domingo, 18 de agosto de 2013

MERCEDES PULIDO, CORRUPCION COMO ESPECTACULO


  • Dime de qué te jactas y te diré de qué careces, es un dicho popular que refleja la alta sabiduría de un simple observador de nuestro entorno. Comisiones y discursos van y vienen denunciando y rasgándose las vestiduras morales para enfrentar la corrupción. 

    Al punto que ya la propia palabra ha perdido su significado. Simplemente el uso incondicional y forzado del espacio comunicacional para afirmar la supuesta gobernabilidad es la evidencia cotidiana del uso y abuso del poder para fines particulares que puede definirse como corrupción o simplemente como estafa ante los intereses colectivos. Al banalizar la corrupción lo que se acaba es ensalzándola. 
EFECTO BUMERAN

La jactancia de este abuso demuestra la gravedad de la crisis económica, de la escasez del abastecimiento en nuestra población, el alto costo de la vida, el tener que arrimarse a la vivienda de padres y parientes si alguno piensa en responsabilidades familiares y la ausencia de servicios públicos que permitan tener algún control sobre la vida cotidiana. Pero esa realidad hay que ocultarla con la persecución política que desvíe las posibles consecuencias de la desesperanza. Esto nos recuerda la crisis de Isabel Perón, que no fue otra que el creciente marasmo nacional ante la incapacidad de gobernar.
Vargas Llosa en su reciente obra la “La civilización del espectáculo” resalta la banalización de las responsabilidades de gobernantes y gobernados ante el atractivo de lo inmediato, del lucro, de la fama y de la vanidad del poder inmediato. Son muchas las sorpresas de los últimos años entre otras, hemos sido testigos de la renuncia de ministros y presidentes por haber plagiado sus tesis doctorales en naciones tan serias como Alemania y Austria, por exigencia de la honra y responsabilidad ante los ciudadanos. 

En nuestra Asamblea Nacional se han dado espectáculos, pero la última función en donde con fotografías sociales, de paso muy comunes con las últimas tecnologías digitales, se pretendió iniciar una persecución política que acaba siendo homofóbica es algo que nos lleva a preguntarnos ¿Cuál es la motivación? ¿Ocultar qué? 

Cuando no hay Estado de Derecho no son necesarias las pruebas de las denuncias ni la sustentación de las palabras, porque ellas se forjan y se repiten mil veces hasta convertirlas en hechos. 

Estaríamos entonces ante el espectáculo de haber decidido abrirse a la represión para retener el poder a cualquier costo aunque con ello me lleve por delante al país entero. 

Las crisis generan nuevos actores y aquí hay evidencias de principios democráticos que están dispuestos a jugarse el presente y el futuro, sin espectáculos, pero con la vida. 

Tanto la jactancia como el poder son frágiles ante la entereza. No se puede ocultar la insatisfacción creciente pero tampoco se puede negar la capacidad de resistencia.


mercedes.pulido@gmail.com

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1 comentario:

  1. Excelente, más para quienes en estos tiempos nos ocupamos de la Etica,como facilitadores de conocimiento.Una mujer como Mercedes,que ha ocupado espacios en el sector público y privado y que en este análisis parte haciendo uso de esa referencia obligada que nos deja Vargas Llosa,para que pensemos en nuestros escenarios y sus personjes.

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