniones de los negadores del Holocausto (Faurisson y Thion), publicó uno de sus libros (Political Economy...) en una colección dirigida por un negador del Holocausto (Guillaume), permitió que sus escritos sobre el asunto (Réponses inédites...) se publicaran como libro por un negador del Holocausto (Guillaume), ayudó a preparar un ensayo ("Une mise au point") por un negador del Holocausto (Guillaume) e insistió en que la misma negación del Holocausto no es antisemita. Ha alabado a negadores del Holocausto, aprobado sus credenciales políticas y académicas, colaborado en sus campañas de propaganda y encubierto su programa antisemita y neonazi.
H. Las 10 principales citas erróneas de Chomsky
10.
La mentira: "Indonesia ha sido un alabado aliado desde que el General Suharto llegó al poder en 1965 con un 'terrible baño de sangre' que fue 'la mejor noticia para Occidente en Asia en años' (Time), una 'asombrosa matanza masiva de comunistas y procomunistas', mayoritariamente campesinos sin tierra, que ofreció 'un rayo de luz en Asia' (New York Times)".[164]
La verdad: Time se refería al "terrible baño de sangre" al inicio de su reportaje y concluía que las perspectivas de una paz regional y de neutralidad indonesia en la Guerra Fría eran "la mejor noticia para Occidente en Asia en años".[165] Un artículo en el New York Times describía los cambios estratégicos en Indonesia, India, Pakistán, Japón, Filipinas y China bajo el titular: "Washington: Un rayo de luz en Asia". La "asombrosa matanza masiva" se mencionaba en un editorial un mes después.[166]
9.
La mentira: "Después de la Guerra de los Seis Días, se nos informó que Israel bloqueó una operación de rescate de la Cruz Roja durante cinco días, mientras miles de soldados egipcios morían en el desierto del Sinaí".[167]
La verdad: La fuente de Chomsky decía exactamente lo contrario: "Cientos de camiones israelíes, en una vasta operación de rescate, están hoy recogiendo a los restos del Ejército Egipcio en el Sinaí y trasladando a los soldados rescatados al Canal de Suez (...) La Fuerza Aérea Israelí va a empezar mañana una operación para rescatar soldados aún vagando por el desierto del Sinaí. El Coronel Mosche Perlmann, portavoz del General Dayan, Ministro de Defensa, dijo que participarían los representantes de la Cruz Roja".[168]
8.
La mentira: "Esas cuestiones sólo se les ocurren a 'salvajes en los extremos', por emplear la útil descripción de McGeorge Bundy en 1967 de aquéllos que no llegaban a percibir la nobleza de la cruzada de EE.UU. en Vietnam".[169]
La verdad: Bundy no se estaba refiriendo a la izquierda anteguerra sino a la derecha conservadora: "Hay salvajes en los extremos, pero en el centro del panorama incluso la discusión sobre Vietnam se refiere a la táctica, no al fundamento. Este fue el significado de la aplastante derrota del Senador Goldwater. Puede no haber sido tan salvaje como parecía, pero el país no se arriesgaría".[170]
7.
La mentira: "El Profesor Samuel Huntington (...) explica que el Vietcong es 'una fuerza poderosa que no puede erradicarse de su circunscripción, siempre que ésta continúe existiendo'. La conclusión es evidente y vacila en ella. Podemos asegurar que la circunscripción deja de existir (...) para aplastar la guerra del pueblo, debemos eliminar al pueblo".[171]
La verdad: La frase siguiente de Huntington rechaza esta conclusión: "el Vietcong seguirá siendo una fuerza poderosa que no puede erradicarse de su circunscripción, siempre que ésta continúe existiendo. La paz en el futuro debe por tanto basarse en el acomodo".[172]
6.
La mentira: "Revistas como Far Eastern Economic Review, London Economist, Melbourne Journal of Politics y otras, han ofrecido análisis de especialistas altamente cualificados que han estudiado todas las evidencias disponibles y concluido que las ejecuciones se cifraron como mucho en miles, que éstas se localizaron en áreas de limitada influencia de los Jemeres Rojos y de inusual descontento campesino (...) Esos informes también resaltaban que (...) los repetidos descubrimientos de que los informes de masacres eran falsos".[173]
La verdad: Los "análisis de especialistas altamente cualificados" incluían un reportaje de un periodista que se basaba en una declaración de Pol Pot (Far Eastern Economic Review); una carta al director de un lector (Economist) y un artículo de un estudiante de izquierdas en una revista universitaria (Melbourne Journal of Politics).[174]
5.
La mentira: "El Consejo Nacional Palestino, el gobierno de la OLP, emitió una declaración el 20 de marzo de 1977 pidiendo el establecimiento de 'un estado nacional independiente' en Palestina (en lugar de un estado democrático secular de Palestina) y autorizando la presencia palestina en una conferencia de paz árabe-israelí. El Primer Ministro de Israel, Rabin, respondió 'que el único lugar donde los israelíes pueden encontrarse con las guerrillas palestinas es el campo de batalla'".[175]
La verdad: La declaración afirmaba la "determinación [de la OLP] de continuar la lucha armada" y su compromiso de luchar "sin ninguna paz o reconocimiento de Israel".[176] Rabin respondió que la declaración "demostraba que incluso cuando los llamados moderados la dominan, la organización aún llamaba a la eliminación de Israel. Decía que el único lugar donde los israelíes pueden encontrarse con las guerrillas palestinas es el campo de batalla".[177]
4.
La mentira: "El comandante del FDN [una facción de la Contra] Adolfo Calero dijo (en Miami) que 'no hay ninguna diferencia, ni siquiera una muy sutil, entre una granja civil propiedad del Gobierno y un destacamento militar sandinista' así que el asesinato indiscriminado de civiles es legítimo".[178]
La verdad: Las siguientes palabras de Calero negaban que matar civiles fuera legítimo. "Lo que llaman una cooperativa es también una concentración de tropas lleno de gente armada. No estamos matando civiles. Estamos peleando contra gente armada y contestando con disparos cuando nos disparan".[179]
3.
La mentira: "[The New Republic] aconsejó a Reagan y Cía que debíamos enviar ayuda militar a 'fascistas de estilo latino (...) a pesar de cuántos puedan morir', porque 'hay prioridades estadounidenses más importantes que los derechos humanos de los salvadoreños' (...) [Los editores son] apasionados partidarios del terrorismo de estado (...) esos valores, similares a los de la época nazi, no disminuyen en modo alguno la reputación de la revista...".[180]
La verdad: El editorial resumía y criticaba la argumentación que el portavoz del gobierno hubiera tenido que hacer si entendían los hechos. Concluía: "si se toma en serio evitar una victoria de la guerrilla, debe tomarse en serio los derechos humanos (...) [es decir,] la erradicación de las matanzas masivas (...) [así que] la única opción ética puede ser la intervención militar, no aliados con los escuadrones de la muerte, sino oponiéndose a ellos.[181]
2.
