*JUAN DE DIOS RIVAS V. EN LÓGICAS Y UTOPÍAS: “EL SACRIFICIO DE JESUCRISTO, EL MEJOR LEGADO”
Padre nuestro, que esta en el cielo, santificado sea tu nombre; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos nuestro pan de cada día; y perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a quien nos ofrenden; no nos dejes caer en tentación, y libarnos del mal. Amen. Jesús fue el creador de esta oración en los primeros años de su vida y de la era cristiana.
Aprovechemos la semana santa para recontarnos con ese fascinante, hermoso y trascendente legado de amor, pasión y sacrificio que el hijo del padre Dios nos entregó como testimonio imperecedero e irrenunciable de fe.
Cada cristiano y los que no los sean, siente la necesidad de buscar ‘por estos días’ paz, recogimiento y reflexión. Quien no se ha visto alguna vez amenazado por el peligro y se ha salvado milagrosamente, todo hemos sentido miedo y angustias en ocasiones, sólo hemos logrado reconfortarnos cuando hemos traído a nuestra mente la imagen de Dios, o hemos invocado su nombre. Cuando vemos una película o leemos un libro o revista sobre la vida de Jesucristo, nos admiramos, nos acongojamos o nos sentimos llenos de felicidad, al percatarnos de que la maldad, la crueldad y las tiranías tienen fin, que no importe el poder que puedan acumular, los malos hombres y mujeres, siempre se les llega su día de languidecer y terminar su mala acción. Por eso nuestra oraciones y meditaciones, en esto días de guardar, deben relacionarse con la convicción de que lo que ha acontecido en Venezuela en los últimos diez años, es un castigo por nuestra conducta torcida o despreocupada o permisiva, ello nos sirve de recordatorio, de que los males existen y se encarnan en ‘mesias falsos’, en ‘judas del SXXI’ y en fariseos del nuevo tiempo. El Diablo siempre se esconderá en los ‘pequeños detalles’, pero reina en los espíritus ambiciosos, lujuriosos y mezquinos, con frecuencia se camuflajea de redentor de pueblo, para ello utiliza todos los surterflujios impensables, las galimatías del idioma y las monsergas mas empalagosas, para engañar y esclavizarnos a sus caprichos y tentaciones.
El Cristianismo se consolida en el mundo, por que es una doctrina de amor, de solidaridad, de convicción pacifista y de humanismo testimonial, los que creemos y practicamos, sus principios y valores, debemos esforzarnos por tender la mano al desvalido, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar cobijo al desposeído, actuar con moral y ética en el desempeño de nuestras funciones, tareas y misiones de vida. Cada cristiano esta obligado a ser coherente en lo que piensa, dice y hace, he ahí la diferencia entre un buen hombre y un mal hombre. Venezuela necesita de mucha coherencia, sin coherencia no resolveremos nuestros males.
Los Cristianos de hoy tenemos la ‘obligación’ de trabajar y construir una Venezuela en paz, trabajo y bienestar, ello nos impone entrega, comprensión y constancia. No se acabaran los odios, reconcomios y segregaciones, con vacilaciones, cursilerías e hipocresías de conducta.
Cada mandamiento nos impone sumisión y acatamiento, no vale buscar burladeros y justificaciones para eludir responsabilidades. Somos cristianos o no lo somos, una cosa decimos y otra consumamos, revisémonos y confesemos nuestros pecados y vacilaciones, aprovechemos esta semana para estar al día con Dios y nuestra conciencia.
Si queremos rescatar la maltrecha democracia que hoy tenemos y recuperar los niveles de felicidad -que no sabíamos que teníamos– para beneficio de nuestro sufrido pueblo, tenemos que revisarnos y ubicarnos en posiciones conciliatorias, de mucho dialogo y más compresión. Cada día hay que salir a sembrar esperanzas y confianza, y que mejor ejemplo que el de Jesús, que mejor modelo que las enseñanzas cristianas.
Démonos una oportunidad para soñar con un porvenir humanista, con un estado de justicia y correcto accionar. No adoremos los privilegios del poder como esclavos de egoísmos, ambiciones y perversiones, por ese camino nos perderemos y le haremos un daño a las generaciones venideras.
Hermanos en estos días busquemos a Dios a su hijo y sus enseñanzas, ello nos haría mucho bien. Deben cuidarse si van a arriesgarse en las abarrotadas vías de nuestra patria, recuerden que el licor no ayuda al que conduce.
