jueves, 8 de octubre de 2015

SAÚL GODOY GÓMEZ, LAS IDEOLOGÍAS Y LAS IGLESIAS,

Cada día se me hace más y más claro el poder de la ideología en el tejido cultural de las naciones, cómo las penetra hasta el tuétano de sus creencias y justifican los mitos de sus orígenes, es por ello que me preocupa que muchos venezolanos consideren a la ideología como meras “etiquetas” y no le den la importancia que tienen en el basamento de sus ideas políticas.

Todos los sistemas políticos, religiosos y económicos que existen están impregnados de ideología, que como bien lo señaló Marx, conforman parte de una superestructura que arropa todas las demás relaciones, tanto dentro de cada sistema, como en las relaciones entre los diferentes sistemas; la ideología es inescapable, todo lo impregna porque es el punto de vista desde el cual se origina el pensamiento y la acción.
En el caso de las religiones, cuando sus contenidos apuntan a funciones motivacionales del hombre en sociedad, cuando sus instituciones justifican y legitiman comportamientos en el marco de un mundo más justo, en un sistema de valores, donde el sacrificio en esta vida por una buena causa es premiada en una vida después de esta vida, claramente estamos hablando de una ideología.
Las ideologías más efectivas son aquellas donde la gente está sumergida pero no se dan cuenta de ello, no la recusan, critican o estudian porque no están conscientes de su naturaleza y menos aún de cómo opera, pero las vidas de las personas, buena parte de sus vidas están funcionando bajo las premisas y valores de la ideología en la que nacieron, que por ser tan común y cotidiana como respirar el aire, no ponen reparo en que navegan en sus corrientes.
El terrorismo, el fundamentalismo islámico, el yihad en contra de occidente, las famosas cruzadas en la edad media, las campañas en contra del aborto, son algunas de las manifestaciones ideológicas religiosas que han impactado e impactan el mundo, todo el esfuerzo del Vaticano y del papado en hacer sus viajes por el orbe para llevar su mensaje, son esfuerzos por mantener la supremacía ideológica en un mercado donde la competencia es a muerte, literalmente, a muerte.
Voy a manejar el concepto de ideología que utiliza el semiólogo Teun A. Van Djik, y dice: “Son sistemas de creencias... socialmente compartidos por los miembros de una colectividad de actores sociales…  las ideologías consisten en representaciones sociales que definen la identidad social de un grupo, es decir, sus creencias compartidas acerca de sus condiciones fundamentales y sus modos de existencia y reproducción. Los diferentes tipos de ideologías son definidos por el tipo de grupos que `tienen' una ideología, tales como los movimientos sociales, los partidos políticos, las profesiones, o las iglesias, entre otros… son [creencias] más fundamentales o axiomáticas. Ellas controlan y organizan otras creencias socialmente compartidas. Así, una ideología racista puede controlar las actitudes sobre la inmigración, una ideología feminista puede controlar las actitudes sobre aborto… o conocimiento sobre la desigualdad del género en la sociedad, y una ideología social puede favorecer un papel más importante del Estado en los asuntos públicos. De allí que las ideologías sean creencias sociales fundamentales de naturaleza bastante general y abstracta. Una de sus funciones cognoscitivas es proporcionar coherencia (ideológica) a las creencias de un grupo y así facilitar su adquisición y uso en situaciones cotidianas. Entre otras cosas, las ideologías también especifican qué valores culturales (libertad, igualdad, la justicia, etc.) son importantes para el grupo… las ideologías son adquiridas gradualmente y (a veces) cambian a través de la vida o de un periodo de la vida, y ahí que necesitan ser relativamente estables” (Ideología y análisis del discurso, 2005)
Las ideologías no son malas ni buenas de manera intrínseca, son escalas de valores que se toman por dadas, representaciones de la realidad que no se cuestionan y solo chocan cuando encuentran con el “otro”, con lo diferente, con lo foráneo.
