"Queda
claro que para chavistas la devastación-país ha sido de tal magnitud, que
cualquier desmérito del capitalismo más salvaje y liberal, ha quedado en
lienzos comparado con estos 17 años de"razón revolucionaria"
En
su ensayo titulado "Adiós al chavismo", el escritor Roland Denis
(Aporrea. 28/09/2015), da fe de un chavismo en decadencia, que "se fraguó
como una apuesta subversiva que supo en su momento recoger todas las fuerzas
que quedaron pendientes, luego de los grandes fracasos de las izquierdas
armadas y reformistas". Intelectuales expro-Chávez decepcionados, que hoy
expresan su indignación como "un extraordinario sueño, que
frente a nuestras caras se nos convirtió en una pesadilla, en una especie de
maldición a la cual todas las tendencias que se dicen revolucionarias día a día
le proponen una salida". Expresiones criticas que es justo reconocer, son
ellos quienes mejor plantan cara a sus no menos cáusticos camaradas.
Si
una patología endémica padece Venezuela, y sobre la cual han disertado nuestros
historiadores desde Miguel Acosta Saignes, Andrés Bello o Rufino Blanco Fombona
hasta Vicente Lecuna, Vallenilla Lanz o Ramón José Velásquez, es el caudillismo
obstinado y voraz que ha atrapado nuestro presente en su pasado, truncando toda
categoría evolutiva de avance social. Revoluciones de todos los colores, que
culminaron en hombres encumbrados de pecho embanderado, donde el pueblo siguió
entre ternos y alpargatas, sin identidad y educación. Desde Bolívar, Boves el
taita, los Castro, Falcón o Guzmán Blanco, pasando por el benemérito, Pérez
Jiménez, CAP hasta Chávez, Venezuela ha sido arrastrada por esa visión castradora,
del "hombre a Caballo", del gendarme necesario, del Napoleón criollo,
que nos condujo a un frenesí por el hombre de poder. Es lo que alguna vez
resumimos como el"síndrome de Villa-Zolia" ("De Villa Zoila a
los Panchito Mandefuás" El
Universal, 30-12-2014), que no es más que la adoración por el generalote de
turno a quien endosamos todas nuestras esperanzas y todas nuestras adulancias.
Perverso proceso degenerativo donde triunfa la mediocridad y como apunta
Pocaterra (en sus Memorias de un Venezolano de la Decadencia), convierte al
"mentecato introducido, al Panchito Mandefuá, al poeta, doctor o letrado
vulgar, en un poetazo, un doctorzote, un súper letrado", por el hecho de
contar con la bendición del taita en palacio. Eso también nos cuenta dolido
Roland Denis, cuando alerta que "si hay un legado de Chávez realmente
oscuro, es el no haberse sacado de encima el caudillo que lo obligaron a ser
para convertirse en el dirigente con disposición a utilizar el mando de Estado
del sustrato gansteril...".
Otro
tema que denuncia el chavismo que "sale del closet" (dixit Aquiles
Esté), es cómo una horizontalización social a juro, como esa colectivización
utópica, nos condujo a una versión ladina del Estado-Bienestar, donde el
socialismo no ha sido más que tomar por asalto a Pdvsa y al BCV. El propio
Denis desde su óptica de hombre de izquierda, expresa su frustración por el mal
uso de las riquezas del Estado venezolano, y por la falta de una visión
moralista y reformista que diera realmente sentido a una legítima acción
social. "Cuando no hay visión de nación, no hay colectividades
profundamente morales (...) cuando ella [la nación] es simplemente una guerra
que se mueve entre discursivas grandiosas de heroísmos pasados y las ansias
desesperadas por tomar el control de las rentas de riqueza que deja el subsuelo
sortario, entonces pueden estar seguros que la "razón revolucionaria y
emancipadora" rápidamente se esfuma, como ciertamente ha pasado y con ella
lo mejor del chavismo" (Ob.cit). Queda claro que para los mismos chavistas
la devastación-país ha sido de tal magnitud, que cualquier desmérito del
capitalismo más salvaje y liberal, ha quedado en lienzos comparado con estos 17
años de"razón revolucionaria".
Otra
escritora como Maryclen Stelling, también reflexiona sobre los desprendimientos
del chavismo. En su ensayo el "Chavismo execrado" (Aporrea.
27/09/2015), lo describe como "un fenómeno relevante", donde un
pueblo sigue teniendo un sentimiento pro-Chávez, pero se siente en "otro
bando" del propio Chavismo. Al decir de la autora, el chavista execrado, "conforma una
categoría social de carácter disyuntiva, por cuanto la separación entre las
categorías es excluyente (...) algo así como buenos y malos, elegidos y repudiados". De tal forma que el chavismo estaría experimentando un proceso de distensiones, de
lo ideológico a lo cotidiano, que hace inocultable el malestar provocado con un
modelo que no sólo ha sido ineficiente en términos de productividad y
prosperidad, sino insaciable en términos de probidad, transparencia y poder. Y
Dennis concluye que "precisamente ese enorme vacío, ese contexto de
radical improductividad con que deja tirado el chavismo este país, puede ser al
mismo tiempo, el punto de partida de un nuevo brote soñador, sin caudillos ni
órdenes simbólicos preestablecidos".
A
partir de la palabra dicha, queda claro que estamos en presencia de un éxodo
incontenible del chavismo, que por no encontrar "otro bando", deja
abierta de forma reveladora, la tercera
vía. Un pueblo nuevamente en abandono, que no hay duda, no se dejará execrar.
Orlando
Viera-Blanco
vierablanco@gmail.com
@ovierablanco
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