viernes, 7 de diciembre de 2007

*RAFAEL POLEO ESCRIBE EN ZETA: “A PROPOSITO DE M…..”



*RAFAEL POLEO ESCRIBE EN ZETA: “A PROPOSITO DE M…..”
Viernes, 07 de dic de 2007
Las elecciones del domingo han pasado a ser pestífero incidente opacado por la crisis interna de las Fuerzas Armadas sobre la cual hemos tenido noticia a través del ministro del ramo y el mismísimo Presidente de la República, cuyos insultos al general Baduel sólo son explicables dentro de una situación que ha de ser de gravedad extrema, si no para qué tamaño escándalo.
La victoria de la Oposición es, y el presidente lo ha dicho con todas sus letras, una mierda. Considerando que el máximo calificador está convenientemente armado, es difícil discutir la calificación. Mierda se quedó. Además, que él mandó a revisar los votos que faltaban por contar, celosamente reservados por la prudente Tibisay, pues nunca se sabe qué resuelve el jefe.
Ahora se verá si Baduel también es una mierda, igual que su homólogo el general José Antonio Páez, vencedor de Mucuritas, Mata de la Miel, Mantecal y Las Queseras del Medio, a más de decidir Carabobo con aquella carga de los lanceros llegados por el Paso de la Mona. Pero esa es otra mierda. "La Hojilla" se encargará de corregir esa Historia Patria que el Imperio inventó para enmierdarnos.
Para el momento de escribir esta nota carecemos de recaudos para saber si Baduel es también excrementicio. De momento, sólo podemos preguntarnos por qué el Presidente se ocupa de esa mierda asignándole la jerarquía que le asigna cuando monta semejante espectáculo con el único fin de designarla. Son acontecimientos en pleno desarrollo, como decía mi malogrado amigo el tuerto aquel, internacionalista.
Siempre sujeto a corrección por alguna hombrada de esas que siempre nos quedamos esperando, la República Civil poco que terciar tiene...¡En pleito de burros pierden los pollinos! Ya habíamos dicho y repetido en estas crónicas, que en esta Venezuela del Siglo XXI vuelto XIX, la política es cosa de militares. Donde ronca tigre no hay burro con reumatismo y comandante arrecho mata voto ciudadano. Si no, para qué son las armas de la patria. Comprensivos hemos de ser con estos políticos que hasta ayer estaban gimoteando conciliaciones con quien les desprecia y no sólo porque no tengan chopos, sino porque tampoco les ve armados de eso que el corrido mexicano llama "Lo mero prencipal".
Se pregunta uno el pendejo si después de esta trapatiesta y lo que le falta, los amigos políticos entenderán las dificultades inherentes a su tarea y a las condiciones en que la deben realizar. Por lo visto, ni siquiera han entendido cuál es esa tarea. Mucho menos cuáles son las condiciones, que no son las de la política convencional sino las del enfrentamiento con un movimiento nazi-fascista, ugandés más que caribeño, idiaminesco él, movido por una ética voluntarista que simplemente ignora todas las reglas de la política civilizada.
La dinámica de los acontecimientos ya se movía hacia un desplazamiento de esos políticos, arrojados del escenario a escobazos por las amas de casa antes de que los generales lo hicieran a culatazos. De modo que, en ese aspecto, la cosa no cambia mucho. Falta ver si el vacío terminan de llenarlo la Iglesia, los estudiantes, los ciudadanos espontáneamente movilizados en defensa de sus derechos y alguno que otro bolsa extraviado en la Historia. De los medios, ya lo dijo Mi Comandante. Son otra mierda y bastará bajar la cadena. Me agarro desesperadamente a la tapa de la poceta.
Espero que los hechos no me hallan desmentido para cuando esta edición de Zeta esté en los kioscos, pero aquí no hay, o por lo menos hasta ahoritica no había golpe militar montado ni el proyecto de Baduel tiene cara de pasar por ahí. A Baduel lo conozco por la prensa, pero es evidente que si hubiera pensado dar un golpe, su conocimiento del mundo militar le hubiese aconsejado darlo cuando era Comandante del Ejército venerado por los comandantes de batallón o ministro de la Defensa acatado por los mandos. No le suponemos en aquella conducta rarísima de los que se salieron de los cuarteles para alzarse en la Plaza Altamira.
