jueves, 16 de abril de 2015

ALFREDO CORONIL HARTMANN, REFLEXIONES SOBRE RELACIONES INTERNACIONALES, CON EL PRETEXTO DE LA “CUMBRE” DE PANAMÁ.

La denominada "Cumbre de las Américas" que tuvo por escenario la República de Panamá que, ni con canal ampliado será nunca: "... como el de Corinto para los griegos" según dijera el Libertador, tan dado al ditirambo, porque los griegos de la antigüedad eran cultores de un elevado sentido del rigor, exactamente lo contrario de la actual realidad política UNIVERSAL. No obstante, la peor opción siempre es callar, cuando el silencio le hace el trabajo al despotismo. Y quienes llevamos décadas haciendo periodismo político internacional no debemos enmudecer.

Es cierto que la guachafita, el bochinche, el "bululú" -diríamos los caraqueños viejos- se han globalizado y la seriedad si no se ha extinguido, al menos escasea. Y no es sólo en latino-América, la otrora sabia Europa exhibe signos inquietantes, los Estados Unidos no viven su mejor momento, los descendientes de los cultos Omeyas y Abasidas han sido sustituidos por matarifes sin imaginación, verdaderos Moloch del exterminio, al extremo de que ante el “Califato Islámico” y sus asociados, el viejo de la Montaña Hasan Inb Sabbah que organizó y llevo el asesinato a arte, luce como un “humanista renacentista”.
En la acera de enfrente, los fundamentalistas sionistas sacrificaron la gloriosa figura de Isaac Rabin, la extrema derecha francesa niega el holocausto y la española glorifica a Chávez. El cuadro es desolador.
Las dos grandes potencias comunistas de antaño, se debaten entre una diabólica versión, una “gigantomaquia” de las antiguas mafias  -mucho mas principistas- de cuño siciliano: aquella  "Onorata Societá" de Bonnano o Genovese  y esta versión, groseramente delictiva, a lo Martín Scorsese, del señor Putin y sus poderosísimos sindicatos del crimen. La razón, qué duda cabe, es una gran virtud, pero ha sido desfigurada por los herederos del gran Deng Siao Ping, hasta llevarla a un grado inimaginable de fría y desalmada eficacia económica, con ellos hemos venido a descubrir la dimensión del verdadero capitalismo salvaje... Sin atisbos de ideología alguna.
Todas estas ideas me revoloteaban en la cabeza –ojo, no en forma de pajarito- cuando recordé con deleite un brillante discurso de Felipe González, pronunciado en Ramala, con motivo de una reunión de la Internacional Socialista, que habíamos celebrado en Tel Aviv y en Palestina hace poco más de un lustro. Dijo entonces el querido y admirado amigo, que él tenía al menos 20 ó 30 años asistiendo a reuniones de la IS y que en cada una, le tocaba escuchar el que con mucha gracia andaluza, calificó de “discurso circular”. Fundamentalmente el
 mismo discurso, maquillado y adaptado a cada ocasión. E inevitablemente es así, lo trascendente de un discurso, en un foro internacional, radica más que en el brillo o la emoción despertada en la audiencia, en los apoyos logrados para poder expresarse en determinada forma o en los escoyos vencidos hasta llegar a ella, el trabajo del verdadero diplomático y del verdadero político, casi nunca se ve, se sienten sus efectos, a veces por muchas generaciones. Por ello es difícil para muchos “políticos” de hoy, que confunden la mas honrosa y exigente profesión de la tierra, con el marketing y el manejo mediático en general, entender como es y cómo actúa un hombre de Estado, además estos, admitámoslo son muy escasos. La verdad es difícil imaginar al barón de Mafliers, aquel asceta obsedido de fe y de patriotismo, aquel padre José de París bajo su humilde ropaje de capuchino, quien era capaz de engatusar al Papa, al emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, al Rey de todas las Españas, o al de Inglaterra y servírselos en bandeja a la creación del “Siglo de Luis XIV”, apoyando a los protestantes si era necesario, propiciando guerras sangrientas para provecho del “cristianísimo Rey de Francia” y de su asociado el Cardenal-Duque de Richelieu, o a Benjamín Disraeli, fisicamente débil y enfermo, mareando a aquel toro de fuerza y astucia que fue el príncipe de Bismark y construyendo el moderno imperialismo británico, o al príncipe de Tayllerand-Perigord canciller del país derrotado en Waterloo, salir del Congreso de Viena en plano de igualdad con los vencedores de Napoleón I.
 Peleándose por los reflectores y los 15 minutos de fama, de los modernos medios audiovisuales.
Estas consideraciones nos llevan a entender que el rasante del éxito –siempre relativo- suele no llevarse bien con las apariencias del éxito. Queda muchísima tela que cortar para saber quien fue el sastrecillo valiente que cosechó los laureles de Panamá, en Panamá –ya nos lo ha enseñado el cine- hay sastres para todos los gustos. El juego de Obama sigue siendo confuso, Raúl pareciera que ha sobrevalorado una simple moratoria. Queda una sola certeza, para gloria de la revolución bonita, Maduro puso la torta, todo lo demás es discutible…

Alfredo Coronil Hartmann
acoronil2@gmail.com
@Alfredo43

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