La libertad no es un medio para alcanzar un fin politico más alto.
Es en sí misma el fin político más alto.
Lord Acton
El resultado del referéndum del 2 diciembre en Venezuela es muy claro, el pueblo dijo NO al socialismo. Es un rechazo muy significativo cuando se considera que la primera vez que el actual presidente de Venezuela –y supremo caudillo del socialismo criollo– pierde una votación nacional fue ésta… la única en que lo que puso a consideración en las urnas fue el modelo socialista. Por el socialismo en Venezuela, al parecer no llegaron a votar ni siquiera la totalidad de los aspirantes a militantes inscritos en el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela. Pero también es claro –y es algo sin duda preocupante– que el 49 de los votantes dijeron si al socialismo, mientras casi la mitad se abstuvieron de votar. Redondeando para no complicarnos con el detalle (cosa de la que nos ocuparemos en el futuro cercano) podemos decir que poco menos de un tercio de los venezolanos apoyó al socialismo, poco más de un tercio lo rechazó, y otra cantidad cercana al tercio no se pronunció… al menos no esta vez.
No parece ser del todo cierto que tres millones de chavecistas se abstuvieron y que los que se opusieron al socialismo en las urnas son prácticamente los mismos que en la presidencial votaron contra el que ganó… que no es lo mismo que “por” el que perdió. Y eso en realidad resume el porque perdió… Pero retomando lo actual, no parece ser del todo cierto porque la militante abstención de quienes afirmaron que no se debía votar porque los resultados igualmente serían un fraude –tesis absurda porque de imponerse le evita al presunto defraudador la molestia, aunque de todas formas tendría que se evidente hoy para aquellos que no era tan fácil un gran fraude electoral como creían– si bien no se extendió lo suficiente para evitar lo que final y afortunadamente ocurrió, difícilmente fue mucho menor que en las presidenciales… y la actitud de quienes jugaron a eso abiertamente casi hasta el final y ambiguamente aún luego de llamar tardiamente a votar No, estuvo muy cerca de regalarle el triunfo al socialismo. En éste momento no puedo asegurar si la abstención en los centros en que la victoria del No era sencilla fue mayor esta vez que en la presidencial… pero por los primeros datos no lo descartaría. Lo que digo es simplemente que si bien muchas personas que en la presidencial votaron por actual presidente al poner este a votación su ideología se abstuvieron, un número de aquellos que sospecho no es nada despreciable no se limitó a abstenerse, también votó No. Lo que en modo alguno significa que unos y otros no pudieran nuevamente votar por el caudillo del neosocialismo venezolano… pero dejo claro que ni es seguro ni es incondicional. Y ello no sólo moralmente legítimo, sino moral ética y políticamente loable.
Dejando de lado lo evidente que todos los factores políticos, de gobierno y oposición notaron… como que el atacar sistemática y groseramente a la jerarquía católica en un país mayoritariamente católico que aprecia y valora sus creencias es muy mala idea para un gobernante que deberá someterse a las urnas… o que la entrada en la política activa de una nueva generación por medio del mayoritariamente espontáneo e ideológicamente heterogéneo movimiento estudiantil, pese a sus deficiencias políticas quizás inevitables, fue el catalizador crítico de la participación y autoorganización de un pueblo llano que produjo la victoria del No por encima de las insuficiencias evidentes de las debilitadas maquinarias políticas que en el bloque del No se agruparon… Hay tres primeros datos, no tan evidentes para todos, pero que para los liberales tienen que saltar a la vista y de los que debemos sacar las conclusiones importantes:
Aunque admitimos que obviamente una parte importante de los votantes del No son partidarios de alguna forma moderada y democrática de la misma ideología que se sometió a votación, es indiscutible que otra parte también muy importante numéricamente simplemente votó no al socialismo, sin apellidos y sin matices.
Las razones por las que la mayoría de los chavecistas apoyan al actual presidente deben ser las mismas por las que buena parte de ellos, y gran parte del resto de la población rechazamos la ideología que aquél propugna… y por extraño que esto suene lo explicaré lo mejor posible más adelante.