La mentira: "Se ha modelado una concepción muy diferente de la naturaleza humana, una mejor adaptada para el mando de la economía y la sociedad por parte de las instituciones absolutista, irresponsables y totalitarias del mundo empresarial. Por ejemplo, la concepción expresada por el Premio Nobel de Economía James Buchanan, que nos enseña que en 'la situación ideal de cualquier persona', ésta 'elige su amo dentro de un mundo de esclavos'".[182]
La verdad: En realidad, Buchanan escribió: "La sed universal de libertad del hombre es un hecho histórico (...) En un sentido estrictamente personalizado (...) cada persona elige a su amo dentro de un mundo de esclavos. Sin embargo, en un orden social generalizado (...) el anárquico régimen de hombres libres, cada uno de los cuales respeta los derechos de los otros, se convierte en el sueño utópico".[183]
1.
La mentira: "Sólo ese bombardeo [de la planta al-Shifa en Sudán], de acuerdo con las estimaciones de la embajada alemana en Sudán y Human Rights Watch, probablemente ascienda a decenas de miles de muertos".[184]
La verdad: La "estimación" de la embajada alemana fue lo que un ex embajador autocalificaba como "suposición" sin basarse en ninguna evidencia. Human Rights Watch negó públicamente haber dado ninguna estimación.[185]
H. Las 10 principales distorsiones estadísticas de Chomsky
10.
La mentira: "En Corea del Sur, las fuerzas de seguridad, dirigidas por Estados Unidos, mataron a unas 100.000 personas a finales de los 1940. Esto ocurrió antes de la Guerra de Corea".[186]
La verdad: De acuerdo con la historia de ese periodo del investigador de la Guerra de Corea John Merrill, "la guerra vino precedida de una importante insurgencia en el Sur y serios enfrentamiento en el paralelo treinta y ocho", y alrededor de 100.000 personas murieron en "disturbios políticos, guerra de guerrillas y enfrentamientos en la frontera".[187]
9.
La mentira: "Recordar la estimación de Bernard Fall de que para abril de 1965, antes de que se detectara el primer batallón norvietnamita en el Sur, más de 160.000 'vietcong' habían caído 'bajo el aplastante peso de las armas americanas, el NAPALM, los bombarderos y, finalmente, gas nervioso".[188]
La verdad: Fall informaba de las estimaciones de la propaganda del Vietcong: "la propia declaración del NFL [es] que más de 160.000 sudvietnamitas (de los suyos, posiblemente), han muerto hasta ahora en esta guerra".[189]
8.
La mentira: "[Francois] Ponchaud cita de un informe camboyano que 200.000 personas murieron en bombardeos estadounidenses del 7 de marzo al 15 de agosto de 1973. No da la fuente (...) Ponchaud cita 'autoridades camboyanas' que dan las cifras de 800.000 muertos y 240.000 heridos antes de la liberación. Estas cifras no son creíbles".[190]
La verdad: Ponchaud estaba informando acerca de afirmaciones de la propaganda camboyana: el bombardeo mató a 200.000 personas "de acuerdo con los cálculos de los revolucionarios" y "las autoridades de Kampuchea declararon 800.000 muertos y 200.000 incapacitados como consecuencia de la guerra".[191]
7.
La mentira: "Los bombardeos [estadounidenses en Camboya], que la CIA estimó que habían matado unas 600.000 personas, movilizaron a los Jemeres Rojos...".[192]
La verdad: La estimación de la CIA se refería a "muertes relacionadas con la guerra" causadas por ambos bandos, no al total de muertos por bombardeos, que no se comentaba. La CIA advertía que las cifras eran "discutibles" y concluía: "Ninguna de esas estimaciones tiene buena justificación.[193] La cifra de 600.000 puede haber sido inventada por el propio Pol Pot y es más del doble del número real de muertes relacionadas con la guerra.[194]
6.
La mentira: "Supongamos que sus [de Estados Unidos] estimaciones de posguerra [de muertes en Camboya] son correctas. Al ser Estados Unidos directamente responsables de la situación al final de la guerra, también lo es del millón aproximado de muertes que se predecían como consecuencia directa de esa situación"[195]
La verdad: La predicción estadounidense no se refería a los efectos de la guerra, sino a las matanzas masivas que se esperaban como consecuencia de la brutal toma del poder de los Jemeres Rojos, especialmente la marcha de la muerte desde Phnom Penh.[196]
5.
La mentira: "Ponchaud (...) estimó el número de muertos [por los Jemeres Rojos] en 100.000 o más..."[197]
La verdad: Ponchaud estimó la cifra de ejecutados por los Jemeres Rojos en 100.000 o más; estimó que la suma total de las brutalidades de los Jemeres Rojos (ejecuciones masivas, marchas de la muerte, trabajos forzados, hambrunas) en 800.000 -1,4 millones el primer año y 2 millones al terminar el régimen.[198]
4.
La mentira: "El informe demográfico de la CIA [sobre Camboya] da una cifra de 50.000 a 100.000 personas que "pueden haber sido ejecutadas" y una estimación de muertes por todas las causas que no tiene sentido...".[199]
La verdad: El estudio demográfico de la CIA estimaba que 250.000 personas fueron condenadas a ejecución y que 50.000-100.000 fueron realmente ejecutadas en sólo una purga de los Jemeres Rojos, de abril de 1975 a enero de 1977. El informe cifra la disminución total de la población bajo los Jemeres Rojos en 1,2-1,8 millones.[200]
3.
La mentira: "Muchos ataques israelíes no son en absoluto represalias, incluyendo la invasión de 1982, que devastó buena parte del Líbano y dejó 20.000 civiles muertos...".[201]
La verdad: En la primera semana de la guerra de 1982, la OLP estimó 10.000 muertes. A pesar de esas "extremadas exageraciones", la agencia de noticias de la OLP se convirtió en la "fuente principal de información" de las autoridades libanesas.[202] En consecuencia, para fines de 1982 el gobierno libanés estimó más de 19.000 muertes, en su mayoría combatientes.[203] En 1984, el gobierno libanés abandonó está cifra, anunciando que "unos 1.000 libaneses murieron como consecuencia de la invasión israelí".[204]
2.
La mentira: "La invasión [israelí del Líbano] y su secuelas inmediatas dejaron unos 20.000 muertos; de acuerdo con fuentes libanesas, el total en los años siguientes fue de unas 25.000 [es decir, Israel ha matado a 45.000 libaneses]".[205]
La verdad: Chomsky está contando dos veces las invenciones de la propaganda árabe. La primera cifra fue abandonada por el gobierno libanés hace años (ver más arriba). La segunda cifra viene en una sola frase en un reportaje que ofrece una estimación sin justificación que claramente incluye la guerra de 1982.[206]
1.
