Así reza un viejo dicho popular. Y si no recuerdo mal, Chávez habría dicho una vez que Colombia se merecía un presidente mejor que Uribe. Luego se le oyó decir que de ganar Santos la presidencia, cortaría las relaciones comerciales con el país hermano. Pues bien, no sólo ganó Santos, sino que el pueblo colombiano, agradecido, rindió un tributo de reconocimiento reciente a Uribe, en Bogotá, antes de entregar éste el mando. Ahora ¿qué no dirán los colombianos de nuestro presidente?
Y a propósito de Venezuela, el Gobierno y sus partidos se exasperan porque la oposición está haciendo de la compra excesiva e irregular de alimentos y medicinas para el pueblo, de su prolongado almacenamiento y descomposición y vencimiento, un problema muy grave; que están explotando políticamente en perjuicio del Gobierno; y demanda investigación y establecimiento de responsabilidades. ¿Es que acaso no son estos los roles que corresponden a ambos bandos, Gobierno y oposición? ¿Acaso no son éstos los derechos y deberes respectivos de éstos?
Pero un régimen que ha hecho de la política el pan nuestro de cada día, no puede -en justicia- oponerse a la crítica y demandas políticas.
Un sistema que ha propiciado y estimulado el voto electoral y hasta la participación directa o indirecta de los militares en las actividades políticas, ahora se irrita e insulta, por las opiniones contrarias de organizaciones civiles con derechos políticos reconocidos y en defensa de los derechos de la ciudadanía; como son los partidos legales, organizaciones no gubernamentales y el propio clero (cuya feligresía es mayoritaria en el país). Un régimen así no puede ser el mismo que en sus inicios prometió acabar con la discriminación y la exclusión política y facilitar la máxima inclusión y participación de la sociedad en los asuntos del Estado. Un régimen que antes de instaurarse, incluso, ofreció acabar de raíz con la corrupción, el ventajismo, los privilegios y los abusos de poder, e instó a todos a la unión.
Pues bien, no es exactamente eso lo que estamos viendo ahora, en estos momentos, la mayoría de los venezolanos de buena fe, cuando presenciamos las inmerecidas ofensas del alto Gobierno venezolano a la alta jerarquía de la Iglesia de Cristo, actitud que contrasta significativamente con la del Gobierno cubano en estos precisos instantes de avenimiento y diálogo. ¿Cómo es posible tanta discrepancia al respecto entre ambos gobiernos hermanados políticamente?
almalunavallejo@hotmail.com
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