Le preguntaron un día al famoso físico Albert Einstein si sabría cuáles armas serian usadas en la tercera guerra mundial. Después de pensarlo unos segundos respondió que no, pero que si sabia cuales se utilizarían en la cuarta guerra mundial. Perplejos los periodistas preguntaron y él respondió tajante -palos y piedras.
El hombre es el animal que por su capacidad mental tiene la posibilidad de adaptarse al medio en donde se desarrolle, verdad comprobada.
Esta insigne disposición humana es tal vez la que nos lleve irremediablemente, sin prisa y sin pausa al fin de la civilidad tal y como la hemos conocido.
Puede que piense que estoy dramáticamente errado o tal vez frustrado. Puede ser, pero, cada día que pasa es un día menos de civilización tal como la conocimos y un día más próximos a la barbarie.
Esta apreciación no solo es por el hecho de cómo hemos agredido, maltratado y degradado el medio ambiente que nos sustenta, depredando bosques y selvas; exterminando la fauna; intoxicando los mares y forrando de basura y desechos plásticos la geografía de nuestros entornos. Es que en nuestro afán progresista nos cuidamos de tirar la piedra y esconder la mano.
Hemos además, vilipendiado al mundo que no razona o tiene nuestras mismas ideas ni pensamientos. Usamos la posición socioeconómica del pueblo para manejarlo al antojo, convirtiéndolo en piltrafa y enmarcándolo en el subdesarrollo.
De una vez nos estigmatizamos y dividimos por color, por religión, por condición social, por ideología, por belleza, por simpatía, por sexo. Y nos adaptamos a ello.
Ya no es inusual para los venezolanos que vivimos y sentimos nuestra patria ver cómo se van desarrollando los acontecimientos que nos llevan a eventos nunca antes vividos en toda la historia de Venezuela, y todo gracias a un régimen que abusa del poder.
Sabemos y como dijimos al principio, el hombre como animal que es, tiene una capacidad de adaptación asombrosa. Se adecua al clima por extremo que este sea, a las contaminaciones en general, a las guerras y la esclavitud, a la zozobra y el miedo, a las carencias, a la insalubridad y al stress, etcétera.
Siendo así, en el país vemos como nos vamos apañando a la estupidez, la desidia y la mala voluntad hecha gobierno.
Sí, tanto es así, que ya las declaraciones de los voceros compinches o del propio líder, nos resbalan. Algo así como que rociados de repelente, nos sentimos seguros de espantar los mosquitos, pero no vemos a la hiena que se acerca hambrienta.
Este pasado 26S, la Unidad como se dio a llamarse, paso el examen. La nota no fue excelente, por cuanto hubo, como siempre los hay, los que se sienten con más derechos sin importarle los demás; pero aun así, se ganaron escaños suficientes para demorar el final.
Ahora, si esperamos que sean solo los Asambleístas de la oposición los que cambien el curso del país, será solo eso, demorar el final. Lo que nadie quiere.
Nos estamos adaptando al modo, al cómo y al cuando, nos corremos a un lado cuando ellos van al otro; nuestro “país” se está convirtiendo en las urbanizaciones donde nos sentimos seguros y a las horas prudentes; de seguir así solo nos faltara saltar cuando den la orden. Y de ahí no habrá vuelta atrás. No esperemos que otro nos haga el mandado.
La peor manera de adaptación humana es la aceptación del socialismo, que es la forma más atroz de esclavitud, la del pensamiento.
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@Mionvi
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