Diciembre 22, 2007 Por: Categoría: Diario de América, Perseguidos Politicos, Presos Politicos, Art. Martha Colmenares
Hugo Chávez se ha destacado por perseguir más no por gobernar. Y su régimen que anda por ósmosis, entre la miseria, la delincuencia, la inflación, en general, su pretendido proyecto de revolución apertrechado de armamento, bajo la sentencia “socialismo, patria o muerte”, ajeno al verdadero sentido de la justicia, es sólo un mecanismo hacedor de odio y de enfrentamiento. Por eso más lo caracteriza el encarcelamiento y la persecución de su disidencia, que un sendero para alcanzar armonía y prosperidad para los gobernados. En un sistema autoritario, como el de Venezuela, los presos y los perseguidos políticos equivalen a los caídos en combate.
Hugo Chávez se ha destacado por perseguir más no por gobernar. Y su régimen que anda por ósmosis, entre la miseria, la delincuencia, la inflación, en general, su pretendido proyecto de revolución apertrechado de armamento, bajo la sentencia “socialismo, patria o muerte”, ajeno al verdadero sentido de la justicia, es sólo un mecanismo hacedor de odio y de enfrentamiento. Por eso más lo caracteriza el encarcelamiento y la persecución de su disidencia, que un sendero para alcanzar armonía y prosperidad para los gobernados. En un sistema autoritario, como el de Venezuela, los presos y los perseguidos políticos equivalen a los caídos en combate.
Martha Colmenares
18/12/2007
18/12/2007
La constante es la violación al debido proceso y al legítimo derecho a la defensa
Los presos y perseguidos políticos de Chávez
Diario de América
Hugo Chávez se ha destacado por perseguir más no por gobernar. Y su régimen que anda por ósmosis, entre la miseria, la delincuencia, la inflación, en general, su pretendido proyecto de revolución apertrechado de armamento, bajo la sentencia “socialismo, patria o muerte”, ajeno al verdadero sentido de la justicia, es sólo un mecanismo hacedor de odio y de enfrentamiento. Por eso más lo caracteriza el encarcelamiento y la persecución de su disidencia, que un sendero para alcanzar armonía y prosperidad para los gobernados.
En este sentido, diversos sectores del acontecer político venezolano, de asociaciones por los derechos humanos y de venezolanos en el exterior, en los últimos días, vísperas a la Navidad y a un nuevo año, se han pronunciado con la exigencia de la libertad para estas personas que se encuentran en cárceles o condenadas al exilio, por el sólo hecho de disentir del Gobierno.
Una de ellas, la asociación civil Fuerza Solidaria nos refiere, que “La felicidad que sienten todos los venezolanos, por haber derrotado la pretensión del totalitarismo, sin que haya habido violencia, está empañada por el dolor de los familiares de los presos políticos, que pasarán la Navidad sin sus seres queridos. Constituye un deber moral y de conciencia, solidarizarnos con esos que sufren, liberándolos de su injusto castigo”.
Y plantea una estrategia para la liberación:
Por lo general, a una nación se le juzga por sus avances científicos, artísticos y sociales; pero también por la forma en que trata a los más débiles, particularmente a los que sufren injusticias, entre ellos, los presos políticos, los exiliados y los perseguidos.
Los ejércitos modernos dan una enorme importancia a recoger a los caídos en combate, no sólo por ser una obligación moral, sino para incentivar a sus soldados a luchar con mayor ahínco, a sabiendas de que no serán abandonados a su propia suerte. De lo contrario, las tropas se desmoralizan y se acobardan, temerosas de ser olvidadas en la derrota.
En un sistema autoritario, como el que vive Venezuela, los presos y los perseguidos políticos equivalen a los caídos en combate, porque, al igual que los soldados, luchan no para su propio provecho, sino para proteger a toda la nación. De allí la obligación que tiene la sociedad de apoyarlos y de sacarlos de la injusta situación en que se encuentran.
Un movimiento nacional que desee liberar a sus presos y lograr el regreso de los exiliados, debe emprender cuatro tipos de acciones:
En primer lugar, publicar miles de artículos, comunicados y reportajes sobre el tema, escritos por voceros de todos los sectores, por gente influyente e, incluso, por ciudadanos comunes. Si estas leyendo esta nota, puedes escribir hoy mismo tu propio mensaje, aunque sea por Internet, y hablar con las personas influyentes que conoces, para que se pronuncien al respecto.
En segundo lugar, crear una poderosa institución, compuesta por centenares de abogados, que revisen, estudien y difundan las irregularidades de cada juicio, haciendo ver las inconsistencias legales, el abuso y las injusticias, para crear mayor conciencia sobre el tema.
En tercer lugar, presentar denuncias a nivel internacional, en el entendido de que las instancias nacionales están parcializadas, justamente por ser parte de un régimen autoritario. Estas denuncias pueden ser presentadas a organismos de derechos humanos, parlamentos, medios de comunicación, partidos políticos, gremios de abogados, etcétera.
Y en cuarto lugar, organizar acciones pacíficas de calle, de manera constante, sistemática y creciente (preferiblemente una vez por semana), hasta lograr que el tema se consolide en la opinión pública nacional e internacional.
Con la expresión de una voluntad que rechazó el pasado dos de diciembre un proyecto de socialismo fundamentalista, era propicio que el gobernante derrotado llamara a la reconciliación, y para ello, que mejor prueba del propósito, que la excarcelación y regreso a los hogares de todos aquellos encarcelados o perseguidos, por razones políticas.
