*TRUEQUE DE PÈTROLEO POR DÓLARES VENEZUELA PONE EL PETRÓLEO Y Y JAPÒN LOS DÓLARES.
Esta semana PDVSA acordó un préstamo por $3,5 millardos con Sumimoto Corp. e Itochu Corp. de Japón. A cambio, éstos recibirán petróleo como pago.
No existe peor tipo de endeudamiento desde el punto de vista de un país que hipotecar la producción futura de su principal fuente de ingresos.
Esto sugiere que se está pagando la deuda con el producto de las ventas, y no de las utilidades. Además, evidencia la debilidad de caja de la empresa, así como su incapacidad de obtener créditos por los canales convencionales.
Resulta más perjudicial aún, que ese endeudamiento esté rodeado de una falta de transparencia, tal como parece se está llevando esta negociación: Ni las autoridades venezolanas ni los prestatarios han informado las condiciones del préstamo.
Esto ya se está haciendo costumbre en esta bolivariana administración.
El año pasado, la República de China otorgó un préstamo al Gobierno de Chávez por $4,0 millardos, también a cambio de venta de petróleo a futuro. Al igual que ahora, el Gobierno de Chávez tampoco ha explicado cuáles son las tasas de interés que rigen para el crédito, ni el plazo para pagarlo, ni mucho menos la fórmula que aplica para calcular los precios.
Esta forma de actuar es opaca y no sólo compromete la producción futura de la empresa, sino que despierta suspicacias sobre las posibles comisiones que se darían a terceros. En el portal www.World-Check.com se comentó recientemente sobre las presuntas comisiones en las que estarían envueltas estas transacciones entre China y Venezuela.
Otros ejemplos de ese mal manejo de los compromisos de PDVSA, es el acuerdo suscrito la semana pasada entre Venezuela y Portugal, por un valor de $1,0 millardo, así como los convenios con Ecuador y Argentina. En los tres casos se trata de un trueque de petróleo por alimentos, donde priva la falta de transparencia, pero ahora por partida doble: nadie ha explicado cuál es la fórmula para calcular el precio de los productos y el del crudo comprometido.
Lo más conveniente para el país es comprar y vender contra dinero en un mercado abierto. Pero, tal parece que Venezuela ya no puede ni siquiera pedir prestado en los mercados financieros tradicionales.
No sólo es grave la falta de transparencia en el manejo del erario público, lo que ha llevado a que PDVSA esté catalogada por Transparency Internacional entre las nueve empresas petroleras estatales (de 23) que peor manejan sus procedimientos, operaciones y programas anti corrupción. Quizás lo que más preocupa es que en las últimas seis semanas el país se ha endeudado por unos $8,15 millardos, en un momento cuando el precio del petróleo está por encima de los $100/barril. Esto sugiere que el país está atravesando una crisis de caja de grandes proporciones.
Esta semana PDVSA acordó un préstamo por $3,5 millardos con Sumimoto Corp. e Itochu Corp. de Japón. A cambio, éstos recibirán petróleo como pago.
No existe peor tipo de endeudamiento desde el punto de vista de un país que hipotecar la producción futura de su principal fuente de ingresos.
Esto sugiere que se está pagando la deuda con el producto de las ventas, y no de las utilidades. Además, evidencia la debilidad de caja de la empresa, así como su incapacidad de obtener créditos por los canales convencionales.
Resulta más perjudicial aún, que ese endeudamiento esté rodeado de una falta de transparencia, tal como parece se está llevando esta negociación: Ni las autoridades venezolanas ni los prestatarios han informado las condiciones del préstamo.
Esto ya se está haciendo costumbre en esta bolivariana administración.
El año pasado, la República de China otorgó un préstamo al Gobierno de Chávez por $4,0 millardos, también a cambio de venta de petróleo a futuro. Al igual que ahora, el Gobierno de Chávez tampoco ha explicado cuáles son las tasas de interés que rigen para el crédito, ni el plazo para pagarlo, ni mucho menos la fórmula que aplica para calcular los precios.
Esta forma de actuar es opaca y no sólo compromete la producción futura de la empresa, sino que despierta suspicacias sobre las posibles comisiones que se darían a terceros. En el portal www.World-Check.com se comentó recientemente sobre las presuntas comisiones en las que estarían envueltas estas transacciones entre China y Venezuela.
Otros ejemplos de ese mal manejo de los compromisos de PDVSA, es el acuerdo suscrito la semana pasada entre Venezuela y Portugal, por un valor de $1,0 millardo, así como los convenios con Ecuador y Argentina. En los tres casos se trata de un trueque de petróleo por alimentos, donde priva la falta de transparencia, pero ahora por partida doble: nadie ha explicado cuál es la fórmula para calcular el precio de los productos y el del crudo comprometido.
Lo más conveniente para el país es comprar y vender contra dinero en un mercado abierto. Pero, tal parece que Venezuela ya no puede ni siquiera pedir prestado en los mercados financieros tradicionales.
No sólo es grave la falta de transparencia en el manejo del erario público, lo que ha llevado a que PDVSA esté catalogada por Transparency Internacional entre las nueve empresas petroleras estatales (de 23) que peor manejan sus procedimientos, operaciones y programas anti corrupción. Quizás lo que más preocupa es que en las últimas seis semanas el país se ha endeudado por unos $8,15 millardos, en un momento cuando el precio del petróleo está por encima de los $100/barril. Esto sugiere que el país está atravesando una crisis de caja de grandes proporciones.
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