*EDDY BARRIOS ESCRIBE PARA EL GUSANO DE LUZ:”LO HERMOSO DE LO TRÁGICO”
El Dr. Alberto Castillo Arráez (QEPD) era profesor de Historia de la Cultura, Oratoria, e Introducción al Derecho y unas cuantas asignaturas más del extraordinario pensum de la Escuela Naval de Venezuela, lapso 1965-70, con lo cual se perseguía complementar la formación integral de un oficial naval de mi época. En su palmares registraba, entre otras actividades, ser abogado, poeta, escritor de novelas (Al Alba los Centinelas Nocturnos) y hasta artista de RCTV. Su personaje famoso era el Inspector Nick de las novelas policiacas de ese canal, donde ataviado con su gabán a lo Dick Tracy y su estentórea voz, lograba todo un personaje.. Su vasta cultura universal, su experiencia diversa, así como su gran capacidad oratoria, hacían de sus clases un encuentro ameno con la sabiduría. El lo sabía, lo explotaba y lo disfrutaba. Llegó a ser decano del cuerpo académico.
El solía hablarnos de lo hermoso de lo trágico, para resaltar que hasta los eventos más aberrantes de la conducta humana no estaba exentos de cierta armonía y orden, así como de un belleza particular, que les daba una pátina de solemnidad y respeto, por cierto incongruente con el valor moral negativo, en esencia estaba consustanciado con el hecho mismo, repudiable bajo cualquier análisis.
Esto era, los duelos a pistola, sable o espada. La guerra misma, en su carácter de Debe ser anunciada entre fuerzas regulares, se permite la astucia, pero no la malicia que nos decía eran los principios de Foignet, un francés que tuvo que ver con el establecimiento de los principios que regulan la crueldad en la guerra.
Tal es el caso de la prohibición de dispararle a la Cruz Roja , o al paracaidista en el aire, etc. De allí, cuando estábamos inflamados de entusiasmo, saltaba al Tratado de Regularización de la Guerra del Mariscal Sucre, emitido en compensación al Decreto de Guerra a Muerte del Libertador. Por supuesto, sin obviar lo de Honor al vencido, Gloria al vencedor, del diálogo histórico, magníficamente teatralizado por él.
El nos ponía el ejemplo de las exequias en el mar. Los marinos muertos en combate, quienes eran lanzados al mar cubiertos en la bandera o pabellón nacional. ¿Quieren ustedes algo más hermoso? decía. Y tenía razón. La tripulación formada en la cubierta principal, el buque empavesado, los amigos y el capellán alrededor del féretro, la música marcial-naval de fondo, las palabras o arenga de ocasión el comandante, las lágrimas de los colegas. Todo era un espectáculo bello, aunque en esencia seguía siendo el cruel entierro de un hombre.
Como ven, nada de extraño tiene que después de casi una década de mantener a un rehén, entre secuestrador y rehén se den relaciones interpersonales, humanas pues, que corresponden a la interacción de seres humanos sujetos ambos a la misma tragedia, de una vida de injusticia y terror. Quizás la que llora por irse llora las mismas lágrimas de aquella que tiene que quedarse.
¿Es que acaso ellas también tienen albedrío de irse? ¿Lo tenía la familia sustituta, obligada retener un nieto que no le es propio?
Un secuestrador que a su vez fue secuestrado de nieto para ingresarlo unas fuerzas armadas revolucionarias, de las cuales él o ella, a su tierna edad, no tenían conciencia ninguna ni elemento para analizar su valor moral, ¿puede llamarse eso revolucionario? Es como un nieto que nace en una casa de padres judíos o católicos, con mucha probabilidad será judío católico al crecer. Tendrá que pasar mucho tiempo antes de que él pueda conocer otras religiones, reflexionar y al usar la razón descubra su verdadera creencia. Son dos secuestrados iguales.
No podemos dejar de lado o del síndrome de Estocolmo, ampliamente demostrado en psicología y el hecho de que, en esencia son dos conciudadanos que comparten la patria grande, su cultura y sus valores, aunque uno de ellos haya violado algunos de estos. Siempre se reconocen violadores de la libertad de sus secuestrados aunque, en su ideología, le asignen una excusa válida utilitaria, a su juicio, a los fines de su movimiento subversivo.
Total es que, asumir que por la despedida con lágrimas mutuas entre secuestradoras y secuestradas ello habla de la bondad de las FARC y del buen trato que las secuestradas recibieron bajo su custodia, no es más que eufemismo, para no decir la fea frase que ciertamente lo describe, Decir que el acto donde se engendró un nieto en cautiverio fue de consenso, no es sino parte de la hermosura de lo trágico, para ser condescendientes. Cómo hablar de un consenso entre un secuestrador y alguien privado de su libertad de elegir? Ella es era una mujer digna en toda la extensión de la palabra y lo seguirá siendo por toda su vida. El nieto, un hijo bienvenido por la doctrina cristiana; pero, ¿no estaba ella en estado de grave necesidad, de terrible minusvalía y de supervivencia?
Como considerar prisioneros de guerra a los civiles, cuando atacar civiles está taxativamente prohibido en el derecho internacional? Prisioneros de guerra los guerrilleros, los civiles son objeto de un acto criminal. Cómo es que un presidente constitucional, legal y legítimamente electo, y que tiene que conformar sus a la constitución y leyes de su república y queda siempre sujeto a contraloría nacional y mundial es el malo y la FARC , que secuestra y mata por terror, sin contraloría ninguna, de la noche a la mañana, por liberar dos secuestradas de 700 que retiene todavía, se transforma en buena?
Ruego a Dios nos permita a todos conservar la sindéresis y a la FARC desistir de estas prácticas, que para nada le suman, al contrario le restan la legitimidad y beligerancia que persiguen. Deben continuar con sus actos de liberación voluntaria e incondicional del resto de los más de 700 secuestrados, incluyendo a los venezolanos; y, de una vez por toda, procedan a incorporarse activamente a la lucha política democrática. El presidente Chávez, su mediador estrella, lo hizo y hoy ustedes le reconocen como presidente de la nación que le acogió una vez indultado, al punto de hacerle desagravios.
La reciente liberación de Clara y de Consuelo es ciertamente un acto amistoso de buena voluntad, humanitario, que permite un reacercamiento y un diálogo de paz, que debe ser continuado. En este acto se demostró que no era necesaria una zona de despeje, que la FAC no los atacó y que se pueden coordinar acciones con presencia de la Cruz Roja como garantes, sin tanta alharaca y show mediático de ningún tipo.
El show merecido será cuando se logre la pacificación total y definitiva, como la que se dio en Venezuela durante el Gobierno de Rafael Caldera, o la de Centro América gracias también a la contribución de Calvani por Venezuela, y se pueda celebrar los premios Nobel a que en justicia se hagan acreedores sus gestores
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