En Venezuela se suele
alertar sobre la inconveniencia de los atajos. Aunque en buen castellano un
atajo es una senda por donde se acorta camino, acá se tiene por vía equivocada.
Tomar un atajo sería desviarse de lo irreprochable.
El gobierno acusa a
la oposición de tomar “atajos” y dentro de la oposición algunos acusan a otros
de cosa similar. Lo políticamente correcto es defenderse con el argumento de
que a pesar de las dificultades del camino, siempre se estará en la ruta
“constitucional, democrática, pacífica y electoral”.
La primera condición
para que la cosa sea de buen ver es que sea constitucional. El problema es que
la Constitución prevé en sus artículos 333 y 350, en la práctica, el derecho de
rebelión. Aun estando en la Constitución, ¿son ornamento? ¿Indeseable atajo?,
¿sendero posible? Pareciera haber atajos plenamente constitucionales…
Por su parte, la
condición democrática del camino opositor parece obvia. Sin embargo, hay temas
espinosos. ¿En qué medida la lucha cuando no hay democracia es democrática? Sin
duda que sus ideales lo son; pero, ¿lo son también sus métodos? ¿Y qué es un
método democrático? No hablemos del régimen actual por controversial sino
piénsese en otro dictador bananero, situación en la cual se plantearía
conquistar la democracia dentro de una dictadura, ¿cuáles son los límites que
la actitud democrática coloca a los que procuran defenestrar a los autócratas?
Sobre lo pacífico.
Las luchas pacíficas no están exentas de violencia. En la Venezuela actual las
fuerzas democráticas no promueven acciones armadas; sin embargo, cada vez que
se movilizan fuera de los guetos que el régimen establece, las fuerzas
represivas las destrozan sin misericordia. La obvia intención pacífica termina
en violencia debido a la represión. Las propias guarimbas que, en principio,
son cortes de las vías –de uso universal–, muchas veces concluyen en
enfrentamientos por la violencia de la represión.
La cuestión
electoral. En una democracia las elecciones son la fuente de legitimidad de los
representantes. Con un añadido: estas deben ser libres, justas y limpias. Si no
lo son, las elecciones son mero instrumento táctico para ganar fuerza; pero ni
expresan ni garantizan democracia, ya que sus resultados suelen ser
desvirtuados por el poder. Tal es el propósito del régimen con la Asamblea
Nacional. De modo que la restauración de la libertad emplea las elecciones pero
no se abandona a ellas, so pena de legitimar la dictadura.
Temas para pensar
sobre la ruta constitucional, democrática, pacífica y electoral…
Carlos Blanco G.
@carlosblancog
www.tiempodepalabra.com
Caracas - Venezuela
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