Es por ello que cuando las personas viajan, cuando visitan otras tierras y se involucran en otras culturas es que caen en cuenta de sus propias ideologías, entre las que conviven muchos perjuicios e ideas equivocadas, así como grandes valores y sentimientos enaltecedores.
Es así como en el mundo de las ideologías nos encontramos con tendencias autonómicas y otras dependientes, unas guerreras y otras pacíficas, unas demócratas y otras autoritarias, las ideologías vienen en todos los sabores y tamaños, hay ideologías libertarias y otras esclavistas, las hay universales y locales, muchas vienen con el fantasma de la superioridad de raza, de su pureza y de su destino a ser la ideología dominante, esas son las que más preocupan y más, cuando tienen los medios (las armas) y la voluntad (los gobiernos) para imponerse a las demás.
Ya lo decía el sociólogo francés Jean Baudrillard: “Lo que es real existe: esto es todo cuanto podemos decir (pero la existencia no es todo: es incluso la cosa menos relevante). Entendámonos, cuando decimos que la realidad ha desaparecido, no es que haya desaparecido físicamente, sino que ha desaparecido metafísicamente.  La realidad continúa existiendo -lo que ha muerto es su principio- Ahora bien, sin su principio, la realidad ya no es en absoluto la misma. Si, por múltiples razones, claudica el principio de representación, única cosa que le da un sentido, claudica lo real entero. O, mejor dicho, lo real desborda su propio principio y entra en una extensión inconmensurable que ya no obedece a ninguna regla. La realidad objetiva -relativa al sentido y a la representación- da paso a la Realidad Integral, realidad sin contorno en la que todo es realizado, técnicamente materializado, sin referencia a ningún principio o destinación final” (El pacto de la lucidez o la inteligencia del mal, 2004).
Las ideologías son los sistemas que prestan al ser humano sentido y representación del mundo, fuera de ellas el mundo se convierte en un caos sin sentido.
Es por esto que me pareció sumamente inquietante la posición del papa Francisco en su reciente viaje por América, tocando a Cuba y Norteamérica, en una de sus declaraciones hace una condena explícita a las ideologías cuando él mismo representa los intereses de una de las mayores ideologías globales que existen, y hablo de ideología, no de fe, ni de revelaciones, ni de ortodoxia, hablo de una visión del mundo, de una muy específica  que comparten muchas y muy variadas sociedades en el mundo y que por intermedio de su apostolado y predica, pretende el predominio, el poder sobre sus almas, esa es la realidad de la que no puede sustraerse.
Pero contradictoriamente, cuando esperábamos del Papa la reafirmación en los valores y la ética cristiana frente a un sistema ideológico como el marxismo que se aplica en Cuba, por los hermanos Castro, o el socialismo bolivariano que se practica en mi país, Venezuela, y que ambos, contradicen brutalmente la dignidad y la condición humana y cristiana, lo vimos actuando más como un político acomodándose a las circunstancias que como el líder de una de las ideología más poderosa del planeta.
Las ideologías no aparecen de la noche a la mañana, y los individuos no se ven afectados por ellas por un discurso pasajero, hay un complejo proceso de adecuación e internalización de estas ideas.
Ya Max Weber lo había advertido al referirse al marxismo: “La concepción materialista de la historia no se puede comparar con un taxi que uno toma y puede darle la dirección que uno quiera, porque una vez que entras en él; aún los mismos revolucionarios no tienen la libertad de dejarlo.”
¿Por qué?, le dicen compromiso, pero en realidad, se trata de una visión del mundo que parte de significados, y el problema de los significados es que necesita de otros significados para hacerse entender, la ideología trata de construir una estructura de pensamiento coherente y única que le permite al sujeto encontrarle significado a los que sus ojos ven, a lo que siente, a lo que escucha…
Entiendo que el Papa Francisco tenga su preferencia por la ideología socialista, que en algún momento de su vida confundió ambas ideologías la cristiana y la socialista, pero ahora, con el báculo de Pedro en sus manos, ya no puede inclinarse sino por la ideología de su iglesia, que me imagino, muy a su pesar, debe incluir a gente de la derecha, como yo.
