*EL FINANCIAMIENTO DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS
Partidos políticos ricos y partidos políticos pobres
Wilfredo Pareto observó que la gente en su sociedad se dividía naturalmente entre los «pocos de mucho» y los «muchos de poco», y se dividían así en dos grupos de proporciones 80:20 tales que el grupo minoritario, formado por un 20% de población, ostentaba el 80% de algo y el grupo mayoritario, formado por un 80% de población, el 20% de algo.
El principio de Pareto se ha aplicado con éxito a los ámbitos de la política y la Economía. Se describió cómo una población de aproximadamente el 20% ostentaba el 80% del poder político y la abundancia económica, mientras que el otro 80% de población, lo que Pareto denominó «las masas», se repartía el 20% restante de la riqueza y tenía poca influencia política. Así sucede aproximadamente en el reparto de los bienes naturales y la riqueza mundial.
Fue Pareto, entonces, quien afirmo que el 20% maneja el 80% de los recursos y que el 80% maneja el 20% de los recursos. Este axioma se cumple en Venezuela pues de los 20 partidos nacionales cuatro de ellos (PSUV, PPT, UNT Y MPJ) manejan el 80% de los recursos y dieciséis se reparten precariamente, y sin ningún equilibrio, un 20%.
Esta desigualdad nos muestra una democracia precaria en la cual el desbalance publicitario se hace evidente en las ostentosas vallas, proliferación de afiches, cuñas radiales y televisadas, camiones con rostros inmensos y dispendiosos viáticos para sufragar activistas. Partidos políticos ricos y pobres hacen una democracia deficitaria debido a una ciudadanía susceptible de ser convencida por una campaña estudiada al mejor estilo del marketing.
El siglo XXI está caracterizado por una serie de revoluciones tecnológicas, que han llevado a las economías a la generación de cada vez mayor valor en los sectores relacionados con la aplicación práctica del conocimiento científico y tecnológico.
Es innegable que la lucha por el posicionamiento es con base en slogans y no de contenidos ideológicos. En base a rostros a los cuales se les procura el mejor ángulo para publicitarlos como productos y luego medir el impacto de la campaña publicitaria mediante encuestas muchas veces sesgadas a favor del contratante. Y eso solo se hace con dinero.
Se hace absolutamente necesario adecentar el juego político mediante una política de estado que asigne recursos iguales a los partidos políticos que cumplan con los requisitos exigidos por las leyes para una existencia en busca de los satisfactores que precisan quienes participan en su posición doctrinaria. Partidos políticos que no sean únicamente maquinarias electorales y realmente se apliquen al estudio de las realidades deficitarias del país en busca de las soluciones más idóneas.
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