La mentira: "EE.UU. y Gran Bretaña (...) habían matado en torno a 100.000 personas [en Irak] hasta el pasado octubre [de 2004], obviamente son más ahora".[207]
La verdad: Un estudio de 2004 afirmaba que la guerra de Iraq llevó a 100.000 muertes en exceso.[208] Incluía combatientes y civiles. Incluía muertes de enemigos y de aliados. Un análisis independiente de sus cifras sugirió que 39.000 murieron a manos del otro bando y el resto por otras causas.[209]
A. Las 10 principales mentiras de Chomsky sobre sí mismo
10.
La mentira: "Nunca me he considerado un 'marxista' y de hecho considero conceptos como 'marxista' (o 'freudiano', etc.) como más propias de la religión organizada que del análisis racional".[210]
La verdad: Una década antes, Chomsky afirmó: "en mi opinión, una perspectiva marxista-anarquista [en política] se justifica de forma muy distinta de lo que pueda ocurrir en ligüística". Después decía: "No veo razón alguna para abandonar la idea anarquista (...) igual que no abandonaría el marxismo".[211]
9.
La mentira: "Mis propios escritos incluyen considerables discusiones acerca de la naturaleza criminal de la doctrina y práctica marxista-leninista".[212]
La verdad: Chomsky había declarado antes: "Sería un error grotesco decir que Stalin fue simplemente la puesta en práctica de los principios leninistas", pues El Estado y la Revolución de Lenin "es en principio excelente". Su principal crítica no fue que Lenin fuera un asesino en masa, sino que eliminara a sus compañeros comunistas.[213]
8.
La mentira: "Si mira lo que he escrito sobre la guerra del Vietnam, no hay una sola palabra de apoyo al Vietcong. Toda la izquierda apoyaba a Ho Chi Minh: yo decía que Vietnam del Norte era una brutal dictadura estalinista".[214]
La verdad: Chomsky dijo a una audiencia norvietnamita: "Vuestro heroísmo revela las capacidades del espíritu y el deseo humano. La gente decente de todo el mundo ve en vuestra lucha un modelo para sí mismos".[215] Escribió que Vietnam del Norte estaba "creando una sociedad industrial moderna, igualitaria y democrática", que "ofrece a los campesinos esperanza para el futuro". Y añadía: "Sus logros son, sin duda, muy notables".[216] Llamó al Vietnam comunista de posguerra un "milagro de reconciliación y mesura".[217]
7.
La mentira: "[Un crítico] afirma que he argumentado 'que no se debe dar credibilidad a los refugiados de Camboya', basándose en una artículo-comentario (...) en el que escribimos que 'sus informes deben ser seriamente considerados' ¿Cómo puede transformar nuestras conclusiones en lo contrario? Sencillo. Suprimiendo nuestras conclusiones y sólo señalando que 'son necesarias cautela y prudencia' por las razones que hemos mencionado, que, como añadimos, son de sentido común".[218]
La verdad: Chomsky argumentaba claramente que no debía darse credibilidad a los refugiados. Refiriéndose a "la extrema falta de credibilidad de los informes de los refugiados", explicaba: "Los refugiados están asustados e indefensos, a merced de las fuerzas extranjeras. Naturalmente, tienden a decir lo que creen que sus interlocutores quieren oír. Aunque esos informes deben ser seriamente considerados, son necesarias cautela y prudencia. En concreto, los refugiados preguntados por occidentales y tailandeses tienen un interés personal en informar de atrocidades por parte de los revolucionarios camboyanos...".[219]
6.
La mentira: "Como es difícil creer que los editores tomen a sus lectores por idiotas, supongo que debe ser algún tipo de error tipográfico y que los editores realmente quería decir que nunca he prologado ninguna 'publicación de la OLP'. Esto último tendría al menos el mérito de ser verdad...".[220]
La verdad: En 1976, Chomsky escribió el prólogo de un libro de Sabri Jiryis, del Centro de Investigación de la OLP en Beirut.[221] Jiryis se describía a sí mismo como "un viejo terrorista cabezota", añadiendo que después de 1967 había sido responsable de "supervisar acciones clandestinas [es decir, ataques terroristas] de al-Fatah" en el norte de Israel.[222]
5.
La mentira: [Desmintiendo su afirmación de que Estados Unidos y Gran Bretaña utilizaron los ejércitos nazis para atacar a la Unión Soviética y prolongar el Holocausto:] "tan ridículo como para merecer comentario (...) Nadie puede emplear seriamente esto como fuente (...) acusaciones infantiles en revistas intentando desacreditar a enemigos políticos (...) un intento de desacreditar un enemigo político odiado (...) No tengo nada que ver (...) casi todo calumnias(...) un ridículo artículo calumnioso en el New Yorker".[223]
La verdad: La afirmación de Chomsky, tal como se cita en el New Yorker, está grabada en vídeo.[224]
4.
La mentira: "Probablemente he sido durante años el mayor opositor a la campaña de desinversiones en Israel".[225]
La verdad: Antes, ese mismo año, Chomsky había firmado una petición para que las universidades desinvirtieran en Israel. "La desinversión será un proceso largo y lento", se lamentó una semana antes de aparecer como conferenciante estrella en una convención universitaria para apoyar la campaña de desinversiones.[226]
3.
La mentira: "No predije nada [acerca de un 'genocidio silencioso' en Afganistán] (...) Las alarmas siguen siendo igualmente adecuadas, una realidad que no debería ser necesario explicar".[227]
La verdad: Chomsky dijo que "un número desconocido de afganos morirán por hambre (...) quizá haya millones de afganos muriéndose de hambre". Declaró que "Washington actuó en seguida para asegurarse la muerte y el sufrimiento de un enorme número de afganos, millones de los cuales ya estaban al borde de la inanición" y observó que el "perceptible plan de la administración sería continuar el programa de genocidio silencioso".[228] Ese genocidio no se produjo entonces ni a partir de entonces.
2.
La mentira: "El término 'teoría conspiratoria' es particularmente revelador. Siempre me he opuesto explicita y enérgicamente a las 'teorías conspiratorias' e incluso soy conocido por ello".[229]
La verdad: Chomsky considera a los deportes, los concursos y el sexo como parte de la conspiración de los medios de comunicación: "En lo que se refiere a la población en general, a la que se dirigen los medios de comunicación de masas reales, lo principal es quitárselos de encima. Hacer que se interesen por otra cosa. Deportes profesionales (...) ¿Quién quiere ser millonario?, quién va a ganar las Series Mundiales, sexo, cualquier cosa que no importe. Y si vemos los medios de comunicación de masas, eso es lo que hacen".[230]
1.