Dios bendiga y proteja a mis queridos lectores.
Juan de Dios Rivas Velásquez
Padre nuestro, que esta en el cielo, santificado sea tu nombre; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos nuestro pan de cada día; y perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a quien nos ofrenden; no nos dejes caer en tentación, y libarnos del mal. Amen. Jesús fue el creador de esta oración en los primeros años de su vida y de la era cristiana.
Aprovechemos la semana santa para recontarnos con ese fascinante, hermoso y trascendente legado de amor, pasión y sacrificio que el hijo del padre Dios nos entregó como testimonio imperecedero e irrenunciable de fe.
Cada cristiano y los que no los sean, siente la necesidad de buscar ‘por estos días’ paz, recogimiento y reflexión. Quien no se ha visto alguna vez amenazado por el peligro y se ha salvado milagrosamente, todo hemos sentido miedo y angustias en ocasiones, sólo hemos logrado reconfortarnos cuando hemos traído a nuestra mente la imagen de Dios, o hemos invocado su nombre. Cuando vemos una película o leemos un libro o revista sobre la vida de Jesucristo, nos admiramos, nos acongojamos o nos sentimos llenos de felicidad, al percatarnos de que la maldad, la crueldad y las tiranías tienen fin, que no importe el poder que puedan acumular, los malos hombres y mujeres, siempre se les llega su día de languidecer y terminar su mala acción. Por eso nuestra oraciones y meditaciones, en esto días de guardar, deben relacionarse con la convicción de que lo que ha acontecido en Venezuela en los últimos diez años, es un castigo por nuestra conducta torcida o despreocupada o permisiva, ello nos sirve de recordatorio, de que los males existen y se encarnan en ‘mesias falsos’, en ‘judas del SXXI’ y en fariseos del nuevo tiempo. El Diablo siempre se esconderá en los ‘pequeños detalles’, pero reina en los espíritus ambiciosos, lujuriosos y mezquinos, con frecuencia se camuflajea de redentor de pueblo, para ello utiliza todos los surterflujios impensables, las galimatías del idioma y las monsergas mas empalagosas, para engañar y esclavizarnos a sus caprichos y tentaciones.
El Cristianismo se consolida en el mundo, por que es una doctrina de amor, de solidaridad, de convicción pacifista y de humanismo testimonial, los que creemos y practicamos, sus principios y valores, debemos esforzarnos por tender la mano al desvalido, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar cobijo al desposeído, actuar con moral y ética en el desempeño de nuestras funciones, tareas y misiones de vida. Cada cristiano esta obligado a ser coherente en lo que piensa, dice y hace, he ahí la diferencia entre un buen hombre y un mal hombre. Venezuela necesita de mucha coherencia, sin coherencia no resolveremos nuestros males.
Los Cristianos de hoy tenemos la ‘obligación’ de trabajar y construir una Venezuela en paz, trabajo y bienestar, ello nos impone entrega, comprensión y constancia. No se acabaran los odios, reconcomios y segregaciones, con vacilaciones, cursilerías e hipocresías de conducta.
Cada mandamiento nos impone sumisión y acatamiento, no vale buscar burladeros y justificaciones para eludir responsabilidades. Somos cristianos o no lo somos, una cosa decimos y otra consumamos, revisémonos y confesemos nuestros pecados y vacilaciones, aprovechemos esta semana para estar al día con Dios y nuestra conciencia.
Si queremos rescatar la maltrecha democracia que hoy tenemos y recuperar los niveles de felicidad -que no sabíamos que teníamos– para beneficio de nuestro sufrido pueblo, tenemos que revisarnos y ubicarnos en posiciones conciliatorias, de mucho dialogo y más compresión. Cada día hay que salir a sembrar esperanzas y confianza, y que mejor ejemplo que el de Jesús, que mejor modelo que las enseñanzas cristianas.
Démonos una oportunidad para soñar con un porvenir humanista, con un estado de justicia y correcto accionar. No adoremos los privilegios del poder como esclavos de egoísmos, ambiciones y perversiones, por ese camino nos perderemos y le haremos un daño a las generaciones venideras.
Hermanos en estos días busquemos a Dios a su hijo y sus enseñanzas, ello nos haría mucho bien. Deben cuidarse si van a arriesgarse en las abarrotadas vías de nuestra patria, recuerden que el licor no ayuda al que conduce.
Dios bendiga y proteja a mis queridos lectores.
Juan de Dios Rivas Velásquez
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