Estas elecciones del 26 de septiembre es la nueva versión de la película Rocky IV, producida en 1985. Ambas representan el enfrentamiento entre el Comunismo y la Democracia. Ambas se pueden llamar la pelea del siglo. Ambas tienen dos oponentes: Drago y Rocky en la película; el chavismo y la oposición del pueblo venezolano, en las elecciones.
En la película, Drago tiene todo el apoyo político y económico del politburó comunista para obtener el triunfo; y Rocky, trabaja hasta con las uñas para lograr el mejor nivel de competencia. En nuestra campaña electoral, los chavistas comunistas disponen de todo el poder político y económico del gobierno o sea: todos los recursos del Estado, incluyendo la participación ventajista, in vivo, inconstitucional y directa del Presidente de la República; y la oposición trabaja día y noche para obtener los recursos económicos requeridos en toda campaña pública. El final de la película, aunque usted no lo crea, resultó ser doble: virtual y real. El virtual con el triunfo de Rocky, coronando con un discurso coherente de invitación a la unión de todos los pueblos. Y el final real con la caída del Comunismo e instalación de la Democracia en la Unión Soviética en 1991.
Ahora nos falta ver el resultado final de nuestras elecciones del 26 septiembre, que depende de nosotros. Si deseamos el triunfo de la Democracia no se puede dejar pasar ese día para cumplir con el deber que exige la Patria. Y, en este sentido, es de vida o muerte recordar 3 aspectos:
Primero, todo el mundo debe acudir a votar. La indecisión y la abstención son actitudes mortales en este momento histórico que vive el país.
Segundo: acudir a votar sin miedo, con justicia y con dignidad, recordando 2 cosas: que el voto es secreto, y que los 11 años y pico de calamidades que nos ha impuesto este gobierno nos tienen en la ruina moral, económica y social con la inseguridad, la corrupción, los millones de alimentos podridos, la incineración de 200 toneladas de medicamentos vencidos, el racionamiento de la electricidad, la represión de los medios de comunicación, las expropiaciones, la caída de la productividad, la inflación, la amenaza de radicalizar el comunismo después del proceso electoral y una lista interminable de plagas egipcias que han azotado a este país.
Y, en tercer lugar, vigilar la pulcritud de los comicios y la exactitud de los resultados. En ese momento es cuando se deciden las elecciones. Por lo tanto, es tan importante este momento que está viviendo Venezuela que hacer lo contrario equivale a cometer pecado grave contra la Patria, la Democracia y la libertad y condenar a nuestras futuras generaciones a la represión del mismo sistema castrocomunista radicalizado que nos ha agobiado durante los últimos 11 años y que ha resultado ser, después de 52 años de dictadura en Cuba, el modelo que no nos sirve ni a nosotros, según su propio mentor, Fidel Castro.
O sea, el 26 de septiembre será la oportunidad histórica de tomar uno de los dos caminos divergentes: la Democracia o el Comunismo. Y, dependiendo de nuestra elección, el país caminará hacia la libertad o hacia la radicalización de la represión; hacia el progreso o a la profundización de la miseria; hacia la defensa del país o a la traición de la Patria, y hacia la realidad de las palabras de Simón Bolívar: los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Y Venezuela se merece el mejor.
Recuerde: de nuestro voto depende.
riverovfrancisco@hotmail.com
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