Pero no, apenas unos días, el régimen de Hugo Chávez, ha desatado la persecución, ese mismo que se permite decir que “va a mandar a meter preso” en clara omisión del poder judicial que se supone con autonomía, imparcialidad e independencia.
Resulta notorio al revisar los expedientes de los casi 50 presos políticos venezolanos y miles en condición de perseguidos, que la constante es la violación al debido proceso y al legítimo derecho a la defensa.
En el caso de las sentencias condenatorias, analizadas por destacados juristas norteamericanos resulta increíble como se ha adulterado y pisoteado la noción del derecho lo que lleva implícito, la justicia.
Los presos y perseguidos políticos de Chávez, merecen la excarcelación y posibilidades de retornar a un país en el que acuñaron al lado de sus familias el producto de su trabajo y sus expectativas por un mejor destino, de satisfacción a los más preciados ideales de libertades.
Los presos y perseguidos políticos de Chávez
Diario de América
Hugo Chávez se ha destacado por perseguir más no por gobernar. Y su régimen que anda por ósmosis, entre la miseria, la delincuencia, la inflación, en general, su pretendido proyecto de revolución apertrechado de armamento, bajo la sentencia “socialismo, patria o muerte”, ajeno al verdadero sentido de la justicia, es sólo un mecanismo hacedor de odio y de enfrentamiento. Por eso más lo caracteriza el encarcelamiento y la persecución de su disidencia, que un sendero para alcanzar armonía y prosperidad para los gobernados.
En este sentido, diversos sectores del acontecer político venezolano, de asociaciones por los derechos humanos y de venezolanos en el exterior, en los últimos días, vísperas a la Navidad y a un nuevo año, se han pronunciado con la exigencia de la libertad para estas personas que se encuentran en cárceles o condenadas al exilio, por el sólo hecho de disentir del Gobierno.
Una de ellas, la asociación civil Fuerza Solidaria nos refiere, que “La felicidad que sienten todos los venezolanos, por haber derrotado la pretensión del totalitarismo, sin que haya habido violencia, está empañada por el dolor de los familiares de los presos políticos, que pasarán la Navidad sin sus seres queridos. Constituye un deber moral y de conciencia, solidarizarnos con esos que sufren, liberándolos de su injusto castigo”.
Y plantea una estrategia para la liberación:
Por lo general, a una nación se le juzga por sus avances científicos, artísticos y sociales; pero también por la forma en que trata a los más débiles, particularmente a los que sufren injusticias, entre ellos, los presos políticos, los exiliados y los perseguidos.
Los ejércitos modernos dan una enorme importancia a recoger a los caídos en combate, no sólo por ser una obligación moral, sino para incentivar a sus soldados a luchar con mayor ahínco, a sabiendas de que no serán abandonados a su propia suerte. De lo contrario, las tropas se desmoralizan y se acobardan, temerosas de ser olvidadas en la derrota.
En un sistema autoritario, como el que vive Venezuela, los presos y los perseguidos políticos equivalen a los caídos en combate, porque, al igual que los soldados, luchan no para su propio provecho, sino para proteger a toda la nación. De allí la obligación que tiene la sociedad de apoyarlos y de sacarlos de la injusta situación en que se encuentran.
Un movimiento nacional que desee liberar a sus presos y lograr el regreso de los exiliados, debe emprender cuatro tipos de acciones:
En primer lugar, publicar miles de artículos, comunicados y reportajes sobre el tema, escritos por voceros de todos los sectores, por gente influyente e, incluso, por ciudadanos comunes. Si estas leyendo esta nota, puedes escribir hoy mismo tu propio mensaje, aunque sea por Internet, y hablar con las personas influyentes que conoces, para que se pronuncien al respecto.
En segundo lugar, crear una poderosa institución, compuesta por centenares de abogados, que revisen, estudien y difundan las irregularidades de cada juicio, haciendo ver las inconsistencias legales, el abuso y las injusticias, para crear mayor conciencia sobre el tema.
En tercer lugar, presentar denuncias a nivel internacional, en el entendido de que las instancias nacionales están parcializadas, justamente por ser parte de un régimen autoritario. Estas denuncias pueden ser presentadas a organismos de derechos humanos, parlamentos, medios de comunicación, partidos políticos, gremios de abogados, etcétera.
Y en cuarto lugar, organizar acciones pacíficas de calle, de manera constante, sistemática y creciente (preferiblemente una vez por semana), hasta lograr que el tema se consolide en la opinión pública nacional e internacional.
Con la expresión de una voluntad que rechazó el pasado dos de diciembre un proyecto de socialismo fundamentalista, era propicio que el gobernante derrotado llamara a la reconciliación, y para ello, que mejor prueba del propósito, que la excarcelación y regreso a los hogares de todos aquellos encarcelados o perseguidos, por razones políticas.
Pero no, apenas unos días, el régimen de Hugo Chávez, ha desatado la persecución, ese mismo que se permite decir que “va a mandar a meter preso” en clara omisión del poder judicial que se supone con autonomía, imparcialidad e independencia.
Resulta notorio al revisar los expedientes de los casi 50 presos políticos venezolanos y miles en condición de perseguidos, que la constante es la violación al debido proceso y al legítimo derecho a la defensa.
En el caso de las sentencias condenatorias, analizadas por destacados juristas norteamericanos resulta increíble como se ha adulterado y pisoteado la noción del derecho lo que lleva implícito, la justicia.
Los presos y perseguidos políticos de Chávez, merecen la excarcelación y posibilidades de retornar a un país en el que acuñaron al lado de sus familias el producto de su trabajo y sus expectativas por un mejor destino, de satisfacción a los más preciados ideales de libertades.
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