La mentira: "Hay muchas cosa que evitan que no fijemos en las estructuras que nos rodean y cualquiera que se salga del guión corre serio peligro. No es que te vayan a pegar un tiro en este país, como ocurriría en muchas sociedades asesinas, pero hay sin duda sanciones, en términos de carrera profesional, estatus, ingresos".[231]
La verdad: Lejos de imponerle sanciones por sus opiniones, el gobierno estadounidense dio a Chomsky su carrera profesional, estatus e ingresos. Como una vez admitió, "el MIT paga sólo un treinta o un cuarenta por ciento de mi salario. El resto viene de otras fuentes, en su mayor parte, del Departamento de Defensa".[232]


[1] Carta reimpresa en Alexander Cockburn, The Golden Age Is In Us (Verso, 1995), páginas 149-151.
[2] Alec Nove, “Victims of Stalinism: How Many?” en J. Arch Getty y Roberta T. Manning, eds., Stalinist Terror (Cambridge University Press, 1993), página 266 (Ucrania); Jan T. Gross, Revolution From Abroad (Princeton University Press, 2002), páginas 228-229 (Polonia); Martyn Rady, Romania in Turmoil (I.B. Tauris, 1992), página 31 (Rumanía); Washington Post, 16 de enero de 1994 (Bielorrusia); Karel Bartosek, “Central and Southeastern Europe”, in Stephane Courtois, ed., The Black Book of Communism (Harvard University Press, 1999), página 395, publicado en España como El libro negro del comunismo (Pozuelo de Alarcón: Espasa-Calpe, 1998) (Hungría, Bulgaria); Los Angeles Times, 27 de octubre de 1991 (Alemania del Este); US News & World Report, 20 de octubre de 1997 (Lituania); New York Times, 9 de julio de 1990 (Yugoslavia); Philadelphia Inquirer, 3 de noviembre de 1999 (Checoslovaquia); New York Times, 8 de julio de 1997 (Albania); David M. Glantz y Jonathan House, When Titans Clashed: How the Red Army Stopped Hitler (University Press of Kansas, 1995), página 307 (prisioneros de guerra); Anthony Beevor, The Fall of Berlin 1945 (Penguin, 2003), página 410, publicado en España como Berlín: la caída, 1945 (Barcelona: Crítica, 2003) (violaciones).
[3] American Power and the New Mandarins (edición revisada , The New Press, 2002), página 137 nota 56.
[4] New York Times, 13 de junio de 1957 (cifras oficiales); 15 de noviembre de 1970 (cifras no oficiales).
[5] Basil Ashton, Kenneth Hill, Alan Piazza, Robin Zeitz, “Famine in China, 1958-61”, Population and Development Review, Diciembre de 1984, página 614.
[6] The Washington Connection and Third World Fascism (South End Press, 1979), páginas 342 y 432 nota 168.
[7] J. Price Gittinger, “Communist Land Policy in North Vietnam”, Far Eastern Survey, Agosto de 1959, página 118 (porcentage, error); Robert F. Turner, Vietnamese Communism: Its Origins and Development (Hoover Institution Press, 1975), páginas 141-143 y 155-157 (desertores, diplomático, aislamiento); Gerard Tongas, J'ai vécu dans l'enfer communiste au Nord Viêt-Nam (París: Nouvelles Editions Debresse, 1960), página 222(izquierdista francés). Chomsky al antiguo ofial de Diem Nguyen Van Chau, que tildó la historia de invención de Saigón, pero Chau había sido purgado por las autoridades de Saigon y era un activista en apoyo del Vietcong: New York Times, 23 de noviembre de 1963 (purga); Vietnam News Agency, París, 21 de diciembre de 1972 (Vietcong).
[8] The Washington Connection and Third World Fascism (South End Press, 1979), páginas 340-341.
[9] Guenter Lewy, America in Vietnam (Oxford University Press, 1978), páginas 272-273 y 448-449.
[10] Frente de Liberación Nacional de la República Democrática de Vietnam (N. del T.).
[11] The Washington Connection and Third World Fascism (South End Press, 1979), página 352.
[12] Stephen T. Hosmer, Viet Cong Repression and its Implications for the Future (Rand Corporation, 1970), páginas 73-74.
[13] The Washington Connection and Third World Fascism (South End Press, 1979), página 28.
[14] Human Events, 27 de agosto de 1977 (Nguyen Cong Hoan); Al Santoli, ed., To Bear Any Burden (Indiana University Press, 1999), páginas 272 y 292-2933 (Doan Van Toai, Nguyen Tuong Lai); Orange County Register, 29 de abril de 2001 (campos de concentración); San Diego Union, 20 de julio de 1986 (boat people).
[15] Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media (South End Press, 1979), páginas 264-265.
[16] Marek Sliwinski, Le Génocide Khmer Rouge: Une Analyse Démographique (París: L'Harmattan,
1995), páginas 41-48 y 57.
[17] Deterring Democracy (Vintage, 1992), página 380, publicado en España como El miedo a la democracia (Barcelona: Crítica, 2004).
[18] Washington Post, 21 de enero 2006, citando la Comisión de la Verdad de la ONU.
[19] Marek Sliwinski, Le Génocide Khmer Rouge: Une Analyse Démographique (París: L'Harmattan,
1995), página 57.
[20] After the Cataclysm (South End Press, 1979), páginas 138-139.
[21] Entrevista en el Time, 10 de marzo de 1980.
[22] After the Cataclysm (South End Press, 1979), página 160.
[23] Ea Meng-Try, “Kampuchea: A Country Adrift”, Population and Development Review, Junio de 1981,
página 214.
[24] Marek Sliwinski, Le Génocide Khmer Rouge: Une Analyse Démographique (París: L'Harmattan, 1995), página 57.
[25] Language and Politics (AK Press, 2004), página 479.
[26] David Henige, Numbers From Nowhere: The American Indian Contact Population Debate (University of Oklahoma Press, 1998), páginas 66-87.
[27] Noble David Cook, Born to Die: Disease and New World Conquest, 1492-1650 (Cambridge University Press, 1998), página206, publicado en España como La conquista biológica: las enfermedades en el Nuevo Mundo (Madrid: Siglo XXI, 2005).
[28] Turning the Tide (South End Press, 1985), página 88.
[29] James A. LeRoy, “The Philippines and the Filipinos”, Political Science Quarterly, junio de 1906, página 303.
[30] John M. Gates, “War-Related Deaths in the Philippines, 1898-1902”, Pacific Historical Review, agosto de 1984, página 376.
[31] Larissa MacFarquhar, “The Devil's Accountant”, The New Yorker, 31 de marzo de 2003.
[32] Albert L. Weeks, Russia's Life-Saver: Lend-Lease Aid to the USSR in World War II (Lexington Books, 2004).
[33] Larissa MacFarquhar, “The Devil's Accountant”, The New Yorker, 31 de marzo de 2003.