Las ideologías son creadas en épocas, en períodos históricos muy particulares, por grupos humanos con características muy propias, con el fin de defender intereses de clase o parcelas de poder.
La característica totalizadora y envolvente de la ideología implica que cualquier otra idea o sistema de ideas, o visión del mundo, es “conocida” y procesada por la ideología propia que tiene su sustento en una concepción del mundo, con necesidades muy puntuales y que hace a ese individuo parte funcional y operativa de ese grupo, época o sistema de ideas.
¿Cuál es el problema?  ¿Qué es lo que vi en el Papa frente a regímenes como el cubano o el venezolano que aborrecen de la Iglesia y de su ideología?
Que alguien, sumergido en una sola ideología se le hace imposible entender argumentos en contrario, ni siquiera tiene la posibilidad de aproximarse al “otro”, ya que todo lo que se dice es procesado por y en ese sistema ideológico, que lo hace inmune a diferentes argumentos y perspectivas.
En pocas palabras, cualquier idea, así sea de sentido común, queda inmediatamente convertida en una “falsa conciencia” si la ideología basal no la conforma dentro de su sistema.
El Papa Francisco en su papel y en sus discursos en Cuba y los Estados Unidos confundió a muchos católicos en el mundo, por un lado actuaba como un político, por el otro como un misionero, su condena a las ideologías sin pensar en la que él representaba, su silencio en Cuba hacia los sectores de oposición al régimen comunistas de los hermanos Castro fue triste, en lo personal, indignante, fue obsequioso con los dueños de la ideología más criminal de nuestra América supuestamente para proteger los intereses de la ideología que él representaba.
Las ideologías no deben ser tomadas a la ligera, tienen un poder transformador en el individuo tremendo, pueden cambiar la personalidad del ser humano y su relación social.
Uno de los estudios que necesariamente tendrán que hacerse una vez superado este trauma del chavismo en Venezuela, es el daño moral y psicológico que esta ideología le ha causado a la familia venezolana.  
Las personas que se han dejado penetrar por esta corrosiva y tóxica ideología chavista, lo hicieron atraídos por su cubierta nacionalista y justiciera, probablemente esperando al líder, al conductor de sus vidas, tampoco es descartable que hubieran estado rumiando hacía tiempo un agravio o un resentimiento social, el asunto es, que una vez abierto a estas ideas de violencia y destrucción se embarcaron en un camino que solo le han traído rupturas, diferencias, divorcios y hasta crímenes. Lo peor del cuadro, es que estos sujetos juran que están haciendo bien, que son los otros los equivocados; hay una identificación de la ideología chavista con la ideología católica que la iglesia no ha podido resolver, aún cuando han sido sus víctimas propiciatorias y siguen burlándose de sus autoridades en el país, el chavismo pretende desplazar la ideología cristiana, sustituirla como han estado tratando de hacerlo en Cuba.
Afortunadamente nuestras autoridades eclesiásticas, las venezolanas, han tenido un desempeño valiente y frontal en contra del chavismo, pero no así hemos visto una respuesta del Vaticano y menos aún del Papa Francisco en quienes muchos, habíamos puesto esperanzas.
Su visita a Cuba fue un baño de agua fría para quienes creemos que la ideología católica es la que debe prevalecer en el mundo, no la del yihad, ni la marxista, mucho menos la chavista  o la castrocomunista.
El Papa perdió una gran oportunidad de hacer sentir el poder de la Iglesia en América, prefirió jugar al político, hacer concesiones y no llamar las cosas por su nombre, en una lucha mundial por el poder ideológico, la Iglesia Católica tiene una oportunidad de oro si maniobra en los términos de quien tiene la mejor visión del mundo, al callar, otorgó. –   
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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