*EDITORIAL DE ANALÍTICA
Hay que tener paciencia
Es evidente que sin partidos políticos no puede haber democracia. Lo que ocurre en el seno de la oposición es precisamente el renacimiento de organizaciones políticas que terminaron de ser derruidas por el torbellino chavista. Por eso no es justo desesperarse porque no se hayan logrado aún las candidaturas unitarias en los 24 estados y en los 335 municipios del país. La tarea de lograr acuerdos por parte de veinte partidos y varias organizaciones civiles independientes es una tarea ciclópea que no creemos que tenga muchos precedentes a nivel mundial. Además es necesario resaltar que en esta selección de candidatos no hay un dedo fuerte que imponga sino una búsqueda por todos los métodos posibles para alcanzar un consenso aceptable para todos. Basta observar lo que ocurre en el supuestamente monolítico PSUV que, a pesar del dedo nada discreto de Chávez, no logra candidatos unitarios en muchos estados, para entender lo laudable del esfuerzo que se está haciendo en la oposición.
Tengamos paciencia, dejemos que la democracia funcione y que la oposición encuentre como sea sus acuerdos. Para las elecciones de noviembre la oposición presentará, sin duda, un rostro más unido que el del gobierno y si obtiene los resultados positivos que ahora se avizoran habrá una fuerza muy importante para recuperar en el 2010 el control de la Asamblea Nacional. No caigamos en el error de desesperar, ni de dudar. Hay que confiar que, con todos sus defectos, la oposición sabrá organizarse para vencer en noviembre y que con ello renacerá la esperanza del retorno a la auténtica democracia.
Hay que tener paciencia
Es evidente que sin partidos políticos no puede haber democracia. Lo que ocurre en el seno de la oposición es precisamente el renacimiento de organizaciones políticas que terminaron de ser derruidas por el torbellino chavista. Por eso no es justo desesperarse porque no se hayan logrado aún las candidaturas unitarias en los 24 estados y en los 335 municipios del país. La tarea de lograr acuerdos por parte de veinte partidos y varias organizaciones civiles independientes es una tarea ciclópea que no creemos que tenga muchos precedentes a nivel mundial. Además es necesario resaltar que en esta selección de candidatos no hay un dedo fuerte que imponga sino una búsqueda por todos los métodos posibles para alcanzar un consenso aceptable para todos. Basta observar lo que ocurre en el supuestamente monolítico PSUV que, a pesar del dedo nada discreto de Chávez, no logra candidatos unitarios en muchos estados, para entender lo laudable del esfuerzo que se está haciendo en la oposición.
Tengamos paciencia, dejemos que la democracia funcione y que la oposición encuentre como sea sus acuerdos. Para las elecciones de noviembre la oposición presentará, sin duda, un rostro más unido que el del gobierno y si obtiene los resultados positivos que ahora se avizoran habrá una fuerza muy importante para recuperar en el 2010 el control de la Asamblea Nacional. No caigamos en el error de desesperar, ni de dudar. Hay que confiar que, con todos sus defectos, la oposición sabrá organizarse para vencer en noviembre y que con ello renacerá la esperanza del retorno a la auténtica democracia.
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