[34] Ver John Williamson, “Chomsky, Language, World War II and Me”, en Peter Collier y David
Horowitz, editores, The Anti-Chomsky Reader (Encounter Books, 2004), páginas 236-239.
[35] “An Exchange on 'The Responsibility of Intellectuals,'” New York Review of Books, 20 de abril de 1967.
[36] Robert P. Newman, Truman and the Hiroshima Cult (Michigan State University Press, 1995), páginas 149, 139 y 105-113.
[37] The Washington Connection and Third World Fascism (South End Press, 1979), página 16. Énfasis en el original.
[38] Andrew G. Walder y Yang Su, “The Cultural Revolution in the Countryside”, China Quarterly, marzo de 2003 (China); Washington Post, 3 de agosto de 1979 (Vietnam); Forced Back and Forgotten (Lawyers Committee for Human Rights, 1989), página 8 (Laos); Sylvain Boulouque, “Communism in Afghanistan”, en  Stephane Courtois, ed., The Black Book of Communism, (Harvard University Press, 1999), página 725 (Afganistán); New York Times, 4 de diciembre de 1994 (Etiopía). Sobre lo absurdo del argumento de Chomsky, ver Stephen J. Morris, “Chomsky on US Foreign Policy”, Harvard International Review, Diciembre-Enero de 1981.
[39] Pirates and Emperors, Old and New (Pluto Press, 2002), página 112, publicado en España como Piratas y emperadores: terrorismo internacional en el mundo de hoy (Barcelona: Ediciones B, 2004).
[40] Washington Post, 23 de marzo de 1980.
[41] Pirates and Emperors, Old and New (Pluto Press, 2002), páginas 84 y 99.
[42] Washington Post, 27 de julio de 1980.
[43] Entrevista en International Socialist Review,  Septiembre-octubre de 2002.
[44] The Times, Reino Unido, 8 de abril de 2003.
[45] 9-11 (Seven Stories Press, 2001), página 88, publicado en España como 11/09/2001 (Barcelona: RBA, 2002)
[46] Milton Leitenberg, “Saddam is the Cause of Iraqis' Suffering”, Institute for the Study of Genocide
Newsletter, Nº 28, sin fecha.
[47] New York Times, 12 de septiembre de 2000.
[48] Sunday Telegraph, Reino Unido, 25 de mayo de 2003.
[49] World Orders, Old and New (Columbia University Press, 1996), página 39, publicado en España como El nuevo orden mundial (y el viejo) (Barcelona: Crítica, 2005).
[50] Michael Ellman, “The 1947 Soviet Famine and the Entitlement Approach to Famines”, Cambridge Journal of Economics, Septiembre de 2000, páginas 603-630.
[51] Anne Applebaum, Gulag: A History (Doubleday, 2003), páginas 583, 579 y 581, publicado en España como Gulag : una historia (Barcelona: Nuevas Ediciones de Bolsillo, 2005).
[52] Deterring Democracy (Vintage, 1992), páginas 10-11.
[53] El texto completo, en http://www.fas.org/irp/offdocs/nsc-hst/nsc-68.htm (N. del T.).
[54] “NSC 68: United States Objectives and Programs for National Security”, 14 de abril de 1950, en Naval
War College Review, Mayo-Junio de 1975.
[55] Deterring Democracy (Vintage, 1992), página 99.
[56] Jung Chang y Jon Halliday, Mao: The Unknown Story (Jonathan Cape, 2005), página 338.
[57] Powers and Prospects (Pluto Press, 1996), páginas 178 y 199.
[58] Arnold C. Brackman, The Communist Collapse in Indonesia (W.W. Norton & Co., 1969), páginas 63-65.
[59] H.W. Brands, “The Limits of Manipulation: How the United States Didn't Topple Sukarno,” Journal
of American History, diciembre de 1989, página 801.
[60] Ibíd., página 803. La periodista Kathy Kadane dijo que la Embajada Estadounidense dio una “lista de la muerte” de 5.000 comunistas, pero su reportaje fue desacreditado: ver New York Times, 12 de 1990; AIM Report, Septiembre de 1990.
[61] Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media (Vintage, 1994), página 181.
[62] The Economist, 26 de febrero de 1983.
[63] Washington Post, 23 de abril de 1985.
[64] “Vietnam: How Government Became Wolves,” New York Review of Books, 15 de junio de 1972.
[65] Spencer C. Tucker, editor, Encyclopedia of the Vietnam War (Oxford University Press, 2001), páginas 448-449.
[66] Rogue States: The Rule of Force in World Affairs (Pluto Press, 2000), página 9, publicado en España como Estados canallas : el imperio de la fuerza en los asuntos mundiales (Barcelona: Paidós, 2004).
[67] Craig Etcheson, After the Killing Fields (Praeger, 2005), páginas 24 y 27.
[68] The Guardian, Reino Unido, 6 de julio de 1991.
[69] Stephen J. Morris, “ABC Flacks For Hanoi,” Wall Street Journal, 26 de abril de 1990 y “Skeletons in the Closet,” The New Republic, 4 de junio de 1990.
[70] Hegemony or Survival (Penguin Books, 2004), página 94., publicado en España como Hegemonía o supervivencia: la estrategia imperialista de Estados Unidos (Barcelona: Ediciones B, 2005).
[71] Médicos sin Fronteras, “Angola: An Alarming Nutritional Situation,” Agosto de 1999 (total de muertos de Angola); Washington Post, 18 de marzo de 1978 (intervención en Etiopía); New York Times, 14 de diciembre de 1994 (total de muertos de Etiopía).
[72] Powers and Prospects (Pluto Press, 1996), página 199.
[73] South African Destabilization: The Economic Cost of Frontline Resistance to Apartheid (Comisión Económica de la ONU para África, 1989).
[74] La mitología izquierdista sobre esas guerras está correctamente desacreditada en W. Martin James, A Political History of the Civil War in Angola, 1974-1990 (Transaction, 1991) y David Hoile, Mozambique, Resistance and Freedom: A Case For Reassessment (Londres: Mozambique Institute, 1994).Hoile desmantela el infame Informe Gersony del Departamento de Estado sobre supuestas atrocidades del RENAMO.
[75] World Orders, Old and New (Columbia University Press, 1996), página 62.
[76] National Society for Human Rights, Ending the Angolan Conflict, Windhoek, Namibia, 3 de julio de 2000 (partidos de oposición, masacres); John Matthew, Letters, The Times, Reino Unido, 6 de noviembre de 1992 (observador electoral); NSHR, Notas de prensa, 12 de septiembre de 2000, 16 de mayo de 2001 (atrocidades del MPLA).
[77] 9-11 (Seven Stories Press, 2001), página 12.
[78] Paul Fregosi, Jihad in the West: Muslim Conquests from the 7th to the 21st Centuries (Prometheus
Books, 1998).
