viernes, 29 de mayo de 2009

*PALABRAS DE ANTONIO LEDEZMA, ALCALDE METROPOLITANO DE CARACAS, ENCUENTRO INTERNACIONAL LIBERTAD Y DEMOCRACIA, ENVIADO A NUESTROS CORREOS 29-05-09

El Alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, instaló el Encuentro Internacional LIBERTAD y DEMOCRACIA. El desafío Latinoamericano: Libertad, Democracia, propiedad y combate de la pobreza, llevado a cabo en la ciudad de Caracas, con motivo de la celebración del 25 aniversario de CEDICE Libertad. En el mencionado encuentro, el Alcalde pronunció unas palabras que les anexamos a continuación.

En América Latina revive el viejo dilema entre civilización y barbarie, que Sarmiento estudió en profundidad y que marcara por mucho tiempo nuestra novelística. Venezuela confronta hoy la situación tal vez más insólita de su historia como república y es que su gobierno, en vez de usar la inmensa fortuna que administra, para superar la pobreza e impulsarnos hacia el desarrollo, ha volcado esa riqueza hacia el propósito de minar la propia vida republicana, al tiempo que pretende subvertir y torcer la senda democrática que el continente ha emprendido con grandes esfuerzos. En 2009, cuando la democracia se impone en todo el planeta, nuestro país ingresa a la tristemente célebre categoría de las dictaduras.

Algunos quisieran resistirse a esta afirmación con el argumento de que todavía existen medios de comunicación disidentes. Pero recordemos que hoy se cumplen dos años del cierre de Radio Caracas Televisión; y Globovisión, nuestro primer canal de noticias, está gravemente amenazado. Es la misma ofensiva que afecta a todos los medios independientes, acentuada en estos últimos días contra las emisoras de radio y la televisión por cable.

Podría, en efecto, cuestionarse el carácter dictatorial del régimen porque las cárceles no están repletas de presos políticos. Sin embargo, no podemos olvidar la aberrante sentencia que acaba de enterrar vivos a unos policías inocentes y heroicos que defendieron una manifestación pacifica gigantesca agredida por los sicarios del régimen, que causaron una veintena de muertes y decenas y decenas de heridos. Los homicidas han sido condecorados. Los defensores, condenados tras cinco años de encierro y abandono a 30 años de prisión. Tampoco podemos olvidar tantos otros presos políticos y exiliados para escapar a la persecución del régimen.

Este mismo año 2009, después del referéndum reeleccionista del 15de febrero, Venezuela, para utilizar la categoría de Giovanni Sartori, pasó de ser una semi-democracia (o una semi-dictadura) a una dictadura pura y simple. En los regímenes semi-democráticos abundan los fraudes gubernamentales, los dolos políticos, las violaciones a la ley e incluso a la Constitución. Como sucediera desde 2001 en adelante, en aquel tortuoso camino a al referéndum revocatorio, plagado de vicios, que concluyó en la madrugada del 16 de agosto del 2004 con la proclamación por el CNE del triunfo del gobierno, sin que jamás se pudiera acceder al escrutinio. Lo ocurrido ahora es distinto. Ni siquiera se trata de un fraude sino de un abierto desacato a la voluntad popular.

En noviembre de 2008 hubo elecciones para escoger gobernadores y alcaldes. El país se expreso pluralmente, eligiendo partidarios del presidente y candidatos opuestos al proyecto autoritario, que venciendo ventajismos y abusos de todo tipo triunfamos en muchas regiones, particularmente en las circunscripciones más urbanas y de mayor nivel de desarrollo. Dos meses después de esa auspiciosa expresión democrática y cuando la esperanza y el reclamo abrumador del país apostaban por el dialogo propio de una sociedad plural, comienza la etapa dictatorial, en la que el régimen no engaña ni hace fraude, sino que desafía abiertamente la soberanía popular, y por vías violentas desmantela las atribuciones que la Constitución y las leyes garantizan a gobernadores y alcaldes. Ahora el gobierno se quita sus máscaras: ya ni siquiera se vale de evasivas ni nocturnidades. Desembozado reta a la ciudadanía. Actúa de facto

Vivimos bajo el imperio de una dictadura. Cuando a las violaciones a la ley y la Constitución, a las operaciones de grupos paramilitares y para-policiales, a los atropellos a la libertad de expresión, al asalto al derecho de propiedad, se le incorpora el desconocimiento de la soberanía popular, vivimos bajo el imperio de una dictadura.

