martes, 17 de agosto de 2010

REVOLUCION MORIBUNDA, VICTOR RODRIGUEZ CEDEÑO

La “revolución” bolivariana está en fase terminal. Afuera, entre burlas y reculadas, ha capitalizado un desprestigio y un rechazo únicos. El fracaso e ineficiencia en la gestión de gobierno, la corrupción generalizada, la destrucción de las instituciones, el desmantelamiento del sector productivo, la violación sistemática de los derechos humanos, el irrespeto, igualmente grave, de la Constitución de la República, la actitud injerencista constante en los asuntos de los demás y las relaciones perversas con grupos ilegales, son algunas de las razones que motivan tal percepción afuera.

El régimen bolivariano recurre con frecuencia a la burla o chanza para eludir el debate serio y sus obligaciones. La vergonzosa respuesta del representante del régimen ante la OEA, Chaderton Matos, asi como las risas del encargado de Telesur, Izarra, reflejan lo burlesco del régimen que representan.

La llamada “revolución bolivariana” no tiene mas cabida ni aceptación en el país, menos en el escenario internacional al que ha intentado penetrar con todos los recursos y por todos los medios. La presencia y los dictados contradictorios e irreverentes de sus exponentes incomoda hoy a todos, incluso a los que una vez pudieron ser sus cercanos amigos. La actitud grosera, agresiva e injerencista del régimen, expresada en tono soez, fue detenida por el sentir cívico y pacifista de quienes en la región veían con preocupación el apoyo al terrorismo y a otras formas de desestabilizacion que ponían en peligro la paz y la seguridad regionales.

De los resultados del encuentro presidencial y del futuro de las relaciones entre Colombia y Venezuela se ha escrito mucho estos dias, pero no tanto sobre las razones que forzaron a Hugo Chávez a capitular ante uno de los tantos adversarios, tal vez enemigos, Juan Manuel Santos, sucesor de Uribe en el Palacio de Nariño. El desprestigio del régimen y el desapoyo de quienes lo acompañaban una vez, asi como la gravedad y eventuales consecuencias de las denuncias en contra del Estado, en el sistema regional; y, contra el mismo Chávez, en la Corte Penal Internacional, son la razón fundamental de la “rendición en tiempos de paz” de quien se sentía autorizado para intervenir e incluso proponer, de manera abusiva e injerencista, con La Habana y Piedad Córdoba, planes de paz para Colombia, tema de la exclusiva competencia de Bogotá.

Si afuera las cosas van muy mal para el régimen, adentro van peor, en medio de pudredumebres, desaciertos y morgues repletas de cadaveres producto de la inseguridad, objeto de burla despreciable por oficialistas, Izarra entre ellos. El estado agonizante del proceso se acentúa en la medida en que nos acercamos al 26S. Las encuestas, excepto las baratas mediciones oficialistas, dan la mayoría a la Unidad Democrática, a pesar de las rojas maniobras que reflejan la parcialidad del ente electoral y por ello, la poca transparencia del proceso. Esta realidad innegable generará, sin duda, reacciones traducidas en represión, amenazas y acciones nerviosas, a lo largo de estas semanas y después, hasta enero del 2011, cuando se habrá de instalar la nueva Asamblea con la presencia mayoritaria de las fuerzas democráticas del pais y se inicie el proceso de reversión nacional que espera la inmensa mayoría de los venezolanos.

Todos queremos un cambio hacia adelante, sin odios ni confrontación. Se equivoca Hugo Chávez en sus Lineas del domingo, lo que seguramente será recogido por peleles y marcianos los próximos días, al decir que “Venezuela cambio para siempre el 15 de agosto de 2004 …” Error garrafal pues el verdadero cambio se producirá a partir del 26S sobre los escombros de un proceso disparatado, incomprensible y definitivamente moribundo

vitoco98@hotmail.com

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