[79] “There's Good Reason to Fear US,” Toronto Star, 7 de septiembre de 2003.
[80] Peter Calvocoressi, John Wint y Guy Pritchard, The Penguin History of the Second World War (Penguin, 1999), páginas 453, 577-578.
[81] 9-11 (Seven Stories Press, 2001), páginas 11-12.
[82] Ronald Spector, Eagle Against the Sun: The American War With Japan (Vintage Books, 1985), páginas 101 y 178.
[83] Entrevista, Monthly Review, Noviembre de 2001.
[84] Peter Bergen, Holy War, Inc. Inside the Secret World of Osama Bin Laden (Touchstone, 2002), página 66, publicado en España como Guerra santa, S.A..: la red terrorista de Osama Bin Laden (Barcelona: Nuevas Ediciones de Bolsillo, 2002); Jason Burke, Al-Qaeda: The True Story of Radical Islam (Penguin, 2003), página 59 publicado en España como Al Qaeda (Barcelona: RBA, 2004); Steve Coll, Ghost Wars: The Secret History of the CIA, Afghanistan and Bin Laden, From the Soviet Invasion to September 10, 2001 (Penguin, 2004), página 87.
[85] La Jornada, Mexico, 15 de septiembre de 2001.
[86] Steve Coll, Ghost Wars: The Secret History of the CIA, Afghanistan and Bin Laden, From the Soviet Invasion to September 10, 2001 (Penguin, 2004), páginas 249-250 y 404.
[87] La Jornada, Mexico, 15 de septiembre de 2001.
[88] Ver, por ejemplo, Daniel Pipes, Militant Islam Reaches America (W.W. Norton & Co., 2002); David Cook, Understanding Jihad (University of California Press, 2005).
[89] “On the Bombings”, ZNet, 11 de septiembre de 2001: http://www.zmag.org/chomnote.htm.
[90] Washington Post, 21 de agosto de 1998.
[91] 9-11 (Seven Stories Press, 2001), páginas 59-60.
[92] Jason Burke, Al-Qaeda: The True Story of Radical Islam (Penguin, 2003), página 248.
[93] Sunday Times, Reino Unido, 8 de septiembre de 2002.
[94] “The New War Against Terror”, Conferencia en el Massachusetts Institute of Technology, 18 de octubre de 2001.
[95] New York Times, 1 de febrero de 2002.
[96] Pirates and Emperors, Old and New (Pluto Press, 2002), página 150.
[97] Los Angeles Times, 4 de enero de 2002.
[98] Carta al Wall Street Journal, 5 de febrero de 2002.
[99] The Spectator, Reino Unido, 30 de noviembre de 2002.
[100] Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media (Vintage, 1994), páginas 71-72.
[101] Piero Gleijeses, Shattered Hope: The Guatemalan Revolution and the United States, 1944-1954 (Princeton University Press, 1991), páginas 84, 147, 145, 155 y 181-182. Este libro es una auténtica hagiografía de Arbenz.
[102] “Antecedentes Inmediatos (1944-1961): El derrocamiento de Arbenz y la intervención militar de 1954,” en Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH), Guatemala: Memoria Del Silencio (Guatemala, 1999), Capítulo primero.
[103] Nicholas Cullather, Secret History: The CIA's Classified Account of its Operation in Guatemala,
1952-1954 (Stanford University Press, 1999) páginas 24-27, un estudio basado en los archivos de la CIA.
[104] Entrevista, Hot Type With Evan Solomon, CBC Newsworld, Canadá, 9 de diciembre de 2003.
[105] Declaración del quiebre de la democracia chilena”, Resolución de la Cámara de Diputados, Chile, 22 de agosto de 1973: http://www.archivochile.com/Poder_Dominante/pod_publi_parl/PDparlamento0003.pdf.
[106] Mark Falcoff, Modern Chile, 1970-1989 (Transaction, 1989), páginas 199-251 y “Kissinger and Chile: The Myth That Will Not Die”, Commentary, Noviembre de 2003; Joaquin Fermandois, “The Persistence of a Myth: Chile in the Eye of the Cold War Hurricane”, World Affairs, Invierno de 2005.
[107] The Harvard Crimson, 20de marzo de 1985.
[108] 9-11 (Seven Stories Press, 2001), página 79.
[109] Roger Miranda y William Ratliff, The Civil War in Nicaragua (Transaction, 1993), páginas 97-125 y 135-150.
[110] Turning the Tide (South End Press, 1985), página 117.
[111] Washington Post, 15 de mayo de 1982 (Socorro Jurídico); 19 de agosto 1984 (massacre inventada); 6 de agosto de 1986 (desertor); Human Events, 15 de septiembre de 1990 (notas de prensa falsificadas).
[112] Turning the Tide (South End Press, 1985), página 168.
[113] New York Times, 24 de junio de 1984; Washington Post, 27 de junio de 1984.
[114] Turning the Tide (South End Press, 1985), página 72.
[115] John Norton Moore, The Secret War in Central America (University Publications of America, 1987) página 143 nota 94 (2.000 asesinatos); Roger Miranda y William Ratliff, The Civil War in Nicaragua (Transaction, 1993), página 193 (3.000 desapariciones); Insight on the News, 26 de julio de 1999 (14.000 atrocidades).
[116] Associated Press, 9 de septiembre de 1990 (Brasil, 350 muertos); Rule by Fear: Paraguay After Thirty Years Under Stroessner (Americas Watch, 1985), página 99 (Paraguay, 340 muertos); Los Angeles Times, 9 de diciembre de 2001 (México, 275 muertos); New York Times, 17 de abril de 1989 (Uruguay, 200 muertos); New York Times, 14 de marzo de 1999 (Bolivia, 200 muertos); New York Times, 21 de diciembre de 1995 (Honduras, 184 muertos).
[117] Turning the Tide (South End Press, 1985), página 54.
[118] Roger Miranda y William Ratliff, The Civil War in Nicaragua (Transaction, 1993), páginas 116-118.
[119] Deterring Democracy (Vintage, 1992), página 306.
[120] Martin Kriele, “Power and Human Rights in Nicaragua,” German Comments, Abril de 1986, páginas 56-57 y 64-65.
[121] LA Weekly, 24-30 de enero de 2003.
[122] Ibíd.
[123] “Middle East Diplomacy: Continuities and Changes,” Z Magazine, Diciembre de 1991.
[124] Reuven Pedatzur, “Coming Back Full Circle: The Palestinian Option in 1967,” Middle East Journal, Primavera de 1995, páginas 273-276 y 278; ver también Washington Post, 6 de julio de 1967.