Bueno... Una cosa es que Baduel no esté montando un golpe desde fuera de los cuarteles y otra que un mal manejo de la situación por parte de un presidente dislocado no pueda conducir a una crisis militar tan grave cuanto sean los excesos del presidente desquiciado. Digamos que a una crisis de conciencia más que de poder. El cuadro militar era muy claro antes de la más reciente pataleta de este muchacho narcisista de naturaleza y malcriado por su abuela, incapaz de encajar un rechazo y que además tiene los nervios destrozados por la falta de sueño. A los militares les preocupa la desarticulación de la sociedad y la división de Venezuela en dos mitades que el presidente quiere volver irreconciliables porque eso conviene a su proyecto personal. No hay que hablar con ellos para saberlo. Está dentro del arte militar la cohesión interna del país que debe enfrentar amenazas externas como las que anuncia el Presidente. No es que vayan a desembarcar los marines, pero hablando técnicamente, ha de preocupar a quien sepa de seguridad y defensa esta combinación que nos ha montado el mal carácter del presidente Chávez, de un lado el aislamiento de quienes pudieran ayudarnos y del otro querellas con todo gobierno que no le dé la gana de meterse a comunista.
Las elecciones de mierda del 2 de diciembre son un ejemplo de ese malmanejo que tanta vaina ha echado en la Historia de la Humanidad, volviendo mierda lo que parecían flores. Esa noche electoral los políticos estaban más perdidos que el hijo de Lindberg. No es verdad que sus partidos tuviesen los medios para vigilar los centros de votación. No es verdad que tuviesen el famoso chequeo a boca de mesas. Al final de la tarde estaban absolutamente desorientados, buscando donde reunirse porque ni siquiera habían previsto una sala situacional conjunta. Lo único que tenían eran las cifras de la "Misión Seijas", como se ha llamado a unas mediciones montadas para desanimar y desbandar a los testigos de mesa y crear las condiciones propicias al fraude que decían los malucos -a mí que me registren.
Ese domingo a las cinco de la tarde, los estudiantes empezaron a concentrarse en el sitio donde se proponían permanecer en actitud de protesta ilimitada y la gente empezó a moverse hacia el lugar de concentración. Esto ocurrió en las ciudades más pobladas, en todas las cuales el régimen había sido derrotado con especial participación de los barrios populares. Se creaba así el cuadro que a la Fuerza Armada más preocupa: el de disturbios simultáneos en varias ciudades del país. El estamento militar, incluida la Guardia Nacional, no está preparado profesional ni moralmente para disparar contra sus compatriotas. Por otra parte, no puede aceptar que las tropas irregulares ("Misión Kalashnikov") y las bandas armadas usurpen su función como depositarios de la legítima violencia de Estado. De modo que se sintió a medio camino entre dos posibilidades odiosas. Como a media tarde Fuerte Tiuna sí tenía los resultados, así como información de inteligencia sobre la actitud belicosa de las grandes ciudades, no le quedó otra que presentar esa realidad al Presidente. No había necesidad de presionarlo. Bastaba con mostrarle los hechos y al hacerlo poner la indispensable cara de circunstancias. Chávez entendió que no podía decirles: "El CNE hará lo que yo diga y ustedes encárguense de reprimir la protesta". No podía, no porque eso no esté en su naturaleza e intención, ni porque el CNE sea la vestal impoluta que dice el doctor Petkoff, sino porque la respuesta hubiera sido de respetuosa desobediencia "en vista de la imposibilidad física de cumplir sus órdenes".
Así ocurrieron las cosas y así quedaron cuando el Presidente habló para reconocer el triunfo de la Oposición, que ahora niega. Allí estaba un viejo general cuyo nombre no sé, glorioso reciclado, cuadrado frente a las cámaras hasta que el teniente coronel generosamente lo mandó a sentar. Eso lo vimos todos. Si después se han encaratado no es culpa de uno. En todo caso será lo que yo digo, que a los gobiernos no los tumban sino que se caen.

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