Hace poco acompañé a una amiga a buscar su pasaporte y presencié un episodio que solo puede ocurrir en la Venezuela de Hoy. Una ciudadana venezolana, molesta, reclamaba porque el sistema no reconocía la fecha de su cita, argumentaba esto ante la jefa de la dependencia una funcionaria cubana, a quien intentaba inútilmente hacerle entender que era inaudito tener que volver a pasar por todo el proceso.
Todos los que allí estábamos, nos dedicamos a observar hasta que unos momentos más tarde quedamos impresionados al escuchar: "Chávez me tiene aquí para impedir que este sistema siga corrompiéndose". Dos cosas me impresionaron de ese comentario, la primera que un funcionario de un país extranjero le diga a los venezolanos que tuvo que venir para impedir que los chavistas se siguieran corrompiendo, pero la segunda y quizás la que más me conmovió, fue ver a los funcionarios gubernamentales encogerse de hombros y reírse ante tan devastador comentario.
Entonces me pregunté, ¿será que el Presidente tomó la decisión de traer "mano de obra extranjera" para controlar a los suyos? De esta manera si en un supuesto negado, vea en la gaceta una tonelada de caraotas al doble del valor y se le pudren porque no eran necesarios, al menos el excedente irá a los bolsillos de otro país y no para convertir a los suyos en peligrosos burgueses. De esa manera vinieron pues los extranjeros a alimentarnos y es por ello por lo que vemos en las cadenas a los productores aplaudir al régimen con la misma actitud que en la oficina de los pasaportes.
Poco después miraba a varios venezolanos en un especial de CNN donde expresaban agradecimiento por haber sido tratados por los médicos cubanos. Independientemente de lo bueno o malo del plan, resultaba que la salud en Venezuela había mejorado sustancialmente porque nuestro servicio médico, de la misma manera que nuestros alimentos, era importado. Entonces revisé los gastos de este Gobierno: 9 mil millones de dólares en convenios y 1.200 millones anuales en petróleo, cantidades de dinero con las cuales pudimos comprar la mejor medicina alemana o la de Japón y volví a mirar las caras que observé en el episodio del pasaporte o de los productores, aquellos que defendían al régimen, no estaban orgullosos de que fueran logros venezolanos o de la medicina venezolana, estaban orgullosos de que la revolución importara los servicios médicos.
Continué mi búsqueda y encontré que el Presidente también "ha logrado grandes avances en la construcción" de lo cual sus seguidores deben sentirse orgullosos, pues como con los alimentos, la Onidex, los aeropuertos y los servicios médicos, el "Plan de Viviendas" también es ejecutado por empresas de construcción extranjeras. No hay pues "chavistas constructores" son iraníes, cubanos, uruguayos, bielorrusos, chinos, argentinos y por eso noté de nuevo anteanoche los mismos gestos: gente encogida de hombros aplaudiendo cuando el Gobierno agradeció ahora a los rusos por venir a construirles las viviendas.
Se nota pues que la Revolución debe prescindir de los empresarios "chavistas" porque al parecer son peligrositos. De allí que los proyectos eléctricos sean extranjeros, los puentes y las grandes obras ya no sean venezolanos, no fuera a ser. Mientras tanto los "chavistas" aplauden encogidos de hombros y con la misma mueca torcida. Decía Konrad Adenauer que en política existían: los enemigos, los enemigos mortales y los compañeros de partido. Al parecer los "defensores de Chávez", todos extranjeros, lo protegen de estos últimos.
tpenalver@me.com
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Todos los que allí estábamos, nos dedicamos a observar hasta que unos momentos más tarde quedamos impresionados al escuchar: "Chávez me tiene aquí para impedir que este sistema siga corrompiéndose". Dos cosas me impresionaron de ese comentario, la primera que un funcionario de un país extranjero le diga a los venezolanos que tuvo que venir para impedir que los chavistas se siguieran corrompiendo, pero la segunda y quizás la que más me conmovió, fue ver a los funcionarios gubernamentales encogerse de hombros y reírse ante tan devastador comentario.
Entonces me pregunté, ¿será que el Presidente tomó la decisión de traer "mano de obra extranjera" para controlar a los suyos? De esta manera si en un supuesto negado, vea en la gaceta una tonelada de caraotas al doble del valor y se le pudren porque no eran necesarios, al menos el excedente irá a los bolsillos de otro país y no para convertir a los suyos en peligrosos burgueses. De esa manera vinieron pues los extranjeros a alimentarnos y es por ello por lo que vemos en las cadenas a los productores aplaudir al régimen con la misma actitud que en la oficina de los pasaportes.
Poco después miraba a varios venezolanos en un especial de CNN donde expresaban agradecimiento por haber sido tratados por los médicos cubanos. Independientemente de lo bueno o malo del plan, resultaba que la salud en Venezuela había mejorado sustancialmente porque nuestro servicio médico, de la misma manera que nuestros alimentos, era importado. Entonces revisé los gastos de este Gobierno: 9 mil millones de dólares en convenios y 1.200 millones anuales en petróleo, cantidades de dinero con las cuales pudimos comprar la mejor medicina alemana o la de Japón y volví a mirar las caras que observé en el episodio del pasaporte o de los productores, aquellos que defendían al régimen, no estaban orgullosos de que fueran logros venezolanos o de la medicina venezolana, estaban orgullosos de que la revolución importara los servicios médicos.
Continué mi búsqueda y encontré que el Presidente también "ha logrado grandes avances en la construcción" de lo cual sus seguidores deben sentirse orgullosos, pues como con los alimentos, la Onidex, los aeropuertos y los servicios médicos, el "Plan de Viviendas" también es ejecutado por empresas de construcción extranjeras. No hay pues "chavistas constructores" son iraníes, cubanos, uruguayos, bielorrusos, chinos, argentinos y por eso noté de nuevo anteanoche los mismos gestos: gente encogida de hombros aplaudiendo cuando el Gobierno agradeció ahora a los rusos por venir a construirles las viviendas.
Se nota pues que la Revolución debe prescindir de los empresarios "chavistas" porque al parecer son peligrositos. De allí que los proyectos eléctricos sean extranjeros, los puentes y las grandes obras ya no sean venezolanos, no fuera a ser. Mientras tanto los "chavistas" aplauden encogidos de hombros y con la misma mueca torcida. Decía Konrad Adenauer que en política existían: los enemigos, los enemigos mortales y los compañeros de partido. Al parecer los "defensores de Chávez", todos extranjeros, lo protegen de estos últimos.
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