[125] Avraham Wachman, “A Peace Plan,” The New Republic, 5 de septiembre de 1988; Jerusalem Post, 27 de julio de 1990. En este momento “Sharon estaba de acuerdo con transferir toda la franja occidental a la soberanía palestina a condición de que todos los acuerdos de seguridad quedaran en manos de Israel”: Uzi Benziman, Sharon: An Israeli Caesar (Robson Books, 1985), página 194.
[126] Fateful Triangle (Pluto Press, 1999), página 64, publicado en España como El triángulo fatal: Estados Unidos, Israel y Palestina (Madrid: Editorial Popular, 2002).
[127] Al-Ahram, Egipto, 25 de febrero de 1971, citado en Theodore Draper, “The Road to Geneva,” Commentary, Febrero de1974.
[128] Fateful Triangle (Pluto Press, 1999), páginas 99-100.
[129] Radio Damasco, 15 de octubre de 1973, trascrito en Walter Laqueur, editor, The Israel-Arab Reader (Bantam Books, 1976), página 459.
[130] Al-Ahram, Egipto, 19 de octubre de 1973, citado en Theodore Draper, “The Road to Geneva,” Commentary, Febrero de1974.
[131] Fateful Triangle (Pluto Press, 1999), página 67.
[132] Borrador de Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, 23 de enero de 1976; Newsweek, 5 de enero de 1976; New York Times, 17 de febrero de 1976.
[133] Power and Terror (Seven Stories Press, 2003), página 52, publicado en España como Poder y terror (Barcelona: RBA, 2003).
[134] El Mundo, Venezuela, 11 de febrero de 1980; The Times, Reino Unido, 5 de agosto de 1980; Der Stern, Alemania Occidental, 30 de julio de 1981.
[135] Fateful Triangle (Pluto Press, 1999), página 309.
[136] Ze'ev Schiff y Ehud Ya'ari, Israel's Lebanon War (Simon and Schuster, 1984), página 220.
[137] Power and Terror (Seven Stories Press, 2003), página 54.
[138] Washington Post, 2 de octubre de 1985.
[139] Deterring Democracy (Vintage, 1992), página 25.
[140] Khalaf, Al-Watan, Kuwait, 11 de febrero de 1989; Arafat, BBC Summary of World Broadcasts, 8 de enero de 1990.
[141] “Back in the USA,” Red Pepper, Reino Unido, Mayo de 2002.
[142] Faisal Husseini, Al-Safir, Líbano, 21 de marzo de 2001. Para mapas de las propuestas Clinton-Barak, ver Dennis Ross, The Missing Peace (Farrar, Straus and Giroux, 2004), páginas xxiv-xxv.
[143] Entrevista, 21 de mayo de 2002, en Power and Terror (Seven Stories Press, 2003), página 32.
[144] “His Right to Say It,” The Nation, 28 de febrero de 1981.
[145] Pierre Guillaume, “Une mise au point”, en Droit et Histoire (París: La Vieille Taupe, 1986), página 152.
[146] Werner Cohn, Partners in Hate: Noam Chomsky and the Holocaust Deniers (Avukah Press, 1995), páginas 55-56.
[147] Réponses inédites à mes détracteurs parisiens (París: Cahiers Spartacus, 1984); Language and Politics (AK Press, 2004), página 290.
[148] Entrevista no publicada, 28 de marzo de 1977; Language and Politics (AK Press, 2004), página 176.
[149] “Some Elementary Comments on the Rights of Freedom of Expression”, 11 de octubre de 1980, publicado como prefacio a Robert Faurisson, Mémoire en défense contre ceux qui m'accusent de falsifier l'histoire (París: La Vieille Taupe, 1980).
[150] El texto de la petición se reproduce en Werner Cohn, Partners in Hate: Noam Chomsky and the Holocaust Deniers (Avukah Press, 1995), páginas 33-34.
[151] “Some Elementary Comments on the Rights of Freedom of Expression”, 11 de octubre de 1980, publicado como prefacio a Robert Faurisson, Mémoire en défense contre ceux qui m'accusent de falsifier l'histoire (París: La Vieille Taupe, 1980).
[152] Ver Nadine Fresco, “The Denial of the Dead: On the Faurisson Affair,” Dissent, Otoño de 1981.
[153] “His Right to Say It”, The Nation, 28 de febrero de 1981.
[154] Serge Thion, Vérité historique ou Vérité politique? Le dossier de l'affaire Faurisson. La question
des chambres à gaz (París: La Vieille Taupe, 1980).
[155] “His Right to Say It”, The Nation, 28 de febrero de 1981.
[156] Peace in the Middle East? (Fontana, 1975), página 53.
[157] Carta a Outlook (una revista comunista canadiense), 1 de junio de 1989.
[158] Pierre Guillaume, “Une mise au point,” en Droit et Histoire (París: La Vieille Taupe, 1986), página 154. Traducido de la traducción inglesa del francés.
[159] Carta a Outlook (una revista comunista canadiense), 1 de junio de 1989.
[160] Pierre Guillaume, “Une mise au point,” en Droit et Histoire (París: La Vieille Taupe, 1986), página 170. Traducido de la traducción inglesa del francés.
[161] Citada en W.D. Rubinstein, “Chomsky and the Neo-Nazis,” Quadrant, Octubre de 1981.
[162] Como han advertido algunos comentaristas: ver Lucy Dawidowicz, “Lies About the Holocaust,” Commentary, Diciembre de 1980.
[163]Réponses inédites à mes détracteurs parisiens (París: Cahiers Spartacus, 1984); Language and Politics (AK Press, 2004), página 291.
[164] “An Island Lies Bleeding”, The Guardian, Reino Unido, 5 de julio de 1994.
[165] Time, 15 de julio de 1966.
[166] James Reston, “Washington: A Gleam of Light in Asia”, New York Times, 19 de junio de 1966; Editorial, New York Times, 25 de agosto de 1966.
[167] Peace in the Middle East? (Fontana, 1975), página 182 nota 20.
[168] The Times, Reino Unido, 15 de junio de 1967.
[169] “Memories”, Z Magazine, Julio-Agosto de 1995.
[170] McGeorge Bundy, “The End of Either/Or”, Foreign Affairs, Enero de 1967, página 191.
[171] “After Pinkville”, New York Review of Books, 1 de enero de 1970; At War With Asia (Vintage Books, 1970), páginas 87-88.
[172] Samuel P. Huntington, “The Bases of Accommodation”, Foreign Affairs, Julio de 1968, página 653.
[173] “Distortions at Fourth Hand,” The Nation, 25 de junio de 1977.
[174] Nayan Chanda, Far Eastern Economic Review, 29 de octubre de 1976; W.J. Sampson, Cartas, The Economist, 26 de marzo de 1977; B. Kiernan, “Cambodia in the News; 1975/76,” Melbourne Journal of Politics, Diciembre de 1975-Enero de 1976. posteriormente, Ciernan reconoció el genocidio y se convirtió en apologista de la dictadura impuesta por el Vietnam comunista.