La abrumadora mayoría de los voceros políticos, mediáticos e intelectuales de casi toda la oposición son declarada o claramente socialistas, lo que deja a una buena parte de la población opositora sin una representación política (ante partidos, prensa e intectualidad ideológicamente hostiles) y sin vías inmediatas y simples de organización política acordes con su opinión real.
De los dos primeros puntos debemos todos los liberales –y a decir verdad todo el país político, pero cada quien le habla primero a los que más pueden escucharlo– sacar algunas conclusiones que para el Movimiento Liberal Libertario Resistencia Civil siempre fueron evidentes:
Que aún con dificultades, abusos de poder y los recursos públicos a favor de una parcialidad y la partidización de las instituciones del Estado… la vía electoral está abierta y las victorias electorales contra el socialismo del Siglo XXI son posibles. Chávez no es dictador, no porque no quiera, sino porque no puede. Su talante y voluntad totalitaria no se pueden poner en duda porque se corresponden con su ideología y proyecto, si bien es obviamente capaz de adelantar un discurso de demócrata cuando la realidad lo exige, es clara su intención de adelantar por cualquier otro medio posible y en cualquier momento favorable, con los subterfugios que sean, aquello que fue claramente rechazado en las urnas… Lo que nos anunciara inmediatamente después del primero discurso no es cuestión de convencer civilizadamente a los que votaron No… o a los que abstuvieron, es cuestión de vencer por medio de subterfugios en lo que no se pudo vencer por medio de votos… y aquí hay que recordar la inconmensurable estupidez que significó el masivo retiro de candidaturas opositoras en las últimas elecciones de la Asamblea Legislativa… y quienes, más aún que los partidos que retiraron los candidatos, fueron los grandes responsables de ello… aunque regresando al proyecto neosocilista y su caudillo, la verdad es que de su extremo aún estaba lejos… de no ser así ¿Qué más habría de reformar? Y aunque lo deseé e intente, sólo llegará a ello si las circunstancias se lo permiten. Hasta el momento la realidad es que no ha podido llevar su proyecto a sus últimas consecuencias. Partiendo del dos de diciembre, es más que posible que ya no pueda hacerlo en el futuro, a menos que espantosos errores del socialismo opositor se lo permitieran. El voto, así sea por ninguno cuando es la única alternativa, y la organización política que este requiere, es la vía… la abstención y los saltos al vacío no lo son.
Explicando lo prometido… lo que el neosocialismo se empeña en denominar “exclusión” y que no es más que la discriminación social y jurídica contra los sectores de menores recursos, era algo que predominaba durante los últimos tiempos del puntofijismo… es ese fenómeno perverso que se desarrolló entre las capas medias –mayoritariamente socialistas y estatistas– de Venezuela no fue la causa de la llegada al poder del neosocialismo y su caudillo, pero fue y sigue siendo la clave de sus subsiguientes victorias electorales, porque con los limitados ineficaces y a la larga inútiles métodos del socialismo combatió el neosocialismo venezolano –o al menos su supremo caudillo– tal fenómeno decidida y consecuentemente… más o menos un año antes del referéndum revocatorio… pero sin darse descanso en ello desde que tan tardiamente empezara. Los medios serán ineficaces, pero la intención y todo lo de de valoración y dignificación de los seres humanos antes discriminados significa, especialmente cuando es el poder el que actúa son cosas que establecen una poderosa conexión emocional, por lo demás justificada, entre el caudillo y las masas que lo apoyan. Que dicha conexión no sea suficiente para que voten por el socialismo, significa que los objetivos de “inclusión” que no es otra cosa que dignidad, igualdad ante la Ley y el Estado y oportunidad real de prosperar con el propio esfuerzo, tienen que ser garantizados por otros medios diferentes del socialismo. Ni más ni menos. Que eso es casi imposible para una oposición socialista, nueva y vieja, es el gran problema político a resolver para alcanzar la estabilidad y la prosperidad de Venezuela… y quizás del subcontinente.
