En el orden material, lo referente al petróleo debería ser lo más importante para los venezolanos. Sin embargo, lo vemos con desdén e incluso, como señala Ana Teresa Torres en “La herencia de la tribu”, casi todos nuestros pensadores del siglo XX le achacan el origen de nuestros males políticos y económicos. Pocos han estudiado el tema y nunca se ha dado un gran debate nacional sobre cómo debe manejarse y cómo debe utilizarse la renta que produce. Lamentablemente, todos nuestros gobiernos han desdeñado a nuestra principal industria, negándole el alimento para sostener e incrementar su producción y productividad y han mirado con recelo a quienes la operan.
En la época de las transnacionales, la política petrolera estuvo orientada a incrementar los impuestos y, en los últimos años, a presionar para que establecieran refinerías en el país e incorporaran profesionales venezolanos; así mismo el no otorgar más concesiones. Ya en los prolegómenos de la estatización surgieron enfrentamientos entre los políticos y los gerentes petroleros. Éstos se agruparon en Agropet con el objeto de alertar sobre los peligros de la burocratización y politización de la nueva empresa. Un punto polémico fue la inclusión de un artículo en la Ley, el quinto, que permitía asociaciones con el sector privado. En ese entonces la extrema izquierda se opuso rotundamente. Hoy muchos de esos radicales aprueban las empresas mixtas que ordena el teniente coronel.
En los primeros años de la estatización, gracias a Carlos Andrés Pérez y al general civilista Rafael Alfonso Ravard, la política partidista se mantuvo al margen de PDVSA. Sin embargo, al poco tiempo se inició, sotto voce, una confrontación entre el mundo político y la gerencia petrolera, signada por una absurda desconfianza mutua y sin participación activa del resto de los venezolanos. Según los petroleros todos los políticos eran corruptos y lo que deseaban era ponerle la mano a la industria y de acuerdo a los políticos los gerentes petroleros eran defensores de los intereses de sus antiguos jefes.
El resultado de que la sociedad venezolana no se haya comprometido con el tema petrolero es que ni el país se ha desarrollado, ni la industria petrolera ha crecido. Hoy la situación se ha agravado por el arribo a los altos cargos de PDVSA de fanáticos rojos ineficientes y que han distorsionado la misión de la misma. Mientras el régimen endeuda a la empresa y la desmantela, la producción declina, las refinerías operan a pérdida y todos los días ocurren accidentes, la mayor parte del mundo político y los ciudadanos en general siguen desdeñando a los hidrocarburos. Como debemos prepararnos para el cambio de gobierno en el 2012, hay que iniciar un amplio debate sobre este tema, tomando como base las propuestas de Humberto García y su equipo del CENDES, la de Diego González, la de Gente del Petróleo y otras. Estas reflexiones las hacemos a raíz de la lectura del excelente libro “El petróleo viene de la Luna”, de Gustavo Coronel.
Como en botica: ¿Por qué los diputados demócratas, en funciones y electos, no acuden en bloque ante el TSJ para protestar por la prisión de sus compañeros detenidos ilegalmente? Felicitaciones a la joven Alma Ornes, venezolana hija de profesionales ilegalmente despedidos de PDVSA, quien obtuvo un record de altas calificaciones como estudiante de ingeniería ambiental en la Universidad de Alberta, Canadá. Nuestra solidaridad con quienes perdieron familiares y vivienda en las recientes inundaciones. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
En la época de las transnacionales, la política petrolera estuvo orientada a incrementar los impuestos y, en los últimos años, a presionar para que establecieran refinerías en el país e incorporaran profesionales venezolanos; así mismo el no otorgar más concesiones. Ya en los prolegómenos de la estatización surgieron enfrentamientos entre los políticos y los gerentes petroleros. Éstos se agruparon en Agropet con el objeto de alertar sobre los peligros de la burocratización y politización de la nueva empresa. Un punto polémico fue la inclusión de un artículo en la Ley, el quinto, que permitía asociaciones con el sector privado. En ese entonces la extrema izquierda se opuso rotundamente. Hoy muchos de esos radicales aprueban las empresas mixtas que ordena el teniente coronel.
En los primeros años de la estatización, gracias a Carlos Andrés Pérez y al general civilista Rafael Alfonso Ravard, la política partidista se mantuvo al margen de PDVSA. Sin embargo, al poco tiempo se inició, sotto voce, una confrontación entre el mundo político y la gerencia petrolera, signada por una absurda desconfianza mutua y sin participación activa del resto de los venezolanos. Según los petroleros todos los políticos eran corruptos y lo que deseaban era ponerle la mano a la industria y de acuerdo a los políticos los gerentes petroleros eran defensores de los intereses de sus antiguos jefes.
El resultado de que la sociedad venezolana no se haya comprometido con el tema petrolero es que ni el país se ha desarrollado, ni la industria petrolera ha crecido. Hoy la situación se ha agravado por el arribo a los altos cargos de PDVSA de fanáticos rojos ineficientes y que han distorsionado la misión de la misma. Mientras el régimen endeuda a la empresa y la desmantela, la producción declina, las refinerías operan a pérdida y todos los días ocurren accidentes, la mayor parte del mundo político y los ciudadanos en general siguen desdeñando a los hidrocarburos. Como debemos prepararnos para el cambio de gobierno en el 2012, hay que iniciar un amplio debate sobre este tema, tomando como base las propuestas de Humberto García y su equipo del CENDES, la de Diego González, la de Gente del Petróleo y otras. Estas reflexiones las hacemos a raíz de la lectura del excelente libro “El petróleo viene de la Luna”, de Gustavo Coronel.
Como en botica: ¿Por qué los diputados demócratas, en funciones y electos, no acuden en bloque ante el TSJ para protestar por la prisión de sus compañeros detenidos ilegalmente? Felicitaciones a la joven Alma Ornes, venezolana hija de profesionales ilegalmente despedidos de PDVSA, quien obtuvo un record de altas calificaciones como estudiante de ingeniería ambiental en la Universidad de Alberta, Canadá. Nuestra solidaridad con quienes perdieron familiares y vivienda en las recientes inundaciones. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
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