Populismo fascista lo ha llamado uno de los invitados a este encuentro. Si bien su inoperancia, su improvisación y su insólita incapacidad le han impedido cumplir con su propósito. Amén de una voluntad mayoritariamente libertaria e independiente que se ha levantado como un muro infranqueable ante las ignominias del régimen. Aún así: el poder ejecutivo venezolano ejerce la dictadura con la yunta de las cabezas de la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de justicia, la Fiscal de la Nación y la Contraloría. Instituciones vaciadas de todo contenido y puestas abiertamente al servicio de la entronización del presidente de la república.

Las dictaduras pueden ser más o menos represivas. Noriega era un dictador aunque en Panamá� había periódicos y emisoras con independencia.

Nuestro admirado Mario Vargas Llosa, en relación a los autoritarismos de maquillaje democrático, acuñó el concepto de la “dictadura perfecta”.

Se refería a una situación ya superada en México en la que, en medio de una utilería democrática - período que Enrique Krauze caracterizó como la “presidencia imperial”- e incluso de elecciones, era impensable la alternabilidad en el poder.

América Latina y el Caribe reclaman cambios.

Asumimos las metas del milenio aprobadas por las Naciones Unidas, entre ellas, con gran fuerza, la superación de la pobreza y de la exclusión, la igualdad de género, las libertades fundamentales por las que la Humanidad ha consagrado centurias de lucha: la democracia, la libertad de expresión, el derecho de propiedad, la justicia social.
Pero en Venezuela estamos en presencia de una involución histórica, ante la fusión del caudillo militar del siglo XIX y el totalitarismo del siglo XX.

Una minoría intenta imponer un indeseable modo de vida a la mayoría de nuestros ciudadanos, entre los cuales cunde el rechazo de un importante sector de la propia base social del régimen, que tampoco acepta el totalitarismo.

Decía que lo que ocurre aquí va a contrapelo de la historia. Isaiah Berlín, uno de los pensadores más importantes del siglo XX dijo alguna vez que aunque en algunos momentos históricos, las sociedades parecían marchar por un camino seguro hacia el progreso y la libertad, un caudillo poderoso, con talento y sin escrúpulos podía ponerlas en jaque y empujarlas por el despeñadero. Se valía para ilustrarlo de los ejemplos de Lenin y Hitler.

Los venezolanos enfrentamos con vigor la tarea de recuperar nuestra democracia! Pero esta lucha, que es en primer lugar de nosotros, requiere de la solidaridad responsable de la comunidad Internacional, porque la lucha por la libertad no admite fronteras en este mundo globalizado de hoy. Unamos esfuerzos para que ni en Venezuela ni en la región se imponga de nuevo el oscurantismo de la dictadura.

Nos hemos comprometido a continuar la lucha y no detenerla hasta lograr nuestro propósito de recuperar la plena vigencia de la Constitucional Nacional. Si bien la democracia ha sido brutalmente asaltada en las instituciones del Estado, está más viva que nunca en la conciencia y en el indeclinable espíritu de nuestros ciudadanos, producto de cuarenta años de ininterrumpida vida en libertad.

No desfalleceremos en el combate por la libertad, la justicia y la democracia. Y continuaremos nuestra lucha hasta reconstruir las bases institucionales, espirituales y éticas de la tradición que nos legaran nuestros mayores.

Sólo entonces descansaremos, cuando la libertad vuelva por sus fueros, el bienestar sea un logro de todos y Venezuela pueda sentirse orgullosa de pertenecer a una comunidad de hombres libres, dignos y prósperos.

Es realmente un honor darles la bienvenida a nuestra ciudad capital, al mismo tiempo que extenderles mis excusas a todos aquellos aquí presentes que fueron absurdamente importunados a su llegada al aeropuerto que lleva el nombre venerado de Simón Bolívar. Se los aseguro en nombre de pueblo de Caracas: ese ritual venezolano, caraqueño del afecto, de la hospitalidad, de la amistad al rompe no ha cambiado. Lo que ha cambiado, lamentablemente es el tenor de nuestra libertad, por las amenazas que la acechan. Pero acá estamos para defenderla. Y para todo el pueblo, ustedes son bienvenidos. Uds. son parte de esa misma lucha.

Bienvenidos y Muchas gracias


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