Los esfuerzos políticos liberales se concentran en organizaciones muy pequeñas, tanto que la razón no alcanza a explicarse que sean varias, y si bien unas tienen muchas más posibilidades políticas que otras… la mejor posibilidad política de todos pasaría por la unidad –en mi opinión imposible al 100%, y es algo en lo que me encantaría equivocarme– de todas las iniciativas políticas liberales bajo una sola bandera y programa, que sólo puede ser el del capitalismo popular en su más radical y plebeya expresión. La emergencia de de un nuevo ciudadano liberal que serios y profundos estudios de opinión nos adelantaban y que estos resultados en las urnas confirman, con todos los matices que se quiera, es de una proporción numérica que excede en mucho nuestra capacidad inmediata de organizar como movimiento político… ello implica tres riesgos y una oportunidad. Los riesgos están, de mayor a menor: en que esos ciudadanos se conformen con apoyar al socialismo moderado activamente, que no participen en política activamente o que se organicen en más y más nuevas formaciones políticas pequeñas creando un inestable y fragmentado liberalismo político como archipiélago de siglas con capacidad disminuída por su fragmentación… la oportunidad es que la mayoría de esos ciudadanos se organicen activamente bajo una sólo bandera política liberal y libertaria, que por ser aún políticamente débil implicaría más necesidad de compromiso, autoorganización y esfuerzo que cualquier otra, lo que es difícil pero no imposible, y de lograrse sería la clave de futuro mejor para todos venezolanos… depende de nosotros, los que tenemos años insistiendo en levantar la bandera política liberal, más aún que de ellos que están descubriendo por si mismos el camino y en muchos casos sin conocer su nombre… pero definitiva y ciertamente depende de todos. Aquí al menos, estamos a disposición de todos.
Quienes por largos años mantuvimos levantadas las banderas de liberalismo libertario, contra viento y marea, tuvimos siempre presente la esperanza de que servirían de estandarte aglutinador cuando llegara la hora… la hora pareciera llegar, y de ser así, veremos si era justificada esa esperanza. Pero lo fuera o no, seguiremos con nuestra banderas en alto luchando por un futuro en que sea el gobierno dependa del poder de los ciudadanos en una sociedad realmente prospera, libre y diversa… y no los ciudadanos empobrecidos y uniformizados los que dependan de las dadivas clientelares del poder de gobiernos ilimitados… por más alternativos y democráticos que sean, o dejen de ser.
Es en sí misma el fin político más alto.
Lord Acton
El resultado del referéndum del 2 diciembre en Venezuela es muy claro, el pueblo dijo NO al socialismo. Es un rechazo muy significativo cuando se considera que la primera vez que el actual presidente de Venezuela –y supremo caudillo del socialismo criollo– pierde una votación nacional fue ésta… la única en que lo que puso a consideración en las urnas fue el modelo socialista. Por el socialismo en Venezuela, al parecer no llegaron a votar ni siquiera la totalidad de los aspirantes a militantes inscritos en el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela. Pero también es claro –y es algo sin duda preocupante– que el 49 de los votantes dijeron si al socialismo, mientras casi la mitad se abstuvieron de votar. Redondeando para no complicarnos con el detalle (cosa de la que nos ocuparemos en el futuro cercano) podemos decir que poco menos de un tercio de los venezolanos apoyó al socialismo, poco más de un tercio lo rechazó, y otra cantidad cercana al tercio no se pronunció… al menos no esta vez.
No parece ser del todo cierto que tres millones de chavecistas se abstuvieron y que los que se opusieron al socialismo en las urnas son prácticamente los mismos que en la presidencial votaron contra el que ganó… que no es lo mismo que “por” el que perdió. Y eso en realidad resume el porque perdió… Pero retomando lo actual, no parece ser del todo cierto porque la militante abstención de quienes afirmaron que no se debía votar porque los resultados igualmente serían un fraude –tesis absurda porque de imponerse le evita al presunto defraudador la molestia, aunque de todas formas tendría que se evidente hoy para aquellos que no era tan fácil un gran fraude electoral como creían– si bien no se extendió lo suficiente para evitar lo que final y afortunadamente ocurrió, difícilmente fue mucho menor que en las presidenciales… y la actitud de quienes jugaron a eso abiertamente casi hasta el final y ambiguamente aún luego de llamar tardiamente a votar No, estuvo muy cerca de regalarle el triunfo al socialismo. En éste momento no puedo asegurar si la abstención en los centros en que la victoria del No era sencilla fue mayor esta vez que en la presidencial… pero por los primeros datos no lo descartaría. Lo que digo es simplemente que si bien muchas personas que en la presidencial votaron por actual presidente al poner este a votación su ideología se abstuvieron, un número de aquellos que sospecho no es nada despreciable no se limitó a abstenerse, también votó No. Lo que en modo alguno significa que unos y otros no pudieran nuevamente votar por el caudillo del neosocialismo venezolano… pero dejo claro que ni es seguro ni es incondicional. Y ello no sólo moralmente legítimo, sino moral ética y políticamente loable.
