lunes, 19 de abril de 2010

EL YUGO MILITARISTA, DANIEL SANTOLO, LUNES 19 DE ABRIL DE 2010

Los últimos acontecimientos que han ocurrido en el ámbito nacional, nos indican el camino que nos espera por recorrer. Cuando vemos al Presidente, en sus interminables y extensos discursos, que de más está decir se tornan algunas veces entretenidos por lo variopinto e imaginativos, no debemos descuidarnos, pues hay que estar atentos a los mensajes gestuales, entre ellos el que considero más repetitivo y peligroso: el Presidente, al hablar de sus “enemigos”, suele golpear con el puño su otra mano, gesto éste que a todas luces indica que hay que agredir y golpear a los contendientes en cualquier plano. “No hay que darles tregua”, grita, mientras golpea con su puño con odio, como si la sociedad algo le debiera.

Sólo basta con ver los hechos que se desarrollan a lo largo y ancho del territorio para darse cuenta que el mensaje está llegando a ciertos sectores de la población. En la actualidad el índice de robos y asesinatos es preocupante, se ha generalizado un estado de violencia tal, que no es suficiente para el agresor despojarte de tus bienes, debe eliminarte físicamente sin contemplación.

Tal vez podrán decir algunos que esto es producto de años de descomposición social, podría ser cierto, pero lo que sí es cierto es que las invasiones de tierras y propiedades en la actualidad son provocadas en gran parte por ese discurso agresivo y por enfrentar a todos contra todos, a pobres contra ricos.

El asesinato como vía de resolución de conflictos, se está legitimando en la sociedad, o mejor dicho, en un Estado de cómplices, entre ellos, los Poderes Públicos.

En estos momentos hay que recordar a los grandes pensadores, entre ellos al filósofo ingles del siglo XVI, Thomas Hobbes, quien en una de sus obras de mayor relevancia, Leviatán, nos plantea la situación en que vivían los hombres en los primeros momentos de la Historia. El autor nos describe el comportamiento que movía a los hombres, nos cuenta que el hombre, con sus más bajos instintos y en procura de lo necesario para su subsistencia, no tenía límites. La actitud que prevalecía era la del comportamiento animal. Hobbes denomina a esta situación “estado de naturaleza” y califica esta relación del hombre con una frase que lo encierra todo: “el hombre es lobo del hombre”.

El presidente y sus asesores cubanos saben bien hacia donde dirigen el discurso: hacia los sentimientos más bajos, el revanchismo, el odio social, la diferencia de clases, y uno de los más peligrosos, el militarismo. El gobierno sistemáticamente ha venido acabando con los símbolos civilistas, el discurso militarista plena todos a los sectores, al educativo, al laboral y al de los mass media.
Un 19 de abril, jueves santo de 1810, el Cabildo de Caracas, con el apoyo de parte del pueblo, depuso al Gobernador y Capitán General Vicente Emparan y demás altos funcionarios españoles, enviándolos al exilio. Hoy, el presidente vestido con traje militar nos pretende vender la idea de que la lucha por la independencia fue la lucha de unos militares que pretendían liberar la naciente república del yugo español, cosa que es falsa. Fueron los civiles que de forma muy audaz dieron los primeros pasos para ello, pero lamentablemente el resultado fue otro. Cayeron en el yugo militarista que por casi doscientos años, que hoy se cumplen, se ha apoderado del poder político en nuestra historia, con salvadas excepciones, las cuales por cierto hoy no se recuerdan.

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