El 22 de octubre de 1899 con la llegada de
los andinos al poder con la llamada revolución restauradora, se inició un ciclo
político en Venezuela, marcado por el
autoritarismo y la hegemonía, primero encabezado por el líder del movimiento
restaurador Cipriano Castro y luego personificado por el general Juan Vicente
Gómez, quien valiéndose de la delicada enfermedad que aquejaba a su compadre
Presidente y que no pudo ser atendida y resuelta por la incipiente medicina de
la época, al Castro emprender el viaje que lo llevara a Europa, procedió a hacerse del poder y mantenerlo por
casi treinta años, para imponer lo que
se conoce en el País como el Gomecismo.
Con la muerte del Benemérito en 1936, la
sucesión se llevó a cabo sin mayores contratiempos y el ex ministre de marina y
guerra Eleazar López Contreras, cumplidos los requisitos asumió la Presidencia
de la Repúblico, para un período de 5 años, conforme lo pautaba la Constitución
post Gomecista, ese lustro transcurrió sin mayores contratiempos, salvo los
ocasionados por el liderazgo estudiantil, que desde 1928 venían planteando las
ideas democráticas, las libertades y el pluralismo político, como forma de
gobierno para un País, que se debatía en la dictadura del régimen; cumplido el
mandato de López Contreras la continuación del Gomecismo se materializó con la
asunción al poder del general Isaías Medina Angarita, gobierno que mostró
algunas señales de apertura, pero la timidez de los cambios y la exigencia cada
vez mayor de democracia y de la elección universal, directa y secreta del
Presidente de la República, hicieron que el gobierno se debilitara cada vez
más, porque aunque Medina manifestaba estar de acuerdo con el paso a la
democracia, nunca se dispuso a asumir el
cambio Constitucional que permitiera elecciones libres y democráticas directas,
tanto del jefe del estado, como del Congreso Nacional.
El período que comenzó
en 1941 y que debía concluir en 1946, fue interrumpido por una rebelión cívico
militar, liderada por Rómulo Betancourt, quien respaldado por los mandos
militares que promovían el cambio a la
democracia, depusieron al general medina, quien sin disparar un tiro, prefirió
darle cauce al movimiento popular el 18 de octubre de 1945, para instaurar una
JUNTA REVOLUCIONARIA DE GOBIERNO con Betancourt a la cabeza, para iniciar desde
ese momento, el trienio de gobierno que abrió a Venezuela, para insertarla en
el siglo XX y colocarla a la altura de los cambios democráticos y la modernidad
que comenzaban a imponerse en el mundo y en América.
De esa verdadera REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA y
pacífica, devinieron las grandes decisiones republicanas, porque lo primero que
anunció el jefe de la junta, fue la convocatoria de una Asamblea Nacional
Constituyente, para refundar el estado, redactar una nueva Constitución y
establecer la elección universal, directa y secreta del Presidente, el Congreso
Nacional, las Asambleas Legislativas y los Concejos Municipales,
constitucionalizar el nombramiento del resto de los poderes públicos, legalizar
los sindicatos y comenzar un período corto de tres años, para masificar la
educación, asistir la producción agrícola, llevar programas de salud y
saneamiento ambiental, venezolanizar el petróleo y su renta con la política del
fifty fifty, darle el voto a la mujer y los analfabetas y consagrar en la nueva
carta, los derechos humanos, los derechos políticos y los derechos económicos,
que estaban ausentes y timoratos, en todas las constituciones que habían regido
a la Nación.
La grandeza y el talante democrático de Betancourt se vio plasmado
para la historia, cuando pudiendo plantearse la continuación en el poder,
finalizada la Constituyente que presidió el poeta Andrés Eloy Blanco, el mismo
redactó de puño y letra, la disposición transitoria, que impedía que los
miembros de la Junta Revolucionaria de Gobierno, pudieran presentarse como
candidatos, para las elecciones que habrían de convocarse en 1947. La historia
y hasta los enemigos de Betancourt, reconocen hoy el carácter democrático,
pacífico y de avanzada política, social y económica de esa histórica fecha del
18 de octubre de 1945 y el trienio que le sucedió.
“Quienes defienden el derecho a la vida de
asesinos, avalan la pena de muerte de ciudadanos inocentes” PSB.
Pedro
Segundo Blanco
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