Dejando de lado lo evidente que todos los factores políticos, de gobierno y oposición notaron… como que el atacar sistemática y groseramente a la jerarquía católica en un país mayoritariamente católico que aprecia y valora sus creencias es muy mala idea para un gobernante que deberá someterse a las urnas… o que la entrada en la política activa de una nueva generación por medio del mayoritariamente espontáneo e ideológicamente heterogéneo movimiento estudiantil, pese a sus deficiencias políticas quizás inevitables, fue el catalizador crítico de la participación y autoorganización de un pueblo llano que produjo la victoria del No por encima de las insuficiencias evidentes de las debilitadas maquinarias políticas que en el bloque del No se agruparon… Hay tres primeros datos, no tan evidentes para todos, pero que para los liberales tienen que saltar a la vista y de los que debemos sacar las conclusiones importantes:
Aunque admitimos que obviamente una parte importante de los votantes del No son partidarios de alguna forma moderada y democrática de la misma ideología que se sometió a votación, es indiscutible que otra parte también muy importante numéricamente simplemente votó no al socialismo, sin apellidos y sin matices.
Las razones por las que la mayoría de los chavecistas apoyan al actual presidente deben ser las mismas por las que buena parte de ellos, y gran parte del resto de la población rechazamos la ideología que aquél propugna… y por extraño que esto suene lo explicaré lo mejor posible más adelante.
La abrumadora mayoría de los voceros políticos, mediáticos e intelectuales de casi toda la oposición son declarada o claramente socialistas, lo que deja a una buena parte de la población opositora sin una representación política (ante partidos, prensa e intectualidad ideológicamente hostiles) y sin vías inmediatas y simples de organización política acordes con su opinión real.
De los dos primeros puntos debemos todos los liberales –y a decir verdad todo el país político, pero cada quien le habla primero a los que más pueden escucharlo– sacar algunas conclusiones que para el Movimiento Liberal Libertario Resistencia Civil siempre fueron evidentes:
Que aún con dificultades, abusos de poder y los recursos públicos a favor de una parcialidad y la partidización de las instituciones del Estado… la vía electoral está abierta y las victorias electorales contra el socialismo del Siglo XXI son posibles. Chávez no es dictador, no porque no quiera, sino porque no puede. Su talante y voluntad totalitaria no se pueden poner en duda porque se corresponden con su ideología y proyecto, si bien es obviamente capaz de adelantar un discurso de demócrata cuando la realidad lo exige, es clara su intención de adelantar por cualquier otro medio posible y en cualquier momento favorable, con los subterfugios que sean, aquello que fue claramente rechazado en las urnas… Lo que nos anunciara inmediatamente después del primero discurso no es cuestión de convencer civilizadamente a los que votaron No… o a los que abstuvieron, es cuestión de vencer por medio de subterfugios en lo que no se pudo vencer por medio de votos… y aquí hay que recordar la inconmensurable estupidez que significó el masivo retiro de candidaturas opositoras en las últimas elecciones de la Asamblea Legislativa… y quienes, más aún que los partidos que retiraron los candidatos, fueron los grandes responsables de ello… aunque regresando al proyecto neosocilista y su caudillo, la verdad es que de su extremo aún estaba lejos… de no ser así ¿Qué más habría de reformar? Y aunque lo deseé e intente, sólo llegará a ello si las circunstancias se lo permiten. Hasta el momento la realidad es que no ha podido llevar su proyecto a sus últimas consecuencias. Partiendo del dos de diciembre, es más que posible que ya no pueda hacerlo en el futuro, a menos que espantosos errores del socialismo opositor se lo permitieran. El voto, así sea por ninguno cuando es la única alternativa, y la organización política que este requiere, es la vía… la abstención y los saltos al vacío no lo son.
