miércoles, 29 de septiembre de 2010

NUEVA REALIDAD. VICTOR RODRIGUEZ CEDEÑO

A pesar de la desoconfianza, bien fundada, en el ente electoral y en la organzación de un proceso caracterizado por el ventajismo, las elecciones del pasado domingo confirmaron la vocaciٕón democratica de los venezolanos que buscaron a través del voto construir una Asamblea Nacional independiente, pluralista, representativa de los verdaderos intereses del Estado.

Pero, lo mas importante que se demostró el domingo es que la revolución de Hugo Chavez no tiene el respaldo que el mismo decia tener. Apenas el 30 por ciento de los electores (5,2 millones), de los 17,5 millones de votantes, acompaña el disparatado proyecto comunista del siglo XIX que han querido imponer a lo largo de estos años, con la destrucción de las instituciones y del país. Muchos de ellos simples beneficiarios, otros engañados, muy pocos idealistas que pensaban en que el proyecto traería bienestar y progeso a los venezolanos. Son minoría y, como decía una vez J.V Rangel, deberán ahora acostumbrarse a ello.

La nueva Asamblea se instalará en enero próximo. Incomprensiblemente, durante tres meses habrá dos Asambleas, una decadente y dependiente, de salida o moribunda, brazo del Ejecutivo, incapaz de tener inciativas propias, dedicada a legislar para una minoría de los venezolanos; otra pluralista, que llega por la via popular, en la que las fuerzas democráticas llegan para trabajar por un proyecto nacional único: Venezuela.

Los asambleistas de salida tienen la responsabilidad política y moral de dar paso a la nueva Asamblea. Cometería un gran error el oficialismo si intenta acorralar a la nueva Asamblea, al adoptar decisiones inconsultas y contrarias a los interses del pueblo, expresados el domingo. La nueva Asamblea tendrá que revisar y revertir las decisiones insconsultas e inconvenientes.

El proyecto chavista sale desfavorecido de nuevo, a pesar de las declaraciones de victoria de algunos de sus dirigentes. Hugo Chávez, ahora contra la pared, cometió el gravísimo error de convertir la elección parlamentaria en un referéndum. Su imagen quedó golpeada a pesar de los resultados. El pueblo, harto de incompetencia y arbitariedades, de corrupción, de promesas y engaños, lo castigó con el voto.

Comienza un período lleno de incertidumbre, difícil. Lamentablemente, es bien sabido, Chávez no es un hombre de diálogo, menos de acuerdos. Lo convencional no está contemplado en su estrategia y forma de ser. Es un atropellador que se tratará de imponer pese a ser minoría. Es el reflejo de su naturaleza militarista de hacer política y de gobernar. Difícil que Chavez reflexione y permita que el país avance como quieren los venezolanos, en democracia real; pero, deberá considerar las circunstancias y las nuevas realidades. De su actitud dependerá la paz del país, la reconcilliación, el avance y la tranquilidad de todos.

Los invitados a las elecciones, marginados oficialmente, dan fé de lo ocurrido y saben que a pesar del ventajismo y de otras malas mañas revolucionarias, los venezolanos rechazan en su mayoria el proyecto chavista y la forma de gobernar de Hugo Chávez cuyo mandato vencerá, sin prórroga, el 2012.

vitoco98@hotmail.com

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