[175] Fateful Triangle (Pluto Press, 1999), página 68.
[176] Resolución Política del 13º Consejo Nacional Palestino, arts. 1, 2 y 9, en Yehoshafat Harkabi, The Palestinian Covenant and its Meaning (Vallentine Mitchell, 1979), páginas 149-159.
[177] New York Times, 21 de marzo de 1977.
[178] “Law and Imperialism in the Central American Conflict,” Journal of Contemporary Studies, Primavera-Verano de 1985, página 40.
[179] New York Times, 23 de noviembre de 1984.
[180] Deterring Democracy (Vintage, 1992), página 308.
[181] Editorial, The New Republic, 2 de abril de 1984.
[182] “Industry vs. Labor,” Lies of Our Times, 14 de junio de 1994.
[183] James Buchanan, The Limits of Liberty (University of Chicago Press, 1975), página 92.
[184] Entrevista, Salon.com, 16 de enero de 2002.
[185] Werner Daum, “Universalism and the West,” Harvard International Review, Verano de 2001; Carroll Bogert, Director de Comunicación de Human Rights Watch, “Noam Needs a Fact-Checker,” Salon.com, 22 de enero de 2002.
[186] Deterring Democracy (Vintage, 1992), página 335.
[187] John Merrill, Korea: The Peninsular Origins of the War (University of Delaware Press, 1989), página 181.
[188] Towards a New Cold War (Pantheon Books, 1982), página 145.
[189] Bernard B. Fall, “Viet-Cong - The Unseen Enemy in Viet-Nam”, New Society, Reino Unido, 22 de abril de 1965; reimpreso en Marcus G. Raskin y Bernard B. Fall, The Vietnam Reader (Random House, 1965), página 261.
[190] “Distortions at Fourth Hand”, The Nation, 25 de junio de 1977.
[191] Francois Ponchaud, Cambodia Year Zero (Holt, Rinehart and Winston, 1978), páginas 170 y 71.
[192] “A Rational Reaction”, The Liberal, Reino Unido, Dicembre de 2004-Enero de 2005.
[193] Kampuchea: A Demographic Catastrophe (Central Intelligence Agency, 1980).
[194] Marek Sliwinski, Le Génocide Khmer Rouge: Une Analyse Démographique (París: L'Harmattan, 1995), página 48.
[195] After the Cataclysm (South End Press, 1979), página 162.
[196] Washington Post, 4 y 23 de junio de 1975.
[197] Carta, Encounter, Julio de 1980.
[198] Francois Ponchaud, Cambodia Year Zero (Holt, Rinehart and Winston, 1978), página 71 (800.000-1,4 millones de muertos); William Shawcross, “The Third Indochina War”, New York Review of Books, 6 de abril de 1978 (2 millones de muertos).
[199] Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media (Vintage, 1994), páginas 383-384, nota 2.
[200] Kampuchea: A Demographic Catastrophe (Central Intelligence Agency, 1980).
[201] Rogue States: The Rule of Force in World Affairs (Pluto Press, 2000), página 36.
[202] New York Times, 14 y 26 de julio de 1982.
[203] Associated Press, 1 de diciembre de 1982; Christian Science Monitor, 21 de diciembre de 1982.
[204] Washington Post, 16 de noviembre de 1984.
[205] Rogue States: The Rule of Force in World Affairs (Pluto Press, 2000), página 36.
[206] Fateful Triangle (Pluto Press, 1999), páginas xx y xxii nota 20, citando a Aliza Marcus, Boston Globe, 1 de marzo de 1999.
[207] Entrevista, Socialist Review, Julio de 2005.
[208] Les Roberts y otros, “Mortality Before and After the 2003 Invasion of Iraq: Cluster Sample Survey”, The Lancet, 20-26 de noviembre de 2004.
[209] Reuters, 11 de julio de 2005.
[210] Entrevista, Revolution, Francia, 13 de marzo de 1980; Language and Politics (AK Press, 2004), página 259.
[211] Entrevista, New Left Review, Septiembre-Octubre de 1969; Entrevista, Black Rose, Nº 1, 1974; ambas reimpresas en Language and Politics (AK Press, 2004), páginas 113 y 153.
[212] Réponses inédites à mes détracteurs parisiens (París: Cahiers Spartacus, 1984); Language and Politics (AK Press, 2004), página 293.
[213] Entrevista, New Left Review, Septiembre-Octubre de 1969; Language and Politics (AK Press, 2004), página 110.
[214] New Statesman & Society, Reino Unido, 3 de junio de 1994.
[215] Radio Hanoi, 14 de abril de 1970; Foreign Broadcast Information Service, 16 de abril de 1970. Chomsky admitió haber hecho el discurso en su discusión con Sidney Hook, The Humanist, Marzo-Abril de 1971.
[216] At War With Asia (Vintage Books, 1970), páginas 279 y 281-282.
[217] The Washington Connection and Third World Fascism (South End Press, 1979), página 28.
[218] Cartas al director, Encounter, Julio de 1980.
[219] “Distortions at Fourth Hand”, The Nation, 25 de junio de 1977.
[220] Carta, Nouvelles littéraires, Francia, 2-8 de diciembre de 1982; reimpreso en Noam Chomsky, Réponses inédites à mes détracteurs parisiens (París: Cahiers Spartacus, 1984). Traducido de la traducción inglesa del francés.
[221] Prólogo, Sabri Jiryis, The Arabs in Israel (Monthly Review Press, 1976).
[222] David K. Shipler, Arab and Jew: Wounded Spirits in a Promised Land (Penguin Books, 2002), página 56.
[223] Email citado en John Williamson, “Chomsky, Language, World War II and Me”, en Peter Collier y David Horowitz, editores, The Anti-Chomsky Reader (Encounter Books, 2004), p238.
[224] Ibid. páginas 238-239.
[225] The Harvard Crimson, 12 de diciembre de 2002.
[226] The Tech, MIT, 1 de mayo de 2002; The Harvard Crimson, 8 de mayo de 2002; también The Daily Pennsylvanian, 4 de octubre de 2002.
[227] The Independent, Reino Unido, 4 de diciembre de 2003.
[228] 9-11 (Seven Stories Press, 2001), páginas 55, 95 y 105.
[229] Citado en Jeffery Klaehn, “A Critical Review and Assessment of Herman and Chomsky's 'Propaganda Model'”, European Journal of Communication, Junio de 2002, página 149.
[230] “Interview: An Hour With Noam Chomsky,” Interventions: International Journal of Postcolonial Studies, Abril de 2002, página 119.
[231] Entrevista, NRC Handelsblad, Holanda, 6 de diciembre de 2003.
[232] Citado en Konrad Koerner, “The Anatomy of a Revolution in the Social Sciences: Chomsky in 1962”, Dhumbadji!, Invierno de 1994.

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