Explicando lo prometido… lo que el neosocialismo se empeña en denominar “exclusión” y que no es más que la discriminación social y jurídica contra los sectores de menores recursos, era algo que predominaba durante los últimos tiempos del puntofijismo… es ese fenómeno perverso que se desarrolló entre las capas medias –mayoritariamente socialistas y estatistas– de Venezuela no fue la causa de la llegada al poder del neosocialismo y su caudillo, pero fue y sigue siendo la clave de sus subsiguientes victorias electorales, porque con los limitados ineficaces y a la larga inútiles métodos del socialismo combatió el neosocialismo venezolano –o al menos su supremo caudillo– tal fenómeno decidida y consecuentemente… más o menos un año antes del referéndum revocatorio… pero sin darse descanso en ello desde que tan tardiamente empezara. Los medios serán ineficaces, pero la intención y todo lo de de valoración y dignificación de los seres humanos antes discriminados significa, especialmente cuando es el poder el que actúa son cosas que establecen una poderosa conexión emocional, por lo demás justificada, entre el caudillo y las masas que lo apoyan. Que dicha conexión no sea suficiente para que voten por el socialismo, significa que los objetivos de “inclusión” que no es otra cosa que dignidad, igualdad ante la Ley y el Estado y oportunidad real de prosperar con el propio esfuerzo, tienen que ser garantizados por otros medios diferentes del socialismo. Ni más ni menos. Que eso es casi imposible para una oposición socialista, nueva y vieja, es el gran problema político a resolver para alcanzar la estabilidad y la prosperidad de Venezuela… y quizás del subcontinente.
Los esfuerzos políticos liberales se concentran en organizaciones muy pequeñas, tanto que la razón no alcanza a explicarse que sean varias, y si bien unas tienen muchas más posibilidades políticas que otras… la mejor posibilidad política de todos pasaría por la unidad –en mi opinión imposible al 100%, y es algo en lo que me encantaría equivocarme– de todas las iniciativas políticas liberales bajo una sola bandera y programa, que sólo puede ser el del capitalismo popular en su más radical y plebeya expresión. La emergencia de de un nuevo ciudadano liberal que serios y profundos estudios de opinión nos adelantaban y que estos resultados en las urnas confirman, con todos los matices que se quiera, es de una proporción numérica que excede en mucho nuestra capacidad inmediata de organizar como movimiento político… ello implica tres riesgos y una oportunidad. Los riesgos están, de mayor a menor: en que esos ciudadanos se conformen con apoyar al socialismo moderado activamente, que no participen en política activamente o que se organicen en más y más nuevas formaciones políticas pequeñas creando un inestable y fragmentado liberalismo político como archipiélago de siglas con capacidad disminuída por su fragmentación… la oportunidad es que la mayoría de esos ciudadanos se organicen activamente bajo una sólo bandera política liberal y libertaria, que por ser aún políticamente débil implicaría más necesidad de compromiso, autoorganización y esfuerzo que cualquier otra, lo que es difícil pero no imposible, y de lograrse sería la clave de futuro mejor para todos venezolanos… depende de nosotros, los que tenemos años insistiendo en levantar la bandera política liberal, más aún que de ellos que están descubriendo por si mismos el camino y en muchos casos sin conocer su nombre… pero definitiva y ciertamente depende de todos. Aquí al menos, estamos a disposición de todos.
Quienes por largos años mantuvimos levantadas las banderas de liberalismo libertario, contra viento y marea, tuvimos siempre presente la esperanza de que servirían de estandarte aglutinador cuando llegara la hora… la hora pareciera llegar, y de ser así, veremos si era justificada esa esperanza. Pero lo fuera o no, seguiremos con nuestra banderas en alto luchando por un futuro en que sea el gobierno dependa del poder de los ciudadanos en una sociedad realmente prospera, libre y diversa… y no los ciudadanos empobrecidos y uniformizados los que dependan de las dadivas clientelares del poder de gobiernos ilimitados… por más alternativos y democráticos que sean, o dejen de ser.
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